Convirtiéndome en su puta
Como líder del grupo, fue Vicen quien nos inició en los ejercicios de exploración sexual..
En nuestro vecindario éramos un grupo de cinco amiguitos. Vicen el mayor, Rafa, Howi, Pocho y yo, mas o menos contemporáneos. Como líder del grupo, fue Vicen quien nos inició en los ejercicios de exploración sexual. Fue él quién me sedujo por primera vez, bajándome los pantalones, acariciándome las nalgas, chupándome las tetillas, besándome con la lengua hasta adentro y haciéndome su puta cuando me penetraba el culito con su maseta larga y gorda, causándome dolor y un intenso placer a la misma vez. No sabía yo que hacía lo mismo con Howi (y quizás con los demás) pero una noche, regresando a mi casa me encontré con Vicen metiéndoselo a Howi en un saguan. Ellos no se dieron cuenta de mi presencia. “Que culito rico tienes Howi”, le decía Vicen mientras se lo chingaba rítmicamente. Howi, por su parte, gemía de dolor… y me imagino que de placer, mientras recibía las embestidas del macetón de Vicen en su culito.
Creo que esa noche fue la primera vez en mi vida que sentí celos… Vicen, mi macho, se estaba singando a otro de mis amigos y diciendole lo “rico” que era su culito…lo mismo que me decía a mi cuando me follaba.
Al otro día, visitándolo en su cuarto, le pedí cuentas al macho, dejándole saber que lo había visto y escuchado cuando le decía a Howi que tenía el culito rico.
Vicen rió a carcajadas diciéndome: “Angelito… ningún culito es mas rico que el tuyo: -“ese es el que yo siempre quiero”.
Dicho esto, me agarró con fuerza, me besó apasionadamente, me quitó la camisa y el pantalón y teniéndome completamente desnudo comenzó a lamerme las nalgas causando en mi una sensación eléctrica casi indescriptible. Su lengua comenzó a penetrar la raja del culito y, abriéndome las nalgas llegó hasta el mismo rotito del culo, donde comenzó a lamerme todito por dentro. Que ricura de experiencia fue aquella… nunca había yo tenido una erección tan descomunal, estaba ahora completamente a su merced, dispuesto a cualquier cosa que me pidiera.
Me acostó de lado y metió su pingota en mi boca, hasta adentro, casi cortándome la respiración y comencé a chuparme aquella maseta, casi como un ejercicio de salvación pero con una determinación y una ganas que daban gusto. De pronto lo sacó de mi boca y me puso boca arriba en el extremo de la cama, como si fuera una mujer y poniendo mis piernas en sus hombros, comenzó a follarme enérgicamente mientras me decía: “Tu tienes el culito mas rico del mundo… como el tuyo no hay ninguno”.
“Cuando te avise que me vaya a venir quiero que aprietes y sueltes…aprietes y sueltes el culito para que me ordeñes la maseta”. Al rato me dice: “ahora, Angelito, ahora me voy a venir” y yo comencé a apretar y soltar… a ordeñarle la pingota mientras sentía los chorros de su leche caliente llenarme por dentro.
Exhausto cayó encima de mi mientras su pinga me daba la mas profunda embestida que había sentido hasta el momento. Me sentí como la mas puta de todas las putas…sin saber lo que pasaría dos o tres días mas tarde. Eso se lo relataré próximamente.




Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!