CRÓNICAS DE CUARTEL
En esta oportunidad se presenta una historia recopilada en los espacios del cuartel Páez en la ciudad de Maracay Venezuela, disfruta el relato..
La presente sucesión de relatos que se da inicio el día de hoy, es una sucesión de experiencias, anécdotas propias y ajenas en el marco de los cuarteles venezolanos, no son historias conexas, no es necesario leer una para hilar la otra, son simples vivencias que se cuentan en un relato, espero la disfruten.
CUARTEL PAEZ
Hacía un calor de los mil demonios, era algo natural en la calurosa ciudad de Maracay estado Aragua Venezuela. El Coronel Isaías González estaba en su oficina sudando hasta las bolas, desde hacía 8 meses, era el comandante del cuartel, tenía a su cargo el regentar no sólo el espacio sino al regimiento, el trabajo le gustaba pero el trabajo administrativo era lo que le jodía las bolas pero debía hacerlo, había aspectos de distribución de recursos que no se los podía dejar a su asistente, mientras menos gente supiera qué se hacía con los recursos mejor, ese era su asunto uno debía rebuscarse en este país.
El ventilador daba vueltas lentamente como con calor también, decidió parar el trabajo, eran las 9 de la noche y decidió darse un baño para bajar el calor, en ese momento se acordó que su baño no servía había que repararlo, ¡que ladilla debía hacerlo en las duchas de la tropa! Pensó de manera cansona, agarro sus artículos de tocador una muda ligera y se fue a las duchas. A esa hora la tropa se encontraba o en el comedor o en el área común descansando o esparciéndose, sus pasos resonaban en el pasillo mientras caminaba a las duchas. Isaías Gonzáles era un hombre maduro de 47 años, media aproximadamente 1,85 mts, no era ni gordo ni flaco era un hombre robusto un poco entrado en carnes pero sin llegar al sobre peso, era de ligera barriga y robusto, era muy blanco de piel y velludo, su cuerpo era tapizado por una capa de vellos negros y lisos que recubría todo su cuerpo, se podía decir que era un hombre atractivo, siempre llamaba la atención en el público femenino y aunque le escueza reconocerlo de algunos personajes masculinos cosa que no le hacía mucha gracia pero no le causaba gran molestia al contrario servía para alimentar su ego, su espalda era ancha y sus brazos gruesos así como sus piernas y sus robustas nalgas, su pene era de buen tamaño no al nivel de un actor porno pero sus buenos 18 cts tenía de carne masculina y gruesa de eso no se podía quejar, sus buenas satisfacciones le había dado.
Entró a las duchas y escuchó el agua caer, coño hay alguien bañándose que ladilla se dijo, pero ni modo había demasiado calor. Se quitó la ropa en silencio tomó su toalla y se la tiró al cuello y agarró su jabón, su champú y se dirigió al área de duchas, al entrar la imagen que presenció lo dejó paralizado, allí se encontraba dándose un relajante baño solo el soldado Altuvez, era un muchacho de la Guaira que tenía ya un año en el regimiento, Isaías lo había visto varias veces incluso había interactuado con él en situaciones de trabajo pero por primera vez lo vio con otros ojos, Altuvez era un muchacho que cumplía servicio militar en el cuartel Páez, era un muchacho moreno, de piel dorada por raza y por la zona de donde venía, siempre fue de buen cuerpo pero la rutina militar había mejorado lo que por naturaleza ya estaba muy bien, su cuerpo era torneado, cintura estrecha y piernas musculosas, espalda ancha y definida pero lo mejor de todo era ese culo fabuloso que tenía el bendito muchacho, como buen ejemplar moreno tenía un culo magnífico herencia de su madre, al momento de Isaías entrar a las duchas el muchacho se estaba enjabonando las piernas y al estar inclinado ese poderoso par de nalgas estaban abiertas de par en par mostrando su anillo anal lampiño y limpio y esa fue la imagen que le dio la bienvenida a Isaías, su verga le dio un respingo de vitalidad ante la imagen, un culo es un culo pensó, jajajajaja.
Carraspeó al entrar para hacer notar su presencia y de inmediato el muchacho volteó sorprendido y al ver que era el comandante se cuadró con respeto completamente desnudo, la imagen le causó gracia a Isaías,
I: descanse soldado.
A: gracias comandante, disculpe es que me desocupe tarde y ya todos se habían duchado.
I: no te preocupes disculpa tu más bien por haber interrumpido tu espacio de relajación, soy yo el que no debería estar en este espacio.
A: no se preocupe comandante no me molesta su presencia.
I: ah ok, entonces quiere decir que te agrada mi presencia –dijo Isaías con picardía-,
A: ummm no sé, sólo que no me molesta – dijo el sonrojado muchacho-
I: no te preocupes te bromeaba.
Estaban los dos desnudos en la sala mientras el agua caía, cada uno dio un vistazo discreto al cuerpo del otro, Altuvez escaneo rápidamente el cuerpo del comandante y tuvo que reconocer que para su edad estaba en buena forma, está bueno este viejo (pensó), para Altuvez los encuentros homo eróticos no le eran desconocidos, en su amado macuto entre tanta playa y espacios solitarios había tenido varios encuentros con panas que entre tragos y pitos de marihuana habían terminado mamándose unos con otros y se habían cogido bien sabroso, Altuvez no se consideraba maricón pero tenía clara la naturaleza ociosa de los hombres y cuando estaba caliente no veía para atrás, estaba claro que tenía buen culo y que provocaba cosas en los hombres, eso lo excitaba y no le daba miedo experimentar.
Isaías al detallar al muchacho se dijo así mismo que el carajito estaba bien rico, en su juventud Isaías había tenido sus experiencias, la vida militar era dura, mucho encierro, mucha juventud, muchas hormonas revolucionadas y bueno a veces las cosas se daban con la mayor discreción y se pasaba el rato bien. No podía dejar de pensar en el culo maravilloso de este muchacho y su verga poco a poco se iba engrosando de excitación, se empezó a enjabonar con lentitud, dándose gusto así mismo exhibiéndose mostrándose a aquel muchacho que no podía quitarle los ojos de encima, una vista a su bajo vientre evidenció su pene en erección, tenía buena verga el muchacho a más de uno y una debió darle gusto.
Isaías estaba enjabonándose, por su corpulencia siempre había tenido dificultad para hacerlo en su espalda no le daban los brazos para llegar al centro de su espalda, ante esta dificultad el joven soldado lo notó y se ofreció a ayudarlo.
A: comandante si quiere lo ayudo a enjabonarse la espalda a usted se le hace difícil.
I: ok hijo sí ayúdame, -dijo esto poniéndose de espalda al muchacho y dándole el jabón.
El muchacho contempló la espalda rotunda del maduro sus piernas gruesas y poderosas nalgas y procedió a tocar al comandante, y suavemente pasó el jabón por la espalda del hombre, pasó su mano jabonosa por la piel velluda era prácticamente una caricia que cubrió toda la espalda, el maduro cerró sus ojos y disfrutó el contacto, ya a este punto su pene estaba totalmente alzado, el muchacho duró rato disfrutando de la piel suave del comandante y llegó a la baja espalda sin tocar sus glúteos por respeto y precaución. Al detenerse en este punto el hombre habló:
I: Hijo baja enjabóname completo es relajante,
Ante este permiso el muchacho no se hizo esperar y deslizó sus manos por las nalgas duras y redondas, las acarició las amasó incluso fue atrevido y deslizó su mano entre las nalgas de este hombre ante lo cual levemente quebró cadera y levantó las nalgas y disfrutó el toque a su ano, la mano del muchacho bajó y enjabonó placenteramente las piernas del comandante y mientras subía el maduro se volteó y dejo ante la cara del muchacho su pene erecto el cual casi choca con el mentón del joven, pero las manos inquietas siguieron subiendo por las piernas y llegaron al saco escrotal y lo acarició y apretó levemente, ante esto Isaías abrió las piernas para dar más acceso, llegó a la vara erecta y rotunda del comandante y la cubrió con su mano, ante esta acción el maduró abrió su boca dejando escapar un gemido y echando la cabeza atrás disfrutando como lo masturbaban suavemente, las manos subieron por el pubis y llegaron a la barriga dura y levemente abultada y subieron a las tetas redondas del hombre y apretaron las tetillas endurecidas, las manos acariciaron los hombros y subieron al cuello y lo apretaron levente para concluir con la caricia detrás de las orejas. El hombre sonrió y dijo:
I: ahora es mi turno…
El joven asintió dando autorización y el maduro lo tomó por los hombros y lo volteó, quedando a su vista la espalda cincelada y las nalgas levantadas y redondas, ante esta visión el hombre mordió su labio con deseo y lo tocó sus manos llenas de jabón acariciaron las espalda deslizó sus manos jabonosas y hambrientas y casi directo llegó a esas nalgas morenas y redondas y muy duras, las acarició, las apretó el muchacho cerró los ojos y levantó el culo, quería más, necesitaba con urgencia recibir ese toque, los dedos inquietos se perdieron por su línea interculinea y sintió el roce en su ano una pequeña presión de la falange del maduro tratando de entrar su mano se deslizó por su entrepierna y llegó a las bolas calientes del muchacho la mano siguió y desde atrás atrapó el falo alzado, tenía buen guevo (pene) el muchacho sobre todo muy duro y caliente no tan largo como el suyo pero si grueso, Isaías se pegó a la espalda del muchacho y cruzó sus brazos en el pecho del muchacho, su guevo grueso quedó encajado en las nalgas morenas y redondas y éste echó hacia atrás su culo magnífico buscando el contacto, la caricia en el pecho se convirtió en un abrazo cálido, Isaías comenzó besar poco a poco el cuello de Altuvez llenándolo de placer, el muchacho ciego de placer sólo pudo decir:
A: comandante cójame…necesito sentirlo dentro –jadeo-
I: eso quieres muchacho? Si comienzo no voy a parar
A: sí señor lo sé hágame suyo
I: como digas
Y así como estaba pegado a la espalda del muchacho, agarró su guevo amoratado y lo dirigió a la entrada anal del muchacho, no entró en el primer intento, pero el joven colaboró, al segundo intento entró suavemente –no era la idea lastimar al chico- y ese guevo duro y gordo avanzó hasta hacer tope, se quedó quieto sintiendo el calor y lo apretado de ese culo que era cosa sería, el muchacho respiraba con agitación adaptándose a la dimensión nada despreciable del comandante. No era de los más grande que se había metido –pensé el joven, su pana David lo tenía más grande- pero si era uno de los más gruesos, Isaías se quedó quieto cuando sintió reducir la presión comenzó lentamente a ir y venir con suavidad, el muchacho dejó de sentir la presión inicial y empezó a sentir esa cosquilla rica que bien conocía y comenzó a mover en círculo su culo mientras el maduro iba y venía, Isaías incrementaba el ritmo de penetración y el muchacho el meneo de su culo, el orgasmo llegaría pronto para ambos, ya a estas alturas Altuvez se masturbaba con violencia mientras era cogido con fuerza por Isaías con las manos clavadas en la cintura del muchacho quien con el cuello hacia atrás era besado con pasión por el comandante, éste aceleró la penetración y anunció que acabaría.
I: me vengo, me vengo te voy a llenar ese culo de leche, ya casi, ya casi.
A: si papi préñame dame tu leche la quiero dentro de mí. –mientras decía esto movía el culo con desespero-
La imagen de su guevo clavado hasta la pata en el culo del muchacho tenía loco a Isaías, no podía dejar de ver la imagen y aceleró buscando sacar la leche y el momento llegó y se corrió con abundancia dentro de ese culo debieron ser como 7 u 8 chorros de abundante, espesa y caliente leche bañando la próstata del muchacho quien dio dos jaladas más a su guevo y acabó llenando de semen la pared de la ducha. Se quedaron un rato más pegados en reposo hasta el pene de Isaías salió solo del culo del muchacho.
I: verga carajito demasiado rico la verdad, que culo tan delicioso tienes.
A: comandante sí, su guevo es una vaina demasiado rica, se puede repetir?, si no es así no pasa y lo dejamos como una vivencia.
I: sí se puede, quiero más de ese culo y quiero ponerte a mamar, lo debes hacer rico.
A: jajaja ok de acuerdo y no he tenido quejas de esa habilidad
I: eso sí, podemos divertirnos de nuevo pero necesito que seas full discreto con esto.
A: no se preocupe que así será, sí quiere podemos incrementar la diversión
I: a qué te refieres muchacho, no entiendo
A: hay par de cursos que están bien ricos, somos panas de sexo y a veces nos reunimos para pasarla bien, todo bien discreto y bajo perfil y le aseguro que no les molestaría tener un encuentro con usted, lo bucean (lo miran) duro sabe, se mueren por mamarle el guevo y que usted los coja.
I: ummm no estaría mal, ojo pero sin peos (problemas) –ante la idea el guevo de Isaías dio un pequeño brinco.
A: quédese tranquilo que yo lo coordino y le comento
I: ok estaré atento, pero prefiero que fuera, en otro espacio aquí es arriesgado, coordinare un espacio, le digo a mi mujer que me voy de comisión y nos vamos las 4 te parece.
A: listo comandante si va me gusta esa idea, hay que coordinar que estemos nosotros de franco.
I: no te preocupes por eso que yo me encargo, anda termina de bañarte y sal de aquí tenemos mucho rato encerrados aquí, menos mal que le puse seguro a la puerta al entrar yo me quedo un rato más.
A: listo mi comandante, sí va.
El muchacho terminó de bañarse y se retiró en silencio dejando a Isaías pensativo y con el morbo encendido, se dio cuenta que estaba entrando a una etapa de disfrute y morbo en su ejercicio militar.
FIN…
Mis queridos lectores espero haya sido de su agrado el presente relato, pronto estaré publicando otra de las historias recopiladas y situaciones homoeróticas en otro cuartel, así que atentos. Deja tu comentario y si quieres que escriba sobre una temática en específico hazlo saber.
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