De momento escuché a mi esposa decirme. “Tranquilo, cariño solo te estoy dando por el culo.”
Una mujer cansada de que su marido se aprovechase de ella, cuando la emborracha, para darle por el culo, decide pagarle con la misma moneda, cosa que lejos de molestarle a él , le confieza a su esposa que eso le encanta. .
Desde que, mi esposa, y yo nos casamos, siempre yo quería por todos los medios, que practiquemos relaciones anales, mi esposa como buena católica practicante, siempre se ha negado, pero ya les dije yo insistía por todos los medios.
Pero por lo general cuando salíamos a bailar, si ella cometía el error de beber demasiado, lo más seguro era que yo terminara la noche, convenciéndola, o presionándola, de una forma, u otra de que tuviéramos relaciones anales.
En ocasiones comenzaba por mamar todo su coño, al punto que la dejaba completamente agotada, por los tantos orgasmos que la hacía disfrutar, luego pasaba a darle el llamado beso negro, y cuando menos ella se lo esperaba, le enterraba toda mi verga salvajemente.
Cuando eso no resultaba, sencillamente esperaba a que se durmiera por la borrachera, y así aprovecharme para darle por el culo.
Cosa que al día siguiente le causaba una gran indignación, por la cual hasta dejaba de hablarme por varios días, ya mi esposa se estaba acostumbrando a eso, cuando una de sus amigas, encontró en su casa, parte de los regalos que le hicieron a ella en su despedida de soltera, los trajo a casa.
Las dos se pusieron a verlos, cuando al abrir una caja de cartón salió una cosa rara, se trata de un arnés en cuero, y al frente sujeto por finas correas de cuero, una gran verga de color negro, hecha completamente de goma.
Mi esposa se sorprendió al verlo, y cuando extrañada le preguntó a su amiga para qué era eso, riéndose le dijo. “Es para complacer a los maridos, que tienen gustos femeninos”.
Mi esposa, aunque no es bruta, pero al principio según me dijo, no entendió a su amiga, hasta que su amiga se lo explicó más detalladamente, que hay mujeres que los ponen, para penetrar y complacer a sus maridos.
La sola idea la horrorizó, por lo que tiró en una gaveta esa verga de goma negra, y no quiso saber más de eso, hasta que como un par de semanas despues, volví al ataque, aprovechándose de una salida que dimos, la dejé que bebiera de más, y al día siguiente despertó nuevamente con su culo todo reventado.
Para mí en ese momento, era como un chiste que yo había hecho, pero para ella como ya les dije fue algo indignante, y aunque no les voy a negar que, en ocasiones, hasta me ha dicho que le ha gustado que yo le dé por el culo, lo cierto es que mi esposa, lo consideraba un abuso de poder de mí parte.
Esa mañana al levantarse, estaba que echaba chispas, que si se cortaba no votaba sangre, se puso a limpiar para distraerse, cuando al abrir una gaveta, que se encontró aquella cosa.
A los pocos días, la llamé de mi trabajo diciéndole que llegaría tarde, que iba a beber con mi jefe, yo como aún ella estaba molesta conmigo, sencillamente me colgó.
Pero cuando llegué a la noche, realmente estaba bien borracho, tanto que me trajo un taxi a casa, ya que no podía manejar en el estado en que me encontraba, mi esposa me ayudó a llegar a la cama, así como a desvestirme, y como acostumbro a dormir sin nada de ropa, así me dejo tirado en la cama, maldiciéndome, y preparándose para ir a dormir a la otra habitación.
No fuera que en la madrugada me despertara, y quisiera volver a darle por el culo ella, ya se estaba desvistiendo, cuando al abrir la gaveta de la mesa de noche, para guardar sus lentes, que se topó nuevamente con aquella cosa.
La agarró, y me dijo que por pura curiosidad se lo colocó, para ver cómo se veía eso, pero se dio cuenta de que como tenía los pantis puestos, lo mejor era quitárselos.
Y así lo hizo, quedando desnuda, por lo que procedió a ponerse eso, la verdad es que al ajustarse las correas del arnés a su cuerpo y ver esa cosa apoyada en su coño, la agarró con su mano, y comenzó a moverla como si se estuviera masturbando.
No sé si esa cosa fue hecha así a propósito, pero su base descansaba directamente sobre la vulva, y cuando lo presionaba se presionaba parte de su coño, su curiosidad, la llevó a verse en el espejo, y fue cuando se dijo a sí misma. “La verdad es que no me queda nada mal”.
Mi esposa tenía agarrado esa verga de goma con su mano derecha, cuando se le ocurrió aprovechar que yo estaba dormido, y pensó, ponérmelo encima de las nalgas, por lo que regresó a nuestra habitación.
Y así procurando no hacer ningún movimiento brusco, para no despertarme me fue separando las piernas, y colocándose tras de mí, por un momento ella se sintió satisfecha, al colocar la cabeza de aquella verga de goma, contra mis nalgas.
Y ya se había levantado de la cama, cuando se acordó del sin número de veces que le he dado por el culo, sin tan siquiera decirle nada, por lo que, en lugar de quitarse el arnés, se dirigió al baño.
En el baño, embadurnó todo aquel largo, y grueso aparato con vaselina, y de inmediato regresó a la cama, con la sola idea de aprovechar que yo dormía mi tremenda borrachera, para véngase de las tantas veces que le he dado por el culo.
Así que llena de rabia, comenzó a por separar mis nalgas con una mano, mientras que con su otra mano dirigía la cabeza de esa verga de goma entre mis nalgas, pero justo en el instante en que me pensaba penetrar, me comentó que estuvo a punto de detenerse, ya que pensó que de seguro yo no perdonaría que ella me diera por el culo.
Pero al volver ver mis nalgas, y aquella verga de goma en su mano, realmente poco le importó lo que yo diría o hiciera, lo que ella deseaba era vengarse, así que tratando de no pesar, comenzó a empujar sus caderas contra mis nalgas, y fue viendo como poco a poco, aquella cosa de goma se fue abriendo paso entre mi culo.
En ese mismo instante comenzó a sentir, algo así como un gran poder que recorría todo su cuerpo, y aunque en principio su idea era penetrarme suavemente, la verdad es que se dejó llevar, por la agradable sensación de poder que recorría todo su cuerpo.
Y sin consideración alguna, presionó con fuerza su coño, contra mis nalgas, haciendo que la verga de goma desapareciera dentro de mi culo.
En esos instantes comencé a volver en mí, preguntando qué pasaba, a lo que ella sin dejar de empujar con fuerza toda la verga dentro de mi cuerpo, me dijo. “Tranquilo cariño, solo te estoy dado por el culo”.
Mi esposa pensó que yo reaccionaría de manera violenta tratando de que ella se quitase de sobre mi cuerpo, pero en lugar de eso, quizás por la misma borrachera que cargaba encima, suavemente comencé a mover mis caderas, al tiempo que mi esposa comenzó a escuchar, los inconfundibles gemidos de placer que salían de mi boca.
Por un buen rato mi esposa disfrutó de darme por el culo, la sensación de poder, que ella sentía era alucinante, y a medida que más me daba por el culo, más le gustaba hacerlo.
Fue tanta las veces que presionó su coño contra mis nalgas, que la base de aquella cosa, al presionar su coño una y otra vez, hizo que ella también disfrutase de más de un orgasmo, hasta que bien agotada separó su cuerpo del mío, sacando aquella cosa de entre mis nalgas.
Ella se quedó rendida a mi lado, y yo continué durmiendo la borrachera como si no me hubiera dado cuenta de nada, a la mañana siguiente mi esposa se despertó, mientras que yo seguía dormido, se levantó, se quitó el arnés, y se dio una buena ducha.
Resignada a que cuando me despertara, quisiera terminar con ella, y hasta pensó que podía querer llegar a matarla, por haberme dado por el culo, pero cuando me levanté, la vi de reojo, entre al baño, me duché, y al salir no le dije nada en absoluto.
Lo que la puso más nerviosa, al punto que me preguntó ¿Qué yo quería? Yo estaba rojo como un tomate, ella me dijo que pensó que era de rabia, pero sonriendo le dije.” Me siento muy avergonzado, por no haberte dicho, lo mucho que me gustó que me dieras por el culo”.
Mi esposa, aunque me escuchó gemir de placer, pensó que lo había hecho por lo borracho que estaba, bueno desde ese día, ocasionalmente mi esposa me da por el culo.
No hay nada más excitante q una mujer te penetre