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Dominación Hombres, Fantasías / Parodias, Intercambios / Trios

Deseo se vuelve realidad con mi esposa

Mi relación estaba en caída y encontré la mejor manera de lograr avivar la chispa con mi esposa.
«Deseo» se vuelve realidad con mi esposa.

Somos una pareja que siempre nos hemos amado, nos hemos respetado desde que nos casamos y nunca hemos hecho nada fuera del matrimonio.

Mi esposa es una mujer muy bella y no solo porque yo lo diga, porque así es… Ella es una mujer de 40 años, delgada, de pechos redondos y de muy buen tamaño, unos pezones rosados que dan ganas de tenerlos siempre en la boca. Su trasero es lo que más llama la atención, pues es un culo de gran tamaño, sin celulitis y nalgas muy bien talladas y firmes. Su rostro, hermoso, sensual y angelical…

Tenemos cerca de 7 años de casados y la monotonía nos ha tocado; ya nada es lo mismo. El amor no se ha terminado, pero en la parte sexual ya no se siente igual.

Yo siempre había tenido fantasías después de mucho porno de ver a mi esposa como a esas mujeres siendo cogidas por otros hombres. Esposos compartiendo a sus esposas, permitiendo que otros hombres las follaran y viendo que ambos disfrutaban tanto la esposa, que era la protagonista, como el esposo, que era el espectador.

Yo tengo dos amigos a los que les tengo mucha confianza y que son hombres de muchas mujeres y que se han dado sus gustos follando. A ellos en confianza les he contado de mis problemas con mi esposa y de la necesidad de avivar esa chispa que ya hemos perdido y que quiero recuperar.

—Hola, Steven, hola, Tony, ¿qué hay? ¿Cómo va todo? ¿Qué hacen tan temprano en el trabajo?

—Nos vinimos temprano; hoy es fin de semana y necesitamos terminar el trabajo rápido para en la noche ir por unos tragos… ¿No nos vas a acompañar?

Fue allí donde me entró la idea de contarles lo que me sucedía y, si me entendían por lo que estaba pensando, tal vez me pudieran ayudar…

—Sí me gustaría, solo que tengo un problema en casa y tengo que resolverlo porque me tiene agobiado.

—¿Qué te sucede? ¿Es algo grave, si se puede saber?

—Les voy a contar en confianza, pero solo porque ustedes son de suma confianza y sé que no le contarán a nadie…

Fue allí donde les conté lo que me sucedía, de lo que me tenía intrigado y a la vez de lo que también sabía que le estaba pasando a mi esposa, que aunque no decía nada, era un hecho que a ella también le estaba afectando la rutina.

—Como les dije, yo les tengo mucha confianza a ambos, son como familia y sé que puedo contar con ustedes. Les voy a pedir algo, sé que puede sonar descabellado y hasta loco… ¡¡¡pero, por favor, no se vayan a molestar!!! Les voy a pedir algo, solo me dicen si están de acuerdo o no; de mi parte, yo estoy completamente de acuerdo y creo que es la manera en que voy a avivar la chispa en mi relación.

—¿Y qué es lo que nos vas a pedir? Sabes que puedes contar con nosotros, somos tus amigos y no te vamos a abandonar…

—Bueno, ahí les va… ¡¡¡Quiero que entre los dos se cojan a mi esposa!!!

Ambos se quedaron en «shock»; se volvían a ver entre ellos, me volteaban a ver a mí, estaban impactados y se notaban en sus rostros los nervios. Era lógico que reaccionaran así ante tremendo pedido.

—¿Nos estás hablando en serio, Marcos?

—Sí, claro, no es broma… Solo quiero que me digan si me ayudarán o no. No quiero que lo hagan presionados, es solo si quieren; entenderé si me dicen que «no»; como les dije, es una salida que encontré al problema que tengo.

Hubo un silencio durante unos segundos y nuevamente ambos se volvieron a ver uno al otro…

—De mi parte, yo sí estoy dispuesto a ayudarte… —Dijo Steven.

Yo igual, eso sí espero que luego no te vayas a enojar con nosotros… —dijo Tonny.

—Sé lo que les estoy pidiendo y sé a quiénes se los estoy pidiendo… Lo he meditado mucho y sé que esto me ayudará a mí y a mi esposa. Es algo nuevo y lo nuevo siempre es bueno.

—¿Y qué dice Karen de esto, ella ya sabe o cómo es la cosa?

—No, ella no sabe, va a ser una sorpresa y quiero que sea esta noche. Los voy a invitar a ustedes dos y le diré a ella que van para la casa a ver un partido… Nos tomaremos algo e intentaré que ella beba de más hasta embriagarla para poner manos a la obra.

Mi esposa es una mujer de hogar, que cree en el matrimonio y no ve con buenos ojos las infidelidades de ningún tipo.

Ellos estuvieron de acuerdo en llegar a la casa a las 6 de la tarde. Yo, por mi parte, llamé a mi esposa y le dije de la visita que tendríamos esa noche, y ella estaba de acuerdo. Casi nunca teníamos visitas, así que ella, las pocas veces que pasaba, se esmeraba por tener la casa lo mejor posible.

Ya en casa, empecé a poner manos a la obra. Tenía bastante licor para la velada; le dije a mi esposa que se vistiera con el bello vestido rojo que tenía, que la hacía lucir más bella de lo que ya es, y que remarcaba sus nalgas y sus piernas. Ella no puso peros, y lo vio como algo normal. Todo estaba saliendo bien. La besé y le tiré un piropo de lo bella que se veía y ella me lo recompensó con un beso.

El timbre sonó y eran mis dos amigos que ya habían llegado; yo fui a abrir y mi esposo esperó en la sala para recibirlos.

—Hola, muchachos, ¿qué tal? Pasen, pasen adelante… Siéntanse como en casa (se lo dije con una risa con doble significado).

—¡Hola, Marcos, hola, Karen! ¿¿¿Cómo están ustedes???

—Buenas noches, Steven, Tonny… nosotros muy bien… Bienvenidos, tomen asiento mientras comienza el partido —dijo mi esposa, quien los saludó a ambos con un beso en el cachete.

Ambos tomaron asiento y mi esposa se fue hacia la cocina. Yo me senté a la par de ellos y enseguida conversé sobre lo pactado.

—¿Estamos listos? Como les dije, Karen no toma mucho licor; es tarea de ustedes también animarla para que tome lo suficiente para que se embriague. Otra cosa más, yo no voy a participar, yo solo quiero ver cómo ustedes se cogen a Karen y poder grabar todo, ¿están de acuerdo?

—Okey, no hay problema, nosotros ya estamos decididos… ¿Pero qué tal si ella no quiere y se resiste?

—Tranquilos, ya verán cómo todo va a salir a la perfección, solo es seguir el plan… Solo concentrémonos en que ella beba y las cosas se van a dar, lo sé… Ahora voy a ir por mi esposa y por unos tragos a la cocina; trataré de que ella esté acá y yo me encargaré de lo demás.

Así fue, me dirigí a la cocina, mi esposa estaba preparando unos tragos en la mesa y me aproxime por detrás y le di una ligera palmada en su trasero, lo que la hizo saltar.

—¡Mi amor, qué susto me pegaste!

—Porque, ¿quién pensaste que era?, jajaja.

—Ya sabía que eras tú quien más, pero me agarraste descuidada, por eso me asusté…

—Ya veo, uuhhhh, uhhhh, jejeje. Qué bien se te ve ese vestido, mi amor, se te ve tu rico culo…

—Ya cállate, que te van a oír tus amigos, ¡¡¡qué vergüenza!!!

—Ahhh, nada tiene de malo, ¿¿¿tú crees que ellos ya no te lo vieron cuando venías para la cocina???

—Qué vergüenza, mejor no me hubiera puesto esto…

—Tú tranquila, yo me siento muy bien de verte así… me dan ganas de bajarte ese vestido y culiarte acá mismo…

—Ya no digas eso, mejor vamos a la sala donde tus amigos…

—Vamos, yo te ayudo con los tragos; lleva tú lo de picar…

Nos dirigimos a la sala; ellos tenían la vista clavada en mi esposa y ella lo notaba. Ella sabía que ellos la veían y, más por lo que dije en la cocina, parecía avergonzada, pero solo eso…

Nos sentamos y conversábamos de todo, menos del partido que se suponía que íbamos a ver. Trago tras trago nos fuimos tomando la primera botella de licor; mi esposa ya tenía sus mejillas rojas, lo que hacía claro que los tragos ya le estaban haciendo efecto.

Yo, por mi parte, repartía más y más tragos, para que mi esposa pronto estuviera en su punto. Ellos no dejaban de observarla de arriba abajo, pero a ella ya no le incomodaba; parecía que le estaba gustando lo que sucedía. Ella veía que la observaban con otros ojos y el alcohol en ella la estaba calentando.

Yo casi no había tomado licor, pero mi esposa no lo sabía y no lo había notado. Así que me hice el dormido; mis amigos dedujeron que debía tratarse de parte del plan.

—Mira, Karen, parece que Marcos no aguantó nuestro ritmo y se desconectó, jajaja —dijo Steven a mi esposa.

—Yo creía que yo iba a ser la primera en caer, ya que me siento muy mareada; pero mi esposo fue el que perdió la partida, jjjjj —respondió Karen…

Mi esposa intentó levantarse del sillón, perdiendo equilibrio debido a su estado de embriaguez; Tonny se puso rápido de pie y la sostuvo de la cadera, evitando que cayera.

—Estoy algo torpe, mis pies me están traicionando, jjj —dijo mi esposa.

—Tranquila, Karen, no pasa nada, para eso estamos, para ayudarte en lo que quieras —dijo Tonny, con una sonrisa maliciosa, la cual supo interpretar fácilmente mi esposa.

Tonny se quedó con su mano rodeando la cintura de mi esposa y la observaba directamente a sus ojos; ellos no sabían que yo miraba todo de reojo para que no se dieran cuenta de que estaba despierto.

—¿Por qué me miras así? —preguntó mi esposa…

—¿Cómo te estoy mirando, dime? —le dijo Tonny a mi esposa, y posterior a eso la jaló hacia él, abrazándola y dándole un beso…

—No, no hagas eso, ¿no ves que Marcos podría despertar? Además, eres amigo de él… _dijo mi esposa…

—Perdón, Karen, me fue imposible resistirme a darte un beso… —Le dijo Tonny, mientras tanto Steven observaba todo sonriente.

—¿Qué cosas dices, Tonny? Debe ser el alcohol… Además, como te dije, mi esposo está dormido y podría despertar y no me gustaría que vea algo indebido…

Mi esposa ya había notado desde antes del beso de Tonny las miradas de parte de ambos; sabía que esas miradas no eran normales, aunque no les quiso dar importancia. Pensaba que el efecto podía ser más bien en ella y que lo que veía solo se lo imaginaba.

Mi esposa volvió a sentarse en el sillón; esta vez Steven se puso de pie y le alcanzó a mi esposa un trago un poco más cargado que los anteriores. Ella comprendía que lo que ellos querían era emborracharla; así que decidió ponerse de pie.

—Muchachos, ocupo que me ayuden a llevar a mi esposo a la cama, creo que ya no puedo tomar más y estoy muy mareada.

Steven y Tonny sabían que debían aprovechar esos últimos minutos porque de lo contrario ya no había tiempo. Ambos se pusieron de pie e intentaron llevarme entre los tres a mi cuarto. En ese momento pude ver cómo Steven, aprovechando la situación, se colocó en un costado de mi esposa; con una mano me sostenía a mí y con la otra le tocaba una de las tetas a Karen; ella se dio cuenta, pero no podía soltarse.

Me pusieron en la cama; ella trató de incorporarse y quedó frente a Steven y Tonny. Ambos la tomaron de sus manos y la acercaron a la otra cama. Ella no entendía lo que pasaba y no tuvo tiempo de reaccionar cuando Steven le plantó un beso y Tonny la tomó por detrás, besando su cuello. Karen cerró sus ojos y se inclinó hacia Tonny por la sensación del beso.

—¿Qué hacen? Por favor, ya paren, esto no está bien… —Replicaba mi esposa.

—Esto no está bien, mi esposo se puede despertar. Por favor, no sigan… Ella podía hacer algo más ante lo que estaba sucediendo, pero pareció que cierta parte de ella lo quería.

—Tranquila, Karen, él duerme y no se va a dar cuenta de nada de lo que acá va a pasar!!! —Tú solo disfrútalo —dijo Tonny mientras seguía besando su cuello; eso hacía que ella arquease su cuerpo ante las sensaciones que eso le provocaba.

Por otro lado, Steven seguía besando su boca; esos besos se iban intensificando.

Pronto entre ambos la fueron conduciendo hacia la otra cama que estaba vacía en la habitación; ella parecía no saber qué hacer o cómo actuar.

Tonny se sentó en el borde de la cama mientras Steven seguía besando a mi esposa. Tonny metía sus manos debajo del vestido de Karen y tocaba sus nalgas; pronto, sin mucho esfuerzo, le bajó su ropa interior, un hilo blanco que hacía juego con el vestido que ella llevaba. Desde allí él empezó a besar el trasero de mi esposa; sus nalgas estaban en la boca de mi amigo y pronto comenzó a meter su lengua en el ano de Karen, la cual daba saltos cada vez que lo hacía; lo estaba disfrutando.

Ahora Karen ya no se resistía a los besos de Steven; ahora ella también lo besaba. Sus lenguas se juntaban en un juego erótico; lo estaba disfrutando y había olvidado del todo que yo estaba en la otra cama.

—¿Te está gustando, Karen? Yo sé que sí te gusta, y haremos que lo disfrutes mucho más.

Steven comenzó a bajarle el vestido a mi esposa, cayendo este al suelo y dejando a la vista sus dos tetas, las cuales, sin perder tiempo, él tocó con ambas manos y las comenzó a chupar, provocándole escalofríos a Karen… Ella comenzó a gemir, mientras que detrás Tonny seguía lamiendo el culo a mi esposa; ella se inclinaba para que la lengua de este entrara más fácilmente. Tonny pasaba su lengua desde el ano hasta su panocha, la cual ya tenía mojada por la cantidad de jugos que salían de ella, de excitación.

Tonny empezó a desvestirse, se quitó su camisa dejando ver sus pectorales a la vista; él era fornido, ya que le gustaba hacer muchos ejercicios. Seguido se quitó su pantalón y bóxer, dejando al aire su pene erecto, el cual era mucho más grande que el mío. El volteo a mi esposa, la hizo inclinarse y la dirigió hacia su verga para que se la mamara; ella no tuvo más remedio que hacerlo. Empezó a tragar la polla de mi amigo que no le cabía por completo en su boca, pero hacía su mayor esfuerzo por engullirla.

Mientras tanto, Steven aprovechó la posición de Karen, la cual estaba de cuclillas; él se quitó su pantalón, sacó su verga, tomó a mi esposa por la cintura y comenzó a meter su pene en su panocha.

La verga de Steven era parecida a la mía, solo que un poco más gruesa; él bombeaba con fuerza y mi esposa solo sacaba la verga de Tonny para quejarse ante cada estocada que él le daba a Steven…

Así estuvieron unos minutos, hasta que Tonny se acostó del todo en la cama…

—Ahora me toca a mí, ven, Karen, súbete, que quiero probar ese panocho tuyo, me muero de ganas de tenerte, siempre había querido estar contigo…

Karen hizo caso; ella se subió en la cama, abrió sus piernas y, posterior a eso, se metió la verga de Tonny… suspiró profundo y comenzó a subir y bajar, cada vez más rápido. Solo se escuchaba el golpeteo de la verga de Tonny; eran como aplausos.

Los gemidos de Karen cada vez eran más fuertes; había olvidado dónde estaba y no recordaba que yo estaba allí. Esos gemidos ya se habían convertido en gritos, no de dolor, sino de placer puro.

Steven, que solo observaba, ahora se colocaba detrás de mi esposa; la iba a penetrar por su culo y parece que ella no lo había notado. Esta iba a ser la primera vez que ella probaría la doble penetración. Karen estaba hipnotizada por la follada que Tonny le estaba dando; ambos se besaban, eran besos apasionados, hasta que sintió la presencia de Steven detrás de ella…

—¿Qué haces? No, por favor, por allí no, por allí duele mucho… _dijo mi esposa en modo de reclamo.

—Tranquila, chiquita, ya verás que después de un rato lo vas a disfrutar. _dijo Steven.

Karen no podía soltarse, ya que Tonny la tenía sostenida de la cintura y Steven hacía lo mismo, pero desde las nalgas de mi esposa.

Steven colocó saliva en su verga y la colocó en la entrada del culo de mi esposa; ella ya se había resignado a lo que iba a ocurrir. Poco a poco le fue metiendo su pene en el culo a Karen; yo podía ver la cara que ella estaba haciendo. Le estaba doliendo, pero solo al principio, porque después de un rato volvieron los gemidos; ahora sí lo estaba disfrutando.

Podía ver cómo mi esposa se retorcía de placer; en su rostro solo se veía lujuria. Los únicos sonidos que se escuchaban eran de gemidos de Karen, que ya había perdido la vergüenza y no le interesaba si alguien escuchaba, y los de mis amigos culiándola con fuerza.

Mientras mi esposa estaba disfrutgando de una buena cogida, ella volteó a ver hacia donde yo estaba y ¡sorpresa!… vio que yo estaba. No pude hacerme el dormido. Ella siguió moviendo su cuerpo; no le importó que yo la estuviera observando, quería proseguir con la noche de sexo.

Sus jadeos no pararon, ella gemía ahora con más fuerza, me miraba y mordía sus labios… Estaba disfrutando y quería que yo viera que la estaba pasando bien. Yo le sonreí para que estuviera aún más tranquila, y entendió el mensaje; ella me respondió con una sonrisa también, una sonrisa cargada de lujuria.

Pronto llegó el orgasmo de mi esposa…

—Sí, sí, sí, síííí, sigan, sigan, sigan, no paren… ahhhh, ahhhhh, me riego, me riego…

Y allí estaba mi esposa, teniendo un orgasmo como nunca lo había tenido en su vida; parecía que era interminable y en ese preciso momento mis dos amigos estaban a punto de llenarla de semen a Karen… Tonny intensificó sus movimientos y explotó dentro de su vagina; lo mismo hizo Steven, quien le estaba llenando el culo de leche a mi esposa. Los tres quedaron estáticos por unos segundos; poco después, Steven, que estaba aún dentro del culo de mi esposa, se retiró, dejando salir una notable cantidad de semen. Mi esposa se levantó y de su vagina chorreaba la leche que le había vaciado Tonny.

Mi esposa caminó hacia donde yo estaba, se detuvo frente a mí y me dijo:

—Lo disfrutaste, mi amor, porque yo sí; espero no estés molesto.

—No, mi amor, lo he disfrutado desde el inicio hasta el final… y me complace saber que lo has disfrutado. Espero que ustedes también, amigos, y gracias por la ayuda.

Ella me miró y a mis amigos, y fue cuando comprendió que todo era un plan para que se la cogieran. No dijo nada, solo se sentó a la par mía y me dio un beso.

—Gracias, Marcos, por permitir estar con una mujer tan hermosa como tu esposa; ambos estamos agradecidos…

Posterior a eso, ambos se pusieron sus ropas e hicieron señas de que ya se retiraban, sin decir más palabras. Mi esposa solo los miró, y con una sonrisa se despidió.

—Gracias, mi amor, por esta noche —me dijo mi esposa…

—Si tú quieres, podrán ser más de una noche similar a esta, mi vida… todo por ti, porque te amo…

Ambos nos acostamos, sin decir más palabras, solo un silencio de satisfacción por mi parte y el de mi esposa.

 

47 Lecturas/26 julio, 2025/0 Comentarios/por Papillo1980
Etiquetas: amigos, culo, follando, mayor, orgasmo, semen, sexo, vagina
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