Convertí a mi hija en una niña adicta al semen 03

Mi niña ya había aprendido a ser tocada y ser sumisa ante mis deseos, aprendió a usar un vibrador, a chuparle la verga a su padre cada noche, y a que le guste alimentarse de mi semen. Pero sabía que me faltaba mucho más para que sea mi esclava perfecta del sexo..
Así llegó a su 6to cumpleaños. Y decidí que ya era hora de que vea conmigo diversos videos pornográficos de diferentes estilos. Para ello buscaba y editaba los videos más calientes. Le mostré videos donde salían mujeres chupando vergas, para luego terminar bebiendo y ahogándose en esperma, disfrutando al máximo de su morbo, «Les gusta hacer eso también papi», «Así es, a todas las mujeres les gusta mamar las vergas de los hombres mi niña». Videos de orgías con muchos hombres masturbándose dónde luego todos terminaban en la boca de una sola mujer para luego tragárselo. «¿Por qué hay tantos hombres con ella papito?», «Algunas mujeres prefieren beber el máximo de semen por día», «Ah… Papi vamos ya», «¿Cómo? ¿Ya se te antojo beber más semen cariño?», «Siiii jajaja». Grupos de lesbianas follando con consoladores enormes y máquinas de placer que las volvían locas. «Son más grandes que el que me regalaste papi», «Cuando seas mayor podrás también usar así si tú quieres amor». Videos de mujeres teniendo orgasmos múltiples con squirts incluídos. «Mira cómo se hacen pipí jajaja», «No es pipí mi Luna jeje», «¿Y qué es lo que les sale entonces papi, no entiendo?», «Puede ser lo que se conoce como orgasmo múltiple, o los squirts que parece pipí salpicando, y los tendrás talvez muy pronto». Y el plato fuerte, videos de jovencitas con mayores donde yo le mentía diciéndole que eran hijas teniendo sexo con sus padres. «Wow así como nosotros verdad papi», «Si amor, ¡vez como se quieren mucho!», «Pero ellos hacen otras cosas que no hacemos papi», «Es que aún eres muy pequeña para eso mi niña». Luego de ver un vídeo empezábamos nuestra sesión nocturna de siempre.

Y a la semana, mientras le chupaba su culito, ella volteó a mirarme y dijo: «¡Papi, por qué no me haces esas otras cosas que ellos les hacen a sus hijas!», «¿Oh mi niña quiere ser penetrada por el pene de su papito acaso?», «No sé, pero parece que eso doliera mucho papi», «No gritan por dolor, sino por placer», «¿Por placer papi?», «Si, así como tú gimes siempre mi amor», «Oh ya entiendo». Mi nena ya comenzaba a pedirme que la follara, pero le dije que todavía estaba muy pequeñita para eso, a solo seis años no era lo ideal penetrarla aún, no estaba lista para mi verga de 18 centímetros. «Mi miembro es demasiado para ti cariño, a lo mejor si tuvieras al menos nueve años, creo que podríamos hacerlo con mucho cuidado eso sí». Me obsesioné viendo a mi pequeñita bebiendo mi semen cada noche. Todas las veces que podía le daba su ración fresca.

Yo por mi parte, empecé a fantasear con un nuevo fetiche, había incursionado en los vídeos de zoofilia, netamente con perros. Me plantié la idea de compartir a mi nena con un perro alguna vez, pero no estaba seguro de llevarlo a cabo. Pero cuando mi princesa cumplió sus siete años, me compré un cachorro de pastor alemán de casi un año, siempre escuché que tenían la mejor verga para chupar y esperaba convencerla a beber esperma de perrito también. Ella adoraba al cachorro y se hicieron buenos amigos. Tan pronto como el perro alcanzó la edad apropiada, (unos dieciocho meses), empecé a enseñarle a masturbarlo. «Ahora voy a enseñarte algo nuevo mi amor», «¿Qué haremos papi?». La hice acostarse en el piso con la cabeza apoyada sobre un cojín en la sala que tenía alfombra, el perro se paró sobre ella, y la hice masajear su polla acariciando su vaina peluda hasta que su pene salió por completo, «¡Es diferente al tuyo papi, mira mira!», y untándole lubricante al pene del perro, le mostré como masturbarlo sujetando su manita. A él y a ella les encantó, «Es muy grande su pipi verdad papi», «El pene de perro es distinto al del humano, pero cumplen la misma función amor».  Como mi niña estaba vestida no dejé que el perro se corriera sobre ella, antes de que comenzara a gotear la hice arrodillarse al lado del perro y después de unos cuatro minutos de seguir jalando su verga, el perro arrojó un litro de semen sobre una toalla puesta en la alfombra, «¡Asuuu se hizo bastantote papiiii… Wooow!», Luna se deleitó mirando el semen aguado del perro saliendo a chorritos de su polla. Yo esperaba verla beber alguno de esos chorritos, pero no se lo sugerí y ella tampoco lo hizo a pesar que la veía reír y emocionarse. Le dije que las bolas de los perritos necesitan ser drenadas todos los días, y si ella quería cuidar de él, tenía que encargarse no solo de alimentarlo, sino también de ayudarlo a liberarse de su esperma acumulado. Ella pareció entender y así comenzó una larga relación entre mi Lunita y su perrito Yupet que continúa hasta el día de hoy.

Demás está decir, que mi mamada nocturna, estaba más que asegurada.     Claro está que nunca la dejaba dormir sin su buena lamida de coño o una masturbación con su vibrador.
Los fines de semana eran especiales, porque lo dedicábamos solo al sexo, mañana, tarde y noche (poniendo excusas a las abuelas para que no vengan a casa). A pesar que cada día ella masturbaba a Yupet, nunca le nació espontáneamente querer chupar el pene de su perro, entonces decidí mostrarle como chupar la polla de Yupet. Para ello tuve que mostrarle videos de mujeres chupando la verga de perros, evitando la parte en donde el perro la monta, pues no quería que mi nena sepa de eso, todavía no. Cuando terminó el 3cer vídeo le dije: «La próxima vez, puedes chuparle su miembro mientras yo chupo tu florcita», «¡Oh, sí! ¡Quiero probarlo, papi!», respondió Luna muy animada y excitada. Mi niña comenzó a disfrutar regularmente de la verga de su perro. Le mostré varias formas de como chuparlo con puros vídeos, también la hice recostarse bajo el perro y masturbarlo hasta quedar bañada en su esperma caliente, verla totalmente sucia de semen me daban ganas de follarla ahí mismo, después juntos lo frotábamos sobre su cuerpo, para terminar haciéndole chupar mis dedos y sus dedos sucios de semen canino. A menudo eso me excitaba mucho y disparaba mi carga de semen en su boca luego de terminar con el perro.  Siempre la animé a beber tanto esperma como fuese posible, tanto mía como la de Yupet, diciéndole que era bueno para ella y afortunadamente siempre había suficiente para ella jeje. Aprendió después a llevar la verga de su perro hacia su boca para beberse la enorme cantidad de su esperma, se veía tan tierna cuando la leche se le salía de su boca resbalándose por su cuello, y hasta a veces tosiendo escupiendo restos de esperma. También la animé a masturbarse tantas veces como quisiera, y mientras estaba en casa, pasaba la mayor parte del tiempo con su mano urgándo en su calzoncito.

Cuando nos íbamos de vacaciones, ella me dejaba masturbarla mientras conducía por la autopista y caminos rurales. Era muy excitante en ocasiones cuando pasábamos delante de otros vehículos o incluso patrulleros de policía, para cuando ya estaban lejos, volvía a tocar su vaginita mientras mi nena jugaba en su tablet. Nuestras vacaciones siempre involucraban mucho sexo oral en los hoteles donde nos quedábamos. Recuerdo en uno de esos viajes, ser casi descubiertos por un personal de la limpieza, en la habitación mi nena estaba chupando a full mi pene, la cual ya lograba introducirlo hasta casi la mitad, los dos totalmente desnudos, felizmente no hacíamos mucho ruido, cuando me dí cuenta de la sombra de alguien detrás de la ventana; admito que me llené de pavor en ese momento, «¡Mierda nos descubrieron!» pensé, le susurré a mi Luna que se detenga y no haga bulla, quien quiera que sea no se movía de ahí, le dije a mi princesa que se esconda en el baño, me vestí rápido y salí a ver quién era, y ví a un hombre ya mayor fumando frente a la ventana de mi habitación, volteó a verme y me saludó, y cogiendo sus artículos de limpieza siguió su camino, era personal del hotel, el susto que me llevé esa vez joder. Pero el saber que podrían haber descubierto mi mayor secreto me excitó de verdad, y regresando con mi nena para que complete su tarea, justo al soltar mi descarga logré empujarlo hasta tocar su garganta y asfixiarla con mi semen haciéndole toser mucho, me asusté pensando que había lastimado a mi niña, pero luego al escucharla reír reprochándome: «¡Hay hay papi, que malo eres conmigo!», me tranquilizó saber que estaba bien y no asustada.

Quisiera resaltar algo muy importante, Luna bebía del esperma de su perro a diario después de hacerle sexo oral. Sin embargo, el instinto del animal algunas veces lo llevaba a querer montar a mi nena, eso era peligroso, por eso estaba siempre al tanto de las actividades que tenían juntos. Comento esto porque en un viaje donde llevamos al perro, al estar desnudos mi nena y yo dándonos placer, de pronto Yupet aprovechó que mi Luna estaba agachada en posición de perrito para atraparla con sus patas delanteras queriendo montarla con su enorme trozo de hueso rojizo, ella se asustó y yo inmediatamente lo encerré en el baño. Sabía que sería cuestión de tiempo para que mi bella Luna busque ser montada por su mascota, pero mientras tanto, tendría que cuidar su preciosa virginidad.

Fin de la parte 03