DESNUDO PARA TODAS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
¡Qué grotescamente insólita y paradojal,había para aquel hermosísimo muchacho resultado la suerte al revertírsele de una manera tan alocadamente increíble, uno de sus actos! ¿Qué había susedido? Enterémonos:
Ahí, en ése mismo murallón contiguo a la costanera del río y en una ardiente noche primaveral, había estado él agazapadamente aguardando a la primer chica que por allí pasara, para saciar sus exagerados ardores lujuriosos en una práctica violatoria en la cual descargaría sus más pasionales impulsos de venéreas lujuriosidades.
Y llega pues una chica y sin dudarlo la ataca para así acometer tal empresa, pero ésta se defiende con tan efectiva acción que logra al jóven dominar, y maniatándole con una de sus medias y atando también sus pies, corre presurosa hasta donde sus amigas se hallan, para al minuto regresar corriendo con todas ellas, y ahí mismo, en la ideal soledad del lugar por él para la violación elegido, comenzar todas a violarlo en una verdadera caravana loca de cosquillas, manoseos y mil otras lujuriosas cosas en las cuales lo hacen arder en hogueras orgásmicas haciéndolo una y otra vez explotar en eyaculaciones que arrancaban en todas ellas las más desopilantes de sus carcajadas y mofas hacia él burlonas. Si: una y otra vez lograban ellas hacerle saltar por el inmenso y muy grueso pene que él tenía, potentísimos chorros de un abundante y cremoso semen que daba vivas muestras de aquel calenturiento estado viril en el que él andaba. Ellas, gozosas y dominantes, lo disfrutaban haciendo con él…lo que querían. Nadie por el lugar a esas horas ya pasaba, y aquel hermoso muchacho continuaba siendo de todas ellas, el desnudo juguete. Ardiendo en incontrolable eroticidad total, el muchacho aquél…se confundía en una agridulce mezcla de sentires que no conocía. Si: el placer extremo y la humillación extrema también, eran en sus sentires eróticos un atróz amasijo que las muchachas le sabían amasar con femenina dominación avasallante.
Le obligaban a tener que lamerles a todas ellas los pies, todo cuanto más arriba de los pies tuviesen, y a tener que sobre sus hombros pasearlas por toda aquella larga y solitaria playa en aquella calurosa noche de tan insólita lujuriosidad atrapante. Y, como corolario a tan desafortunada suerte de aquel muchacho, deciden ellas prolongar aquella captura llevándoselo secuestrado para tenerlo en candente cautiverio erótico en un lugar que adecuadamente para éso ellas disponían.
Cuando escucha de ellas él éso, un ataque de desesperación lo inunda. Gritos y pataléos y un revolcarse desesperado por la arena de la playa lo muestra como un niño malcriado que en este caso no logra otra cosa que una sucesión de muy bien corografiadas burlas de las muchachas que sincronizadamente en torno a él brazos en alto bailan y sus caderas frenéticamente cimbran, y morisquetas le hacen , y una tras otra lo cosquilléan y masturban mientras otra ya corriendo y a las carcajadas va a buscar la camioneta en la cual lo llevarán a ése su lujurioso destino de cautiverio caliente.
Y llega la muchacha a las carcajadas con la camioneta, y a ella lo suben. Y ya con él a los gritos y llorando salen soltando todas sus más sonoras carcajadas y mofas, para salir aquella camioneta como una saeta de aquella playa en donde chorros de semen por la arena esparcidos quedan, para ahora con él dirigirse en muy velóz carrera hacia una solitaria y alejada finca en la cual lo tendrán como el desnudo esclavo sexual de todas. Todo, a aquellas muchachas, les sale a pedir de boca.
Ya en la finca ahora lo tienen, y ya esclavo sexual de todas, él es. Han ellas resuelto darle una lección exacerbadamente lujuriosa hasta llevarlo a los terrenos de la locura para castigar su deseo y acción de querer consumar su violación con una de ellas, y sumergiéndolo una y mil veces en las más candentes profundidades de una eroticidad en la cual lo van enloqueciendo sin poder él evitarlo, logran por fin ellas su cometido, quedando aquel muchacho poseído por una locura en la cual el centro de la misma gira en una divagante lujuriosidad que lo exhibe como un hermoso demente que en medio de monstruosas calenturas eróticas narra uno y mil detalles de aquellas violaciones por las que le tocó pasar siendo objeto de aquel erótico cautiverio por el cual verdaderamente le tocara vivir. Y así, yendo siempre él a aquel murallón de la playa en noches de calor y luna cuando sus estados de locura arrecian, completamente desnudo y encendido en ardores de demencial sobreexcitación atróz, a mujeres narra aquéllas sus historias que todas con malicioso placer una y otra vez le solicitan contar para coronar siempre esos relatos lanzándose todas sobre él, y ahí mismo, en esa playa donde tuviera origen su destino éste por él ahora vivido, saciarse en él disfrutándolo en esas cosas en las cuales tanto todas gozaban conociéndolo y sabiendo que en noches de luna y calor, allí él estaría para contar sus historias y… DESNUDO PARA TODAS.
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