Deliciosamente sometido sin buscarlo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por andyarrecho.
Una noche cualquiera salí más tarde de lo acostumbrado de mi oficina, hacia algo de frio y la ciudad estaba cubierta por una extraña bruma. Esa mañana tuve que dejar mi carro en el taller así que debía usar transporte público. Sin pensarlo tomé el primer taxi que apareció y le pedí que me llevara a mi casa. El taxista tomo la ruta indicada y avanzó sin ningún contratiempo. Me sumergí en mi black berry y empecé a organizar reuniones y a asignar tareas pendientes a mis empleados, tenía tantas cosas en la cabeza que ni siquiera me fije en la cara del taxista.
Debido a la lluvia el recorrido tomo más tiempo del habitual y me permitió fijarme en el taxista, era un tipo de unos 45 años, barbado con cejas pobladas, una boca muy provocativa y una mirada muy penetrante. Iba metido en unos jeans desgastados que dejaban entrever una parte de su pierna, pude ver una piel bronceada y velluda… me deje llevar y de pronto llegue a una deliciosa erección.
El tráfico estaba totalmente colapsado y empecé a notar algunos movimientos extraños en el taxista, movía sus piernas y se tocaba la verga, de repente y con dificultad logré acomodarme de manera tal que logre ver su paquete. Tal vez fui muy evidente, ya que se sintió observado y me dio una mirada totalmente intimidante que me dejo frío.
Los movimientos siguieron hasta que no se contuvo, y sin más ni más me dijo: -Me voy a mear, ya no aguanto más- . Quede frío y con indiferencia lo alenté a aguantarse y esperar un poco más. Esa declaración rompió el hielo y mientras avanzábamos poco a poco empezamos a hablar de la vida de los taxistas, de mi trabajo y cosas así. Yo no podía dejar de imaginarme a Agustín (así se llamaba el delicioso taxista) desocupando su vejiga con un potente chorro que salía de su deliciosa verga.
El atasco seguía, pero tan pronto pudo, Agustín se desvió y entro por un callejón, afanosamente dejo el taxi y empezó a mear en plena calle. Fue entonces cuando pude verlo en todo su esplendor, era alto y algo fornido, con una espalda ancha y gruesos brazos con la medida exacta de bello corporal. Se acomodó dándome la espalda y sólo pude escuchar su prodigioso chorro, la escena me puso a mil y por más que lo intente no logré ver nada, fui tan imprudente que Agustín notó mi intención y justo en el momento en el que me iba a decir algo un grupo de personas salió de la casa contigua al poste en el que Agustín meaba; interrumpió el chorro y subió presurosamente al taxi, no tuvo tiempo ni siquiera de sacudir su verga por lo que inmediatamente se formo una deliciosa mancha en su pantalón. Casi estallo de placer al ver la deliciosa escena, estaba tan excitado que deseaba saborear esa mancha, poder olerla y tragarme su ropa interior húmeda.
-No pude mear bien, pero por lo menos desagüe un poco- dijo mientras se subía al taxi, seguimos el recorrido pero ahora no paraba de lanzarme miradas por el espejo retrovisor mientras se restregaba la verga y la deliciosa mancha con la excusa de que aun tenía ganas de mear.
Al llegar a mi casa pagué la carrera y al dejar el taxi me atreví a preguntarle si deseaba usar mi baño. Agustín accedió sin ningún reparo, parqueo su taxi frente a la portería del edificio y entro con migo. Cruzamos la portería y entramos en el ascensor, en el mismo instante en que se cerró la puerta me tomó del cuello y dirigió mi cara a su húmedo paquete mientras me decía: -Mmm… sí que está bueno, ¿Así que le gustan las vergas?, vamos a ver cuánto soporta, vamos a ver si es tan goloso como parece. Nunca creí que las cosas pasaran tan rápido, un poco asustado, y apretujado entre su entrepierna puede sentir ese delicioso aroma rancio mezcla de orina y trabajo, con la lengua pude saborear un poco. Logre ponerme en pie justo en el momento en que se abrió de nuevo la puerta del ascensor.
Entramos a mi apartamento y en seguida se sentó en el sofá, puso sus pies sobre la mesa, sacó del bolsillo de su camisa un cigarrillo y me ordenó que se lo prendiera, presurosamente corrí a la cocina y regresé con cerillos y un cenicero. Le prendí el cigarrillo y disponía a sentarme al lado de él, cuando me dice: ¿para dónde va puta?, ¿quién le dio permiso de sentarse?, quíteme los zapatos. Esas palabras me pusieron a mil, algo similar a lo que estaba pasando había estado en mi imaginación durante mucho tiempo y me parecía increíble que ahora sin ninguna búsqueda o esfuerzo fuera real.
Me agache para quitarle los zapatos, con cuidado desaté los cordones de sus botas y suavemente jale para encontrar unos deliciosos pies bien formado enfundados en unos calcetines blancos, el aroma de sudor mezclado con talcos me llevó a la gloria, sentí electricidad por todo mi cuerpo cuando con fuerza me introdujo su pie derecho en la boca lamí sus plantas y dedos aun con los calcetines; luego deje sus pies desnudos y los pude saborear todos mientras Agustín fumaba su cigarrillo lentamente como si yo no existiera.
-Tráigame algo de beber- me ordenó. Rápidamente me levante y le traje una whisky, sin decirme nada la recibió y con una mirada me ordenó que siguiera donde estaba, pude saborear todos su dedos introduje delicadamente mi lengua por todas las comisuras de sus dedos mientras le daba un masaje. Allí acurrucado lamiendo los pies de ese oso delicioso y desconocido me sentí realizado. Me ordenó que me pusiera en cuatro y me uso de banco puso sus pies sobre mi espalada mientras movía el vaso haciendo sonar los cubitos de hielo contra el cristal y observando con detenimiento tomo mi apartamento. No sé cuánto tiempo pasó, pero ya me dolía la espalda por estar en esa posición. Agustín dejo el vaso sobre la mesa y se puso de pie. Tomó uno de sus calcetines y me lo introdujo con fuerza en la boca. Me ordeno que me desnudara.
Iba a iniciar quitándome la corbata, pero en ese momento sentí una fuerte cachetada y me dijo: – Quítese toda la ropa menos la corbata y los calzoncillos-, así lo hice me quite el saco, continué con mis zapatos y mis calcetines, luego la camisa con cuidado. Quedé únicamente con la corbata y con los slips blancos Calvin Klein que siempre uso. Al parecer lo que vio Agustín le encanto, ya que por un momento no dejo de mirar mi trabajado abdomen y mi moldeado pecho. Me ordeno que diera la vuelta para que pudiera verme el culo, sus ojos brillaron de lujuria, me sacó el calcetín de la boca y sin ningún anuncio con su pesada mano me dio una fuerte nalgada….
Me tomó por la corbata y me jaló para que fuera gateando hasta el baño. –Así es perra, así me gusta me decía- me metió en la bañera y me ordeno que le desabrochara el pantalón. Yo estaba tan excitado que ya podía ver mis slips mojados con mi precum. Solté el botón y pude ver su abdomen velludo y unos bóxers blancos en los que se veía una deliciosa mancha de orina y se marcaba un gran garrote aún dormido. Me detuve y me dio un golpe en la cara con la mano abierta – ¿Que espera?, ¿acaso no quería verme mear? Pues ahora puta no solo me va a ver, sino que me va a servir de orinal-
No cabía en mí, uno de mis sueños más perversos estaba a punto de cumplirse. Despacio saque su deliciosa verga de los bóxers húmedos y empecé a sentir el movimiento interno en ese mismo instante sentí el tibio liquido sobre mi pecho bajaba despacio mojando mi abdomen y empapando mi ropa interior. Agustín sujetándome de la corbata acomodo mi cabeza para lograr mearme la cara, no estaba seguro pero al final lo hice. Fue una delicia sentir mis mejillas bajo esa deliciosa lluvia y saborear ese vaho, abrí la boca y con fuerza desde sus entrañas el chorro cobró fuerza y tuve que beber un poco antes de poder evacuar todo el líquido de mi boca. Desocupo toda su vejiga orinándome de pies a cabeza. Al finalizar sacudió con fuerza su verga l me la restregó por toda la cara. –Deme sus calzones- me ordenó. Cuando se los entregué me ordeno que abriera la boca y los escurrió todos obligándome a beber hasta la última gota, luego me los paso por todo el cuerpo y los tiró a un rincón de la bañera.
-Báñese bien puta, límpiese el culo que la espero afuera-, fue lo único que dijo antes de salir del baño. Rápidamente abrí la regadera y me di un baño esforzándome por eliminar el olor y la sensación de orina que tenía por todo mi cuerpo.
Al salir encontré a Agustín en mi cuarto sobre mi cama, se había quitado el pantalón y la camisa y por fin pude ver su pecho velludo, sus deliciosas tetillas y unas piernas gruesas y fuertes. Sus sensuales bóxers blancos aun guardaban esa deliciosa verga que me quería tragar. Me ordenó que me acostara en el piso y le sirviera de tapete. Caminó sobre mí y se limpio los pies sobre mi espalda por un rato. Me tomó del pelo e hizo que me arrodillara me dio una fuerte cachetada y me ordeno que abriera la boca, luego escupió con fuerza en ella y en mi cara sin parar de darme cachetadas. Su saliva me supo a gloria. Luego se volvió a acostar y me ordeno que le prendiera la televisión. Así lo hice, acto seguido me ordeno que me acostara en el piso boca abajo, así me quede por un buen rato mientras el bebía y veía la televisión.
Encendió otro cigarrillo y me ordeno que me pusiera en cuatro – Abrase ese culo perra-, me acomode de tal manera que él pudiera verlo, ahora me estaba usando de cenicero me votaba las cenizas del cigarrillo en el culo, al terminar me dio una patada y me ordeno que me acostara de nuevo en el piso. Todo eso me tenia excitadísimo, deseaba ahora darle placer al que ahora sin ningún acuerdo era mi amo, a ese que ahora era dueño y señor de mi ser y de mi casa.
Después de un rato me ordenó que subiera a la cama, y con una mirada me pidió que me hiciera cargo de su verga. Me acomode para que mi señor pudiera seguir viendo la televisión sin problema, suavemente le quite los bóxers y poco a poco me fui tragando esa deliciosa verga sin circundar, primero disfrute todo su glande sintiendo como avanzaba lentamente una deliciosa erección, cuando se empalmo, pude ver una gruesa verga de unos 20 cm. que ahora quería tragar sin parar empecé a metérmela cada vez más profundo sintiendo como se chocaba contra mi garganta, por más que intentaba no podía comerla toda. Mi amo me tomo por la orejas y con fuerza me clavo todo su garrote. No podía respirar y me sentía asfixiado, con arcadas hice fuertes ruidos para tratar de escapar, pero con más fuerza fui aprisionado sintiendo todo su vello púbico en mi nariz.
Recibí una fuerte cachetada por mis ruidos, me tomo del pelo y me acostó boca abajo y me empezó a follar la boca con fuerza, no sin antes escupirme la cara. Me metía y me sacaba esa deliciosa verga sin dejar de ver la televisión, mientras con una fuerza sádica me pellizcaba las tetillas y me daba golpes en mis testículos. Yo intentaba respirar y quería masturbarme un poco. Pero mi amo me lo impedía –Puta usted no tiene verga, mientras este conmigo solo podrá recibir placer por el culo, deje de tocarse o le amarro las huevas- me dijo violentamente.
Ya me dolía la garganta, me había follado la boca sin parar por unos 30 minutos, estaba exhausto pero mi amo Agustín no mostraba la mínima señal de cansancio. Me tomó del pelo y me puso de pie. –Ahora chúpeme el culo – Se puso en cuatro y me dijo que quería sentir mi lengua hasta el fondo.
Lamí con ansias ese delicioso culo peludo, mi lengua se convirtió en un gran instrumento de placer, con fuerza me sumergí entre sus deliciosas nalgas, mi Amo gemía de placer. De nuevo me tomo por el pelo y escupió con fuerza en mi boca. Tomo sus bóxers y me los puso en la cabeza como si fueran una máscara y me ordeno que me metiera en la boca el pedazo que había estado entre su culo y sus huevos todo el día. Acto seguido me puso en cuatro sobre la cama y él se paro en el piso. Me ordeno que me abriera el culo y empezó a escupírmelo mientras me daba fuertes nalgadas. Tomo su cinturón y me lo ató al cuello, como si fuera un collar de perro.
-Bueno puta, ahora te voy a dar lo que tanto has deseado-, y sin ninguna contemplación hundió su gran verga en mi estrecho y húmedo culo. Casi muero del dolor, pero por más que intente escapar no pude pues me asfixiaba con el cinturón. Poco a poco mu culo se acostumbro a ese delicioso garrote y después de algunos minutos ya lo sentía como parte de mi cuerpo. Me follo sin cansancio, como un verdadero hombre. Rítmicamente sentía su huevos golpear mi culo. Lo tenía todo dentro y podía sentir las contracciones de mi ano ejerciendo una deliciosa presión en esa hermosa barra.
Me culiaba con fuerza y no se cansaba de escupirme la espalda y de vez en cuando baba ligeros apretones al cinto asfixiándome un poco.
-Que buena puta conseguí para hoy, ha siso la mejor en mucho tiempo, que gran perra- decía mientras me castigaba las nalgas. Sentí que la fuerza y la velocidad aumento y pronto sentí el potente y tibio chorro de leche inundando mi interior. Cada contracción llenaba más mis intestinos con ese precioso elixir. Mi amo gritaba de placer y hundía con fuerza su verga en mi como si quisiera llegar hasta mi estomago. Cuando termino, dejo su verga un rato y la saco despaciosamente.
Me hizo a un lado con desprecio y tomo el vaso con restos de whisky, lo bebió todo y lo ubico justo debajo de mi culo –Caga puta- me dijo, – Vota toda mi leche que no quiero que se desperdicie en este cochino culo, se la va a tomar, y ese será su premio por ser tan perra- una fuerte nalgada calentó de nuevo mis temblorosas nalgas. Empecé a pujar suavemente y poco a poco empezó a salir de mí la espesa leche. Con placer sentía como salía tibia y viscosa me ayude con los dedos y logre ordeñar aun más mi dilatado culo.
A
lcance a llenar casi un cuarto del vaso, seguidamente mi amo Agustín me lo acerco a la boca y me lo dio de beber con cariño, mientras me acariciaba el estomago y la espalda justo como se acaricia un perro. Me sentí totalmente feliz.
Agustín se vistió y me dejo como regalos sus deliciosos bóxers. Me pidió que le anotará mi teléfono, diciéndome que el llamaría. Salió de mi casa sin decirme adiós.
Han pasado varios meses y no he sabido nada de él, pero estoy seguro de que pronto aparecerá para hacerse cargo de esta puta que no hace más que esperarlo. Desde ese entonces no hago más que buscarlo y pajearme en todos lados recordando la que sin duda fue la mejor noche de mi vida.
Si les gusto o disgusto mi relato, me encantaría poder recibir sus comentarios. Escríbanme andyrelatos@gmail.com
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