Convirtiéndome en un puto sumiso 3: Bolsa de boxeo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por angelperverso.
"-Tuve un día de mierda puto, ¡eso quiere decir que vos también vas a tener un día de mierda!" Dijo, y me arrastro de los pelos con una violencia que nunca le había sentido, me sacó la ropa con tal brutalidad que tenía miedo de que me la arranque, a diferencia de otras veces ni se detuvo a comprobar que tuviese la jaula de castidad y pisar mis bolas, simplemente me arrastro de los pelos mientras me daba puñetazos en plena cara, yo gritaba. "-¡callate trolo de mierda!" me dijo, me puso un bóxer sucio adentro de la boca, y selló esa asquerosa mordaza con cinta de embalar, después me siguió pegando mientras me arrastraba. Hacía tiempo que el baño había dejado de ser el escenario de mi tormento, ahora me hacía ir a la casa. Ya no solo me usaba para su placer sexual, como mingitorio o para satisfacer su sadismo, sino que también empezó a imponerme la obligación de hacerme cargo de sus tareas domésticas, yo nunca fui muy bueno limpiando, o cocinando o lavando, pero a golpes logró enseñarme. Debido a esto yo ya conocía su departamento a la perfección. Me estaba arrastrando a su cuarto de ejercicios, el cual estaba totalmente equipado con cintas, mancuernas, barras de halterofilia, poleas, etc. y me llevó a donde tenía su bolsa de boxeo. "-¡No te das una idea de cómo voy a disfrutar esto!" como cada cosa que decía la acompañó de un golpe en mi cabeza, ya empezaba a sentirme mareado, nunca había sido tan bruto como para hacerme perder la conciencia… nunca hasta esa noche. Era increíble la fuerza que tenía mi amo, me levantó a la altura de la bolsa como si yo no pesara nada, me tuvo que agarrar del cuello para poder usar la cinta con la otra mano, antes de darme yo cuenta me tenía atado a su bolsa de boxeo, colgando, indefenso. Lo miraba aterrado como se ponía los guantes, no salía de mi asombro, era por lejos la situación más bizarra que había vivido, ¿de dónde sacaba mi amo tanta creatividad a la hora de hacerme sufrir? *¡PAF!* *¡PAF!* *¡PAF!* hacían sus manos enguantadas al chocar contra mi estómago, ya había empezado a lagrimear y me faltaba el aire. "-¡Te había dicho que te calles!" gritó, acompañándolo con un patadón en mis pelotas que me arranco un grito que ni la mordaza pudo callar, las lágrimas brotaban de mis ojos como nunca en la vida. *¡PAF!* *¡PAF!* *¡PAF!* *¡PAF!* ahora los golpes resonaban en mi cara, me aturdían, seguramente quedé amoratado y perdí por pocos minutos la conciencia "-¡Despertate trolo!" apretó muy fuerte mis bolas ¿Que había hecho yo para hacerlo enojar tanto ese día? Así continuó con el castigo, me golpeaba con su mano enguantada hasta que veía que perdía la conciencia, después me despertaba apretando o pateando mis bolas, o bien tirándome agua, yo ya no sentía más nada, era una bolsa de carne, un muñeco viviente que en realidad no tenía tanto de "viviente". "- Aguantás bastante bien los golpes, me encanta. Siempre quise entrenar así, se siente mejor pegarle a un gay asqueroso como vos que a la bolsa… de ahora en más vas a ser mi compañerito de entrenamientos ¿qué te parece trolita?" Yo ya no tenía fuerzas ni para chillar, apenas me mantenía consiente. "- Ya que tenés tanto aguante vamos a hacer la cosa un poco más interesante" se sacó los guantes y me dio un golpe de lleno en la cara, el cual me dejó la boca sangrando profusamente, seguido a eso empezó a golpearme el estómago y fue ahí cuando me desmayé. No sé a ciencia cierta cuanto tiempo pasó hasta que me desperté, imaginé que mucho porque estaba en el piso, atado sobre la bolsa, y mi amo estaba mirando la tele. Me dolía todo el cuerpo y tenía ganas de llorar, cuando se dio cuenta que me había despertado vino hacia mí, retiro mi mordaza y me pisó de nuevo en los testículos, cosa que me trajo de nuevo a la realidad, cuando abrí la boca para gritar empezó a mearse, esta fue la primera vez que obedecí a mi amo basándome en el más puro y horrible miedo. Y es que tenía motivos para estar asustado, mi amo nunca había sido tan violento conmigo, en un momento tuve miedo de morir, pensé en mi familia y en todo lo que no podría hacer… me puse triste. Cuando termino de mearse en mí, me desató y se fue a mirar la tele, yo me quedé pensativo, triste, llorando. El parecía ignorarme por completo, como si nada hubiese pasado, yo agradecí internamente ese descanso que me dio. Pasaron lo que creo fueron 30 minutos y el, chasqueando sus dedos, me ordenó que me arrastre hacia el sillón y se la chupe, con todo el dolor que sentía dificultándome la labor me puse como pude a cuatro patas, temblando intente gatear hasta el sillón hasta que caí de bruces y me puse a llorar desconsoladamente. Él se acercó hacia mí, me tomó del pelo, pero a diferencia de otras veces lo hizo de un modo suave, y me habló al oído. "-Sé que te duele putita, capaz me pase un poco de rosca te pido perdón, es que de verdad tuve un mal día, pero aun así, te vas a tener que empezar a acostumbrar, vos sos gay, estas para esto, para que los hombres te usen y te maltraten, deberías estar agradecido de que te de esta chance, la verdad es que te tengo un poco de cariño, no a cualquiera le permito ser mi esclavo" esas palabras me shockearon más que cualquier golpe, él me quería, a su modo particular pero me quería, él me estaba demostrando cariño y por bizarro que suene eso me hizo feliz. "-Sos una linda putita, y una muy buena… así que ahora vas a venir al sillón y chupármela, y cuando te tragues toda mi leche vas a darme las gracias ¿sí?" "-Si, amo" Le respondí con genuino cariño ¿podría ser que me estuviera enamorando de la persona que por poco me mata? me ayudó a ir hasta el sillón gateando, por primera vez sin ser violento, se sentó y se bajó su pantalón deportivo, luciendo su hermosa, enorme y maloliente pija, no tuvo que agarrarme la cabeza y no me cogió la boca… me estaba dejando darle placer. Yo la agarraba con mi mano, jugaba con mi lengua, me metía su pija hasta el fondo lo mejor que podía y el gemía. Yo me sentía feliz, creo que fue la primera vez que estaba siendo partícipe activo de su gozo y la verdad me encantaba, me llenaba de alegría saber que le daba placer a mi amo. "-Mmmmhh ahhh si ¡puta de mierda!" dijo, y me agarro de la cabeza al mismo tiempo que llenaba mi garganta. Luego apartó mi cabeza, yo terminé de tragar y le dije. "-Gracias por enseñarme a ser una buena puta, amo, solo vivo para darle placer" Cada una de esas palabras salió de mi boca, a diferencia de otras veces, él no me había forzado a decir nada. Por primera vez desde que empezó a usarme me dejo bañar antes de irme, eso ayudó con el dolor y los moretones, hizo lo que pudo para que pueda llegar a casa más o menos presentable ¿Otra vez le diría a mis padres que me robaron? ¿Me creerían? la verdad ya no me importaba… nada me importaba, solo mi amo.
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