Con la hermanita de mi novia
A los 17 años desvirgué a la hermana de 12 años de mi novia.
Mi nombre es Gustavo, y les voy a contar algo que hice cuando tenía 17 años. En ese tiempo andaba con una chava de nombre Elisa, muy guapa. Incluso ya habíamos hecho el amor varias veces. Andabamos desde hacía casi un año. Realmente disfrutaba mucho el tener relaciones sexuales con ella. Eso sí, siempre usé condón para darle rienda suelta a nuestra lujuria. Yo me quedaba solo muy seguido en mi casa, así que ahí aprovechavamos.
Pero bueno Elisa tenía una hermana de nombre Catalina, que entonces tenía doce años. Bastante desarrollada esa niña para su edad. Ya tenía los pechos marcados. Siempre ibamos los tres juntos cuando saliamos de la escuela. Obviamente, Elisa y yo ibamos a la prepa mientras que Catalina estaba en la secundaria, que estaban muy cerca una de la otra. Al principo no me fije en esa niña, pero conforme pasó el tiempo, me di cuenta de que me miraba con ojos de que le gustaba. De entrada, me pareció diveritdo que le gustara a una niña de esa edad, seguramente yo sería su amor platónico. Sin embargo, conforme pasó el tiempo, me di cuenta de que realmente me gustaba. Un día, sin darnos cuenta, cuando estabamos los dos solos, nos dimos un beso, era aparentemente muy inocente, nadie se dio cuenta. Ella se fue apenada, pero a mí me gustó mucho. Deseaba más de esa niña.
Pasó algún tiempo de eso. Un día, cuando llegaba a mi casa, Catalina estaba ahí, esperando en los escalones de la puerta. Ella me habló con un tono seductor, diciendome que se había dado cuenta cómo la miraba y que estaba dispuesta a ser mi amante, a escondidas de todo el mundo. Le di un beso aparentemente muy inocente, pero mi mente cochambrosa tenía algo más en mente: llevarla a la cama para cogermela. En aquella ocasión no se pudo puesto que ella se fue muy rápido, así que no fue posible llevarmela a la cama. Para ganarmela, comencé a hacerle regalitos y otras cosas, le daba besos en los labios. El objetivo final era hacerla mi mujer, ser el primer hombre en su vida.
Un día, estando yo solo en mi casa, tocaron a la puerta. Era Catalina que iba a buscarme. Decidí que ese sería el día en el que finalmente disfrutaría de las mieles del placer sexual con ella, por lo que la invité a pasar. No podía dejar pasar la oportunidad de aprovecharme de ella. Me tomó como 20 minutos convencerla de que hicieramos el amor. Y fue cuando comenzamos a besarnos. Catalina era bastante inexperta en eso, pero a mí me encantaba cómo besaba esa niña. Lentamente, nuestras ropas nos fueron estorbando.
Catalina, como cualquier niña que está a punto de perder la virginidad, se mostraba tímida para continuar con el ritual de Eros. Estaba ansioso por penetrar a esta niña, así que en cuanto los dos quedamos en paños menores, le quité las braguitas, saqué mi pito erecto, hasta se le notaban las venas, lo acomodé en la entrada de su panochita y comencé a penetrarla lentamente. La punta de mi verga ya estaba adentro cuando Catalina comenzó a gemir. Me detuve un momento para preguntarle si estaba bien, me dijo que sí, así que continúe metiendo mi pene dentro de ella. Las ansías me ganaron, así que en un momento de mucha excitación y lujuria decidí introducir mi pito entero dentro de la niña.
Nunca había tenido mi verga en una panocha tan estrecha. Estaba húmeda y calientita, como se suponía debía estar. Pero saber que estaba con una niña, alguien con quién no debía estar teniendo sexo, lo hacía más interesante. Comencé a bombear lentamente, tratando de contener la eyaculación lo más que pudiera. Catalina estaba gimiendo, era evidente que estaba perdiendo la virginidad conmigo. No sé cuánto tiempo pasó, pero un segundo después comencé a sentir el orgasmo, quería aguantar lo más que pudiera, pero en seguida sentí como el chorro de semen bombeaba mi verga y entraba dentro de la niña.
Dios, fue uno de los mejores días de mi vida, la panochita tan estrella de Catalina era un paraíso. La niña estaba impresionada por lo que acababa de vivir. Tardó una media hora en recuperarse. Cuando estaba vistiendose de nuevo, le pedí que no le dijera a nadie lo que acababa de pasar. Ella me dijo que sí y salió de la casa. No fue la única vez que ella y yo hicimos el amor.
Gracias que lindo , yo también he disfrutados de cuñadas