Convertí a mi hija en una niña adicta al semen 02
Fuí paciente con su aprendizaje, mi objetivo no solo era aprovecharme de su cuerpo, tenía que hacer que ella ame que yo la haga de todo. Y fue así que a sus 4 añitos, tenía que acostumbrarse a tocarse ella misma y a ser tocada, para así calar en su mente como algo natural y cotidiano. .
El ritmo de lecciones seguía su curso y ya cerca a cumplir su 5to añito, había logrado avanzar mucho con ella, permitiéndome explorar todo su cuerpo sin que ella sienta miedo, ni rechazo; ahora no sólo jugaba y saboreaba su coñito, me pasaba casi 1 hora en total estimulando cada zona erógena aún inactiva en su tierno cuerpecito. Veamos punto por punto los avances que hice con ella:
– Ya no había problema en tenerla desnuda ante mí, en cualquier momento le podría alzar su polito, bajarle el pantalón o levantar su faldita, eso le parecía ya normal que le haga.
– Podía meter mi cabeza entre sus piernas sea por delante o por detrás para olerla por encima de su calzoncito y ella sin inmutarse, seguía con lo que estaba haciendo (como jugar con su tablet, y otras cosas así).
-Mover a un lado, bajarle o quitarle el calzoncito para darle un buen oral a cualquiera de sus huequitos de placer.
-Me dejaba apretar y chupetarle sus delicadas y blancas nalguitas, en todo momento (por ejemplo venir hacia mi para mostrarme un dibujo que estaba haciendo y mientras le hablaba diciéndole lo bonito que está, estar manoseando su culito apretando y amasando sus cachetitos sea por fuera o por dentro de su ropa).
– En el oral, ya le hacía sin tabú el beso negro, es decir, lamía, succionaba y chupaba su diminuto ano, tuve que tener cuidado aquí ya que la 1era vez que lo hice encontré restos pequeños de caquita seca pegados cerca a su huequito y el fuerte olor a caca no se podía ignorar, así que antes de saborear ahí, una lavada en su culito y luego todo ok, full oral anal.
– Y no podía dejar de lado a sus inactivas teticas, chupándole sus botoncitos rosaditos hasta dejarlas bien coloraditas, y ella feliz sonriéndome cuando me miraba como consentía a sus gemelitas.
– Cada noche antes de nuestra sesión, le pedía que vaya a tocarse solita unos min. y cuando yo me unía ya estaba rosadita.
– Todavía no le enseñaba poses sexuales, mayormente la disfrutaba hechada de espaldas o viceversa, o en la postura que estaba. Y tampoco besos con lengua en la boca, solo piquitos. Como se dice poco a poco el río llega al océano.
El día de su 5to cumpleaños tenía una actuación en su jardín por el aniversario de su plantel, era un baile grupal alusivo a las flores, en casa ella practicaba su coreografía y la animaba y la aplaudía, «¿Lo hice bien papi?», «¡Perfecto mi princesa!», y sin más la desnudaba para gozar de su pureza, su baile me llegaba a excitar mucho jeje. Así que fui al evento de su jardín, sentado en 1era fila fue un deleite ver a mi muñequita con su atuendo de girasol (la flor preferida de su madre, curioso), y ya en casa tenía su regalo de cumpleaños, pero se lo daría después. «Si todos supieran que le hago cada día a esa delicada florecilla» decía en mi mente, mi Luna era feliz conmigo, de la mano caminaba dando saltos y cantando. Yo la consentía mucho pero sin malcriarla.
«Mi bebita, tengo un regalo para ti por tu cumpleaños», «¡Si si papi quiero ver mi regalo», así que se lo entregué, «Ábrelo cariño» le dije, y muy emocionada rompía la envoltura, era una cajita mediana, y al abrirlo me miró con sus ojitos verdes, «¿Qué juguete es papi?», «Es algo que usaremos en ti desde ahora mi cielo», «¡¿Oh de veras papi?!». Había ido días atrás a un sex shop local para comprarle el consolador con vibrador más pequeño que había, y desde esa noche usamos dicho dildo pero sin entregárselo todavía, le dije que era algo que teníamos que compartir y que sería solo de ella, el día que me demostrara que había aprendido a disfrutarlo realmente, y así iniciamos su nueva etapa de entrenamiento.
Sentada en su cama recostada hacía atrás le abrí un poco las piernas para untarle el aceite de bebé en su chocho, cuando prendí el vibrador le gustó el suave zumbido que hacía, «Abejitas» decía divertida, «Y se mueve la abejita mira», puse la opción de contracción y parecía dar saltitos el juguete, «¡Mira mira papi cómo salta jajaja!’. Y en modo vibrador lo acerqué lentamente a su florcita y ni bien la llegué a rosar se llevó un dedo a la boca y mientras lo sujetaba con los dientes gemía cerrando sus ojitos, era todo un espectáculo verla así, de abajo arriba y de arriba abajo el dildo recorría su conchita por fuera, veía como la hacía temblar a su vulva, mi Lunita estaba muy inquieta, no dejaba de mover sus caderitas, le frotaba en su clitoris escondido, «Veo que te encanta, no dejas de gemir y de moverte» le dije, «¿Te gusta tu regalo de cumpleaños?», «Ah… Si… Si si papi haaa… Hua…» y se tumbó de espaldas aún con su mano en la boca, aproveché en recostarme para chuparle su tetita izquierda, y full masturbada que le daba, hasta que con una de sus manitas me cogió del cabello gimoteando rápido, «Ah ah ah ah ah» y salió disparado un chorrito de su pichi, «¡Oh mi Lunita ya llegaste al límite!», y apagando el dildo, puse mi boca bien abiertas sobre su vagina para ir recibiendo los chorritos de su orina y me lo tragaba, poco a poco se fue calmando mi niña, y bien chupadita le dejé el coñito limpiecito. Para luego abrazarla hasta que me pidiera ir al baño.
Así pasé varias noches enseñándole como usarlo, le dije que cada vez que ella quisiera usarlo, me lo pidiera y yo le enseñaría el uso correcto. Tal como había planeado, ella comenzó a pedírmelo casi todos los días, esperaba que ella misma me lo pidiera, sino lo hacía, le hacía oral sin el dildo; y después de un par de semanas en que usé el vibrador mientras le comía su coñito, finalmente se ganó el dildo y lo guardó en su cajita en la mesita de noche al lado de su camita, «Jaja no amor, ahí tus abuelas o la niñera lo encontrará», «¿Pero dónde lo tendré?» contestó, «En mi cuarto, sabrás donde encontrarlo cuando quieras usarlo, pero recuerda solo cuando estés en casa y conmigo». Cada noche cuando le decía que vaya a tocarse, iba a mi habitación por su juguete, para luego irse a su cuarto y escuchar el zumbido junto a sus gemidos de niña.
Decidí que ya era hora de que aprendiera a usar mi pene como su juguete. Esta vez no la dejé desnuda, la hice arrodillar al filo de su cama y le dije: «Desde ahora podrás jugar también con el juguete de papi», «¿También tienes uno para ti papi?», «Jaja sí mi bebé, pero es un poco diferente a tu otro juguete. ¿Quieres verlo?», «Si papi. ¿Cómo es?». Me bajé el buzo quedándome en boxer, «Dame tu mano» y al dármela la hice frotar encima de mi bulto, «¡Aquí está mi amor!», «¡Eh, es con lo que haces pipí oh…», «Si bebé, y no solo sirve para eso, te enseñaré». Y me bajé el boxer con calma hasta que salió mi verga totalmente erecta frente a la cara de mi Luna. «¡Oh… Papi con eso haces pipí!», lo dijo mirándolo con sus ojos agrandados de sorpresa, unté un poco de aceite en mi verga y le llevé su manito a mi pene, «¿Te gusta?», «Es grande y caliente papi» vi su carita con una expresión de admiración total, «Ahora mueve tu mano sobre él de arriba abajo, hazlo amor», y mi nena obediente a su padre comenzó a deslizarlo, gracias al aceite fue fácil para ella, y como toda niña lo tomó como un juego que parecía gustarle. Movía sin parar sus pequeñas manos hacia arriba y hacia abajo tratando de envolver mi pene. Estaba tan excitado que decidí acostarme para que ella arrodillada ante mi siguiera jalándomela con sus dos manitas a la vez.
Hasta que ya no pude más, y me hizo eyacular sobre mi abdomen. «¡Hay papi, que pasó mira eso mira eso!» exclamó mi Lunita soltando mi verga y viendo por 1era vez aquella explosión del cuerpo masculino, al principio se asombró pero luego vi un gesto divertido en su carita tapándose su boquita abierta, al parecer le fue divertido ver salpicar mi semen volando por el aire y aterrizando sobre la piel de mi abdomen y pectorales. «¡Esto es muy divertido para mí hija! ¡Dame tu manito!». Y con sus manitos me ayudaba a embarrar mi leche por toda mi piel.
Ya después de cenar, le dije: «Amor, lo que me hiciste me gustó muchísimo, y quisiera que lo hagas siempre, sí», «¡Ujum!» murmuró asintiendo su cabecita. Quería que entendiera lo feliz que me hacía eso. A la tercera vez, la vi tan emocionada dándome una inocente paja con sus manitos, que la recosté sobre su espalda y le dije que me correría sobre su barriguita y luego jugaríamos a untarlo por su delicada piel. «Si papi» dijo, e inmediatamente se recostó en su cama, y le levanté su polito rosa dejando descubierto su barriguita blanquita, y me la jaló hasta que me hiciera terminar soltándole la descarga en su bello vientre. Y usando su manita lo esparcí por todo su abdomen. Como a la sexta vez, me corrí encima de su ombliguito chiquitito y dejé que ella se lo embarrara solita por todo su vientre. Después fue el turno de sus tetitas inexistentes, me corrí en sus pechitos e hice un gran show embarrando yo mismo sus tetitas con mi verga. Estaba dispuesto a todo para enseñar a mi bebita. Luego mientras cenábamos de repente me preguntó: «¿Y qué sabor tiene papi?», eso me tomó por sorpresa, «¿De qué mi Luna?», «Deee… Heee… Jajaja eso», «¿Cuál mi Luna?», quería que ella me lo dijera, «Pueeeees… Eso pues jajaja… Cuando haces pipí», «¡Ah! Buena pregunta. Es como una buena medicina… no sabe tan bien, pero te hace bien… las chicas crecen más bonitas y saludables bebiendo esa lechecita de su mismo padre… y si la hija hace eso por su papi, hará que se quieran más mucho más, ¿Me entiendes?», «Si papi», «¿Tú quieres crecer bonita?», «Si papi», «¿Tú quieras estar muy sana?», «Si papi si», «¿Y tú quieres que Luna y su papi se quieran más y más?», «Siiiiiiii…», «¿Mucho, mucho?» le dije, «Si mucho mucho papi». Le di un beso tierno en la boca como muestra de mi felicidad.
Mi bebé empezaba a entender cómo se complace a un hombre, el placer de sentir sus manitas masturbándome me ponía muy arrecho siempre, pero tenía que resistir la tentación de quitarle su virginidad, aún era muy pronto para eso. Sucede que al día siguiente después de haberme preguntado por el sabor del semen, cuando nuevamente eyaculé sobre sus pechitos, ella misma frotó un poco en sus manos, para luego comenzar a lamer sus deditos; era la cosa más maravillosa que había visto hacer a mi bebita, probar el semen de su padre por primera vez. Me arrepentí de no haber grabado en vídeo todo eso. Pero luego vi que frunció su ceño expresando un poco de asco. «Ya te acostumbrarás, cariño», le dije. Y como estaba muy feliz con ella por haber tenido la iniciativa de probar mi semen sin que le dijera nada, metí mi mano a su conchita y me dí con la sorpresa de que estaba húmeda, me olí mi dedo y era olor a orina, «¡Así que mi princesita se había hecho la pila he!», «Lo siento papi no me di cuenta», luego de limpiar mi esperma de sus pechos, procedí a desnudarla en el acto, «¡Al parecer una linda niña quiere que le haga cosquillitas en su florcita!», ella me miraba sin responder, «¿Quieres cosquillitas?», «¡Ujum!» murmuró la nena, «Entonces iré a traer tu juguetito favorito sí», y dándole como 7 besitos en sus pequeños labios fuí por su dildo, para luego masturbarla con el vibrador hasta que nuevamente se orine.
La noche siguiente volvimos a repetir todo pero está vez, por un impulso mío, dirigí mi pene sobre sus labiecitos cerrados y se los dejé empapados de semen caliente y fresco, se quedó inmóvil viéndome con sus bellos ojos verdes, «Lo siento cariño, creo que me ganó la emoción, pero te ves tan bonita con tu boquita llena de mi lechecita. ¿Quieres comerlo?», movió negativamente su cabecita, yo sabía que aún no era el momento, así que procedí a limpiarle la boquita. Pero una parte de mi como que se fastidió por qué no deseó probarlo otra vez. Como había traído el dildo, adrede la masturbé pero con el modo contracción tratándole de introducir la puntita en su rajita pero sin llegar a dañarle y quitarle la virginidad. Admito que fuí un poco atrevido en ese aspecto, pero logré que soltara sus chorritos de orina mientras se tapaba la boca queriendo gritar. Después de chuparle su conchita bebiendo un poco de su pichi, la recosté para que descansara de su pre-orgasmo.
Como era viernes, al día siguiente no iría a su jardín, por lo que aún quería seguir jugando con ella. Se había quedado dormidita en mi pecho, y pensé que talvez debería un poco acelerar el proceso. Pensé que era hora de que me mamara la verga. «Bien. Ahora será tu turno, bebé …». Así que con caricias la desperté, «Tengo sueño papi», «Pero amor mañana no tienes clases, ¿No te gustaría que sigamos jugando?», «Si pero tengo mucho sueño papi», «Ah eso lo quitaré en un segundo jeje», le bajé su calzoncito y levanté su polito lila, y le dí su rica estimulación a sus tetitas y a su conchita, y cuando comenzó a gemir, «Ya vez ya se despertó mi bella durmiente».
Luego procedí a darle una pequeña explicación de cómo debía tratar mi pene, como si fuese un helado y chupetearlo y lamerlo, arriba y abajo, «¿Entendiste mi amor?», «¿Cómo un helado papi?», «Si muñequita, vamos a intentarlo, ven aquí», y dejé mi serpiente erecta ante su carita de niña buena, «Vamos, cógelo sin miedo Luna», ella lo tomó en su manita mientras bostezaba, y se sobaba los ojos con su otra mano, «Bien, ahora imagina que es un rico helado de chocolate y comienza mi amor», «¿Mmmm?» murmuró apenas, cogí su cabecita y la llevé a tocar mi polla con sus labios por 1era vez. «Lame mi amor, saborea de mi helado de chocolate», y muy tímida sacó su lengüita frotando mi glande, ufff eso me encendió a mil, «Sigue, muy bien mi bebé», tengo que reconocer que lo hizo bastante bien por varios minutos, acariciando sus cabellos dorados la empujaba un poco para que bajara a lamer todo el cuerpo del pene, y aprendió el ritmo, subiendo y bajando, «Te ves tan hermosa haciéndole eso a papito» le decía, luego tomé su otra pequeña mano y le enseñe a estrujarme suavemente mis bolas, aprendió bien, pero a menudo se olvidaba de hacérmelo y tenía que guiarla nuevamente. «Amor lo haces bien, pero tienes que también meterlo en tu boquita», seguía lamiendo, «Abre tu boquita», ella obedeció pero lo abrió muy poco, «Ábrelo más amor, bien grande», y cuando lo hizo, sin perder tiempo se la metí a la boquita, aunque solo el glande, y empujando su cabecita, abajo y arriba, pero al cerrar un poco su boca sentía chocar sus dientes de leche, «Amor debes evitar que choque con tus dientecitos», luego de un min. solté su cabecita y ella misma ya me lo chupaba, qué rico era ver cómo entraba y salía de su boquita mi glande bien cabezona, «Saca la lengua, si así, mantenla así afuera y sigue mi Luna», mi cabeza iba a explotar por la lujuria, por fin mi nena me hacía el sexo oral, tuve que acompañar sus manitos para que tuvieran la presión apropiada sobre el tronco de mi verga, la sensación de ver a tu bebé mamándote la pija a cualquiera lo volvería loco, como lo disfrutaba, sus soniditos y su saliva me lograron llevar al clímax y en unos instantes, no pudiendo contenerme más, comencé a correrme en su boca, disparando un potente chorro y ella que no esperaba esta explosión de semen, retiró su cabeza de inmediato, como yo seguía eyaculando un par de chorros le bañaron su rostro, entonces le grité: «¡Abre tu boca! ¡Ponlo de nuevo dentro amor!», ella obedeció sin demora y disparé el último chorro en su boca y le grité: «¡Ahora trágalo! ¡Bébelo todo!», sumisamente ella se tragó todo y yo quería aún mantener mi pene dentro pero ya era demasiado para ella y volvió a retirar su boca; su lindo rostro estaba sucio con un poco de mi esperma, se veía increíblemente hermosa y le dije: «¡Eres la mejor hija! … ¡Hiciste que papi se corriera completamente! ¡Ufff! ¡Te ves preciosa con tu carita sucia de esperma! ¡Ve! ¡Ve a mirarte al espejo!», se levantó y corrió a mirarse en el espejo del armario, contemplándo su carita bañada con semen espeso y blanquecino. Me acerqué a ella por detrás y comencé a frotar el chorrito de esperma con mis dedos sobre sus mejillas, nariz y labios. Ella me sonrió mirándome por el espejo y entendió no iba a ser la primera y última vez que yo le haría esto, iban a venir otras, muchas más. Pero lo que me sorprendió fue cuando me dijo: «¡Papi … parece yogurt!», «Si así es. ¿Y a ti te gusta el yogurt?» le pregunté, «¡Uhmm ¡Sí! ¡Es rico!» contestó, «Entonces quiero ver cómo lo pruebas», con sus deditos, recogió semen de su carita y se lo llevó a su boca. «Rico yogurt verdad», mi nena asentía con la cabeza aún teniendo su dedo en la boca. La abracé tiernamente y ella a mí, nuestra relación incestuosa se estaba haciendo más y más fuerte. «Te amo hija», «Yo también papi».
Lo hicimos muchas veces más. Me preocupé con esmero de practicar con mi Luna cada noche, haciéndo que me la chupe y recibiendo todo mi yogurt en su boca para luego tragárselo, y por lo menos dos veces por semana me corría en su carita también. Ya sabía esconder los dientes y respirar al mamarla, ya se introducía unos cm más abajo de mi glande. Y lo mejor de todo, el condicionamiento al que la sometí, dió sus preciados frutos, porque cuando le pregunté: «¿Te gusta chuparle a papi y tragarte su yogurt?», ella respondió: «Si papi, me gusta eso». ¡Imagínense a una niña de cinco años diciendo que ama chupar el pene de su papi y tragarse su semen! Bueno, esa es mi Luna. Ahora golosa como lo fue su madre en vida.
Nuestra relación incestuosa seguía su curso, de una manera normal y tranquila, ella no decía nada de nada al respecto, y sus abuelas no sospechaban tampoco nada, menos la niñera. Nunca tuve que forzarla, tantas veces ya lo habíamos hecho, que generalmente ella ya comenzaba con los toqueteos e iniciaba voluntariosa nuestro juego sexual mientras veíamos TV juntos. Yo lamía su coño y su ano por horas, incluso ya también con mi dedo meñique lograba introducirle unos centímetros en sus dos agujeritos sin llegar a lastimarla. Otras veces, la hacía orinarse con el vibrador cubierto de aceite de bebé. Había logrado lo que tanto quería, que le encantara que lo hiciéramos todos los días antes de irse a la cama. Ya compartíamos la misma cama para dormir como dos amantes, a veces en la mía y otra en la suya, dormir bien abrazaditos después de haberle descargado una enorme carga de semen por su garganta cada noche. Por largo tiempo hicimos eso, por varios meses.
Pero como todo fetiche, nunca tenía suficiente con ella, siempre quería más y más de mi Luna. Me corrí en su cara, me corrí encima de su coño (cuidando de que no le llegara semen a su rajita), me corrí sobre sus nalgas, otras hincaba mi glande sobre su ano sellado y le soltaba toda la descarga, me corría en sus tetitas con esos insignificantes pezoncitos rosaditos; y se acostumbró a comerse todo el semen, los recogía y lo juntaba en la palma de su manita y se lo llevaba a la boca para beberlo en sorbos haciendo bulla al succionar, froté y la ensucié con mi esperma por todo su cuerpo. Incluso inventaba juegos nuevos entre nosotros, como por ejemplo descargar mi semen en un vaso y ver cómo se lo tomaba y hasta a veces con un sorbete, y claro por qué no también, comerlo con una cucharita.
Pero aún hice que conservará su pureza, su virginidad, como ahora estaba acostumbrada a tener sexo oral con su padre, habían ocasiones en que estando una de las abuelas en casa, me buscaba para coger mi mano y frotarse su vagina. «Amor recuerda que hay visita en casa, tenemos que estar solos sí», «Lo sé, papi pero… Me siento extraña ahora ahí», «Si mi amor pero no deben vernos nunca, espera que se vaya la abuelita, y te voy a quitar eso que sientes en tu florcita», «Si papi, está bien». Me preocupaba un poco lo excitada que se sentía a veces, claro como era niña no podía entender ni controlar sus impulsos, ya que al haberle despertado su sexualidad tan niña, le costaba no poder resistirlo, de repente de lo tranquila que estaba, sin querer le tocaba su conchita sea con mi brazo o un objeto, me miraba queriendo sonreír con ese peculiar brillo en sus ojitos, se sonrojaba y buscaba empezar nuestros toqueteos.
Sabía que cada vez, ella se desarrollaba más, así como sus órganos reproductivos, y su sexualidad ya a flor de piel, sería demasiado para su control, sin exagerar no hubo un solo día que no tuviéramos nuestro juego sexual. Su organismo ya estaba acostumbrado a nutrirse de mi semen, ella tenía que aprender a controlarse pero en el fondo me gustaba que fuera así, mi bebé ya se había convertido en mi putita personal.
Fin de la parte 02.
(Gracias a todos mis lectores, aprecio el tiempo que se toman al leer mis escritos, solo recuerden nunca cruzar el límite de la fantasía a lo real, ya que pueden llegar a arrepentirse. Seguiremos en la parte 03…)
Super genial el relato 👍❤️🔥.
Gracias amigo, vale la pena seguir publicando si uds lo disfrutan 🥴👍
Uffff k ricoooo quiero una niñita así
Es un rico fetiche, y más cuando ella espera que suceda 😉
Escríbeme Telegram @E001234
Ufff espero que la continúes porque está súper 🔥🔥 toca esperar a que cuando venga el folleteo
De todas maneras amigo, te doy una pista, ‘fíjate en las categorías del relato’ 😼👍
Continúa con la parte 3 por favor. Me gusta el desarrollo de esta historia
Me alegra que te guste, los iré subiendo dejando un día, ya que intercalo días con otra historia, saludos 😸🤚
Continua con la parte 3
Si señorita, envío las demás partes ni bien aceptan el último que les envié, ya publiqué la 04 pero aún no lo sube el admi. Saludos 😸✋
Delicioso relato, espero la continuación y saber cómo fue la primer follada de esa linda puntita.
Un saludo.
Tal vez les desespere que el padre no la f0ll3 de una vez jeje pero pronto pronto 😼✌️
Que rico relato, espero pronto la siguiente parte, me está gustando mucho
El padre cuida muy bien de la inocencia de su Luna, si la fuerza puede resultar dañada … ✋😸 Saludos bro
Muy buen relato espero lo sigas pronto
Gracias por leer, yo aprecio mucho sus comentarios. Saludos.
Que linda crianza, tuviste aventuras con ella en otro lugar fuera de la casa o le enseñaste a complacer a papi con vosas humillantes para ella?
Hola, más que todo en la privacidad del hogar, pero por ahí tienen sus aventurillas… La idea del relato es explicar cómo fue condicionada a disfrutar de esas cosas humillantes 😸 saludos señorita