Daría lo que no tengo, por montarme en esa máquina.
Me dejé dar por el culo, para darme el gusto de manejar esa belleza de auto, además que le mamé toda su verga, no me hace maricón.
Daría lo que no tengo, por montarme en esa máquina.
Yo dije esas palabras mientras observaba de cerca, uno de los autos más salvajes que jamás había visto en mi vida.
Sin contar un sinfín de detalles, artísticos, y técnicos que la convierten en la máquina más potente, y veloz sobre cuatro ruedas.
Yo no había terminado de decir eso, cuando una ronca voz a mis espaldas dijo. “Qué te parece si me das lo que, si tienes, y a cambio yo te dejo no tan solo montarlo, sino que lo puedas manejar.”
La verdad es que el escuchar esas palabras tras de mí, me dio la impresión de que esa persona de burlaba de mí, y de mi sueño imposible, de manejar aquella bella y potente máquina.
Pero al darme vuelta, para ver quién era el tipo ese, me sorprendí al ver al famoso constructor de aquella maravilla sobre cuatro ruedas.
Lo cierto es que, aunque no lo conocía de manera personal, pero estaba bien al tanto de quien era, y de todas sus creaciones.
Sonriendo, me invitó a pasar dentro de su taller, y ya dentro también me invitó un trago, diciéndome. “Me encanta hablar, y compartir con chicos, que como tú admiran mis obras.”
Me sentí de lo mejor, al escucharlo que me invitaba a compartir con él, además, ignoraba que su tallere, se encontraba justo frente a la casa de mis tíos.
Una vez ya adentro, y tras invitarme una cerveza, me preguntó. “Bueno que estuvieras dispuesto hacer, o dejar que te hagan, para poder manejarlo.”
La verdad es que pienso, que ni atención le puse a lo que me dijo, mi sueño era manejar aquella tremenda máquina, sin importarme lo que me costase.
En ese momento sin perder el tiempo, bajándose, y quitándose sus pantalones, quedó con su verga al aire, fue cuando me puse a pensar qué diablos buscaba a ese tipo realmente.
Así parcialmente desnudo, me dijo. Si me das el culo, dejo que pruebes mi máquina.” La verdad es que no podía creer lo que ese tipo me estaba proponiendo.
Jamás en mi vida había tenido inclinaciones por otros hombres, pero el que existiera la remota posibilidad de que manejase aquel monstruoso, auto súper deportivo, hizo que de inmediato, me pusiera a pensar en su oferta.
Entre las muchas cosas que yo mismo me dije, fueron. “Eso solamente lo sabremos él, y yo. Y yo no se lo voy a ir contando a todo el mundo, que me dejé dar por el culo, para darme el gusto de manejar esa belleza de auto, además, el que yo me dejé dar por el culo, por este tipo, no me hace maricón.”
Mi deseo de manejar aquella maquina era tal, que en realidad no veía nada de malo en hacer lo que él me pedía, claro que siempre y cuando él cumpliera con su palabra.
Así que después de ese pequeño debate dentro de mi mente, de inmediato le respondí que sí, que, si estaba dispuesto a dejarme dar por el culo por él, siempre y cuando me dejase manejar su auto.
Él al ver, que yo acepté sin mucha prisa me dijo. “Ahora desnúdate.” Lo que yo de igual forma fui haciendo, hasta que me quité toda mi ropa, quedándome únicamente con mis botas puestas.
Una vez que quede del todo desnudo, se me acercó, y aunque me sentí muy raro, al dejar que otro hombre, como yo me tocase, como él lo estaba haciendo, en mi mente me decía a mí mismo. “Lo hago no porque me guste, lo hago para manejar esa máquina.”
Fui sintiendo sus fuertes manos, por todo mi cuerpo, en especial sobre mis nalgas, y como con sus gruesos dedos, me fue penetrando.
Lo cierto es que no me incomodó tanto, como yo esperaba, es más ahora que hablo sobre eso, les puedo decir que, como que lo disfruté mucho.
Aunque procuré contener mis expresiones, a medida que él me fue penetrando con sus dedos, a mí se me fueron escapando uno que otro gemido, producto del placer que él me estaba haciendo sentir.
Hasta que después de un rato, él mismo, agarró algo de agua y jabón y me los pasó entre mis nalgas con sus manos, al tiempo que me fue diciendo. “Esto hará que me deslice dentro de ti y no te duela tanto.”
Yo a todas estas, aunque sin llegar a decírselo, estaba deseoso de sentir aquella cosa que colgaba entre sus piernas, penetrando mi esfínter.
Por lo que cuando comenzó, no les diré que no me dolió, pero no de la manera que yo me esperaba, era una especie de raro rico, y sabroso dolor, y aunque me quejé, a medida que me fue penetrando, yo lo fui disfrutando y mucho.
Ya cuando tuve toda su verga dentro de mí, no sé si fue de manera instintiva, pero sin que me dijera nada, comencé a mover mis caderas, como buscando sentir todo su buen pedazo de carne, más y más dentro de mí.
Desde esos momentos en adelante, me olvidé por completo, de reprimir mis emociones, y prácticamente le pedí que continuase clavándome su verga, de la manera que él quisiera.
Así que a medida que continuamos en unas cuantas ocasiones, cambiamos de posición, en las que yo recibía toda su sabrosa verga sin importar como me pusiera.
Ya que hasta sobre el auto, lo estuvimos haciendo, así como en el mismísimo piso del taller.
Yo lo único que deseaba en esos instantes, era continuar sintiendo su verga entrando y saliendo de mi culo, una y otra vez.
Cuando finalmente se vino, lo hizo por completo dentro de mí, pero al sacar su tremenda verga de mi culo, no sé qué me sucedió, que me dio un frenético impulso, y sin pensarlo dos veces, me he dedicado a mamársela hasta que nuevamente lo hice venirse, pero dentro de mi boca y garganta.
En torno a manejar aquella tremenda máquina, la verdad es que, si lo hice, pero después de que él me comió el culo, lo que realmente me importa más es el que me lo vuelva a comer, cuantas veces él quiera.
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