Desde aquel viaje de negocio, mi vida cambió.
Un agente viajero conoce en un hotel a un hombre que tras invitarlo a su habitación lo va envolviendo hasta que el agente no sabe el como y el porque terminó dejando que ese tipo le diera sabrosamente por el culo, y gustosamente se dedicara a mamarle la verga..
Desde aquel viaje de negocio, mi vida cambió.
Yo sé que no soy ni el primero, ni seré el último a quien le sucede algo así, aunque lo que me incomodaba al principio era, que tenía que ser a mí a quien le comieran el culo.
Realmente no lo digo ni con rabia, y ni con mucho gusto, aunque suena raro, pero así es, yo soy una especie de agente viajero.
Recorro todo el país, no tan solo vendo los servicios de mi compañía, sino que a la vez soy quien da el servicio en persona, asesoró, aparte de también ser el administrador, jefe, y propietario.
Recientemente en uno de esos viajes, me quedé en el hotel, en uno de esos pueblitos que se niegan a morir.
Como de costumbre después de cenar, camino un poco, luego me tomo una cerveza, para luego irme a dormir.
Pero esa noche, después de que caminé un rato, en el bar del hotel, me estaba tomando una cerveza en la barra, cuando a mi lado tomó asiento, un caballero con el cual fácilmente entramos en interesantes conversaciones.
De una cerveza que es lo más que acostumbro a beber, conversando con él, dejé de llevar la cuenta, cuando ya íbamos por unas ocho cervezas cada uno.
Después de eso, seguimos tomando hasta que el encargado del bar nos dijo que ya habían cerrado.
Yo pensaba irme a dormir, pero mi acompañante, me dijo que él estaba encantado con la conversación que manteníamos, y me invitó a que continuásemos charlando en su habitación.
Yo me sentí sumamente alagado, por lo que, sin tan siquiera pensar, en lo que tenía que hacer al siguiente día, acepté gustoso.
Su habitación estaba en el mismo piso que la mía, por recomendación de él pasé por mi habitación para ponerme algo mucho más cómodo que mi traje de negocios, así que una vez que me di un duchazo y me cambié de ropa, poniéndome unos pantalones bermudas y una sencilla camiseta.
Me dirigí a su habitación, él me recibió enfundado en una bata de baño, disculpándose por demorar tanto tiempo duchándose, de inmediato me invitó a pasar, y ya dentro de la habitación me ofreció otra cerveza, la que gustoso me tomé.
El detalle es que continuamos charlando, hasta que entramos al tema del sexo, de eso a continuar hablando del amor entre hombres, fue una misma cosa, durante toda la conversación previa, en ningún momento me pasó por la mente el llegar a mantener una relación sexual, con esa persona.
Pero a medida que seguimos hablando de sexo, la sola idea no me resultaba desagradable, y menos desde el enfoque que mi acompañante le daba.
Entre cerveza y cerveza, y la excitante conversación que manteníamos, cuando él de momento me tomo por la nuca y pegó sus labios a los míos, tampoco me resultó nada desagradable.
Yo mismo no me conocía, en mi vida había visto a hombre alguno, digo desde un punto de vista sexual, y en esos instantes me estaba dejando besar y acariciar por otro hombre similar a mí.
Su manera de hablarme y de decirme cosas, que en mi vida había escuchado en labios de otro hombre, fue algo que voló mis fusibles.
Así que cuando ligeramente me insinuó, que le dejase demostrarme cuanto me amaba en ese momento, y sus manos se posaron sobre mis nalgas, supe que esa noche no terminaría, sin que yo le hubiera dado el culo a ese hombre.
En cosa de fracciones de segundo, me quité el pantalón bermuda, el interior y la camiseta, quedando completamente desnudo, ante su persona, quien simplemente dejó caer la bata de baño para quedar igual a mí, completamente desnudo.
Fue un sentimiento raro, que en mi vida antes había experimentado, sin pensarlo me acerqué a su cuerpo y en esos momentos fui yo quien buscó sus labios.
Él me acariciaba todo mi cuerpo, al tiempo que su lengua penetraba mi boca, y jugueteaba con la mía.
En cierto momento sentí sus manos sobre mis nalgas, y sus dedos explorando mi culo, el solo roce de la yema de sus dedos contra mi esfínter, hacía que mi corazón latiera aceleradamente, y toda mi piel se me pusiera como carne de gallina, a medida que continuó besando y acariciando todo mi cuerpo se fue colocando lenta y suavemente a mis espaldas.
Sentí su instrumento un poco más largo y grueso que el mío, justo en la raja de mis nalgas, y como si fuera algo que yo hubiera hecho constantemente, simplemente me dejé caer boca abajo, sobre su cama, separando mis piernas y con mis mismas manos separando mis nalgas.
Sus dedos, por un buen rato me hicieron disfrutar de algo que yo hasta esos precisos momentos desconocía, introduciéndolos una y otras vez dentro de mi culo, fue dilatando mi esfínter.
Hasta el momento en que yo prácticamente le rogaba que me hiciera suyo, penetrándome con su verga.
Realmente no tuve que rogarle mucho, lentamente fui sintiendo como ese caliente y buen trozo de carne maciza, se abría paso presionando mí, hasta esos momentos virginal ano.
Hasta un par de lágrimas voté, a medida que él me continuaba penetrando, sentí como su cuerpo lentamente fue cubriendo el mío, sus manos apretando mi cintura, y su boca mordisqueando mi nuca divinamente.
Sin llegar a ser exagerado, en esos felices momentos me sentí como nunca antes me había sentido.
A medida que metía y sacaba constantemente su verga de mi culo, yo de la manera más natural, comencé a mover mis caderas, y a apretar y soltar mi esfínter.
Era tal mi excitación que, sin tocarme realmente, mi propia verga, disfruté de una tremenda eyaculación.
No lo podía creer que yo, me estuviera dejando dar por el culo y prácticamente de manera voluntaria, sin que me amenazaran de muerte o nada parecido, simplemente fue porque así lo quise.
Mi amante no dejaba de decirme lo sabroso que era mi culito, a medida que su verga se hundía entre mis carnes, mientras que yo golosamente restregaba mis nalgas contra su cuerpo, buscando una mayor satisfacción.
En los momentos antes de venirse, me pidió que terminase mamando su verga, y yo sin escrúpulo alguno, una vez que la sacó de mi desflorado culo, me la llevé a la boca, buscando satisfacerle tanto o más de lo que él me había satisfecho a mí.
Me dediqué a chuparle su miembro, de la forma o manera, como me gustaría a mí que me lo mamasen, al poco rato sentí como mi boca se llenaba con su semen, y de la misma manera me lo comencé a tragar.
Cuando él finalmente terminó de venirse dentro de mi boca, yo me acurruqué entre sus brazos, hasta el día siguiente.
Al despertarme, por un corto momento me encontré desubicado, pero rápidamente recordé todo, y al voltear mi rostro lo encontré dándome un beso nuevamente en la boca, me dio los buenos días.
Después de eso, me vestí, mientras él permaneciendo aún desnudo, me abrazó, me dio su teléfono y dirección, por lo que quedamos en volvernos a ver pronto.
Al salir de su habitación me preguntaba a mí mismo, una y otra vez, como pude hacer eso, lo cierto es que hasta ese momento con ningún otro hombre he sentido lo que sentí con él, aunque después de ese día he llegado a tener varias relaciones sexual con muchos otros, pero definitivamente no es lo mismo que con él.
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