Cuando mi nuevo conocido, me dijo que la vida no era tan solo metérselo y sacárselo a las mujeres, no lo entendí.
Un hombre que ha perdido sus facultades sexuales, se aísla viviendo en un campo, pero al ir al pueblo conoce a un tipo que le dice que la vida no es solo sexo con mujeres..
Después de mi repentino divorcio, por mutuo acuerdo y consentimiento, quedé completamente destruido. Ya que, la que había sido mi esposa, simplemente me dijo un día que yo no la satisfacía sexualmente, al principio pensé que se trataba de una broma, por parte de ella.
Pero cuando noté que hablaba en serio, en medio de mi desesperación, hasta le propuse que se buscase un amante, cosa que en lugar de calmarla la indignó, razón por la cual me dejó de hablar, y tan solo nos comunicábamos por medio de su abogada.
Después del divorcio, como ya les dije quedé completamente destruido, ya que preocupado por lo que ella me había dicho, decidí visitar a un médico especialista o sea un urólogo.
Quien después de realizarme todos los exámenes habidos y por haber, incluyendo el de la próstata, cuando me dijo que no malgastase mi dinero comprando pastillas, ni remedios milagrosos, ya que lo mío era un caso de impotencia como no había visto otro antes.
Ya que además de ser un eyaculador super precoz, el conteo de mis espermatozoides era extremadamente bajo, por no decir inexistente, debido a varias condiciones mal tratadas.
Eso sin contar el alargamiento benigno de mi próstata, y la alta cantidad de varicoceles en mis testículos, en otras palabras, estaba super jodido.
Aunque, yo ya me había dado cuenta de alguna de esas condiciones, no fue hasta que el médico me habló bien claro, diciéndome que, sexualmente hablando, era menos que un cero a la izquierda, además reconozco que mi pene siempre ha sido de tamaño pequeño.
Cosa que me deprimió muchísimo, y en consecuencia comencé por aislarme de todo, tan es así que hasta vendí mi negocio, y me retiré a vivir al campo, con el fin de no relacionarme con nadie.
Por lo que me dedico solamente a trabajar la tierra, aunque ocasionalmente bajo al pueblo a comprar provisiones, y meterme al bar a beber solo, fue en una de esas ocasiones, que me acercó un conocido, y tras bebernos algunas cervezas, le comencé a contar, la triste historia de mi vida.
Él me escuchó, y hasta trató de darme consuelo, diciéndome. “Que la vida no era tan solo metérselo y sacárselo a las mujeres”. En esos momentos yo no comprendí para nada, el trasfondo de sus palabras.
Así que seguimos bebiendo, hasta que el dueño del bar nos dijo que era hora de cerrar, la cosa es que los dos teníamos ganas de seguir bebiendo, y antes de marcharnos del bar, compramos par de botellas de ron, y nos dirigimos, en mi carro a mi casa fuera del pueblo.
Ya en mi casa, mi invitado continuó diciéndome. “Que el mundo no se había acabado, por lo que a mí me había pasado. Que lo que tenía que hacer, era reinventarme”
Y si antes estaba confundido, tras escucharlo decirme eso, la verdad es que, cuando lo escuché decirme eso, me quedé bien bruto, él se dio cuenta de inmediato que yo no había entendido nada, y fue cuando me propuso que hiciéramos un pequeño experimento, para demostrarme de que era lo que él hablaba.
En esos momentos había bebido tanto, que la verdad es que, si me decía cualquier cosa, yo de inmediato la aceptaba, sin discutir, ni poner en duda sus palabras, por lo que cuando me dijo que me diera un buen baño, como parte del experimento, así lo hice.
Es más, mientras me duchaba, él entró al baño, y sin decirme nada me comenzó a enjabonar la espalda, y parte de mis nalgas, para al poco rato mientras continuaba pasándome el jabón por todo mi cuerpo, me preguntó cómo me sentía.
Yo la verdad es que después de darme otro trago de ron a pico de botella, le comenté que me sentía muy bien, él me ayudó a salir de la ducha, y prácticamente me condujo hasta mi cama, donde me indicó que me acostase, mientras que él tras secarme, con una pequeña toalla, comenzó a darme un masaje por todo mi cuerpo.
Yo seguí recibiendo sus masajes, y caricias por toda mi espada, mis nalgas, y mis muslos, mientras que él me fue diciendo que, a pesar de mi condición, tenía un buen cuerpo.
Luego embadurnó sus manos en un aceite, y continuó dándome esos especiales masajes, sobre todo sobre mis nalgas, sin que yo hiciera comentario alguno.
Suave y de manera bien lenta, a medida que me fue acariciando mis nalgas, también me fue penetrando por mi ano, con vario de sus dedos, cosa que, al principio, ni cuenta me di o, mejor dicho, no le puse atención.
Pero al rato cuando ya me tenía varios de los dedos de una de sus manos, bien adentro de mi culo, me volvió a preguntar cómo me sentía, a lo que yo sin vergüenza alguna, le dije. “Que de maravilla.”
No fue hasta que pasó un corto rato, que comencé a sentir como se fue posicionando sobre mí, pero en la condición en que me encontraba, la verdad es que poco me importó, lo que él me fuera hacer.
Aun sentía varios de sus dedos dentro de mi culo, cuando me dijo que el siguiente paso del experimento, era demostrarme a mí que, para disfrutar del sexo, no era necesario tener una mujer, que bastaba con dejar que todo fuera fluyendo de manera natural.
A lo que yo como un verdadero pendejo, no paraba de decirle que sí, hasta que comencé a sentir que sus dedos los fue retirando uno a uno de mi culo, pero casi de inmediato, me dio una ardiente nalgada, y separándose de mi lado, me dejó tendido en mi cama, completamente desnudo, y bien confundido.
Para luego despedirse, con toda su calma, mientras que yo, bastante mareado por todo el ron que había tomado, me preguntaba que sucedía.
Al día siguiente al despertarme, me acordé de todo lo sucedido, y hasta me volví a preguntar por qué él, se detuvo, ya que bien en el estado en que yo me encontraba pudo haberme comido el culo, sin que yo en esos momentos, hubiera podido hacer nada por evitarlo.
Como a la semana, volví a bajar al pueblo, y nuevamente en el bar me encontré con él, quien como si nada hubiera sucedido, me saludo, y hasta me invitó unas cervezas.
Después de un buen rato, y mucho antes de que fueran a cerrar el bar, me comentó que mejor seguíamos bebiendo en mi casa, lo que a mí me pareció una buena idea, por lo que de inmediato nos fuimos a mi casa.
Y aunque había bebido algo, no estaba borracho, por lo que cuando le pregunté a mi amigo que había pasado, la otra noche, me respondió, diciéndome. “Si yo me hubiera aprovechado de ti en esos momentos, ahora no estaríamos charlando amigablemente, es más al encontrarme en el bar, de seguro, te pondrías a discutir conmigo, y de seguro mucha gente se hubiera enterado de que yo te había comido el culo. Y pienso que no exagero, al decir que uno de los dos ya estaría muerto”.
Lo cierto es que me pareció que en todo momento él tenía razón, pero de inmediato me dijo. “Ahora si tú quieres podemos hacer dos cosas, una es nos olvidamos de todo lo sucedido. Y la otra es que sigamos en donde lo habíamos dejado, tú decides”.
Lo cierto es que, aunque me había tomado algunas cervezas, recordaba muy bien cómo me sentí, a medida que él en aquella ocasión, me fue acariciando las nalgas, e introduciéndome sus gruesos dedos dentro de mi cuerpo.
Por lo que casi de inmediato, sin decir nada, comencé a quitarme toda mi ropa, luego me fui a la ducha, y después de darme un buen baño, al salir de la ducha, ya él me esperaba completamente desnudo al lado de mi cama.
Apenas me recosté bocabajo, comenzó a masajear con aceite nuevamente, todo mi cuerpo, en especial mi espalda y mis nalgas, a medida que sus dedos fueron recorriendo mis nalgas, volví a sentir esa sabrosa sensación por todo mi cuerpo.
Sin que él me lo sugiriera separé mis piernas, y levanté ligeramente mis nalgas, aunque me sentía sumamente excitado, mi verga, para mi vergüenza, no reflejaba mi estado de ánimo.
Mi invitado comenzó nuevamente a ir introduciendo sus dedos, dentro de mi cuerpo, al principio uno, luego dos, y así sucesivamente, hasta que podía sentir casi toda su mano, como entraba y salía de entre mis nalgas.
Mientras que yo no paraba de gemir, y moviendo mis caderas, comencé a pedirle que me penetrase con su verga, al poco rato extrajo sus dedos embadurnados de aceite de mi culo, y comencé a sentir como su caliente cabeza de su verga, me fue penetrando.
En mi vida nadie me había dado por el culo, pero en esos instantes me pareció la cosa más rica del mundo, comencé a mover mis caderas, de lado a lado, mientras que él me seguía enterrando toda aquella cosa.
Por un buen rato fui sintiendo un placer que jamás ni nunca antes había sentido, su sabroso miembro me penetraba una y otra vez, al tiempo que con su boca comenzó a mordisquear mi nuca, y mis orejas, al tiempo que me fue preguntando, ¿Cómo me sentía?
A lo que yo alegremente le respondía, que increíblemente bien, pero que siguiera dándome bien duro, así continuamos por un largo rato, hasta que me indicó que íbamos a cambiar de posición, y tras sacarme su sabrosa verga, hizo que me recostase bocarriba, me tomó por los tobillos, y levantando y separando mis piernas, dirigió nuevamente su verga al centro de mis nalgas.
Por lo que pude ver claramente como me volvía a penetrar, yo chillaba de placer, y felicidad, mientras que él continuó una y otra vez clavándome sabrosamente toda su verga, hasta que lo sentí como se venía dentro de mí.
Yo me quedé extasiado, con mi culo bien abierto, hasta que nuevamente dándome una ardiente nalgada me indicó que me fuera a lavar, y mientras que yo expulsaba toda su leche de mi culo, él comenzó a lavar su verga, en el lavamanos frente a mí.
En ese instante me dijo. “Si quieres continuar la fiesta, dúchate, y te espero en la cama”. Yo desde luego que le obedecí sumisamente de inmediato, y al regresar a la cama, él mantenía su adormilada verga entre sus dedos, y nada más bastó que se quedase viéndola por un corto momento, para que yo entendiera que debía ponerme a mamársela.
Lo que sin pensarlo mucho me dediqué hacer, y a los pocos minutos, ya la tenía bien dura dentro de mi boca, por lo que al poco rato volvió a penetrarme nuevamente por el culo, esa noche, se la volví a mamar, pero hasta que acabó dentro de mi boca, y garganta.
Desde esa fecha, digamos que de ser mi amigo pasó a ser mi marido, mientras que yo poco a poco, he ido afeminando mi apariencia, aunque él nunca me lo ha pedido, pero sé que eso le agrada.
Y la verdad es que desde que comencé a dejarme dar por el culo, por él y mamar su verga, disfruto mucho más del sexo que cuando estaba casado….
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