Constricción Anal
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Natalia tiene tres amigas inseparables desde que era una niña. Johi, Mati y la Boa. Nunca he entendido muy bien porque le dicen la Boa, las otras chicas simplemente se limitan a llamarla así, menos Natalia, que la llama por su nombre verdadero, Beatrix. Hay algo secreto en el nombre de la mujer que me desconcierta, algo perverso ya que Johi y Mati se refieren a ella con algo de perversión y deleite, y es que el cuerpo de la Boa suscita todas las perversiones posibles, ojos color miel, cabello castaño claro, la piel blanca y lozana, los labios siempre húmeros y rojizos, los senos medianos y firmes con unos pezones paraditos que penetran las blusas escotadas que usa, un vientre plano y trabajado, y un trasero descomunal que queda apretado en los jeans que se pone. Yo trato de no pensar en el trasero de la Boa, ya que amo a Natalia, y mi novia no tiene nada que envidiar a Bellatrix, aunque su trasero y sus senos sean más pequeños, el caso es que a veces no puedo evitar mirar el culo de la Boa, ver como la tanga se aprieta contra su piel debajo de los jeans…mi pene se para con sólo pensar en ella.
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Mi nombre es Cristian, pero me llaman Cris. tengo 22 años, un cuerpo trabajado por largas horas en el gimnasio, estudio Lenguas en la universidad y tengo una relación con Natalia desde hace tres años. Mi pene, mi pene es grande y jugoso, mide 23 centímetros de largo y es bastante grueso, tanto que Natalia no puede cerrar su mano alrededor de mi miembro viril, y cabe muy apretado en su boca. Amo el sexo, y mi fantasía siempre ha sido penetrar analmente a Natalia, pero ella se resiste por el tamaño descomunal de mi miembro ya que teme que la desgarre o le perfore el ano. Las amigas de Natalia la visitan con frecuencia, hoy han venido ya que han acordado salir todas juntas al centro comercial, sin embargo Natalia ha decidido tomar una ducha y yo debo esperar junto a ellas en la sala.
Johi y Mati visten camillas sencillas y el frío ha hecho que sus pezones se marquen contra la tela. La Boa lleva una blusa sin mangas rosada y escotada que deja ver sus senos deliciosos, y unos shorts que dejan al descubierto la mitad de sus nalgas. Es imposible no mirar su culo paseándose de un lado al otro de la sala mientras espera, además sus labios vaginales se marcan contra la tela y despiertan en mi deseos de penetrarla ahora mismo. Ella lo nota, y se dirige hacia mi.
-Parece ser que siempre has querido esto-dice
-No, no, lo siento, siento haber estado mirando..- pero no me deja acabar de decir la frase cuando las tres chicas ya se han parado de sus puestos y están arrodilladas frente a mi. Johi pone una se sus manos en mi entrepierna y da un pequeño golpecito. Siento algo de dolor en los huevos y sin embargo es excitante, mi pene comienza a ponerse duro. La Boa lo nota y mira con complicidad a los otras chicas. En un santiamén he sido despojado de mi ropa, y estoy desnudo y con el pene erecto agitándose de arriba a abajo en mi entrepierna. Ellas sonríen.
-Que buen pene tienes. Nata no se enterara de esto- dice Johi, y entre las tres comienzan a lamer mi miembro viril, chupan con fuerza mis testículos, las tres me dan una mamada formidable, mi pene está duro como una piedra, y la saliva y el líquido preseminal desbalan por la carne hasta mis bolas. la Boa se divierte con mi glande, a veces muerde un poco y sonríe perversamente. Yo pienso en resistirme, pero el placer es superior a todo, y simplemente me dejo llevar por el deseo y el olor a sexo que desprenden los cuerpos de las tres mujeres. La Boa me mira fijamente a los ojos mientras chupa mi pene.
Las otras dos chicas se han recogido el cabello y pasean sus lenguas por el tronco grueso de mi pene. A veces, Mati aprieta mis testículos con violencia, lo que hace que me retuerza de dolor, y sin embargo el placer es superior, La Boa me mira, se ríe con malicia. Ella se pone de pie mientras las otras dos chicas continuan lamiendo mi erección, mi pecho está lleno de sudor, los rostros de las chicas están empapados en saliva y líquido preseminal. A veces veo como un poco de mi líquido se escurre por las comisuras de la boca de Johi y no puedo evitar sentir excitación. Mientras tanto Natalia sigue en la ducha, me pregunto que pasaría si saliera y nos encontrara así, ¿se uniría a la orgía? de seguro no, ella nunca habla de mi pene a sus amigas, ya que sabe lo golosas que son, sabe que ellas querrían seducirme y follar salvajemente su supieran que mi miembro es de un tamaño descomunal…bueno, parece que ya es muy tarde. La Boa baila frente a mi, se ha subido la blusa encima de los senos y su espalda a quedado descubierta, cómo me prende su cintura, la forma en la que balancea ese culo redondo y grande, quiero eyacular sobre su espalda, dentro de ella, quiero cumplir la fantasía que Natalia no me permite, sentir el placer de la penetración anal. Parece que la mujer leyera mi mente ya que se despoja con facilidad de los shorts, su sexo húmedo deja caer algunas gotas sobre el piso, ella se escupe en la mano y comienza a dilatar su ano con dos dedos, luego tres, no pasa mucho tiempo para que su ano delicioso esté abierto y dispuesto a que mi pene la penetre. Las otras chicas continúan con su tarea, yo estoy muy cerca de eyacular, voy a venirme, siento el semen subiendo por el tronco de mi pene y es entonces cuando Mati, que sostiene mi erección con su mano, siente que la eyaculación se aproxima y golpea mis testículos con su puño cerrado.
-Aún no Cris-dice Mati
Yo me retuerzo de dolor, y el semen queda retenido dentro de mi. Me arden los huevos como nunca. Las tres chicas simplemente se ríen. La Boa balancea su descomunal trasero frente a mi, lo acerca a mi cara y yo lamo su vagina humeda, mi boca se impregna de sus jugos, luego, mi lengua juega con su ano, entra y sale de él.
-¿Listo?-pregunta la Boa. Ella se acerca despacito y se sienta sobre mi erección. Mi pene entra en su cuerpo totalmente. 23 centímetros de miembro viríl entran y salen. Las otras chicas escupen en el ojete de la boa y sobre mi pene para lubricar. Es extasiante el olor de su cuerpo, sus jugos vaginales bañan mi vientre y se escurren hasta alcanzar mis testículos. Ella gime, siento como mi pene toca las paredes de su ano, como mi pene entra y sale de su jugoso trasero. Las nalgas de la Boa suben y bajan golpeando mis testículos al llegar abajo. La Boa, ¿por qué le dirán así?…si tan sólo lo hubiera sabido antes.
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La Boa Constrictor es una especie de serpiente Americana, cuya habilidad es la de matar a sus presas apretandolas con su cuerpo hasta estrangularlas. A Belatrix le dicen la Boa porque es una devoradora de penes. Su ano constrictor aprieta los penes de los hombres que la penetran con una fuerza descomunal, y, dependiendo de las circunstancias o de su benevolencia, puede dejar vivir o no un pene dentro de su ano. Recordé a la serpiente Americana y la relacione con la naturaleza de la puta que tenía encima cuando ella comenzó a apretar mi pene con su ojete. Primero eran apretones fuertes y excitantes, cerraba su ojete entorno a la carne de mi pene mientras se besaba con Mati apasionadamente.
Sin embargo la intensidad aumentaba, los apretones de su ano sobre mi pene eran cada vez más fuertes e iban dejando marcas circulares rojas en tono a mi erección. La carne de mi pene estaba algo magullada, sin embargo sabía que podía resistirlo. Cuánto hubiera dado por que Natalia saliera del baño y nos descubriera así, quizás mi pene y mis testículos hubieran tenido salvación.
Yo soportaba el dolor como un hombre, trataba de deleitarme con el chasquido que producía mi pene entrando y saliendo de su culo. Con las lamidas que Johi y Mati daban al tronco de mi pene y mis testículos, sin embargo el dolor y la desesperación crecían conforme pasaban los minutos.
-Para, para-dije. Detente por favor, me estás haciendo daño. Grité. Pero la Boa seguía riendo y las otras chicas habían empezado a sonreír macabramente, yo intentaba en vano sacar mi pene del ano de la chica, pero cada vez que empujaba hacia afuera, ella apretaba más y sentía la fricción de la piel de mi miembro con el ojete de la chica. La Boa cabalgaba con confianza sobre mi pene mientras que las otras chicas sobaban su culo y tenían sonrisas expectantes, esperaban que llegara el momento clave.
-¿Qué pare?- dijo la Boa. jajajaja, no creerás que voy a detenerme, no sabes el maldito placer que me causa esto. Pude ver los labios sangrantes de la Boa. Al parecer el placer era tanto que se mordía los labios y se apretaba los senos con fuerza a cada orgasmo anal que había tenido, sus tetas estaban llenas de marcas de uñas y sus pezones estaban rojos.
-Está bien, voy a detenerme- dicho esto su ano liberó una gran parte de mi pene. Sin embargo, dejó atrapado adentro mi glande. Su culo parecía un vórtice del cual sólo salía aquello que ella permitía. La Boa apretaba con su ano la punta de mi miembro, impidiendo el escape.
-¿Lo harás?- ¿en serio lo harás? preguntaba Mati con algo de preocupación. Mira que es el novio de Natalia, ella está aquí, a unos pocos metros, no deberías…
-¿No debería?- dijo la Boa. Claro que debo, ella no debe tener por novio a un tipo que se la pasa masturbándose pensando en el trasero de una de las amigas de su novia. Él pudo evitar esto, pudo haber corrido, si quisiera respetar a Natalia, es un perro chicas, saben lo que le hago a los perros como él.
Yo sabía que era cierto, sabía también que mi pene atrapado tendría que pagar las consecuencias. El ano de la Boa ya no estaba lubricado, estaba seco, así que si alguno de los dos intentaba moverse le haría daño al otro con la fricción de los cuerpos. Ella lo sabía, ya que se dejó caer un par de centímetros, se escurrió sobre mi pene dos centímetros, sin embargo eso fue suficiente para romper mi frenillo. Cuanto dolor…
-Ahhhhhhhhhhhhhhh, Ahhhhhhhhhhhhh, Noooooooooooooo. gritaba, pero las chicas callaron mis gritos metiendo sus pantis húmedos en mi boca. Un hilo de sangre comenzó a bajar por el tronco de mi pene. Boa la constrictora apretaba mi erección con su ano fuerte, adentro, mi glande seguía duro, sin embargo el frenillo desgarrado palpitaba con violencia, y la sangre salía por el ojete de la Boa sin consideración.
-Natalia, Natalia, mi pene…-decía, pero las tangas de las chicas acallaban mis gemidos.
-Mira pobre diablo, lo que le hago a tu amado pene. dijo la Boa, y justo ahí donde estaba apretando, en el lugar en el que comenzaba la cabeza de mi pene, apretó con toda su fuerza. Sólo entonces comprendí su poder, el poder de la constricción anal, al sentir como el cuerpo cavernoso de mi pene se destruía por completo en esa parte de mi miembro. Vi como el ojete de la Boa se reducía al tamaño de una canica, y así mismo, el grueso de mi pene se comprimía a un diámetro de un centímetro. La cabeza de mi pene estaba muerta.
Mati y Johi comenzaron a escupir el tronco de mi pene y el ojete de la chica. Ella iba a acabar su trabajo, ella iba a apretar a lo largo de mi erección, buscaba destruir mi pene, demoler los cuerpos cavernosos y la uretra con la fuerza de su culo.
-Natalia, Natalia, por favor, haz que paren…pero Natalia apenas debía estar saliendo de la ducha envuelta en una toalla. La Boa bajaba por mi erección y a cada centímetro que su ano recorría sobre mi miembro adolorido, ella iba apretando en un frenesí sexual, creí que en cualquier momento mi destruido pene iba a partirse en dos, que en una de las constricciones de la Boa sobre mi miembro, este simplemente iba a quedar incrustado en su ano, separado de mi cuerpo.
-Dejame intentarlo Boa- dijo Johi. Me has entrenado bien, he probado esta técnica en los penes de muchos hombres, aún no soy capaz de arrancarle el pene a un hombre con la fuerza de mi ano, tal y como tu lo haces, pero podría intentarlo…
-Está bien-
-No, no me arranquen el pene por favor- muchachas, por favor, mi novia, follo con ella a diario, no lo permitas por favor Boa, no lo hagas.
-Inténtalo Johi- La Boa salió de mi erección y al fin pude ver la masa deforme en la que se había convertido mi pene. Torcido a cada tramo, mi erección se había reducido a unos doce centímetros, veía los moretones de la sangre en el tronco de mi pene, y veía la cabeza reducida mi miembro, negra por el tremendo apretón que la Boa le había dado. Lo único que se mantenía intacto era la base de mi pene, unos cinco centímetros que mantenían su grosor original y en los que aún tenía alguna sensación.
-No lo mires así dijo la Boa- nos ha dado un gran placer, ya no volverás a tener una erección, y si lo logras será luego de innumerables operaciones y trasplantes.
Yo lloraba mientras veía la deformidad en la que se había convertido mi pene. Johi ya estaba lista, su trasero era grande pero no tenía la firmeza y robustez del culo de la Boa. Mi erección entró dolorosamente en su ojete. Johi iba a acabar con mi pene definitivamente, apretando la base de mi erección hasta destruirla y desgarrar la carne de mi pene, arrancándolo de mi cuerpo.
-Destruye sus testículos también-dijo la Boa. Esa será tu prueba. Johi bajó hasta la base de mi miembro y tomó uno de mis huevos, sentí dolorosamente como forcejeaba con el testículo hasta introducirlo en su ano. Dejó afuera el otro ya que su ano aún no era tan experimentado como el de la Boa, y no estaba tan dilatado.
Ella comenzó a apretar, la constricción anal hacía chasquidos como si cientos de ramas se rompieran bajo el pie de un hombre. La base de mi pene estaba siendo destruida, en conjunto con mi testículo, mientras Mati y la Boa incitaban a Johi a que siguiera apretando su ano con fuerza. La Boa me miraba satisfecha, satisfecha porque su aprendiz había destruido la base de mi pene y mi testículo, porque estaba a punto de penectomizar y castrar a otro perro más.
Natalia apareció envuelta en una toalla en la entrada de la sala, los ojos abiertos de par en par mientras veía como Johi se movía sobre mi pene. Yo sentí entre tanto dolor que iba a eyacular, ya que el cuerpo de Natalia me excitaba, ella estaba sorprendida, confusa, la toalla calló al suelo revelando su cuerpo desnudo. Fue entonces cuando las chicas notaron su presencia y el culo de Johi liberó mi desfigurado pene y mi testículo comprimido al tamaño de un maní. Yo eyaculé con la visión de Natalia desnuda frente a mi, contemplando mi pene muerto entre mis piernas. El semen salía de la punta de mi pene diminuto mezclado con sangre, y yo gemía de placer y dolor mientras me corría sobre el sillón y el piso.
Las chicas se vistieron y salieron del apartamento rapidamente sin decir una palabra. Natalia quedó de rodillas frente ami contemplando la escena…mi cuerpo musculoso y fornido desnudo en el sillón, con el pene y un testículo destruidos, privado totalmente de mi hombría, ya no penetraría a Natalia más, ya no me correría en su cuerpo, ya no podría cumplir la fantasía de penetrarla analmente ya que la constricción anal me había privado de mi miembro viríl y del sexo para siempre.
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