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Dominación Hombres, Gays

Descendiendo en la perversion: Fernando comienza a sentirse p3do.

El niñero del pequeño Lucas 02: El joven sujetó su verga e inició las caricias mientras se pedía a sí mismo entrar en erección, pero no lo logró… hasta que las imágenes de los niños siendo abusados aparecieron y entonces su verga se endureció. .

*****

Continuo con el relato del pequeño Lucas y su ahora niñero. Tal como pidieron  continuare con esta versión. Cabe aclarar que es una historia ficticia, que se hace con fines de entretención y no como manual para cometer actos en la realidad. Este capitulo está dedicado a Sebr y Dan, por sus riquísimas vergas, mil gracias.

En el capitulo anterior: Fernando conoce al pequeño Lucas, un niño de 6 añitos, hijo del su amigable vecino Juan y sobrino del joven trabajador Manuel. La tarde pase con relativa normalidad, sin embargo en la noche, el joven descubre una cantidad alarmante de contenido ilegal infantil, que sin saber entender por qué, hace que su verga entre en dureza y se tenga que masturbar. 

*****

Capítulo 2: Descendiendo en la perversion: Fernando comienza a sentirse p3do.

Martes, día dos.

¿Te gustaría ser el niñero del pequeño Lucas? Aquella pregunta se repetía una y otra vez en la   mente de Fernando mientras dormía. La situación lo tenía contra la pared. Estaba mal, muy mal. Había encontrado pornografía 1nf4nt1l en la casa de su vecino y lo peor es que se masturbó por horas mientras la veía. No tenía el derecho, ni mucho menos el valor para denunciar a la policía, no cuando el mismo se deslechó viendo todo ese grotesco material.

“P3d0f1lo… p3d0f1lo … puto p3d0f1lo” se repetía mentalmente, ahogando sus pensamientos en un eco mortal. Fernando no era aquello, le gustaba su novia, le gustaba las chicas de su edad, y por eso no podía entender por qué su verga reaccionó al ver a los adultos abusar de niños tan pequeños.

“Quizás fue la calentura, por no masturbarme en todo el día” pensó, intentando convencerse que no actuó mal. Estaba acostumbrado a jalársela todos los días más de una vez y quizás por ello su cuerpo reaccionó, por pura intuición.

Despertó dos horas después cuando su tía llegó. La mujer se emocionó cuando le contó lo que Manuel le pidió, pero él se negó, alegando que no estaba hecho para cuidar niños, pero cuando se iba a su cuarto, el timbre de la casa sonó.

– L: ¡Hola señora Carla! ¿esta Fernando?

– C: ¡Lucas! ¿Cómo estás? pasen, pasen.

– M: Chico – le habló Manuel – te vengo molestar otra vez, le encantó estar contigo ayer – Le dijo señalando al niño – Y ahora quiere preg….

– L: ¡¿Quieres ser mi niñero?!

Lo que menos quería Fernando era estar en esa casa, pero al ver la alegre carita del niño pedirle que lo cuidara, y sabiendo que su tía no lo dejaría en paz si rechazaba, aceptó.

– L: ¡Sí! ya tengo niñero – gritó mientras saltaba emocionado – ¡Nos vamos a divertir mucho Fer!

– M: Gracias, me siento más seguro dejando a Lucas en manos de confianza.

– C: Ay sí, y hoy en día que uno no sabe… con tanta gente abusadora y enferma… válgame dios.

– M: Así es… bueno Fer, ya sabes el horario, de 4:30pm hasta las 8am, menos los domingos.

– F: Entendido, entonces allí estaré.

Seis horas después, el ahora niñero reposaba en su cama afrontando su nueva realidad con solo una toalla enrollada en la cintura. Cuidar al niño no era lo que le preocupaba, estaba aterrado de las nuevas sensaciones experimentadas, además que las grotescas imágenes de los nenes siendo abusados se reproducían una y otra vez.

Luego de almorzar y para intentar despejarse, le colocó seguro a la puerta, bajó su ropa hasta las rodillas, luego agarró su celular y buscó su página de pornografía favorita; uno repleto de mujeres sexys de buenos atributos que follaban con tipos jóvenes similares a él.

Sujetó su pene con una mano iniciando un suave deslizamiento de arriba abajo. Luego escupió en sus dedos y los ubicó sobre su glande, haciendo movimientos circulares, pero no surgió efecto. Su pene seguía endeble, sin un mínimo de rigor.

Aumentó la masturbación de manera casi salvaje, intentando que su carnoso amigo lograra agarrar forma, pero ni eso, ni los audibles gemidos de las mujeres que reproducían sus audífonos sirvieron. Su miembro seguía sin intenciones de lubricar.

Bit – bit – Bit – bit

El sonido de la alarma lo sacó del trance. Era hora de ir a trabajar. Se levantó con brusquedad lo que hizo que su flácido miembro se balanceara, como burlándose de él al no poder ponerlo en erección. Buscó en su closet un boxer, un suéter holgado y una pantaloneta. Se vistió y guardó otro boxer al igual que su computadora.

A las 4:30 llamó al timbre de la casa. Manuel le abrió ya vestido para su trabajo y después salió, dejándolo solo con el menor. Lucas lo recibió con una emoción desbordante y enseguida le pidió jugar, a lo que accedió, ya que lo que más quería era despejarse, aunque antes decidió quitarse la camiseta ya que hacía mucho calor.

– L: ¿Quieres jugar al dragón feroz?

– F: Y ¿Cómo se juega eso?

– L: Tú eres un dragón y yo tengo que escapar para que no me comas.

– F: Está bien, pequeñito… pero prepárate porque tengo mucha hambre.

Lucas chilló de emoción y salió disparado por el pasillo, comenzando así una hora de carreras por la casa: esquivaron muebles, se escondieron en las cortinas, usaron cojines como escudos y hasta se deslizaron por el piso, fingiendo ser su presa.

– F: ¡Te atrapé! – dijo entre risas agitadas.

– L: ¡Noooo, trampa! – protestó el pequeño, medio rendido, medio feliz.

Su cuerpecito ya no daba más. Jadeaba como un perrito cansado, con el cabello despeinado y los pies descalzos. Fernando lo cargó con cuidado, pegando su pequeño cuerpo a su sudado pecho y lo llevó en brazos hasta el sofá, quedando el niño sentado sobre él.

– L: Fer ¿Por qué tu barriga está así?

– F: ¿Eh, así como?

– L: Así con cuadritos – le dijo el niño rosando su abdomen con su manito – Mi papá y mi tío no tienen la barriga así.

– F: Ah es porque hago ejercicio – contestó con cierta tensión mientras sentía el tacto del niño.

El actuar del niño le pareció como menos extraño, aunque quizás solo lo veía como un juego y era él quien estaba tornándolo hacia otro lado. De todas formas, prefirió levantarse y encender la TV. Se sentaron juntos y comenzaron a ver un programa mientras hablaban. Sin embargó se dio cuenta de que el niño no dejaba de mirarlo, casi embobado, al punto que lo estaba incomodando.

Los minutos fueron pasando junto al ruido de la televisión, hasta que de un momento a otro la noche llegó. Fernando preparo una cena rápida y llamó a Lucas a comerla, pero mientras lo hacían, el pequeño le derramó bebida en su pantalón.

– L: Ay no perdón Fer, yo no quería – Se lamentó al tiempo que miraba al suelo con tristeza.

– F: Tranqui, sigue comiendo mientras me cambio.

Entonces se dirigió a la habitación que Manuel le asignó, un cuarto pequeño con apenas una cama personal, una mesa de noche y un gran espejo. El pantalón cayó al suelo apenas entró, quedando en ropa interior. Tomó unos minutos para admirar su cuerpo en el espejo, flexionando sus extremidades y deleitándose con lo bien que se estaba poniendo.

Con razón Lucas se le quedó viendo embobado, si el gym le estaba convirtiendo en un macho. Aun no estaba muy musculoso, pero ya no era el chico flacucho de antes. Sobre todo sus hombros, sus brazos, piernas e incluso sus nalgas estaban más grandes, más cuando flexionaba frente al espejo, algo que al pequeño le hizo abrir la boquita de la impresión, por la belleza de su joven cuerpo.

Fernando no lo sabía, pero detrás de la puerta se hallaba el niño, oculto, disfrutando de su momento de narcicismo. Los múltiples agujeros en la puerta de madera le daban una vista estupenda al cuerpo del mayor, que, aunque estaba casi de espaldas, lo disfrutaba a pesar de su corta edad.

En un momento, Fernando flexionó ambos brazos hacia su cuello ofreciéndole al niño una vista clara de sus axilas repletas de cientos de pelos negros con rastros de sudor, algo que al niño le impactó, y el sentimiento incrementó cuando Fernando se giró y le enseñó sin intención el gran bulto casi que se le marcaba en su apretado calzón.

Lucas observó con detenimiento como el joven buscó en su mochila la ropa de repuesto y acto seguido, vio como llevó sus manos al calzón y lo deslizó hasta el suelo, haciendo rebotar su trozo carnoso en reposo, igual de peludo que sus axilas y algo sudado por el calor. La carita de pequeño cambió de asombro a un tipo de deslumbramiento, lo que hizo que se recostara de más y abriera la puerta con su peso.

– F: ¡Lucas! ¡Qué haces acá! – le preguntó en voz alta intentando taparse la verga con las manos.

– L: Amm ya terminé Fer, ya me comí todo.

– F: Que bueno pequeño, pero espérame afuera – respondió señalándole la puerta.

– L: Fer ¿Por qué tienes pelos en tu espada? – le preguntó con voz tierna ignorando su petición.

– F: ¿En mi espada? ¿Cuál espada?

– L: Ahí – le dijo señalando su entrepierna – La espada de los hombres, mi tío me lo enseñó.

– F: Aaah – captó – Sí, es que lo adultos tenemos pelos en la espada ¿Entiendes?

– L: ¿Y porque mi tío no tiene? – contrarrestó subiéndose en la cama y empezando a mover los piecitos con inocencia.

Fernando arqueo la ceja ante la confesión, ¿acaso Lucas había visto denudo a su tío? el joven sacudió la cabeza alejando las malas ideas, “Por dios es un niño, Manuel es su tío” pensó, entendiendo que se trataba de un acto curioso del pequeño.

– F: Porque se los quita, eso se puede – respondió ya tranquilo, quitando su mano de su pene.

– L: ¡Guao! que espadota tan grandota – resopló con la boquita abierta de la impresión.

Fernando sintió su corazón acelerar y sus mejillas tornarse de rojo. Nunca había rehuido la desnudez, pero el estar con un niño pequeño le incomodaba, sobre todo porque se podía mal interpretar y así acabar en una situación problemática.

– F: Ya te dije, porque soy un adulto – respondió volviendo a taparse esta vez con la vestimenta.

Lucas se acercó un paso más, sin apartar los ojos del cuerpo de Fernando, atrapado por la curiosidad que un niño pequeño presenta a esa edad.

– L: Me ganaste, mi espada es chiquita, mira – comentó para rápidamente bajarse el pantaloncito y mostrarle al joven su pipicito duro como roca.

Fernando se sorprendió al ver la erección del niño, y la naturalidad con la que se la enseñaba, eso y que no recordaba que a tan corta edad se pudiera tener una erección… sin duda le desconcertó.

– F: Lucas, no hagas eso.

– L: Quiero tener una espadota como tú…

– F: Cuando crezcas se te pondrá como yo, pero ya guárdate eso.

El joven se puso un short con rapidez intentando que el pequeño no viera su intimidad y después de subirle el pantaloncito, lo obligó a salir del lugar.  Pronto Lucas se quedó dormido, exhausto por la diversión del día. Fernando lo cargó a su cuarto, reposó su cuerpecito en la cama y lo cubrió con su manta para protegerlo del aire acondicionado.

Regresó a la sala sintiéndose terrible como en todo el día. Recogió los juguetes y luego subió a su cuarto. Apenas entró comenzó a desnudarse al tiempo que buscaba en su celular aquel perfil de pornografía. Ya desnudo, sujetó su verga e inició las caricias mientras se pedía a sí mismo entrar en erección, pero para su desgracia, no lo logró.

– F: ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! – jadeó el joven con enojo – ¡Pero que me está pasando!

El joven insistió por veinte minutos sin éxito ya que su pene no quería accionar a su placer, hasta que los flashbacks volvieron y las pulsaciones en su verga comenzaron a aparecer, dándole una señal, una que pedía a gritos aceptar que tenía que ver más. La intriga le consumía, el deseo de volver a ver las fotos se intensificó y cuando menos lo esperó, se encontraba frente al computador.

– F: ¡No! – se regañó mientras bloqueaba con pánico la pantalla … pero la curiosidad le ganó.

La encendió nuevamente y se fue rápidamente a la carpeta de fotos donde los niños eran abusados por adultos, y en cuestión de segundos la sangre llegó a su verga aumentando su tamaño y dureza. Fernando no lo podía creer, es como si su cuerpo reaccionara por sí solo, pidiéndole a gritos que dejara la moralidad de lado y disfrutara.

Luchó varios minutos con valentía, pero al final del día él solo era un humano más, un hombre joven consumido por el porno y la masturbación, un joven que no pudo luchar contra lo que se le presentaba. Apretó su dura verga y se comenzó a masturbar mientras que con la otra bajaba con el ratón por la infinita cantidad de imágenes.

Fernando subía y bajaba su mano por toda su dura y carnosa extensión, lo hacía fuerte y lento, concentrándose en disfrutar de ese placentero momento que le había costado tanto llegar, pero la intriga de nuevo lo consumió, y esta vez salió de la carpeta y se fue de lleno a la numero 2.

“0102 Mi pequeño chupa vergas” tres carpetas se abrieron y el niñero dio click a la primera titulada “verguitas” descubriendo que no eran fotos, si no videos. Al igual que la otra, el contenido estaba organizado por edad. Desde bebés que aparecían al inicio, hasta nenes de quizás unos 10 añitos.

No existía la discriminación, los tonos de piel, las contexturas y demás se apreciaban a simple vista, con la única característica que el hombre siempre chupaba la verguita del niño.

Curiosamente, la verga de Fernando no pareció llamarle la atención, a pesar de que descubrir que eran videos le emocionó. Al parecer aquello no era lo suficientemente inmoral para generar una erección en él. Así que salió de la carpeta y se fue a la siguiente llamada “culitos” descubriendo un contenido que inmediatamente le encantó.

Había un total de 69 videos donde los infantiles culitos eran los protagonistas. Los niños yacían en poses sugestivas, enseñando el culo a la cámara mientras un adulto lamia y chupaba sus nalguitas empapándolas de saliva.

La verga de Fernando pegó un brinco repentino al ver como un adulto de brazos peludos abría de par en par las nalguitas de un niño de unos cinco añitos. El blanco y tierno culito del pequeño era devorado por el adulto quien lamia su carne con brusquedad, lubricándole con saliva y dándole un tono brillante más que majestuoso.

Fernando siguió viendo y disfrutando los videos, embobado por la suma obscenidad de todas las escenas. Su mano subía y bajaba en automático en su verga controlado por el placer visual, y no era para menos ya que la forma como los adultos lamian y chupaban tan tiernos culitos, volvía loco a cualquiera.

Así estuvo, viendo a detalle los videos que más impactaban a la vista por treinta minutos, hasta que la curiosidad lo detuvo. Cegado por la lujuria, el joven dejó esa carpeta atrás y se dirigió a la tercera “boquitas” El solo nombre le puso todos los pelos de punta y al acceder confirmó que sus sospechas eran ciertas ya que dentro había más de 54 videos de sexo oral, pero esta vez los niños se lo hacían a los adultos.

– F: ¡Oh por dios! – suspiró con los ojos abiertos al ver tal obscenidad – ¿Cómo existe algo como esto?

Fernando alucinaba, su extremidad subía y bajaba frénica por su miembro el cual temblaba de puro placer visual y era tanto su morbo que su mano entera estaba pegajosa por el líquido seminal.

El niñero siguió bajando, observando como esos pequeños engullían con desespero la verga de sus abusadores. Algunos solo chupaban la puntita, otros el glande entero y unos más perversos eran capaces de albergar más de medio miembro.

– F: Como lo masturba… ¿será que le gusta? – se preguntó mientras veía a un nene morenito de 7 añitos saborear una verga de unos 16cm.

Lo que Fernando no sabía es que se trataba de una minuciosa selección de videos, hecha para deleitarse con los mejores videos, acción que comprobó al llegar al de un pequeño blanquito que lamia la verga de su macho con una maestría que era simplemente imposible de entender. Incluso tuvo que parar de masturbarse para poder concentrarse en lo que veía.

El pequeño niño sujetaba el miembro con ambas manitos, un pene le parecía demasiado grande y grueso para un niño. Pero se quedó de piedra al ver cómo le masturbaba, escupiendo varias veces para lubricar el grueso miembro.

“Dale primito, métetela todita en la boquita” dijo una voz masculina, y entonces el niño acercó su cara a aquella verga, devorándose hasta la mitad de un movimiento. La verga de Fernando palpitó con vida propia al ver aquel acto, al ver como la boquita de ese pequeño se expandía a tamaños exagerados para dar paso a semejante verga.

“Sí, que rico primito, métela toda, toda” Escuchó de nuevo y al mismo tiempo vio como el hombre empujaba la cabeza del pequeño haciendo que su hombría desapareciera entera en su boquita. “Ahh ¡que putito dios!, mírame a la cara puto” ordenó, y el niño rodo los ojitos, mirando fijo a la cámara.

Fernando sintió su cuerpo arder, la tierna carita del pequeño le hizo recordar a Lucas, con esos cachetitos redonditos. Era la misma mirada de inocencia que el pequeño le daba cuando le abría la puerta, con la diferencia que los cachetes de este niño estaban repletos de verga.

“Uhh primito, ya viene mi lechita, ¿quieres que te llene la boca de semen putito?  y el niño asintió, aun con la boca llena de verga. Entonces inicio un suave movimiento donde su descomunal miembro salía y entraba lentamente, ahogando al pequeño y haciendo que la saliva desbordara por sus labios

“Ahh, me vengo primito, mmm trágate mi leche, trágatela toda, ahh” gimió el hombre para luego llenarle la boquita al niño de espesa leche, misma que se desbordo por su boquita y provocó que el nene empezara a ahogarse y que al toser la leche saliera disparada directo a la cámara.

Aquello fue demasiado para el niñero que aceleró la masturbación y cerró los ojos, imaginando sin querer que él mismo era el protagonista del video y que su verga era succionada por la boquita del pequeño Lucas, lo que lo hizo estallar a litros.

Abrió los ojos lentamente chocándose de lleno con la imagen de su verga, palpitando mientras expulsaba las ultimas gotas de leche y de fondo, el video del pequeño que sonreía tímidamente a la cámara con la carita llena de semen.

– F: Por dios… ¡Qué es lo que he hecho! – se dijo a si mismo, observando sus manos llenas de leche.

Limpió su mano con su camisa y luego paso a limpiar su verga, pero mientras lo hacía un pensamiento llegó, uno que realmente le preocupó. ¿Acaso Lucas estaba siendo abusado?

*****

Hasta acá la segunda entrega. Gracias a todos los que leyeron y escribieron, pero en especial gracias a los que mandaron fotos de sus vergas, disfruté cada imagen como no tienen idea. Les dejo el tele @Samu19973 por si quieren escribir. NO hago cambios de nada porque no consumo ese material, solo relatos y morbo. Si quieren que les contesten rápido envíen foto verga, a esos los priorizaré.

 

67 Lecturas/22 julio, 2025/0 Comentarios/por Byron6969
Etiquetas: culito, culo, hijo, mayor, primito, semen, sexo, vecino
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