Como nunca deje la titularidad de mi equipo
Siempre fui un fijo en las alineaciones de mi equipo hasta que, ante mi sorpresa compartida por todos, siempre ocupe un puesto en el banquillo de suplentes y eso cuando era convocado.
A mis 14 años yo era un chico más alto de lo que correspondía a mi edad, fornido, rubio y con ojos azul muy claros . Mel había convertido en referente , capitán y titular fijo en la delantera del equipo de mi colegio, que participaba en el campeonato organizado por la federación de futbol de mi región. Mi equipo transitaba por mitad de tabla y, finalmente, el primer entrenador fue cesado sustituido por su ayudante. Este, un hombre joven (unos 30 años) se había caracterizado por no tener una buena relación conmigo, corrigiendo me constantemente posiciones y forma de jugar en la mayoría de ocasiones en contra de las opiniones del primer entrenador. Ya en el primer partido que dirigió me dejó en el banquillo , habiéndome quitado además previamente la capitanía. Este hecho se repitió varias jornadas seguidas lo que influyo en qué cada vez tuviera más rencor y menos ganas de jugar. Un día durante un entreno y a solas me dijo » deberías darte cuenta de que con tu actitud no conseguirás nada, tendrías que ser más amable» resaltando sutilmente está palabra. Las cosas siguieron por el estilo y fui cogiendo el hábito de quedarme en el vestidor hasta que todos mis compañeros se habían marchado, momento que aprovechaba para ducharme y acabar mi aseo personal marchando después a mi casa. Un día, estaba en la ducha, con ambas manos apoyadas en la pared, dejando resbalar el agua por mi espalda cuando oi la voz del entrenador que me decía «hola la ducha de mi vestuario no funciona y he venido a ducharme aquí , sigue con lo tuyo» . Se quitó la toalla quedando desnudo y mi asombro hizo que me quedara mirando fijamente un enorme pene que colgaba al menos 15 cm. «Que te pasa? Nunca viste un hombre desnudo?» . Yo, con voz temblorosa acerté a decir » no como usted» . El agarró su miembro y dijo «te refieres a esto?» . Yo, sin decir palabras asentí con movimientos de cabeza. «Pues esto no es nada. Ven , cógela y acaricia la y verás» . Así , en estado casi hipnótico, lo hice y aquello fue poco a poco creciendo hasta convertirse en un pene de más de 25 cm gordo y lleno de venas. Entonces el entrenador me cogió por mi cuello y comenzó a besarme metiendo cada vez más adentro su lengua en mi boca y rozando con fuerza su pene con el mío, también erecto ya y, aunque de buen tamaño, nada que ver con el suyo. Sus manos acariciaban mi espalda hasta que llegaron a mi culo y , sin que me diera cuenta, empezó a meterme un dedo dentro notando yo una sensación muy agradable, Llevábamos un rato así cuando me puso las manos en mis hombros haciendo que me pusiera de rodillas. Cogió su enorme pene y me lo metió en mi boca . Al principio me dio un poco de asco y ahogo pero, poco a poco, me fue gustando más y acabé dejando que entrara en mi boca una buena porción de su pene. Al cabo de un rato comenzó a jadear y , de forma súbita, se me lleno la boca de una cantidad tremenda de semen que no tuve más remedio que tragar porque no hubo forma de que retirará el pene hasta que acabo por completo. Crei que se había relajado pero casi sin pausa cogió mi pene , se lo metió en la boca y me estuvo chupando y lamiendo hasta que estalle llenando su boca con mi esperma. Quedamos abrazados acariciándonos y besándonos cuando su miembro volvió a ponerse erecto. Me dijo entonces » ven date la vuelta y ponte a cuatro patas» . Separó mis nalgas y comenzó a lamer mi ano, cosa que me produjo gran placer, notando que cada vez colocaba más saliva y que mi ano, relajado, dejaba entrar su lengua. Antes de que me diera cuenta la cabeza de su pene estaba hurgando mi ano de forma suave y de pronto note como aquella enormidad entraba por completo dentro de mi. Note un gran dolor al principio pero, poco a poco, el dolor fue sustituido por un placer como jamás había pensado que fuera posible experimentar. Siguió entrando y saliendo hasta que noté varias pulsaciones junto a gemidos de placer de mi entrenador. Cuando salió su pene de mi ano me salió una gran cantidad de esperma que cayó al suelo de la ducha. Nos sentamos en el suelo uno junto al otro dándonos besos suaves y dulces. Finalmente nos duchamos y enjabonamos juntos, nos vestimos y nos despedimos con un beso. Recupere la capitania y la titularidad. Sigo con mi hábito de quedarme el último y sorprendentemente la ducha del vestuario del entrenador sigue estropeada , lo que le obliga a venir cada día a ducharse conmigo.
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