Desde que llegué a mi adolescencia, aprendí a viajar por todo el país, gracias a mis nalgas, y mi boca.
Un joven adulto, ha recorrido todo el país en bus y camiones, sin pagar un centavo, ya que desde adolescente aprendió a fácilmente dejar que le dieran por el culo, y ponerse a mamar la verga de los choferes, a cambio de que lo llevaran..
Cuando tenía unos catorce años, ya había comenzado a tener uno que otro encuentro íntimo, con mis compañeros de clase, todo comenzó cuando ya había comenzado a anochecer, me encontraba en las duchas después de un juego de balompié, mientras me enjabonaba, sin darme cuenta me le quedé viendo la verga al capitán del mi equipo.
Quizás si yo hubiera sido, algo más grande y grueso, quizás el resultado hubiera sido otro, pero siendo el más bajito del equipo, así como el más delgado, no se que me pasó que cuando vi su verga, me le quedé viendo asombrado, ya que era el doble de larga y de gruesa que la mía.
Además, en parte reconozco que sentí envidia, pero cuando me di cuenta que él me estaba observando, casi de inmediato aparté mi vista de esa cosa, y algo avergonzado dándole la espalda, comencé a enjabonar todo mi cuerpo, en especial mis nalgas, ya que, aunque ese día solo me quedé en el banco, hacía un calor del demonio.
De momento comencé a sentir la mirada del capitán del equipo, clavada en mis paradas nalguitas, y por aquello de no prestarle atención, seguí enjabonándome mi larga y abundante cabellera.
Quizás me puse algo nervioso, pero a medida que me lavaba el cabello, se me ha caído la pastilla de jabón en la ducha, al mismo tiempo que me cayó jabón en los ojos, por lo que no pude ver lo que estaba a mi alrededor, y accidentalmente me tropecé con mi compañero de ducha.
Creo que instintivamente comencé a ir tanteando con mis manos su cuerpo, bajo la ducha, y de momento que con una de mis manos sentí esa cosa larga y gruesa, en la que momentos antes había tenido mi vista clavada.
Cuando se la agarré, muerto de la vergüenza comencé a disculparme, por haberlo agarrado, mientras que él agarrándome con suavidad por uno de mis brazos, me dijo. “No te preocupes, se que fue por accidente que me agarraste la verga, pero si quieres seguir agarrándola por mí no hay problema.”
En ese instante me di cuenta de que a pesar de que me sentía sumamente avergonzado, no se la había soltado, y fui sintiendo como esa cosa como que se fue poniendo más grande y dura entre mis dedos, por lo que aun bastante confundido, y avergonzado me volví a disculpar, pero sin llegar a soltársela.
El jabón no me permitía ver, hasta que él sin más ni más se colocó tras de mí, y fue cuando comencé a sentir esa cosa pegada a la raja de mis nalguitas, sin saber que hacer solté esa caliente cosa, y él agarrando mis manos las llevó a que me apoyara contra la pared de la ducha.
Luego sentí como con suavidad hizo que mis piernas se separasen, al tiempo que me fue diciendo, que siempre le había llamado la atención mi parado culito, y sus dedos fueron enjabonando más aun mis nalgas.
Sentí sus dedos, como rosaban el hueco de mi apretado culito, y no sé como ni por qué se me escapó un profundo y raro gemido, que el capitán del equipo de seguro tomó como que estaba de acuerdo con lo que me estaba haciendo.
Poco a poco fui sintiendo como la colorada cabeza de su glande comenzó a penetrarme, y aunque me dolió algo, una vez que me llegó a enterrar toda su verga entre mis nalgas, yo me quedé quietecito, hasta que mi capitán comenzó a meter y sacar toda su verga dentro de mi apretado culito.
En esos momentos, lo que me dio un pánico tremendo, fue el ponerme a pensar que pasaría sí algún otro miembro del equipo entrase a las duchas y nos encontrase así, yo con las piernas bien abiertas, ligeramente inclinado, y apoyado contra la pared de la ducha, siendo clavado divinamente por el culo.
Pero cuando sentí como sus brazos rodeaban mi cuerpo, creo que casi me desmallo, pero de placer al darme cuenta de que me estaba abrazando, y algo que no me esperaba y en gran parte me sorprendió, fue que yo a medida que él me enterraba y sacaba toda su verga, yo sin saber ni como ni porque, comencé a menear mis nalgas, restregándolas conta su cuerpo, buscando sentir esa cosa más y más dentro de mí.
El capitán del equipo, a medida que me seguía penetrando una y otra vez, también comenzó a mordisquearme la nuca y mis orejas, haciendo que mi cuerpo se quebrase entre sus brazos.
La verdad es que no tengo ni la más ligera idea del tiempo que permanecimos bajo la ducha, él enterrándome su gran pedazo de carne, y yo disfrutando de todo lo que me estaba haciendo.
Quizás fue idea mía, pero creo que sentí cuando él se vino dentro de mí, cuando yo comencé a masturbarme, a los pocos segundos él sacó su cosa, se la enjabonó, y con el agua de la ducha retiró todo el jabón.
En esos instantes, solo bastó que colocase una de sus manos sobre mis hombros, y ejerciendo una ligera presión, yo me fuera agachando hasta que su verga, quedó a la altura de mi boca.
Al ver su desinflada verga frente a mi boca, no tuvo que decirme nada, para que yo voluntariamente me la llevase a la boca, y comenzara a mamársela, al tiempo que yo mismo me masturbaba.
Desde esa tarde, digamos que me convertí en su amante, y posteriormente en la del resto del equipo, incluso del aguador, y hasta de uno que otro chico de otros equipos de balompié contra los que jugábamos.
Aun no había cumplido los quince, cuando mi mamá me informó que debía ir a la capital a buscar unos papeles, por lo que me llevó a la parada de buses, habló con uno de los choferes, que se me quedó viendo de forma o manera algo rara, pero finalmente se comprometió con mi madre, a que se encargaría de mí hasta llegar a la ciudad, y posteriormente traerme de igual forma.
Y la verdad es que si lo hizo, me sentó prácticamente a su lado, y a medida que fue conduciendo, me comenzó a preguntar un montón de cosas, como si tenía novia o no, si había visto a un hombre y a una mujer tener sexo, en fin cuando llegamos a unas de las paradas, me tomó de la mano y me condujo a las oficinas de la compañía, con la excusa de que me llevaba al baño.
Yo no se si fue mi manera de hablarle, o mi particular manera de vestir, o por cómo me quedé viendo su verga un sin numero de veces, la cosa es que ya en la oficina me dijo. “Quítate la ropa, que nada más tengo media hora para comer.”
Yo, como si previamente nos hubiéramos puesto de acuerdo, de inmediato le obedecí, y mientras yo me desvestía, él se bajó los pantalones y lavó su verga en el lávanos del pequeño baño, que había al lado.
Cuando me vie a dar cuenta ya me tenía abrazado, y comenzó a darme besos, al tiempo que comenzó a ir pasando sus ensalivados dedos por mi apretado culito, sin que yo dijera o hiciera algo por desalentarlo.
Esa tarde, sobre un viejo sofá, continuó besándome y acariciando mis nalgas, y lentamente y sin prisa, lo primero que hicimos o mejor dicho que yo hice fue ponerme a mamar su gruesa y venosa verga.
Quizás por lo emocionado que me encontraba, además de lo excitado, me pareció que el grueso de su verga era mucho más ancha, que mis propias muñecas.
Creo que de haber seguido mamándole toda su verga, seguramente me hubiera tragado toda su leche, pero en cierto momento se detuvo, ya que como él mismo me dijo deseaba comerme el culito.
Por lo que, recostándome sobre ese viejo sofá, mientras él se quitaba los pantalones y sus interiores, separé mis piernas y con mis manos separé mis apretadas nalgas, poniéndosela en bandeja de plata como dicen.
En ese instante se me ocurrió darle un vistazo a su voluminoso cuerpo, y me di cuenta de que, a diferencia de mis compañeros de equipo, con asombro vi lo peludo que era casi todo su cuerpo.
De inmediato se trepo sobre mí, luego con sus ensalivados dedos, me los pasó por el apretado hueco de mi culito, para posteriormente dirigir la cabeza de su verga sobre el hueco de mi culo.
A medida que comenzó a presionar su colorado glande contra mi esfínter, este se fue abriendo permitiendo que su tremenda verga comenzara a penetrarme, lo cierto es que, a pesar de ya llevar cierto tiempo, dejando que mis compañeros del equipo de balompié, me dieran bien duro por el culo.
Quizás por ser la venosa verga de un hombre adulto, comencé a sentir ese fuerte y especial dolor que me encanta, y a medida que el chofer del bus continuaba penetrándome, a mí se me fueron saliendo las lágrimas, hasta que su cuerpo entró en pleno contacto con el mío.
En ese momento como por arte de magia, ese extremo dolor, se transformó en un extremo placer, y a medida que él fue metiendo y sacando, toda su verga de mi apretado culito, yo comencé a mover divinamente mis caderas, restregando mis paradas nalguitas contra su cuerpo, buscando sentir mas y más dentro de mi todo aquel buen pedazo de carne.
Lo cierto es que estuvimos más de la media hora que él me había dicho que tenía para almorzar, luego que se vino dentro de mí, extrajo su verga, y tras lavársela nuevamente, me puso a mamar su verga, al mismo tiempo que yo me fui haciendo una rica paja, cosas que disfruté mucho, luego tras asearnos de regreso al bus, me dijo que cuando yo quisiera dar un viaje gratis, que lo buscase a él.
Cosa que, desde esa época, he realizado un sin numero de veces, ya que como les dije, aprendí a viajar gratis de esa manera, y no tan solo con choferes de los buses, sino que también con un sin numero de camioneros, con los cuales por lo general termino dejando que me den por el culo, o me pongan a mamar dentro de la misma cabina de su camión.
Aunque había ocasiones en que tardaba en conseguir que me llevasen, hasta que en una ocasión en que me vestí de manera que parecía una chica, casi de inmediato el chofer de un camión se detuvo a llevarme.
Pero al subirme a su cabina él me trató como si yo fuera una chica, quizás por la ropa que estaba usando, y por mi abundante y larga cabellera, pero cuando lo saqué de su error, de mala gana me dijo que me bajara, que lo que él buscaba era una tipa que le diera una buena mamada.
Fue cuando se me ocurrió decirle de la manera más afeminada y seductora que pude que yo podía no tan solo darle una buena mamada, sino que también gustosamente lo dejaría que me diera por el culo.
No sé si fue por mi manera de hablarle, o como se lo dije, la cosa es que eso bastó para que ese delgado chofer del camión, gustosamente quisiera probarme, y así mientras él conducía su gigantesco camión por una larga recta, yo sin vergüenza alguna me dediqué a mamar su verga.
Posteriormente en una de las estaciones donde nos detuvimos a echar diésel, y comer algo, al regresar a la cabina de su camión, sin decirle nada me quité toda la ropa, únicamente quedándome con unos pantis rojos, tipo tanga.
Él al verme recostado en la parte posterior de su cabina, sin perder tiempo se bajó los pantalones y en un dos por tres me penetró, así que mientras el me daba sabrosamente por el culo, y yo movía mis caderas, una de sus manos comenzó a manosear mi pequeño pene, y en cosa de unos segundos hizo que yo me viniera entre sus dedos.
Mientras que él continuaba metiendo y sacando una y otra vez, toda su verga de mi apretado culito, hasta que finalmente se vino por completo dentro de mí, ese mismo chofer posteriormente aunque iba en sentido contrario al que yo me dirigía detuvo su camión, y cuando le dije a donde me dirigía, el me dijo que iba a recoger una carga como a media hora, y que luego me llevaba, ya que iba en la misma dirección.
Por lo que por lo general siempre me visto, de manera algo femenina, o como me dijo un tipo que conducía un auto deportivo, que me llevó a un motel después de que me levantó en la carretera, que yo era andrógino.
Al principio pensé que era un insulto, hasta que me explicó que así se le dice a una persona cuyos rasgos externos no corresponden definidamente con los propios de su sexo, por lo que es, un ser físicamente intermedio, con rasgos sexuales de hombre y de mujer, o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma clara el sexo al que pertenece.
Pero no todo el tiempo he tenido buenos momentos, en par de ocasiones he tenido que salir corriendo completamente desnudito, o me han perseguido con un cuchillo.
Pero esas han sido las únicas veces que he tenido que salir corriendo por culpa de algún hipócrita fanático religioso, que se han detenido pensando que soy una chica, pero cuando a medida que me fui desnudando les dije que era un chico, se ofendieron, pero por suerte después de que salí corriendo sin ropa, arrancaron arrojaron mis cosas por la ventana.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!