Darían, mi compañera de clases
Creí que la preparatoria sería algo aburrido, hasta que encontré a Darian, la chica que me cambiaría la vida..
Agosto
Era una mañana fría. Había llovido el día anterior, así que el viento que corría era bastante helado. Estaba muy nervioso. Era el primer día de clases en la preparatoria y, aunque era una escuela pequeña, sentía algo de miedo e inseguridad al saber que me esperaban cosas nuevas. Claro que el miedo y la ansiedad se reducían al recordar que no era el único nuevo en aquella escuela. Tras llegar, perdí tiempo buscando mi salón de clases, así que cuando llegué, la primera clase ya había comenzado.
Toqué la puerta, la abrí y le pedí permiso a la profesora para que me dejara pasar. Ahí recibí la atención de toda la clase.
—Profesora, ¿puedo pasar? Estaba en dirección.
La profesora dejo de hablar con el grupo y se recargó en la orilla de su escritorio, cruzó los brazos y comenzó con su sermón.
—Primer día de clases y llegando tarde. ¿No le enseñaron a ser puntual en la secundaria, señor?
El grupo, mi grupo, que se encontraba sentado ya en orden alfabético, de acuerdo a la inicial del apellido paterno, comenzó a reírse. Yo los miré a todos. Todas las butacas estaban ya ocupadas, todas, excepto una.
Frente a la butaca vacía había una chica que me estaba mirando mientras sonreía. Era de piel clara, a comparación del resto de chicas. Pelo oscuro bastante lacio y bien cuidado. Vestía una sudadera color rosa pastel, pantalón de mezclilla azul marino, muy muy ajustado. Probablemente aquella chica pesaba unos ocho kilos más que yo. Bueno, definitivamente era una chica linda, pero nada más.
Volviendo a prestar atención a mi profesora… Ella volteó a ver al grupo y comenzó a hablar con ellos.
—Jovenes, les aviso de una vez, que la puntualidad es algo que va a verse reflejado en sus calificaciones finales, para bien o para mal. Así que ustedes elijen. Si van a llegar tarde como su compañero…
La profesora hizo una pausa, volteó a verme y me hizo señas con la cabeza para que dijera mi nombre.
—Victor, Victor Mondragón.
— Si van a llegar tarde como su compañero Victor, olvidense de tener calificaciones aprobatorias.
La profesora se sentó y me dijo que tomara asiento.
Cuando me acerqué a mi banca, aquella chica, con una sonrisa bastante amigable me volteó a ver una vez más.
—Ay Victor.
Por primera vez había escuchado la voz de mi compañera, y la había escuchado pronunciando mi nombre. No sé porqué, pero eso me volvió loco al instante.
La clase siguió con normalidad. Lo mismo con Taller de lectura y con Ciencias sociales. Esta última, nos era impartida por nuestra tutora, quien al llegar, quiso comenzar con una dinámica para conocer nuestros nombres y romper el hielo.
—¡Hola chicos! (voz chillona y molesta). ¿Ya se conocen?
—¡Yaaa!
Una voz algo pesimista respondió desde el fondo del salón. Para mí aparente alivio, esa respuesta haría que todo ese teatro de presentación fuera ya innecesario, pero no.
—Bueno, chicos. Se conocen entre ustedes pero yo a ustedes no. Así que quiero conocerlos.
Como dije anteriormente, mi alivio se extinguió rápidamente. Nunca he sido una persona de muchos amigos. Mi círculo social de la secundaria tan solo se reducía a tres personas. Hablaba con algunas compañeras, pero nunca las consideré mis amigas.
—De acuerdo, chicos. La dinámica será la siguiente. Cada uno va a levantarse y a decir su nombre y lo que quiere estudiar cuando entre a la universidad. Comenzamos por aquí.
La profesora señaló al chico con el que comenzaba la lista. Que estaba sentado a un lado de la puerta.
La dinámica tardó unos quince minutos hasta llegar con la chica frente a mí. Se levantó, y no pude evitar mirarla por detrás. La miré, al menos de reojo pero la miré.
—Hola, eh, mi nombre es Darian Monarca. Eemm, quiero estudiar odontología y mi color favorito es el color negro. Espero hacer muchos amigos, eeh, y ya.
Darían, ahora sabía que su nombre era Darian. Cuando ella se sentó, volteó a verme y nuevamente sonrió. Me miró de arriba a abajo y se sentó.
¿Dijo que su color favorito es el negro? ¿Y por qué viste de rosa? Me miré, miré mi ropa, toda de color negro. Tan solo una camisa blanca bajo mi sudadera, pero el resto de ropa era negra, incluyendo la corbata.
¿Será que lo dijo por mí? ¿Por qué me gusta tanto si la acabo de conocer? Será que yo le…
—Joven, deje de pensar en la novia. Después la va a ver. Es su turno, presentese.
Por estar pensando en cosas que tal ves no tenían sentido, dejé de prestar atención a lo que sucedía en el salón.
—Perdón, profesora.
Me levanté y miré a mi alrededor. Parecía que la atención que mis compañeros no habían tenido durante la presentación de mis compañeros anteriores, ahora la estaban dando para mí, para mi presentación.
—Bueno, mi nombre es Victor. Esteee, quiero estudiar geología. Honestamente no soy de muchos amigos, así que sé que no con todos voy a llevarme bien. Mi color favorito es el color rosa pastel, y… creo que es todo.
¿rosa pastel? ¿Por qué dije eso? No puede ser.
La clase terminó por fin. Antes del receso tocó matemáticas. Mi momento de brillar había llegado.
El profesor entró con una seriedad que me fascinó. Se presentó y comenzó con la clase. Tan pronto como el profesor dictó los ejercicios después de dar su explicación, salió del salón y nos dejó resolviendolos.
Los terminé y me puse a dibujar en la última hoja de mi libreta. Pero algo no estaba bien con Darian. Estiré el cuello para ver su libreta. Pero que iba a ver si no había nada. Ella era muy buena en ciencias sociales, pero al parecer su fuerte no eran las matemáticas.
—Hola. Oye, ¿quieres que te ayude? Darian, ¿verdad?
La chica se sorprendió al tenerme con la cabeza en su hombro. Aproveché a oler su cabello, que por cierto, olía muy bien.
—Aah, ¿Victor? Bueno, gracias. La verdad no soy muy buena en matemáticas.
—Descuida, yo tampoco soy muy bueno, pero hago el intento.
Fueron diez minutos resolviendo los ejercicios, y los próximos quince los usamos para hablar de nosotros. Cómo siempre, la mujer dió el primer paso.
—Tienes un lindo nombre. Victor. Se escucha bien.
Bueno, tu nombre también es muy lindo. Nunca lo había escuchado, así que desde ahora eres especial para mí tan solo por eso.
—Bueno, ¿cómo está eso de que te gusta el rosa pastel si el único color de tu ropa es el negro?
—Eeh, sobre eso… ¿Y tú? Según lo que escuché, tu color favorito es el negro. Y lo único negro es tu cabello.
Darian se rió. Muy pocas veces había hecho reír a una mujer, y eso me había hecho sentir algo en mi interior. La última vez que una mujer se rió gracias a mí fue una señora, y eso porque me caí frente a ella.
La campana del receso sonó.
—Victor, ¿quieres salir a caminar?
Eso fue algo que no me esperaba.
—Bueno, sí, si quieres.
El sol había salido desde hace dos horas. Y ahora estaba al máximo. Ví a Darian caminar a mi lado con esa sudadera que se veía, le daba bastante calor.
Oye, Darian. ¿No tienes calor?
Mi intención no era la de desnudarla frente a toda la escuela, pero es que de verdad hacía calor.
—Jajaja. ¿Por qué lo dices?
—Tu sudadera. Solo es eso.
—No, no tengo calor. No tengo nada más debajo. Solo mi Bra.
Su respuesta me confundió un poco.
—¿Tuuu qué?
—Jajaja. Mi brasier.
—¿Enserio? No te creo.
—¿Qué? ¿Por qué no?
— No lo sé, pero creo que estás mintiendo.
—¿Quieres ver?
En ese momento creo que se me bajó la presión. No llevábamos ni diez minutos de receso y ya se estaba saliendo de control.
No sabía que decir. Pero lo dije.
—A ver 😶
—Bueno, vamos al salón.
Y comenzó a caminar. Y yo atrás de ella.
En el salón no había nadie. Ella entró y se esperó en la puerta. Entré yo y ella la cerró. De pronto, se levantó la sudadera y me mostró su brasier negro. Pude ver sus dos pechos asomándose. Su piel era bastante clara. sentí como la sangre de las manos me hervía. No sabía que hacer. Tan solo me quedé mirando todo lo que había debajo de aquella sudadera rosa pastel.
De pronto, la campana nuevamente volvió a sonar, y ella se bajó la sudadera. Caminó hacía su banca y se sentó. Poco a poco mis compañeros fueron entrando al salón.
¿Qué había sido eso?
SEGUNDA PARTE EN PROCESO
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