Cogiendo al Oso
Mi parafilia es desvirgar culitos de hombres heterosexuales borrachos o drogados.
Mi amigo «el oso» se había puesto ya bien pedo, después de compartir dos botellas de vino en mi cuarto. Eran cerca de las 12 de la noche. Un amigo gordito muy agradable y jovial, 24 años, moreno, corpulento, masculino y hetero a ciencia cierta (sin dudarlo). Al verlo así, puse a escondidas unas pastillas de somnifero en unas galletas con queso crema que estaba preparando de botana para acompañar la tercera botella de vino, mientras él veía la TV.
Después de ver qué comía la galleta correcta, era cosa de esperar una media hora para que hiciera efecto. Y así fué, se empezó a relajar, mientras terminábamos la última copa. Sugerí concluir la convivencia, porque ya era tarde y él aceptó, pero al notar que no se podía parar, le dije que lo acompañaría a su habitación: estás bien pedo, no te vayas a caer, le dije.
Cómo buen amigo, lo acompañé a su habitación, lo recosté en su cama, le quité los zapatos y le pregunté si podía quitarse lo demás. Lo intentó y logró quitarse la camisa, pero tuve que ayudarle con el pantalón, dejándolo en bóxer. Me despedí, apagué la luz, hice como que ponía seguro a la puerta y esperé una media hora para que las pastillas hicieran efecto completo.
Al regresar, encendí la luz. Mi amigo «oso» estaba en posición fetal con su trasero cerca de la orilla de la cama. Esto me excitó. Lentamente me acerqué, bajé su boxer y contemplé un ano sin «estrenar». Mi dedo empezó a juguetear, tuve la precaución de usar lubricante con anestesia, ya que era virgen y no quería lastimarlo ni que se despertara.
Al poco tiempo logré meter mi dedo completo, luego dos. Después de un rato, su hoyito ya se había acostumbrado al mete y saca de mis dedos sin respingar. Era tiempo de darle algo más sustancioso, acerqué mi verga a su agujerito, e intenté meterla así de golpe. Estaba muy apretado y rico, sin duda mi cuate era virgen. Había metido solo la cabeza cuando escuché un quejido, por lo que me detuve un momento y la saqué y puse más lubricante. Traía un expansor anal, de esos que se van inflando poco a poco. Era como un pene de 20 cm pero delgado como mi dedo. Se lo fuí metiendo todo sin problema, y presioné la válvula para empezar a inflarlo. Era excitante ver cómo su culito se ananchaba lentamente, hasta el grosor máximo, mientras «oso» se quejaba. Se lo metía y lo sacaba, durante un buen rato, hasta que su ano se puso rojo ❤️.
Le puse mi pene de nuevo y está vez pude cogerlo hasta el fondo. Después de meter y sacar hasta que mis huevos chocarán con sus hermosas nalgas gordas, me vine dentro de él preñándolo con mi lechita.
Ya estaba por irme, cuando ví entre su boxer, que su verga se había parado. Una verga descomunal asomaba erecta casi rompiendo su boxer. Aunque dormía profundamente, seguramente la estimulación de la próstata había levantado a su soldado. Le saqué la verga y le di una mamada voraz. Su semen caliente y dulce no tardó en llenar mi garganta, causándome otra erección.
Aprovechando la excitación, me acerqué a su cara, puse mi verga en su boca y aunque tarde más deposité mi nectar en su boquita rica. Me despedí con un beso apasionado. Me alejé borrando toda evidencia. Mañana oso notaría un ligero malestar estomacal, quizás un breve dolor en su área rectal, pero nada que lo haga sospechar que anoche su culo tuvo marido. 😅
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