De alguna manera él debía pagar los atrasos de la renta.
Un joven por andar fiestando se atrasa en el pago de la renta del apartamento que tiene alquilado hasta que el propietario lo visita y lo amenaza con sacarlo del apartamento, a menos que por casa día de atraso se deje dar por el culo y se ponga a mamar su verga, el chico eventualmente pagó..
De alguna manera él debía pagar los atrasos de la renta.
Tengo un joven inquilino que por andar fiestando, dejó de pagarme la renta, en innumerables ocasiones le había escrito, pero él muy hijo de la gran puta, nada que me respondía, así que decidí ir a cobrarle personalmente.
Lo primero que le dije al abrir la puerta fue. “Yo soy el dueño del apartamento, y como no ha respondido mis cartas, decidí pasar a ver que le sucede con el pago de la renta”
Lo cierto es que él no se esperaba que algo así le fuera a suceder, lo único que se le ocurrió hacer en ese instante, fue invitarme a pasar.
Así que lo primero que se le ocurrió fue, pedirme disculpas por el atraso, y de inmediato se le ocurrió decirme, que en su familia había habido una emergencia, por lo cual él había enviado algo de dinero a sus padres, pero que, para la próxima quincena, se pondría al corriente, pensando que con eso bastaría.
Me le quedé viendo, y le dije. “Yo no nací ayer, sé que te gastaste la renta por estar fiestando, y si no quieres que ahora mismo te ponga de patitas en la calle, vamos a tener que llegar a un acuerdo”
Él se asustó al escucharme decirle esas palabras, por lo que lo único que se le ocurrió preguntarme fue a qué tipo de acuerdo me refería yo.
Fue cuando mi inquilino se dio cuenta de la manera tan rara, en que yo lo estaba viendo, sin dejar de verlo en la manera en que lo estaba haciendo, le dije. “Bueno, es bien sencillo, yo quiero que me dejes darte por el culo, y me mames la verga, por cada día de atraso de la renta.”
En ese instante, puso cara de querer mandarme al infierno, pero de seguro se puso a pensar “Si está bien, lo mandas al demonio, y esta noche a dormir en el auto”.
La verdad es que se quedó como paralizado, sin saber que responderme, fue cuando me coloqué a su lado, y dándole una suave nalgada le dije. “Te doy una hora para que decidas, si te quedas a dormir en el apartamento, o te marchas, al fin y al cabo, solo tienes que recoger la ropa”.
Antes de que yo me marchara me dijo. “Jamás en mi vida, había llegado a tener sexo con otro hombre, y mucho menos dejado que alguien me diera por el culo”.
No dudo que se haya visualizado durmiendo por varios días en su auto, exponiéndome a ser asaltado, y a que su familia se enterase de lo que había sucedido, cosa que de seguro él no deseaba que sucediera.
Tal como se lo dije a la hora, regresé a su apartamento, y ahí estaba yo, con un par de botellas de vino en mis manos, viéndolo de pies a cabeza.
Mientras que el joven tartamudeando, de lo nervioso o asustado que estaba, me invitó a pasar.
Así que mientras coloqué el par de botellas de vino, sobre la mesa, le pregunté de manera sarcástica. “¿Y ya decidiste donde vas a dormir?”
Lo cierto es que no dijo nada, se quedó viendo el piso, mientras que yo, tomé su falta de respuesta como un sí.
Fue cuando dirigiéndome a la cocina extraje un par de copas, y regresando de inmediato a la sala, le dije. “Vamos no pongas esa cara, de tragedia griega, pero antes de que algo suceda, vamos a tomarnos algo de este buen vino. Así te vas relajando, y vas a ver como la pasamos de lo mejor”.
Él me comentó que a él no le gusta mucho el vino, pero en esos momentos se lo tomó como si fuera agua, mientras que ambos estábamos sentados en el sofá de la sala, y poco a poco comencé a pasar una de mis manos por su rodilla.
Al tiempo que le fui preguntando, si esa era su primera vez, casi ni hablaba, fue cuando me le acerqué más, y colocando uno de mis brazos por encima de sus hombros, seguí diciéndole. “Si te preocupa si te va a doler, te diré que no, a menos que tú quieras que sea así”
Mis palabras lo dejaron bien confundido, cosa que se le notaba en la cara, por lo que de inmediato continué diciéndole. “Ahora mientras que seguimos bebiendo, vete a darte una buena ducha, y procura enjabonarte bien, que ya te alcanzo en la ducha” Él sumisamente me obedeció, al tiempo que seguía bebiendo.
Ya en la ducha comenzó a enjabonarme, tal y como yo se lo había ordenado, cuando me vio entrar al baño completamente desnudo, y en lo que de inmediato se fijó, fue en el gran tamaño de mi miembro, que prácticamente era casi el doble que el del.
El joven se quedó en silencio, procurando no verme, así que mientras fijó su vista en el piso, comenzó a sentir como mis manos comenzaron a enjabonarle la espalda, y posteriormente las nalgas.
A mí me pareció que tenía unas ganas de salir corriendo, pero la verdad es que ni idea tenía a donde se iba a dirigir.
Así que a medida que lo fui enjabonando, comenzó a sentir mis dedos explorando sus nalgas, mientras que él cerraba sus ojos.
Mis dedos los fue sintiendo como comenzaron a acariciar su esfínter, y como poco a poco se los fui introduciendo, uno a uno, hasta que, al poco rato, se encontraba con las piernas bien abiertas, y yo empujándole casi toda mi mano entre sus nalgas, sin que él dijera, o hiciera nada por evitarlo.
A todas estas, él solo, ya casi se había tomado una de las botellas de vino, cuando le indiqué que nos dirigiéramos al cuarto.
En el corto trayecto, seguí acariciando sus nalgas, hasta que llegamos a la cama, fue cuando le ordené que se acostase bocabajo, y que separase sus piernas.
De inmediato volví a seguir acariciando sus nalgas, y con algo de aceite le fui embadurnando las nalgas y su esfínter, al que nuevamente comencé a penetrar con mis dedos.
Mientras que él seguramente se lamentaba por todo lo que le estaba sucediendo, hasta que le pregunté, que sentía.
Hasta ese momento, me dijo que se sentía avergonzado, por dejar que le hiciera todo eso, pero cuando se lo volví a preguntar, al tiempo que yo seguía enterrándole mis dedos, atravesando su esfínter, me dijo. “Siento algo muy distinto, y diferente. Algo así como una especie de corriente eléctrica que recorría toda mi espalda desde mi culo, hasta mi nuca”.
Yo continué acariciando sus nalgas, sus muslos, y piernas, a medida que seguía introduciendo casi toda mi mano dentro del.
Pero a la vez me volvió a repetir sentía esa rara sensación, que recorría todo su cuerpo, le dije que separase más las piernas, y al momento que lo hice, sintió más dentro de él, mi mano, hasta que, de manera involuntaria, comenzó a mover sus caderas, a medida que yo continuaba metiendo, y sacando gran parte de mi mano dentro de sus nalgas.
En esos momentos le volví a preguntar que sentía, y se me escapó un fuerte gemido de placer.
En ese instante le dije. “Ahora ya estas listo para que te penetre. Pero eso sí mantente relajado, si te pones tenso, entonces si te dolerá”.
Mi inquilino procuró seguir mis instrucciones, y tras sacar mi mano de entre sus nalgas, a los pocos segundos, tras colocarme sobre él, comenzó a sentir como mi verga se fue abriendo paso dentro de su culo.
Lo cierto es que me dijo que no le dolía, él fue sintiendo como lo fui penetrando, y a medida que lo fui haciendo, él volvió a mover con más fuerza sus caderas.
A medida que lo seguía penetrando, me dijo que, eso le pareció algo increíble, pero a medida que yo seguí empujándole toda mi verga entre sus nalgas, él siguió moviendo su culo, gustosamente.
No dejaba de repetirme que no lo podía creer, que lejos de dolerle, o sentirse indignado por lo que le estaba sucediendo, él estaba disfrutando lo que le estaba pasando.
Fue sintiendo una, y otra vez, como mi pedazo de carne, lo penetraba, a medida que él no paraba de mover sus caderas, y disfrutando plenamente del placer que todo aquello le producía.
En ciertos momentos, hasta se le escapo pedirme que le diera más, y más duro, hasta que lo apreté con fuerza contra mi cuerpo, al momento de venirme dentro de su culo.
Por un buen rato, me quedé sobre él, hasta que extraje mi verga de entre sus nalgas, y sin decirle nada me dirigí al lavamanos y me lavé mi verga.
Mientras que él se quedó con sus piernas, y todo su culo bien abierto, ya estaba por quedarse dormido, cuando le di una ardiente nalgada, diciéndome. “Anda a lavarte, que aún no hemos terminado.”
Dando tumbos, se dirigió al baño, y bastó que le señalase el inodoro para que él se sentara, y expulsara todo lo que yo le había dejado dentro.
Luego se volvió a duchar, y al salir de la ducha mientras yo lo secaba, volvió a darse otro trago de vino, lo que mi inquilino no se esperaba fue, que de momento le he plantado un tremendo beso de lengua, al tiempo que le volví agarrar las nalgas.
De manera bien sumisa me dejó hacer todo lo que quise, con decirles que cuando tomé asiento en la cama, y agarré mi mustia verga entre mis dedos, nada más de verme, supo que yo deseaba que me la mamara.
Cosa que sin reparo alguno se puso a hacer, hasta que mi cosa, volvió a tomar cuerpo, y nuevamente se la volví a enterrar entre sus nalgas.
Como ya les dije, el acuerdo era que él me daría el culo, por cada día de atraso de la renta, así que se pueden imaginar lo que ha sucedido el resto del mes, hasta que finalmente se pudo poner al día en cuanto al pago de la renta.
Cosa que no ha impedido que posteriormente, yo le siga visitando, y él me siga dejando gustosamente, que le dé por el culo.
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