Cuarto en Renta 2: Ruidos Nocturnos
Joven espía como el hermano mayor de Jorge lo usa como juguete sexual. .
Anteriormente les platiqué cómo fue mi encuentro con Jorgito y la mina de oro morbosa que encontré con la familia que me renta el cuarto.
Yo soy Tomás, tengo 27. Mido 1.78, de piel clara aunque mis pezones y verga son más oscuros. Soy delgado pero no atlético, normalon diría yo. Eso sí, tengo mucho pelo. Me encanta andar desnudo en casa. Me considero bastante morboso y chaquetero.
Por trabajo ando en otra ciudad y me asignaron un cuarto el cual lo renta una familia bastante peculiar.
Les recordaré la apariencia de los que aparecen en este relato:
Sebas, el hijo mayor, de 19 años de edad, alto y peludo (no tanto como el papá). Estudiante de medicina, siempre está en la facultad o simplemente se encierra en su cuarto para «estudiar». Escuché que en la prepa jugó fútbol y se nota pues tiene unas nalgotas futboleras jaja
Jorge, el menor, de 10 años, totalmente lampiño. Definitivamente ambos hermanos heredaron los genes de sus papás, buen culo. En las tardes siempre juega y se escabulle en toda la casa. Es bastante preguntón y desvergonzado.
Después de mi encuentro con Jorgito, su mamá estaba más pendiente de que “no me molestara”, así que no pude hacer nada más con él esa semana.
Una noche, cuando todos dormían, bajé por un vaso con agua. Como las cortinas estaban abiertas, no vi necesario encender la luz, así que bajé a oscuras. Por la ausencia de personas, sólo salí en boxer. Mientras bebía, escucho que la puerta de Sebas (el hijo mayor) hace el típico sonido de cuando quitas el seguro para abrir.
Yo no le dí importancia, pensé que también vendría a tomar agua. Sebas sale de su cuarto y no se da cuenta de mi presencia en la cocina, al igual que yo, tampoco enciende las luces. Sólo veo la silueta que se dirige a la recamara de Jorgito, abre y enciende la luz del cuarto, entra rápido pero no cierra totalmente la puerta. Yo de chismoso y con un poco de morbo (porque ya sabía las mañas de ese muchacho) me acerco un poco para ver por el espacio abierto, lo suficiente para que no me alumbrara el resplandor.
No me había dado cuenta (por la misma oscuridad) pero Sebas estaba en pelotas, con la verga flácida, observando en la base de la cama a su hermanito dormir. Tardó como dos minutos ahí parado, sólo apreciando a su hermano quien estaba recostado boca abajo y vestía sólo de una trusita azul celeste.
De un momento a otro, se reclina sobre la cama y coloca su cabeza sobre el trasero de Jorgito y se escucha como empieza a respirar hondo, como si quisiera succionar el alma del pequeño de un respiro. Sebas, con los ojos cerrados, movía la cabeza haciendo que su nariz se introdujera más entre esas nalguitas deliciosas. Así hizo varias respiraciones y luego levanta el mentón, sacando su nariz pero acomodando su boca a la altura del ano, hace movimientos como si estuviera besando a alguien.
Yo traía una sonrisa pervertida, al fin algo de acción. Aunque esta vez sólo podría ser espectador ya que Sebas no me conocía del todo y no quería que se asustara. Mi pene ya estaba palpitando de presenciar esa escena morbosa.
Sebas separa su cara y mira hacia la cara de Jorgito para confirmar si aun dormía. Como vio que sí, tomó con sus dos manos la trusita y la empezó a jalar hacia abajo hasta quitarla por completo y la arrojó lejos de la cama. Acerca su cara nuevamente y repite su rutina, esta vez piel con piel, primero introdujo su nariz haciendo movimientos circulares y respiraciones hondas, posteriormente, abre su boca y pasa su lengua por toda la rajita de su hermano, tardando un poco más en el hoyito de este, abriendo las nalguitas con sus manos. Que delicia de escena. El pene se debas ya estaba duro como piedra y ni se diga el mio que estaba apunto de romper mi boxer.
Después de un rato, Sebas se levanta nuevamente, junta las piernitas de Jorgito y se coloca encima de él. mientras se acercaba, pasó su verga sobre el cuerpo de su hermano, desde la planta de sus pies, hasta sus nalguitas. Estaba hincado, encima del, aún profundamente dormido, infante. Entonces empieza a pasar la cabeza de su pene entre las nalgas de Jorge, no hacía presión, sólo subía y bajaba.
Al lapso de unos minutos, se coloca, con la verga apuntando hacia arriba, sobre el culo de Jorgito, haciendo presión con su cuerpo para que su hombría quedará cual hotdog, entre esas carnosas nalgas. Se quedó en esa posición, inmovil, por un breve tiempo. Puso sus manos sobre la cama y sin más, inicia con el cadereo, frotando su verga en el culo del dormido Jorge. Las primeras embestidas fueron lentas, parecía que no quería que despertara. Pero no tardó en cerrar sus ojos e iniciar con un culeo más intenso.
Desde mi perspectiva podía ver perfectamente la escena, y escuchar el delicioso sonido de dos cuerpos culeando. Yo ya traía la verga de fuera, jalando mi miembro al compás de las embestidas de Sebas, quien ya no mostraba cautela o pudor, su respiración era tan agitada que emanaban gemidos de él. No podía creer que Jorgito seguía dormido, ¿le habrá dado su hermano algo para el sueño profundo?.
Alcanzaba a ver como los huevos de Sebas chocaban con el culito húmedo de Jorge. Ya no sabia a quien voltear a ver, pues Sebastian tenía unas piernas bien tonificadas y peludas, y ni se diga de esas nalgas que rebotaban con cada embestida (dios bendiga a los que practican fútbol, que rico se les forma el cuerpo). Por la posición de Sebas, alcanzaba a ver su ano lleno de pelos cada que se hacía para atrás.
De repente, yo volteaba a ver las puertas de las otras habitaciones y los alrededores de la casa ya que de verdad esa escena era muy ruidosa y en la madrugada era lo único que se escuchaba. Gemidos, rechinar de la cama, el sonido de “thud-thud-thud” que emiten los cuerpos en cada embestida.
Después de alrededor de media hora de culeada infernal, Sebas levanta su torso, causando que su verga salga de entre las nalgas de Jorgito. Pero enseguida con su mano derecha hace presión para que se vuelva a insertar y continua con el cadereo un rato más hasta que se detiene de golpe, con la cabeza de su pene apenas saliendo de esa prisión carnosa y da un grito de placer que retumba en toda la casa, hasta me asuste por un momento, pensé que alguien saldría de sus habitaciones y me vería jalandome la verga en el pasillo.
Cuatro chorros de semen espeso salieron disparados, los primeros dos alcanzaron el cabello de Jorge y un poco de la almohada, los últimos, quedaron sobre la espalda del niño. Sebas, totalmente agotado, se acerca en cuclillas hacia la altura de la cabeza de su hermanito, lo toma de los cachetes y se limpia, con los labios de Jorgito, lo que quedó de lefa en la cabeza de su pene. También aprovechó para pasar su verga (que ya estaba perdiendo tamaño) por toda la cara del bello durmiente.
Yo sabía que seguro ya se regresaría a su cuarto, así que rápidamente me fui a esconder entre las cortinas. Sebas se levanta de la cama, y con la misma velocidad con la que entró, salió y se fue a su recamara, escuche el sonido del pasador y el rechinar de su cama, indicando que había puesto seguro y se lanzó a su cama a dormir. Fue tan veloz su retirada que ni siquiera apagó la luz de Jorge. Me sorprende un poco lo despreocupados que son en esta casa. Esperé unos minutos para confirmar que todos seguían, sorprendentemente, dormidos y me acerqué a la recamara de Jorgito.
Ahí estaba, aun dormido, acostado boca abajo, lleno de leche espesa. Al entrar vi que en efecto, le habían dado gomitas para dormir, el envase aún estaba sobre el tocador. Introduje mis dedos entre su culito, abrí mi mano para apartar sus nalgas y ver ese anito rico. Aún se veía bastante cerrado, me pregunto si ni el hermano, ni el papá se lo han chingado aún. Mi instinto animal nuevamente quería salir y romper por primera vez ese delicioso manjar, pero me frené, no podía arruinar la dinámica morbosa de esta familia con un apareamiento forzado.
Sólo me subí a la cama, en la misma posición que usó Sebas, pero sin pegar mi pecho, no me quería embarrar del semen de Sebas, aunque me daba mucho morbo, me gustaba cómo se veía la imagen de ese angelito bañado en leche. Sólo introduje la cabeza de mi verga entre las nalguitas de mi nuevo juguete sexual y me jale la verga hasta venirme, justo sobre su anito, hice una muy leve presión, sólo para que le entrara mi leche sin perturbar su virginidad. Aun así, mi semen salió por los contornos del ano, escurriendo hasta mojar la base de sus huevos y las sábanas de la cama.
Totalmente satisfecho, apagué el foco del cuarto, cerré la puerta con cuidado de no hacer ruido y me fui a mi recamara. Dormí como bebe esa noche, que delicia de familia. Ojala también tenga oportunidad de romperle el culo a Sebas, que buenas nalgas tiene.
Gracias por leer, se aceptan críticas de cualquier tipo. Saludos.
Delicioso momento de hermanos y tu presenciandolo 🤤👍😁☺️