De metrosexual a maricón solo me faltó un empujón.
Un recién casado, haciendole caso a su esposa se depila el cuerpo, otros hombres eso le llama la atención y terminan comiendole el culo..
Cuando mi actual esposa y yo éramos novios, prácticamente vivíamos juntos la mayor parte del tiempo, y debido a eso un día ella me propuso que me depilase todo mi cuerpo, cosa que al principio me negué, hasta que ella me propuso que, si me llegaba a depilar, gustosamente me dejaría que le diera por el culo, además de darme una buena mamada.
Ante tal oferta, no lo dudé ni por un segundo y gustosamente la dejé que me depilase todo mi cuerpo, incluso hasta mis axilas, y entre mis nalgas y testículos, además que me sacó las cejas, por lo que gustosamente al finalizar, le di por el chiquito, aparte de que la puse a que me mamase la verga.
La cosa es que lo que yo pensé que era una moda pasajera, se volvió algo bastante presente durante el resto de nuestro noviazgo, así como después de nuestra posterior boda, pero lo mejor de todo fue que varias de las amigas de mi esposa, gracias a la propaganda que ella misma me hizo entre sus amistades, más de una de sus más allegadas amigas, hicieron lo imposible para verme desnudo a cambio de que me acostase con ellas.
Cosa que, aunque me encontraba felizmente casado, fue tanta la presión que en varias ocasiones le he sido, y le sigo siendo infiel a mi esposa, aunque siempre sospeché que ella estaba al tanto de todo eso, ya que casualmente en los días en que yo complacía a algunas de sus amigas, mi mujer me decía que estaba muy agotada.
Por lo que, debido a cosas como esas, seguí practicando la depilación por todo mi cuerpo, asistido por mi propia esposa, es más en ocasiones era ella quien además de comprarme ropa poco encubridora, como camisetas, y pantalones extra cortos, también me aplicaba tratamientos para la piel como cremas humectantes, y cosas así por el estilo.
Profesionalmente soy contable, especializado en realizar auditorías, por lo que ocasionalmente debo viajar a alguna sucursal ya sea de un banco o de una empresa a realizar dichas auditorías, por lo que recientemente me tocó salir un sábado para poder estar el lunes comenzando la auditoria.
Gracias a mi esposa, para realizar el trayecto me vestí de la manera más cómoda y fresca posible, con la ropa que tanto le gusta que yo use, o sea esos pequeños y ajustados pantalones cortos, al igual que ajustadas camisetas sin mangas.
Ya iba a medio camino cuando decidí pararme a cenar algo ligero, por lo que me detuve en uno de esos puestos de comida que hay en la carretera, cuando comenzaba a oscurecer, realmente lo que me comí fue un pequeño sándwich y una cerveza, cuando al poco rato me di cuenta de que unos tipos que se encontraban en la barra, no dejaban de estar observándome.
Yo me supuse que en medio de todo admiraban mi cuerpo, o la manera en que andaba vestido, pero no le di la menor importancia, pero cuando uno de ellos se acercó a mi mesa buscándome conversación, lo invité a tomar asiento, y al poco rato me invitó una cerveza.
Unos minutos más tarde se acercaron sus amigos y también se pusieron a beber con nosotros dos, la cosa es que no sé cómo ni el porqué, la conversación de ellos tres giraba en torno a mi cuerpo, y mientras seguimos bebiendo, cosa que lejos de incomodarme o molestarme me enorgullecía.
Al punto que cuando me propusieron que nos fuéramos a uno de los reservados para ellos pudieran admirar todo mi cuerpo, en lugar de darles las gracias y retirarme, actuando tontamente acepté, quizás por el sin número de cervezas que me había bebido, o quien sabe por qué razón, la cosa es que los acompañé al reservado.
Ya en el reservado, que en realidad era el patio trasero del puesto de comida, seguimos bebiendo, y los tres continuaron adulándome diciendo que bien se me veía la ropa que tenía puesta, y cosas así por el estilo, y mientras seguimos bebiendo, uno de ellos insistió que no era la ropa, lo que me hacía ver bien, sino que era que por mi cuerpo que se me veía muy bien.
Fue cuando uno de ellos me propuso que me quitase la poca ropa que tenía puesta para ver cómo me veía, cosa que quizás en otro momento, lo hubiera mandado bien largo al carajo, pero como ya les dije no sé qué me pasó que lejos de negarme, sin que insistieran mucho, y tras darme otro trago, pero de ron, voluntariamente me comencé a desnudar.
Pero quizás por lo ebrio que me encontraba, me quité la camisilla sin mangas, como si fuera una bailarina nudista, y cuando me comencé a bajar los pantalones cortos, actué de igual forma y manera, para luego ir quitándome hasta las medias, y las zapatillas de goma que me encontraba usando en esos momentos.
Al quedar del todo desnudo, los tres me pidieron que modelase, cosa que de manera muy alegre comencé hacer, pero lo que más me sorprendió a mí mismo fue que a medida que seguía modelando, de manera coqueta les mostraba mis nalgas en todo momento.
Por lo que cuando comenzaron los tres acariciar mi cuerpo y en especial mis nalgas, no me sentí mal por eso, todo lo contrario, el que sus manos acariciaran mi piel, hacía que se me pusiera la piel de gallina, y cuando uno de ellos me comenzó a besar por el cuello y mis orejas, casi me desmallo del placer.
Aunque nunca hasta esos momentos, ningún otro hombre me había acariciado mis nalgas, como ellos tres lo estaban haciendo, y por mi parte jamás me había sentido atraído por hombre algunos, en esos momentos, sin que me lo llegasen a decir, yo sabía que me iban a comer el culo, y para mí en esos momentos, era lo mejor que me podía suceder.
Por lo que cuando uno de ellos, colocando sus manos sobre mis hombros, realizó una pequeña fuerza, yo de inmediato me agaché hasta que mi rostro y boca, quedaron a la altura de su verga, la que en cosa de segundos la sacó del pantalón, y casi de inmediato me la llevé a la boca y me dediqué a mamársela.
Al mismo tiempo uno de sus acompañantes, me tomó por las caderas, hizo que separase las piernas, tras lo cual comencé a sentir sus ensalivados dedos introduciéndolos dentro de mi culo, hasta que, al poco rato, mientras yo seguía mama que mama, comencé a sentir como ese tipo me estaba penetrando por el culo.
Por lo que a medida que yo le mamaba su verga a uno, y el otro me enterraba la suya una y otra vez, al tercero suavemente comencé a masturbarlo, como creo que ya les mencioné nunca en mi vida había hecho algo semejante, pero en esos instantes, todo lo que me hacían, así como lo que yo estaba haciendo me producía un enorme placer, del cual disfrutaba intensamente, moviendo mis caderas, chupando con mi boca, y manteniendo una enorme verga entre mis dedos.
Esa noche los tres hicieron conmigo, lo que les dio su real gana, mientras que yo no paraba de gemir y de mover mis caderas, como si fuera toda una puta, o mejor dicho como todo un maricón, ya que a los tres se las mamé, los tres me dieron divinamente por el culo y a los tres en algún momento los masturbé.
Al parecer cuando el último de ellos terminó conmigo, yo me quedé dormido en el patio trasero de ese puesto de comida, pero cuando me vine a despertar al siguiente día el dueño o encargado del puesto de comida, me estaba dando por el culo de manera salvaje, mientras que otro tipo me enterraba su verga por la boca una y otra vez hasta que se vino en mi cara.
Yo no reaccioné de inmediato, esperé que los dos se retirasen, y al rato como a mi lado había un barril lleno de agua me comencé a lavar todo mi cuerpo en especial mi culo, mi boca y mi cara, para luego volver a ponerme mi pantalón corto, y la camisilla sin mangas, para posteriormente de manera discreta retirarme.
En el trayecto no dejaba de preguntarme a mí mismo como había sido posible que yo me dejara hacer todo eso, y que encima de eso lo hubiera disfrutado tanto, me repetía una y mil veces que yo no era maricón, pero al mismo tiempo aceptaba lo mucho que me había gustado en sentir esas vergas, dentro de mi culo, dentro de mi boca, y hasta en mis manos.
Una vez que terminé la auditoría, pensé regresar de inmediato a mi casa, aunque les confieso que estuve a punto de no detenerme nuevamente en aquel local, pero me atreví hacerlo, deseoso de que me volviera a suceder lo mismo.
El dueño o encargado del negocio, apenas me vio creo que me reconoció, ya que al rato llegaron los otros tres tipos, y tras verlos los salude y hasta les invité a tomar, por lo que al rato gustosamente pasamos al patio trasero, y una vez ahí al poco rato ya me encontraba completamente desnudo dejando que uno de ellos me comenzara a dar gustosamente por el culo, mientras que a otro de ellos le mamaba su verga.
Cuando regresé a casa, no me atreví a contarle nada de lo sucedido a mi esposa, pero esa noche en la cama pasó algo raro, ya que ocasionalmente cuando tenemos sexo, yo no me había fijado, pero mi esposa tiene la costumbre de que cuando nos encontramos en lo más fuerte de nuestra relación, ella me introduce algunos de sus dedos por mi culo.
Cosa a la que nunca le había puesto mayor atención, pero esa noche, cuando ella tenía bien adentro de su coño toda mi verga, comencé a sentir sus dedos explorando mis nalgas, y a los pocos segundos, me los comenzó a enterrar dentro de mi culo.
En otras ocasiones, yo ni atención le ponía a eso, pero esa nache cuando ella me comenzó a penetrar con sus dedos, no sé qué me pasó, que de manera automática comencé a mover mis nalgas, pidiéndole que me diera más y más duro, lo que, encantada de la vida, mi esposa hizo.
Aunque posteriormente me sorprendió, pidiéndome que la dejase darme por el culo, con uno de sus juguetes, al principio pensé en decirle que no, pero finalmente acepté, lo que a ella le gustó mucho, y no voy a negar que a mí también.
Mi esposa recientemente me propuso que hiciéramos un trio, proponiéndome que invitáramos a una amiga de ella, pero en cambio le propuse que invitásemos a un íntimo conocido de ella.
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