Creo que pasé la prueba.
Un compañero de trabajo se burla de otros tres diciéndoles que actúan como maricones, ellos se enfadan y lo retan a una prueba que después de que le comen el culo y lo ponen a mamar él entiende que la pasó..
Creo que pasé la prueba.
Había comenzado a trabajar como programador, en la empresa, la de recursos humanos, me presentó a mis compañeros de trabajo.
Los tres, por su manera de hablar, y de vestir, me parecieron que eran medio maricones, aunque en ningún momento se los comenté, pero con el pasar de los días, me di cuenta de que entre ellos se trataban de manera bien afeminada.
Quiero decir que realizaban juegos de manos entre ellos, agarrándose las nalgas, llamándose loca, y cosas así por el estilo.
Ya estábamos por salir de la oficina, cuando uno de ellos dirigiéndose a otro se detuvo frente a él, y sin decir nada se dedicó a arreglarle el cuello de la camisa, que se encontraba fuera de lugar.
En ese instante cometí la indiscreción de decirles lo que pensaba, en si solo les dije. “parecen un par de maricones.”
Casi de inmediato los dos se han volteado a verme, y uno de ellos me dijo. “Así que, para ti, porque él me arregle el cuello de la camisa, somos maricones, y por la manera en que lo has dicho, eso es lo peor del mundo.”
Yo no sabía ni que decir, pensé en disculparme, pero de inmediato dirigiéndose a su compañero le dijo. “Mejor nos vamos, y no perdamos el tiempo con este pendejo, que de seguro es de los que les gusta que le den por el culo.”
Yo me indigné al escuchar sus palabras, y de inmediato bien molesto, le respondí que a mí nunca me habían dado por el culo.
Fue cuando el tercero de ellos me dijo. “Con razón hablas así, de seguro ni tan siquiera te has acostado con una verdadera mujer.”
En esos momentos yo sentía que me estaban atacando, y no sé cómo fue que se me ocurrió decirles. “Prefiero hacer eso, a dejar que me coman el culo.”
Nuevamente el primero, en un tono burlón me dijo. “Si ya sabemos eres muy machito, pero la verdad es que, si nunca te han dado por el culo, no puedes decir si te gusta o no.”
Yo estaba molesto, confundido, frustrado, sin saber que decirles a los dos, cuando nuevamente continuó hablando, y me dijo. “Ya que eres tan machito, A que no te atreves a que te hagamos una pequeña prueba.”
De la rabia que tenía, no pensé en lo que él me decía, y de inmediato le respondí, diciéndole. “Yo puedo hacer la prueba que te dé la gana.”
Ignorando a que se refería él, en ese instante uno de ellos dijo. “No se hable más, nos vemos a la salida, eso sí te atreves.”
Yo herido en mi amor propio, bien molesto y sin pensar en sus palabras, les respondí. “Nos vemos a la salida.” La verdad era que ni idea tenía de que prueba hablaban ellos.
Pero a la hora de la salida, me esperaban los tres, en la puerta de la empresa. En ese momento el mayor de ellos, en un tono de voz bien conciliador, me dijo. “Antes de hacerte la prueba, queremos invitarte un trago, y te des cuenta de que mis compañeros, y yo lo que hicimos contigo fue pasar el rato.”
Al escucharlo, sentí un gran alivio, más tranquilo, y calmado, por lo que cuando me dijeron que iríamos a su apartamento a darnos unos tragos, la verdad es que no pensé en nada malo.
Desde que llegamos comenzamos a beber, y con la excusa de que era viernes, y el sábado no trabajábamos, yo seguí bebe que bebe, hasta que el más flaco dijo. “Y cuál era la prueba que le vamos a realizar a este.” refiriéndose a mí.
Fue cuando el dueño del apartamento, sentándose a mi lado, y colocando una de sus manos en mi rodilla, me dijo. “Ya que a ti nunca te han dado por el culo, no sabes si eso te gusta o no, ¿verdad?”
Yo que estaba bastante tomado, y confundido por sus palabras, y lo primero que se me ocurrió decirle fue que sí, a lo que él me dijo. “Lo que vamos a hacer es algo bien sencillo.”
A medida que fue diciendo eso, comenzó a desabrocharme la camisa, mientras seguía diciéndome. “Nosotros te vamos a hacer el favor, de darte por el culo, para que tú nos digas si eso te gusta o no.”
Por lo borracho que ya me encontraba, no entendí lo que me quiso decir, por lo que me quedé callado, pero de inmediato comenzaron a ir quitándome la ropa, diciéndome. “Vamos has la prueba, y si no es de tu agrado, lo dejamos así.”
Yo en realidad, no tengo la menor idea de lo que pensaba, ya que, en cierto momento, me encontraba tan confundido, y tras negarme por un corto rato, a que me dieran por el culo, después de tanta insistencia por parte de ellos tres, finalmente acepté, hacer la prueba.
En ese momento, ya me encontraba completamente desnudo, recostado bocabajo en el mismo sofá en el que me encontraba, y tras darme otro fuerte trago, los tres comenzaron acariciar todo mi cuerpo.
Sentía sus manos recorriendo mi espalda, mis nalgas, mis muslos, al tiempo que los escuchaba decir. “Se han fijado que nalguitas tan lindas tiene.”
Yo seguía bebiendo, y sintiendo sus manos acariciando todo mi cuerpo, y hasta les confieso que comencé a disfrutar de sus caricias, y sentir cierta excitación.
Suavemente mientras me seguían acariciando los tres, uno de ellos comenzó a ir introduciendo sus dedos embadurnados en vaselina por mi culo.
Al principio fue uno, luego dos, y así sucesivamente, hasta que pienso que sin que me causara malestar alguno, ya tenía toda una mano entrando, y saliendo de mi culo, por completo al tiempo que yo no dejaba de sentir un gran placer.
Cuando me la sacaron, pensé que ya la prueba había terminado, cuando de momento sentí que uno de ellos se colocaba sobre mí, y me empujaba por mi culo, algo duro y caliente.
Yo me quedé sin saber ni que decir ni que hacer, lo más extraño de todo era la tremenda excitación que yo sentía.
Y a medida que el dueño del apartamento, quien fue el que primero me dio por el culo, comenzó a meter, y sacar su verga, yo casi de inmediato continué gimiendo de placer, y sin darme cuenta, comencé a mover mis caderas, ya que sentía que una especie de corriente eléctrica, que subía desde mis nalgas por toda mi espalda, hasta mi cabeza.
Ya en esos momentos, uno de ellos, puso su verga frente a mi boca, y si como ya lo hubiera hecho antes, de inmediato abrí mi boca, y tras comenzar a lamérsela, me dediqué a mamársela.
A medida que me daba sabrosamente por el culo, y yo seguía chupando, y mamando la verga del otro, el tercero colocó su verga entre una de mis manos, y yo instintivamente comencé a masturbarlo.
A medida que me fue sucediendo todo eso, mentalmente me preguntaba a mí mismo. “¿Como es posible que me estuviera dejando dar por el culo?” y al mismo tiempo yo mismo me respondí. “Hayyyy, porque es tan sabroso.”
Yo estaba tan excitado que, sin tan siquiera tocar mi propia verga, a medida que uno de ellos, me tenía bien clavado, metiendo, y sacando su sabrosa verga de entre mis nalgas, me vine, como un verdadero maricón.
El resto de la noche, los otros dos, también me dieron divinamente por el culo, mientras que yo con voz chillona, les pedía que me dieran más y más duro.
A los tres, también les mamé sus vergas, y hasta me tragué su semen, en varias ocasiones.
Cuando al día siguiente me vine despertando, me encontraba, bien confundido, tirado en aquel sofá, completamente desnudo, y lleno de semen por todo mi cuerpo.
Cuando apareció el dueño del apartamento, simplemente me mostró donde se encontraba el cuarto de baño.
Yo sumamente avergonzado sin levantar mi vista del piso, me dirigí al baño, mientras me duchaba no dejaba de pensar en todo lo sucedido, y desde luego que mentalmente me excusé diciéndome, que se habían aprovechado de mí por estar borracho.
Cuando de momento él entró al baño totalmente desnudo, y no hizo nada más que pararse frente a mí, con sus brazos cruzados, para que yo sumisamente, me arrodillase frente a él, y gustosamente me dedicara a mamar su verga.
Mientras me caía el agua de la ducha sobre mi cuerpo, para luego de igual manera, mientras me apoyaba contra la pared, dejaba que, me volviera a dar sabrosamente por el culo, meneando mis caderas, sin ofrecerle resistencia alguna.
Yo pienso que depende del punto de vista, se puede decir que pasé la prueba…
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