CONFIESO MI INTEMPESTIVA INFIDELIDAD
Hola amigos, para desahogarme de mi infidelidad he decidido compartir con ustedes lo que inició finalizando el año pasado. Para ubicarlos en contexto les cuento soy una mujer de treinta y dos años, me case hace cuatro años, mi esposo es una excelente persona, tiene treinta y siete años .
Hola amigos, para desahogarme de mi infidelidad he decidido compartir con ustedes lo que inició finalizando el año pasado. Para ubicarlos en contexto les cuento soy una mujer de treinta y dos años, me case hace cuatro años, mi esposo es una excelente persona, tiene treinta y siete años y nuestra relación personal e íntima siempre ha sido bastante armónica. En estos cuatro años, existieron coqueteos de algunos hombres, pero me mantuve fiel al compromiso que hice con mi esposo.
Como pensábamos tener un hijo me retire de trabajar, me hice toda clase de exámenes, pero fue pasando el tiempo y no he quedado en embarazo, el médico me dijo que podía influir la ansiedad de tener el hijo y me recomendó mejor volver a trabajar en algo que no fuera muy exigente, pudiendo ser de medio tiempo o hasta en casa.
Comencé a explorar opciones y pronto me aceptaron donde había trabajado antes en un cargo diferente al que estuve antes. La persona a quien debo reportar es muy amable y trabajar con él es particularmente agradable. Finalizando el año ya llevaba dos meses en el cargo cuando llegó el momento de entregar el presupuesto para el año siguiente. Mi jefe me propuso que hiciéramos un esfuerzo para terminar a tiempo este documento y en los primeros días de diciembre trabajamos varios días hasta tarde. Esta cercanía hizo que se creara mucha confianza entre los dos, además, él aparte de ser una gran persona, también es atractivo, viste impecable y siempre usa una loción que me fascina. De manera que estar trabajando a su lado, sin darme cuenta comenzó a hacerme sentir un gusto especial y creo que esta sensación inconsciente, termino por ser el inicio de una naciente atracción física.
En la fiesta de fin de año de la empresa, todo el tiempo estuvimos juntos, bailamos varias veces, no nos faltaron temas para compartir y encontrándome en medio de sus brazos sentí como revivir aquella época que estuve de novia con mi esposo
Cuando terminó la reunión mi jefe se ofreció a llevarme a casa y acepte porque había tomado algunas copas y considere mejor dejar mi auto en el parking de la empresa. Al salir, por el camino él me dijo que había estado muy contento con mi compañía y yo le dije que también me había sentido muy bien. Él tomó mi mano y yo me estremecí como si fuera mi primera salida de novia. Creo que esto fue producto de esa atracción inconsciente que venía naciendo desde el día que me reincorpore a la empresa.
Se me ocurrió, confirmar si él había estado contento en la fiesta y me dijo… si con tu compañía se me paso el tiempo volando lástima que se hubiera acabado tan temprano, y sin pensarlo mucho le dije, te podría ofrecer una última copa en mi departamento, pero posiblemente te esté esperando tu esposa.
Y su respuesta fue… No, no hay problema, ella está en una fiesta de amigas para despedirse del año, ellas son muy fiesteras y seguramente antes de la dos de la mañana no va a llegar a casa.
Esa noche la suerte estaba de nuestra parte porque mi esposo se encontraba fuera de la ciudad en asuntos de su trabajo y precisamente ese día en la mañana me había confirmado que se demoraba en regresar mínimo hasta el fin de semana.
Llegamos al lugar donde vivo y como es un edificio inteligente, no hay vigilante que esté atento de la vida de los propietarios, entonces mi jefe estacionó el auto, subimos a mi apartamento y al entrar me felicito por la belleza de mi apartamento y yo me sentí muy orgullosa.
En consideración a mi oferta de licor, traje la botella y dos copas y él fue quien se encargó de servir. Luego de alcanzarme una copa dijo… brindemos por esta maravillosa noche. Hasta el momento no tenía claro hasta donde íbamos a llegar esa noche, aunque la verdad era que mi concha estaba muy húmeda, por eso fui a mi habitación y me cambié el panty.
Al regresar mi jefe estaba de pie esperándome y apenas me acerque me abrazo, sus brazos rodearon mi cintura y los míos rodearon su cuello, en estas condiciones que más él podía pedir si le estaba entregando total libertad. Iniciamos un beso profundo y prolongado, que luego motivó caricias de él en todo mi cuerpo y por supuesto mi excitación creció más y pensé, de nada sirvió que hubiera cambiado mi panty si ahora estará más mojado que antes.
Después de los besos y las caricias, mi jefe comenzó a despojarme de la blusa y mis senos aparecieron bajo mi sujetador y él pronto soltó el broche ubicado a mi espalda y yo no tuve más que sacar mis brazos del sujetador, para que éste cayera al suelo y mis senos quedaran a su disposición. Luego de admirarlos y acariciarlos con sus manos, comenzaron masajes con su boca, que me enloquecieron. Los besaba, los succionaba y por momentos mordía suavemente mis pezones llevándome a un estado de excitación que ya no pude controlar.
Yo quería sentir la piel de su cuerpo y le quite la camisa, luego el contacto de su cuerpo con el mío fue como un choque eléctrico. En ese momento mi voluntad estaba dejando de existir y la entrega fue inminente.
No paso mucho tiempo para que él aflojara el cierre de mi falda, la cual cayo al piso sin mucho esfuerzo. En ese momento me encontré vestida solo con mi panty, nuevamente húmedo, mi liguero, mis medias de nylon y parada sobre unos zapatos negros de tacón alto.
Él se retiró al menos un metro de mí, me observo de arriba abajo, y dijo… tienes un cuerpo maravilloso, envidio a tu esposo que puede tenerte a su lado todo el tiempo que quiera.
Y yo respondí solo… Gracias
Él para estar a tono, se quitó los zapatos, bajó el cierre de su pantalón y también se lo quitó. A continuación, regresamos a disfrutar un prolongado beso, en medio del cual mi pelvis sintió más intensamente su verga erecta.
Aún había más para esa noche, de manera que lo llevé de la mano a la habitación matrimonial donde tenemos una cama king size, él me quito el panty y yo lo despoje de su bóxer y al hacerlo saltó su deliciosa verga y estando arrodillada frente a él, la tomé con mi mano, la masajee unos segundos y después de darle unos besos, empecé a meterla en mi boca, algo que nunca hice con mi esposo porque él es muy tradicional y jamás practicamos sexo oral.
Me engolosine con su verga y no deseaba parar, siendo la primera vez, no quería perder la oportunidad. Pero él me detuvo, me levanto, me pidió que me acostara y cuando lo hice, separó mis piernas y él sumergió su cabeza en mi sexo y sus labios y lengua comenzaron a hacer maravillas. Por momentos sentí una penetración de su lengua en mi concha y luego pasó a succiones y caricias con su boca en mi clítoris y a este ritmo empecé a disfruta algo tan especial que nunca experimente con mi esposo, llevándome a un estruendoso orgasmo en el que perdí al menos por medio minuto la conciencia, sintiéndome volar gracias a la excitación total de mi cuerpo.
Él al escuchar mi escandalo se detuvo, me dejó reposar y a continuación deslizo su cuerpo sobre el mío, al tiempo que yo separé mis piernas y cuando nuestros sexos se encontraron sentí como su verga tocó mi concha, primera vez desde que me casé, sentía la verga de otro hombre, que no fuera mi esposo.
Por un milisegundo, pensé en detener la penetración, pero no era justo después del orgasmo que él me había regalado dejarlo excitado y frustrado. Entonces deslice mi mano por en medio de nuestros cuerpos tome su verga la lubrique en mis abundantes flujos y la ubiqué a la entrada de mi concha.
Él comenzó suavemente la penetración entrando y saliendo poco a poco y así continuó hasta que tocó fondo. No sé porque estaba experimentando tanto placer al sentir su verga entrando en mi cuerpo, si en el pasado muchas veces lo hizo mi esposo.
La excitación fue creciendo, entonces levante mis piernas y las cruce rodeando la cintura de mi jefe, como si no quisiera que se fuera, pero en realidad con esto quería tener una penetración más profunda. Al comienzo fue suave acompañado de besos intensos, y luego, el crecimiento de la excitación fue mutua, confesándonos que desde hacía días los dos estábamos deseando compartir estos momentos de intimidad.
Como aún no era media noche y estando presente el deseo de estar juntos compartiendo sexo, compartimos otras copas en medio de una conversación de novios y luego sus caricias me motivaron, le correspondí con un beso y él me pidió me acomodara de perrito, algo nuevo para mí, porque mi esposo nada de innovación o variación siempre lo mismo.
Él se acomodó detrás de mí y su verga fue perdiéndose en mi concha y así sentí mayor penetración, además que el mayor grosor comparada con la verga de mi esposo, me hacía sentir que tenía un macho dominándome. Él me tomo por las caderas y las penetraciones iniciales fueron creciendo en su rudeza, lo cual me gusto y le pedí que me follara con más intensidad y él se esmeró por darme gusto, alcanzando un nuevo orgasmo, mientras él resoplaba a mi espalda y a continuación dejo toda su carga de semen en mi interior. Nos quedamos pegados un par de minutos hasta cuando su miembro se recogió y salió, comenzando a fluir su semen de mi concha.
Después de esta segunda oportunidad, él consideró que ya era hora de irse a su casa, además debíamos trabajar al día siguiente. Cuando quedé sola y habiéndome pasado un poco el efecto del licor, recapacité sobre lo que había hecho, pero no me arrepentí porque disfruté al límite el placer del sexo.
Al día siguiente, llegue primero que mi jefe y al encontrarnos me saludo muy efusivo y me dijo al oído, jamás olvidare la pasada noche. Y le respondí… yo tampoco, más tarde hablamos.
La atracción era tan intensa que fuimos a almorzar, algo muy normal en otros días porque a veces lo hacíamos, pero ahora había una gran diferencia y era lo que los dos sabíamos que había sucedido la noche anterior y aprovechando que mi esposo regresaría hasta el sábado, al terminar la jornada a las cinco de la tarde, le propuse a mi jefe ir a mi departamento y él con una sonrisa gigante me dijo…conozco el camino, ve adelante, termino un par de cosas y te voy a visitar.
Me fui a mi departamento y para recibirlo cambié mi vestuario por una super minifalda, una blusa semitransparente sin sujetador debajo. Aliste un par de copas y la botella de tequila, para motivarnos.
Media hora después de haber llegado él me estaba avisando para que le dejara entrar su auto al parking. Con solo saber que ya había llegado mi concha se humedeció, la excitación comenzó a subir de tono. Apenas entro a mi departamento nos trenzamos en un beso acompañado de caricias y ahora él podía disfrutar de mis senos sin ningún obstáculo. Pero nos detuvimos para compartir una primera copa de tequila que nos estimuló a seguir con nuestra fiesta privada.
La excitación mutua era tan grande que no paso mucho tiempo en que permaneciéramos vestidos, una a una las prendas fueron quedando en cualquier parte y cuando nuestros cuerpos estaban en almendra, se pegaron y la sensación de su temperatura me enloqueció más.
Nos fuimos a mi habitación a disfrutar de un delicioso sesenta y nueve en el que mi jefe se lució besando chupando y succionando mi concha , en especial mi clítoris y al elevar mi excitación me aferre a su cuerpo y deje que su verga por momentos entrara hasta mi garganta, luego la sacaba y volvía a mamarla con mucha efusividad, deseaba excitarlo al límite para que se corriera en mi boca pero no lo logre y terminamos cambiando a la posición de perrito, él penetro mi concha, me tomo por las caderas y comenzó a mover su pelvis entrando y saliendo con suavidad, pero poco a poco aumento la velocidad y yo le pedí me follara con rudeza, así lograría un segundo orgasmo. En la habitación solo se escuchaban mis jadeos y el golpeteo de nuestros cuerpos, más adelante se complementó con el resoplar de la respiración de mi jefe llegando al límite afortunadamente al tiempo yo estaba disfrutando mi segundo orgasmo que tanto deseaba.
En ese instante, sentí como mi concha se llenaba con su semen, el cual permaneció dentro hasta cuando nos separamos y comenzó a fluir descendiendo por la parte interior de mis piernas. Con mi mano recogí su semen y lo esparcí por toda mi concha y él al verme sonrió diciendo… veo que lo disfrutas. Le dije… si me gusta sentir tu semen en todo mi sexo. Luego regresamos a la sala y tomamos otra copa de tequila y nos volvimos a trenzar en besos y caricias como dos novios.
Así en medio de conversaciones excitantes y hasta morbosas disfrutamos del sexo todo lo posible hasta cuando me dijo que debía irse para su casa. Le propuse se bañara para que no llegara a su casa con olor a sexo y él lo acepto, pero me invitó a que lo acompañara.
Bajo la ducha lo enjabone y luego él a mí y cuando su verga se volvió a erguir se puso a mi espalda y desde allí pasando el jabón por mis tetas me las acariciaba rozando constantemente mis pezones, lo cual volvió a excitarme mientras su verga se paseaba por en medio de mis nalgas tocando constantemente mi culo.
De pronto él deslizó su mano por el medio de mis nalgas y uno de sus dedos comenzó a penetrar mi culo. Luego tomó el frasco de acondicionador del cabello puso una cantidad en su mano y lubrico su verga y mi culo. A continuación, su verga comenzó a tratar de penetrarme y como ya estaba excitada le colaboré sin pensarlo dos veces y de pronto sentí presión cuando su glande comenzó a entrar, pero luego disminuyo la presión y sentí como su verga se perdía dentro de mi totalmente. Él me pidió me inclinara un poco y yo puse mis manos contra la pared y al hacerlo la penetración fue total. Le pedí esperara un momento mientras mi culo asimilaba su verga y cuando estuve lista yo misma comencé a mover mi cadera hacia delante y atrás empezando a sentir una sensación nueva y excitante.
Como la sensación no aumentaba le pedí me follara con rudeza y el agarrándome de las caderas inició una atroz penetración que elevó mi lívido en segundos y comencé a gemir como una gata en celo, sobre lo cual al terminar él me dijo que lo había excitado mucho.
Terminamos de bañarnos y para no volver a empezar, solo nos dimos un besito sencillo y nos despedimos muy felices.
Después de ese día pasaron dos semanas sin nada hasta cuando mi esposo volvió a viajar, pero fue corto el encuentro porque la esposa de mi jefe lo esperaba en casa. Los dos creemos que es solo atracción física, pero la pasión es muy intensa. Vernos en la empresa es un suplicio por no poder estar juntos y follar hasta el cansancio.
Desde la primera follada han transcurrido un poco menos de tres meses y de pronto noté que tenía un retraso del periodo, imaginé que estaba embarazada y no sabía de quien, porque mi esposo me estuvo follando y hasta tuve que simular un orgasmo. pero ayer cuando escribía este relato sentí humedad y me di cuenta que finalmente me llegó el periodo.
Estoy pensando muy seriamente después de esta locura, mejor cortar a tiempo porque podemos dañar dos matrimonios, y de pronto quedar embarazada de quien no debo. Hasta aquí mi relato que me ha ayudado a desahogar y hasta recapacitar. De pronto, pero con todas las precauciones, puede que me arriesgue a otro encuentro de pasión y si lo hago les compartiré.
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