Desde jovencito me gustó, que mi primo me……
Un chico que desde pequeño fue iniciado por su primo, en el sexo anal, y en ponerse a mamar su verga, al ir nuevamente a pasar las vacaciones en la finca de sus tíos se entera que su primo se fue a estudiar, pero uno de los peones le hace un acercamiento y el gustosamente vuelve a las andadas……..
Desde jovencito me gustó, que mi primo me……
Si es algo que me ha venido pasando desde hace tiempo, ya que cuando más joven, estando de vacaciones en casa de uno de mis tíos, mis padres se fueron de crucero.
Por lo que me dejaron, al cuidado de mis tíos, pero fue mi primo, por ser mayor que yo, realmente se hizo cargo de mí, me llevaba a pasear a caballo, y a nadar en una retirada posa.
Los primeros días, no pasó nada en especial, aparte de que yo admiraba a mi primo, como si él fuera un héroe de películas.
Pero ya llevaba un poco menos de una semana en su casa, cuando llegaron otros familiares, por lo que a mí me pasaron a dormir, al cuarto y a la cama de mi primo.
Yo la verdad es que no me sentía mal por el cambio, pero desde esa misma noche, comenzaron a sucederme cosas, que en esos momentos no les di la menor importancia.
Ya me preparaba para acostarme, cuando al salir de la ducha, encontré mi pijama tirada en el piso, completamente mojada, pensé que accidentalmente la había dejado caer, y no me había dado cuenta, de eso hasta que salí de la ducha.
La cosa es que cuando se lo comenté a mi primo, a mí me pareció que tampoco le dio mucha importancia, y lo único que me dijo fue. “Acuéstate desnudo al igual que lo hago yo.”
En mi vida me había quedado desnudo, digo cuando me iba a dormir, y el que mi primo, al que yo tanto admiraba, también durmiera así, me hizo sentir bien.
Así que ambos nos metimos en la cama completamente desnudos, pero yo algo asombrado, ya que hasta esos momentos nunca lo había visto completamente desnudo.
Pero no sé si se lo podrán imaginar, lo que más me llamó la atención de mi primo fue su miembro, desde luego que mucho más grande, y grueso que el mío.
Además, ya estando en la cama, me comenzó a preguntar si yo había besado alguna vez a una chica, y así seguimos conversando, de cosas de las que yo ni idea tenía de lo que me hablaba.
Hasta que sacó unas revistas porno, y me las comenzó a mostrar, para luego invitarme a que los dos nos masturbáramos, cosa que, hasta esos momentos, yo jamás había hecho.
Por lo que cuando me propuso que él agarraba mi pene, y yo el de él, la verdad es que no vi nada malo en ello, es más creo que en esos momentos, en realidad yo deseaba hacerlo.
Y así comenzamos a masturbarnos mutuamente, hasta el momento en que sorpresivamente vi, y sentí como salía disparada una gran cantidad de leche de su miembro.
Mientras que, a mí apenas y me salieron unas cuantas gotas transparentes, pero luego después de limpiarnos las manos, nos acostamos juntos, por lo que sin decirme nada, sentí que me abrazó por la espalda me sentí de lo mejor.
Durante toda la noche dormí, sintiendo su miembro contra mis nalgas, al siguiente día nos fuimos a cabalgar, y a bañarnos a la posa.
Donde apenas lo vi que mi primo se quitó toda la ropa, yo lo imité, y estando dentro de la posa, ocasionalmente fui sintiendo como me fue tocando las nalgas, y ocasionalmente mi pene.
Por lo que yo siguiendo su juego, también le agarraba su miembro a él, y también le toqueteaba sus nalgas.
Hasta que me volvió a proponer que lo masturbase, primero yo a él, cosa que yo comencé a hacer con mucho gusto.
Mi primo tenía su miembro bien duro, cuando me preguntó si me atrevía a metérmelo en la boca, y al preguntarle algo asustado, que si eso se podía hacer.
Me respondió, que sí, agarrando mi pene e introduciéndolo en su boca, y tras chuparlo por un corto rato, retirando su boca de mi pene, me dijo. “¿Viste que fácil es?”
Por lo que yo aun algo confundido, tímidamente me puse hacer lo que mi primo me pedía, al principio me sentía raro, manteniendo todo su miembro dentro de mi boca, chupándoselo como si fuera una paleta de helados.
Pero a medida que seguí mama que mama, mi primo volvió a seguir toqueteando y acariciando mis nalgas.
De esa manera comenzamos a disfrutar de eso, él a su manera y yo a la mía, a los pocos días, y de regreso a la posa, en cierto momento, mientras le mamaba su miembro a mi primo, comencé a sentir que me acariciaba mis nalgas de manera mucho más intensa.
Al poco tiempo sentí que algunos de sus dedos, penetraban mi apretado culito suavemente.
Fue cuando me propuso que le lo dejase meterme su miembro, la verdad, es que después de masturbarlo, y mamarle su erecto miembro en que en la mayoría de las ocasiones se venía dentro de mi boca, no vi nada malo en ello.
Por lo que cuando le dije que sí, mi primo continuó introduciéndome sus gruesos dedos, por un buen rato, diciéndome que eso era para dilatar mi esfínter, y no me fuera a doler, por ser la primera vez.
Ya había comenzado a caer la tarde, cuando a la orilla de aquella posa, mi primo me indicó que me pusiera en cuatro patas, cosa que yo de inmediato hice.
Luego continuó introduciéndome sus dedos por un corto rato, hasta que en cierto momento los sacó, y comencé a sentir como la cabeza de su miembro comenzó a penetrarme.
Siempre sentí que me dolió algo, pero ya una vez que me había introducido toda su parada verga, y siguiendo sus instrucciones comencé a mover mis nalgas, aquella sensación de dolor fue cambiando por una muchísimo más placentera.
Tanto que yo prefería que él me penetrase a que me masturbase, fue esa noche cuando ya íbamos de regreso a la casa, cuando me comentó que no debía contarle a nadie lo nuestro, porque hay personas que no les gustas, que los chicos nos divirtamos de esa manera.
Desde esa ocasión, y como seguíamos compartiendo la misma habitación y cama, prácticamente todas las noches si mi primo no me penetraba, yo se lo mamaba.
Y así pasó el tiempo, y cada vez que tenía oportunidad visitaba la finca de mis tíos, hasta que ya cuando yo tenía como 17 o 18 años, cuando llegué a pasar mis vacaciones a la finca como todos los años.
Me enteré de que mi primo, se marchaba justo ese mismo día, para ir a estudiar a una universidad fuera del país.
Por lo que yo me quedé solo triste, y muy acongojado, deseoso de regresar a casa, pero ya era muy tarde.
Así que resignado me quedé en la casa de mis tíos, y lo único que se me ocurrió fue irme a montar a caballo, pero justo cuando iba saliendo, mi tío me dijo que esperase a que uno de los chicos que trabajaban para él en la finca me acompañase.
Yo estaba malhumorado, y durante el trayecto, no dije ni una sola palabra, hasta que llegamos a la posa, fue cuando vi que aquel tipo un poco mayor que yo, apenas llegamos a la posa, se quitó toda su ropa, y se metió en el agua como si nada.
AL principio me sentí mal, pero al ver como se bañaba agarrándose su miembro como si me lo estuviera mostrando de manera disimulada.
No lo pensé dos veces, y al igual que él también me desnudé del todo, metiéndome al agua de inmediato.
Solo que, a diferencia de él, en lugar de agarrar mi verga, colocaba mis manos sobre mis nalgas, de manera disimulada, hasta que acercándoseme me dijo. “Si quiere yo te puedo hacer lo mismo que te hacía tu primo.”
Yo me quedé sorprendido, pero de inmediato el chico me dijo. “En un sin número de veces, oculto tras aquellos montes, vi como él te lo metía, y como tú se lo mamabas, pero descuida su secreto está a salvo conmigo.”
De inmediato pensé. “Si desde luego, siempre y cuando te dé el culo.” Así que lo siguiente que hice, sin decir palabra, fue agacharme, agarrar su parado miembro, pero antes de meterlo en mi boca, lo lavé con el agua de aquella posa.
Por un corto rato se lo mamé, hasta que él mismo me dijo que lo que más deseaba era darme por el culo.
Así que me puse en cuatro patas, y lo dejé que me penetrase, desde esos momentos la idea de no regresar más por la finca de mis tíos desapareció.
Como también desapareció aquella tonta idea de serle fiel a mi primo, ya que durante todo el tiempo en que tuvimos relaciones, yo jamás me interesé por ningún otro chico.
Por lo que además de esa tarde dejar que aquel peón me diera por el culo, y yo le mamase nuevamente su verga.
Él me comentó, que se enteró, por un chisme que le escuchó a otro de los peones, que al parecer fue el primero en darse cuenta de lo que sucedía entre mi primo y yo.
Así que después de que regresamos a la casa, él chico quedó conmigo en que nos volveríamos a ver al siguiente día.
Pero esa noche, después de que cené, en compañía de mis tíos, y me duché, antes de acostarme salí únicamente envuelto en una toalla a caminar por los alrededores, ya que hacía un calor endemoniado.
Y fue cuando menos lo esperaba se desató una tormentosa lluvia, yo bien pude regresar a la casa, pero continué caminando bajo la lluvia, hasta que llegué bien cerca de las barracas de los peones.
Ya me iba a regresar, cuando escuché que alguien me dijo. “Métase no se siga mojando.”
Yo la verdad, me dio algo de curiosidad, y ya dentro me di cuenta de que se encontraban tres peones a los que conocía tan solo de vista.
Aunque estaba seguro de que uno de ellos, fue el primero en vernos a mi primo, y a mi teniendo sexo en la posa.
Yo me hice el pendejo, como si no supiera, que ellos sabían que mi primo me lo empujaba, así que cuando el mayor de ellos tres, que apenas cargaba un holgado pantalón corto puesto, dejándome, ver con facilidad, su miembro y testículos.
Con la excusa de que se me quitase el repentino frio, me ofreció un trago de aguardiente, que yo acepté de inmediato.
Después de eso como seguía lloviendo a cantaros, me ofrecieron otro trago, al tiempo que uno de ellos sacó unos dados, invitándome a jugar.
Pero cuando les dije que no tenía dinero para apostar, el mayor de todos dijo. “No hace falta tener dinero, apostamos tonterías.”
Yo al principio no me di cuenta, pero al perder de seguido dos manos, y pedirme que les entregase la toalla, supe de inmediato que era lo que en realidad los tres querían.
Por lo que yo seguí haciéndome el pendejo, y bebiéndome los tragos de aguardiente que me daban, por haber perdido.
Al poco rato uno de ellos, me propuso que, por el resto del juego, imitase o me comportase como una chica, cosa que yo hice encantado de la vida.
Y bueno como supuestamente era una chica, uno de los tres me invitó a bailar, y ya de ahí en adelante, comenzaron a toquetearme las nalgas, a besarme.
En fin, cuando me vine a dar cuenta, ya uno me tenía bien ensartado por el culo, mientras que a otro se la estaba mamando, y a al tercero, mientras esperaba, le estaba haciendo la paja.
Durante el resto de la noche, aquellos tres peones, hicieron conmigo lo que les dio gusto y gana.
Sentía sus vergas entrando y saliendo de mi culo, una y otra vez, al tiempo que yo movía mis caderas con mucho gusto y placer.
Al tiempo que también seguía mama que mama, cuando vino escampando, quizás a eso de la madrugada, después de echarme varias latas de agua, uno de ellos me acompaño, hasta la casa de mis tíos, donde yo entré sigilosamente.
Así que el resto del tiempo que pasé en la finca de mis tíos, me la pasé dejándome dar por el culo por todos los peones.
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