DE NIÑO INOCENTE A TODA UNA PUTITA 6

Por estar de entrometido termine en una situación que jamás hubiese esperado….
Al día siguiente desperté sintiendo mi culito bastante abierto aun, y a pesar de según yo haberme limpiado lo mejor que pude, pude notar que había unas gotitas de semen seco en mi culito. Me levanté a limpiarme y a enjuagar mis calzoncitos como pude y luego salí para tomar el desayuno con mi mamá.

Llegué tarde a la escuela pues a mi mamá se le había olvidado poner gasolina el día anterior, pero gracias a esto cuando pase pude ver a Axel recargado en la ventana de su salón, quien me saludo sacudiendo la mano y yo alegremente le devolví el saludo. Sin querer me di cuenta también de que Ronaldo ya había regresado a clases y, aunque aun tenia el golpe algo marcado, se le miraba mucho mejor de como lo traía.

En clases fue lo de siempre, poner algo de atención, platicar con mis amigas y lo normal, pero hoy era día de educación física, y yo odiaba los días de educación física.

Como ya les he contado antes el jugar al futbol con todos los demás niños no era lo mío, pero en aquel entonces los profesores de educación física nos obligaban a separarnos en dos grupos, de niños y de niñas, y cada uno hacer un deporte “adecuado” a su género.

La realidad era que no me iba tan mal jugando, pues era bueno corriendo y lo demás, pero a veces me gustaba fingir lesiones o cosas así para mejor sentarme y poder comerme a mis demás compañeros con la mirada, sobre todo a raíz de todo lo que empezó a pasar con Axel y Ronaldo, ya no podía ver a los hombres de la misma forma.

La profesora nos mandó a cambiarnos a nuestros uniformes deportivos, que constaban de un short corto rayado color azul marino y una playera mas liviana que la normal, y después de eso nos llevaron al patio para empezar con el deporte.

Yo empecé jugando bien, intentando divertirme lo más que pudiera, pero la verdad es que esa emoción duro poco, por lo que en cuanto vi la oportunidad me choque con otro niño de forma que pareciera que me había tropezado y caí en el campo, en el que el profesor de educación física, que seguramente ya estaba bastante acostumbrado a mi numerito, solo me sacudió el polvo y me mando a descansar a las mesas. Yo con gusto fui a sentarme y durante un rato estuve observando el partido, hasta que me entraron unas ganas de ir al baño terribles y me levanté, solo para llevarme la sorpresa de que todos los baños de ese patio estaban ocupados, y los que no tenían la puerta atascada.

Me frustré un poco, pero salí corriendo para poder llegar sin hacerme en los pantalones, pues iba a tener que ir hasta el otro lado del edificio donde había unos baños que prácticamente nadie usaba, así que aprete lo mas que pude y corrí confiando en mi esfínter, notando que en el otro patio al que le daban clase de educación física a los grandes, estaba el salón de Axel, y lo vi a él jugando bastante metido en su juego.

Al llegar noté que estaban vacíos, como lo supuse, y aquello me dio un poco de miedo pues toda esa área era muy solitaria, pero me di cuenta de que el ultimo baño estaba cerrado por lo que supuse que a lo mejor algún profesor estaba ahí.

Me senté en la taza e hice lo mío, sintiéndome muy aliviado por al fin haber descargado y duré un rato más sentado al notar que no salía nadie del otro baño. Ocasionalmente se escuchaban movimientos como de ropa o de alguien moviéndose un poco pero nunca salió nadie, así que deje de darle importancia, le baje a la palanca, me limpie y salí.

Durante el camino de regreso me di cuenta de que no traía en los bolsillos de mi shortcito el pase de baño que nos daban los profesores cuando salimos de una clase. Busque bien en ellos para asegurarme de que no y empecé a rastrear en el suelo en su búsqueda, pero al no ver nada supuse que debí haberlo tirado cuando me baje el short en el baño.

Caminé aun buscando en el suelo en caso de que estuviera por ahí, pero nada, y cuando por fin llegue al baño apenas al entrar escuche un sonido que me hizo detenerme en seco, para no hacer más ruido. Del último baño que seguía cerrado salían sonido que yo ya había escuchado antes, y de los que de hecho ya estaba bastante acostumbrado. Claramente se escuchaba que alguien estaba chupándosela a alguien.

Yo me puse bastante rojo, pues no sabía si debía irme de ahí e ignorar aquello, o si debía hacer algún ruido para hacer notar mi presencia y que se detuvieran, pero mi morbo fue mayor y empecé a caminar lentamente hacia el baño de al lado para escuchar mejor aquello.

Al llegar ahí pude notar unos gruñidos de placer algo bajos y graves, a la vez que la persona que mamaba se atragantaba con la verga que se estaba comiendo. Yo me pegaba lo mas que pude a la pared apreciando mas los detalles y mis ojos de abrieron grandes cuando reconocí aquellos gemidos. Era Ronaldo.

Ahí entre mas en pánico, pero a la vez mi verga empezó a ponerse dura. Por una parte, temia de que a quien estuviera ahí dentro lo fuera a violar de la manera en que me lo hizo a mí, pero por otro lado sentía las ganas de ser yo quien estuviera dentro, chupándosela hasta que me dejara la leche en la boca.

Inconscientemente empecé a apretar mi verguita por encima del pantalón y decidí arriesgarme a ver que estaba pasando del otro lado. Bajé la tapa del inodoro poco a poco y me subí encima de él, asomándome cautelosamente para ver en el otro baño y primero vi a Ronaldo, sosteniendo su camisa con la barbilla mirando hacia abajo, moviendo la cabeza de un niño de cabello algo largo, ondulado, que se metía aquel miembro lo mas que podía con su cara llena de lágrimas, por el esfuerzo que estaba realizando. La sorpresa me llego de golpe cuando me di cuenta de que aquel niño al que tenía como becerrito era su primo, un chiquillo un año menor que yo bastante calladito, pero que estaba ahí chupándola como podía.

Yo estaba ahí parado de puntitas intentando ver lo más que se pudiera, pero para mí mala suerte la tapa del inodoro estaba floja y empezó a moverse bastante, haciendo que yo me tropezara y tuve que hacer mucho estruendo para no caer de espaldas.

Los sonidos del otro lado del baño se detuvieron por completo, tanto que casi podías jurar que no había nadie ahí, y yo no sabía si debía salir corriendo para evitar que me viera, aunque aun así siempre cabía la posibilidad de que quien sabe que me haría Ronaldo si llegaba a atraparme. Pasaron unos pocos minutos que se sintieron como horas y yo abrí la puerta del baño lentamente, y luego empecé a caminar intentando no hacer mucho ruido, pero luego Ronaldo abrió la puerta del otro cubículo, asomándose con cuidado y al notar que era yo, soltó una risa extraña y me empezó a ver con lujuria.

Mi primer impulso fue huir, pero algo dentro de mi quería quedarse ahí y ver que pasaría después.

—¿Ya tan pronto te aburriste de ese otro pendejo, putita? —me dijo Ronaldo, con una voz sarcástica a la vez que me miraba fijamente—.  Yo sabia que ibas a buscar lo rico, pero no pensé que tan pronto…

Empecé a caminar hacia atrás sin dejar de verlo.

—No… yo no te vengo a buscar… nada mas venia al baño….

—No te hagas del rogar, pinche joto, si bien que tienes tu pitillo bien parado… —me dijo entre risas señalándome, y en efecto, había una ligera carpita en mi short, pues toda la situación me ocasionaba un placer extraño—. Ándale ven, pásate… nos la vamos a pasar muy bien…

Yo me quede inmóvil unos segundos más, aun incierto sobre qué era lo correcto por hacer, pero suspire y me rendí ante mi lado mas cachondo, y empecé a caminar hacia aquel ultimo baño.

En cuanto entré Ronaldo cerró la puerta rápidamente, y yo vi a su primo, Joel, aun de rodillas en el suelo sin su playerita, mostrando su torso lampiño y blanquito bastante flaco, con unos pezones rositas bastante bonitos. Yo lo salude y el me regreso el saludo, bastante inocente sin siquiera cubrirse o algo, como si no supiera que lo que estaba haciendo estaba mal, y Ronaldo no tardo en hablar, parándose frente a nosotros.

—Joel, es el Martin… el ha jugado conmigo y con mi amigo Axel así como tu estas jugando ahorita… anda Martin, cuéntale… —dijo con una voz casi irreconocible para Ronaldo, como si le estuviera hablando con ternura a aquel niño, yo no supe que hacer y me le quede viendo a Ronaldo quien me hizo una seña con la cabeza como de “habla con él”.

—Si… hemos jugado varias veces…

—A mí no me gusta este juego… esta muy feo… y siento que me voy a ahogar… —dijo el chiquillo, haciendo un puchero.

A pesar de que yo solo era un año mayor a él no podía evitar verlo como alguien muy frágil, pero el pensar en como hace tan solo unos segundos Ronaldo lo estaba pervirtiendo me excite demasiado.

—Al principio así es, pero luego te acostumbras… a mi me gusta mucho jugar así… —dije en automático, sin siquiera saber porque estaba siendo cómplice de Ronaldo en esto.

Ronaldo solo esbozo una sonrisa triunfante y se acercó a mí.

—Anda, vamos a enseñarle como se juega, ven… —y tras decir eso se saco una vez mas la verga, que ya estaba palpitando y con unas ligeras venas resaltadas, de lo dura que estaba.

Yo trague saliva al ver aquella verga que me había hecho sufrir tan solo unos días atrás, pero mi pitito también palpito por lo excitado y me puse de rodillas también, empezando a mamársela a Ronaldo después de haberlo tenido en mi mente por tantos días.

Primero empecé a lamer la cabeza de su verga, envolviendo con mi lengua lo mejor que podía y esto hizo que Ronaldo se apoyara de espalda contra la puerta, una vez más subiéndose la camisa y mordiéndola, intentando no hacer tanto ruido. Yo empecé a intentar engullir esa verga y me la metía y sacaba lentamente de la boca, haciéndole el amor y sintiendo como llegaba a mi garganta, ocasionándome arcadas que intentaba aguantar para no sacarme la verga de la boca.

Joel nos miraba con mucha atención, como si estuviera intentando aprender como lo hacia y aquello me ponía mas caliente, por lo que empecé a mover mi cabeza mas rápido a la vez que veía desde abajo a los ojos a Ronaldo, quien tenía una mirada de lujuria bastante marcada y sonreía macabramente.  El sonido de los fluidos de mi boca moviéndose con la verga de Ronaldo llenaba todo el baño y se empezó a hacer mas fuerte, por lo que me detuve, pero Ronaldo me empujo de nuevo hacia su verga haciendo que continuara.

—No te preocupes… si alguien viene lo vamos a escuchar antes de que entren… —dijo bastante seguro, por lo que yo me separe para corregirlo.

—No me escuchaste hace rato, cuando entre…

Y pensé haberle ganado, pero el esbozo otra risa malévola y señalo hacia una rejilla/ventana que estaba en ese baño. Yo lo mire extrañado, pues no sabia que era aquello, y el me puso a su altura para que la viera. Desde ahí se veía el pasillo que daba a estos baños.

—La primera vez no supe si eras tu o alguien más, por eso nos detuvimos, pero cuando regresaste ya sabia muy bien a que venias putito… —me dijo bajándome y apretándome de los cachetes, para luego escupirme en la boca.

Yo me puse rojo y algo indignado bajé la cabeza, limpiándome su saliva con las manos.

—No venía a eso… vine a buscar mi pase, que se me cayó…

—Da igual, por algo te quedaste a ver… y si te escupí no fue para que te lo limpiaras… —me dijo a la vez que me tomo de nuevo la cara, abriéndome la boca—. Abre bien…

Yo lo mire sin saber que hacer, pero sentirme así de dominado me ocasionaba un placer extraño, por lo que le hice caso y abrí la boca, y el escupió una vez más, ahora cayendo su saliva dentro de mi boca, y yo me la trague. El se rio una vez más y luego empezó a mover su verga delante de mí, y yo seguí mamando.

Su primo seguía mirando algo atento, pero ahora su mirada era mas de disfrute y eso me motivo a intentar darle una chupada todavía mejor, por lo que intente ir más rápido, presionando su verga con mis labios y jugando con la lengua lo que ocasiono que Ronaldo subiera la intensidad de su respiración, y justo cuando estaba a punto de venirse me empujo hacia atrás, apretándose la verga para que no saliera nada y aguantando la respiración, con la cara completamente enrojecida.

Por el empujón yo quede justo al lado del primo, quien miraba a Ronaldo con otra mirada mas cercana al placer, y bastante excitado le gire la cabeza y empecé a besarlo.

Su boca era diferente a la de Axel, mucho mas chica y con unos labios mas carnosos. Sus ojos se abrieron grandes e intento apartarse, pero yo seguí besándolo, y después de un rato el empezó a besarme también. Para mi sorpresa el empezó a meter sus manos en mi playera acariciando mi cadera a la vez que nos besábamos intensamente, y yo solo atine a quitármela, quedando desnudo del torso tal y como el, y aunque nuestros besos eran bastante torpes estábamos bastante metidos en aquello.

Ronaldo debía estar en el cielo, con dos chiquillos de 8 y 7 años frente a él besándose tras haberle dado una mamada, pues empezó a jalársela lentamente sin quitarnos la mirada de encima.

Después de un rato yo me separé del beso y como poseído me fui a bajar el shortcito de Joel, dejando expuesta su verguita pequeñita y blanquita, que estaba aun dormida a diferencia de la mía, que se sentía durísima, y rápido me lancé a chupársela.

No tuve ni un problema para que entrara toda a mi boca pues ya estaba acostumbrándome a las vergas de Axel y Ronaldo, por lo que empecé a juguetear con ella con mi lengua, chupando solamente su cabecita y succionándola, y esta no tardo en endurecerse. Al principio Joel se reía y se retorcía, intentando hacerme a un lado pues le estaban dando cosquillas, pero después de un ratito su verguita empezó a endurecer y ahí dejo de moverse, pues yo sabía que estaba empezando a disfrutar aquello.

Pude sentir como Ronaldo se paró encima de mí, pues escuchaba como se la jalaba mientras yo tenia la cabeza entre las piernas de Joel.

—Chúpamela como Martin te la está chupando a ti… —le ordenó Ronaldo a su primito, quien rápidamente obedeció, pues empecé a escuchar el característico sonido de una mamada encima mío, y eso me puso a cien.

Aquella escena estaba para morirse… tres jovencitos haciendo cosas indebidas en el baño de una escuela. Y yo estaba muriendo de placer por el solo saber que yo estaba haciendo disfrutar a Joel quien a su vez estaba haciendo disfrutar a su primo grande, Ronaldo, quien claramente se estaba aprovechando de nosotros dos, pero eso a mí no me importaba.

Tras unos minutos Ronaldo ya tenía la cabeza de Joel contra la pared, prácticamente cogiéndole la boca y aquel niño solo luchaba por agarrar aire y no morir sofocado, pero irónicamente cuando Ronaldo se separaba para darle chance de respirar bien, era el mismo quien se lanzaba contra la verga como buen putito, para seguir dándole placer a su macho.

Yo por mi parte seguía succionando la verguita de Joel, quien se estremecía ocasionalmente y gemía (como podía con aquella verga en su boquita), haciéndome saber con su cuerpo que le gustaba mi mamada. Y después de un rato, Ronaldo empezó a moverse más rápido en la boca de Joel, para luego separarse como desesperado.

—Vengan… ¡Pónganse aquí, en chinga! —nos dijo mientras se la jalaba con violencia y nosotros obedecimos, hincándonos frente a él quedando con su verga en frente.

Él se puso la mano libre en la boca intentando no hacer tanto ruido, pero aquello fue inútil, pues sus gruñidos de placer se hicieron muy fuertes cuando sus lechazos salieron disparados, llenando nuestras caritas de su semen tibio.

El siguió exprimiendo hasta la ultima gota, aun gimiendo como con desesperación, para luego utilizar su verga para regar en nuestras caras la leche que nos había dejado encima. Yo limpié lo que pude con mi lengua y Joel tenia varios lechazos en su carita, por lo que se llevo la mano para ver que era aquello y luego siguió mis pasos, probándolo y haciendo una cara algo extraña.

—¡Puaj! Sabe muy raro, Ronaldo… ¿te hiciste pipi? —pregunto confundido, y yo me reí un poco por su inocencia.

—No Joel… es leche de hombre… a los grandes nos sale cuando se acaba el juego… y si sigues jugando así con nosotros te va a salir a ti también… —le dijo, mientras meneaba su verga frente a la cara del pequeño, quien cambio de expresión y se rio.

—Entonces si quiero seguir jugando… me gusto mucho… sentí muy rico todo… —confesó el pequeño, haciendo pequeños saltitos de emoción.

Ronaldo llevo sus dedos a la cara de Joel y luego a la mía, reuniendo su leche para luego dárnosla a comer uno a uno. Su cara era de morbo total, y después de habernos dado a comer su leche empujo nuestras cabezas, para que nos besáramos una vez más.

Esta vez Joel y yo nos dimos un beso más lento y apasionado. Yo muy apenas estaba agarrando idea de que se debía hacer cuando se besaba, pero Joel estaba bastante perdido, haciendo de todo con su boca, pero aquello me excitaba mucho más, y después de eso Ronaldo nos separó, para besarnos a cada uno de una manera pervertida, hundiendo su lengua en nuestras bocas y dejando un hilo de saliva después de besarnos.

Después de un par de besos mas nos levantamos y Ronaldo nos ayudo a limpiarnos las caras, y luego salimos a los lavabos a enjuagarnos la boca.

—Oye Joel… si quieres seguir jugando así, ¿verdad? —le preguntó Ronaldo a Joel, quien esperaba en la entrada del baño.

—Si Ronnie… me gusto mucho el juego la verdad… ¡estuvo muy divertido!

—Bueno, bueno… entonces te vamos a seguir invitando… pero nos tienes que jurar que no le vas a decir a nadie, ¿eh? —le dijo Ronaldo mirándolo seriamente—. Este es un juego muuuy secreto, y si alguien se entera se van a enojar mucho contigo… así que no le digas a nadie, ¿va?

Y el pequeño Joel miro a Ronaldo un poco confundido, pero luego sonrió y asintió, ofreciéndole el dedo meñique.

—¡Te lo juro, primo! —respondió bastante entusiasmado.

Justo en eso estábamos cuando la campana de cambio de hora se activó, haciéndonos saber que nos habíamos pasado prácticamente toda la hora ahí en los baños, por lo que yo muy preocupado me despedí y Sali corriendo hacia mi salón. Estaba a punto de dar la vuelta por el pasillo cuando Ronaldo me grita.

—¡Se te quedó esto, pendejo! —mientras sacudía por los aires el pase de baño. Yo me reí y regresé corriendo, y justo cuando iba a correr de vuelta, me habla de nuevo—. No le digas de esto a Axel, ¿va?

Y yo solo asentí, sabiendo que si Axel se llegaba a enterar sobre lo que había pasado se iba a enojar conmigo también. Me despedí de Ronaldo y empecé a caminar, pensando en todo lo que había pasado… en como mi miedo por Ronaldo se había convertido de cierta forma en un deseo por estar con él también, pero sacudí la cabeza y llegué al salón de clases, en el que pedí permiso para pasar temiendo un regaño. Para mi buena suerte la profesora ni siquiera recordaba haberme dado permiso para ir al baño, por lo que solo rio y me dijo que tomara asiento.

 

CONTINUARÁ…