Convertí a mi hija en una niña adicta al semen 04

Mi niña no solo practicaba el sexo oral conmigo, ahora también lo hacía con su perro Yupet; a diario tenía asegurado su doble ración de esperma que con gusto se lo tragaba. Pero últimamente empezaba a sentir fuertes sensaciones en su virginal panocha. .
Antes de su séptimo cumpleaños, empecé a penetrar su diminuto coño con el vibrador, pero sin quitarle su virginidad.
Eran ya muchas veces que al tener mi polla en su mano se lo llevaba hacia su rajita dándose toquesitos con mi glande, en verdad me moría por follarla de una vez pero iba a lastimarla si lo intentaba, entonces tuve una idea, el dildo que usábamos en nuestras sesiones sexuales, era un vibrador clitoridiano, ideal para penetrarla solo un par de centímetros. Ella ya sabía que ser follada era otra forma de jugar al amor con su padre, le dije que tenía que practicar mucho si es que quería tener mi pene dentro de su coño. Le platiqué sobre su himen y como tenía que romperlo eventualmente, cuidando de no dañar esa zona sensible en una mujercita, le dije que dolería un poco al perder su virginidad, pero sanaría muy rápido.

Mi Luna bonita comenzó a trabajar en ello durante sus sesiones de masturbación. Le mostré cómo usar el vibrador más adentro con su mano izquierda, mientras con los dedos de su mano derecha, podía frotar su retoño clítoris para una experiencia más satisfactoria. Me fascinaba la idea de que ella misma experimente con su cuerpo cada día.

Para su octavo cumpleaños le regalé un nuevo vibrador con más potencia y un pene de gel imitación piel de más o menos quince centímetros de largo y unos cuatro de diámetro (casi el mismo tamaño que mi verga). «Mi amor primero vas a usar este nuevo vibrador en su máxima potencia para acostumbrar a tu florcita disfrutar fuerte sensaciones» le expliqué, «¿Será más rico que mi otro juguete?» respondió mi Luna, «Así es, luego cuando tu rajita suelte sus chorritos de pipí, será la señal para intentar ir metiendo poco a poco el pene de gel, recuerda no te exijas mucho, tu vaginita es muy delicada, oki», «Entiendo, papi, quiero ser amada por ti como las mujeres del vídeo», su inocencia me dejaba el miembro bien erecto, «Hazlo siempre usando el lubricante, no lo olvides mi amor, con eso sería suficiente para romper su telita virginal», «Si yupi yupi así podremos amarnos mucho verdad papito», mi bebita entendió perfectamente por qué le di un consolador más grande, y ya solo era cuestión de esperar a que ella se encargara de eso.

Un nuevo fetiche se apoderaba de mi mente, quería verla chupar la verga de otro hombre y tragarse su semen, pero era demasiado peligroso para mi pequeña,    que lo hiciera con su perro era genial, y nuestro vecino, el sr. Tito, un hombre ya anciano tenía un perro casi del mismo tamaño que el mío, así que un día que el perro del vecino entró en la casa, aproveché la oportunidad para que mi Lunita chupara la verga de 2 perros a la vez. «¿Papi pero se va a dejar?» me preguntó, lógico que desconfiara de un perro ajeno, pero al igual que los hombres, son capaces de follar a una extraña sin importar lo demás, fueron muy inquietos pero logré que ambos accedieran a dejarse manipular sus vergas, mi pequeña le jalaba la lonja roja a su perro con una mano, y con la otra sujetando la pija del perro del vecino le hacía un rico sexo oral, le tomé muchas fotos ese día, era su primer trío, ese día se bebió una gran cantidad de esperma gracias a la cooperación de los 2 canes, incluyendo la de mí polla claro está.

Pero como en todas las adicciones, yo quería más, pero no encontraba la fortaleza de intentar contactarme con algún otro hombre que quisiera disfrutar la mamada de una niña de ocho años. No pude cumplir esta fantasía hasta ahora, amo a mi hija pero no sé si sería capaz de dejar que la disfrute otro hombre que no sea yo.

Muy cerca a su noveno cumpleaños, Luna me llamó una noche desde su cuarto: «¡Hay papi! ¡Papi mira ven! ¡Rápido papiiii!», yo me asusté y dejando lo que hacía fuí a verla, y ahí estaba, con las piernas bien abiertas, encima de su cama, tapándose la conchita, «¿Qué pasó amor, que tienes?» le dije preocupado, «¡Mira mira lo que pude hacer papi!», y sacando la mano de su coño, ví algo asombroso, que podía tomar el pene de gel por entero en su coño estrecho. Su himen estaba roto. Me emocioné mucho, mi niña había logrado desvirgarse ella misma, no salía de mi asombro, aún ni tenía cumplidos sus 9 años y ya se lo había metido todo. «Lo hice papi, ya podemos querernos mucho yupiiii», y entonces quise que sea especial nuestra primera vez juntos, porque fácil ahí mismo me la podría haber follado, «¿Y te gustaría que en tu cumpleaños número 9 mi regalo sea penetrarte como viste en los vídeos de papá e hija?» le dije, «Siiiiiiii quiero eso en mi cumpleaños papiiiii» exclamó mi nena, «Está hecho, eso será el gran regalo de papi. Prometido». Luego de eso cogí el dildo que estaba bien metido en la conchita de mi hija, y muy despacio lo fui sacando, «¡Esta bien atrapado, tu chochito sí que lo está ajustado mucho amor!», «Haaa papi, se siente rico cuando lo sacas», «Pronto sentiré ese gran ajuste que tiene tu conchita, ese día seré muy feliz». En tanto, me contenté follándola con el consolador todas las veces que pude, penetrando despacio para que su coño se vaya acostumbrando.

Una ocasión le dije que jalara mi polla sobre su coño, «¿Dentro de mí?», «No mi Luna, solo frótalo por encima nada más», y ella misma se punteaba con mi glande la entrada de su cuevita, era un placer descomunal, ambos veíamos como mi pene iba lubricando sus delgados labios vaginales, gemíamos a la vez era tanto el placer que mi nena se orinaba un poquito debes en cuando, «Hay mi niña, me encanta que te orines, me vuelve loco», «Ha… Me orino papi, me voy a orinar», y cargándola la llevé al inodoro, pero está vez yo me senté primero y la hice sentar encima mío, y nuestros genitales se frotaban con fuerza, parecía que follaramos de verdad, apretando sus nalgas blancas la empujaba más sobre mi verga, «Muévete mi amor, quiero sentir tus movimientos también» le ordené, y apretando fuerte mis hombros empezó su vaivén de cadera, estaba tan excitado que por primera vez la besé con pasión, su boquita me regalaba su rico aliento de niña, mientras mi lengua buscaba la suya, enredándose como dos serpientes, saboreamos el amor prohibido entre un adulto y una niña, entre un padre y su hija, como me gustaba el sexo sucio, llenaba su boquita con mucha de mi saliva al punto de que dejaba de besarme para tragarse todo, y luego regresando a mi boca buscando mi lengua, se nota que le gustaba aquella nueva forma de besarla, su chochito y mi pija estaban muy gomosos y calientes, y gimiendo dijo: «¡Hay papi, me orino, no aguanto no aguanto!», «¡Déjalo salir amor! ha, estamos en el inodoro, hu… deja que papi sienta como te orinas encima suyo», «Me orino, me voy a orinar, HAAAAaaa…», y su líquido tibio y medio amarillito se escurría sobre mi verga resbalando por mi bolas, y como una catarata de pis, caía al inodoro. «Hay que rico se siente mi amor, haaa tan calentito» dije con excitación, «Haaaa huaaaa que ricooo huuu que rico papi» murmuraba mi muñequita, nos quedamos abrazaditos un rato más ahí encima del inodoro, tuvimos que bañarnos juntos después, donde aproveché que me la chupara hasta alimentarse con mi lechita.

Pero eso no fue todo, también hice que me chupara la pija mientras ella masturbaba al perro frotando su verga sobre su coño, esto era muy gratificante tanto para mí como para ella. Era divertido participar los 3 amantes a la vez, mi princesa terminaba con el coño y abdomen bañada en semen de perro, y su carita, cuello, incluso sus cabellos rubios quedaban enmarañados y pegoteados de mi semen. Cuando caía o quedaba en una superficie lisa un poco de esperma, ella lo recogía con sus dedos y lo bebía. Otras veces simplemente lo frotábamos en su piel y dejábamos que se absorbiera por completo, para luego quedarnos dormidos. Día tras día, penetrando su conchita con el dildo, orinándose sin vergüenza ensuciando el piso y hasta a veces la frasada de su cama, el olor de su orina era fuerte, mientras ella dormía plácidamente, yo tenía que limpiar todo para que no quede rastro alguno, un sacrificio que bien valía la pena. Felizmente ella esperó a que llegue su cumpleaños para tener relaciones sexuales como debe ser, temía que en un descuido ella se dejará montar por Yupet al drenarle las bolas cada día, ya llegaba el momento, muy cerca estaba, donde la follaría como tanto quería hacerlo desde que tenía sus 4 añitos.

Mi nena ya estaba casi terminado la primaria, era la niña más activa de su escuela, sus tutoras no creerían que aquella niña risueña y juguetona, disfruta drenándoles las bolas a su padre y a su perro cada noche, me encantaba verla hacer su tarea y yo ir y pararme a su lado con la verga afuera y erecta, y sin que le diga nada me la empezaba a mamar olvidándose de su tarea, y luego quitarle mi pene de la boca, «Papiiii un ratito maaaaas», «Primero termina tu tarea, luego terminarás tu tarea con mi miembro», la confianza entre los dos era total, su belleza ya atraía a chicos de otros niveles, pero me sorprendía que no hiciera algo sexual con ellos, yo le pregunté el por qué de su actitud, y lo que me dijo me hizo el hombre más feliz del mundo, me dijo: «No me interesan los otros chicos papá, yo te amo solo a ti, y solo quiero estar contigo». «Amor dime, ¿Eres feliz viviendo conmigo haciendo tantas cositas del amor? ¿No te parece algo malo lo que hacemos a diario?» le pregunté, «Papá, a mi no me parece malo, me gusta lo que hacemos, y es muy divertido hacer que termines jeje».  ¡Bravo! Mi plan había funcionado; tenía mi propia ninfa putita para mi satisfacción sexual personal.

Fin de la parte 04…