Desvirgado por el jefe de una pandilla. Parte 2
A pesar de mi rechazo a la presencia de Garuffi, su leve contacto erizaba mi piel, entregándome a sus antojos y deseos..
Desvirgado por el jefe de una pandilla. Parte 2
Fue pasando el tiempo, a pesar de sentirme liberado de esa gentuza, a veces los recordaba y hasta me llegaba a excitar cuando recordaba alguno que otro encuentro con Garuffi.
No tuve más relaciones homosexuales, traté de olvidarme de esos momentos, hasta había una chica que me gustaba, y después de un tiempo, conseguí que fuese mi novia, por supuesto que no teníamos relaciones, pero me gustaba muchísimo.
Una tarde fuimos al cine con Flor, mi querida noviecita, cuando ante mi sorpresa, vi a Garuffi, con un tipo, algo más alto que él, de piel algo oscura, por supuesto traté de evitarlo, aunque mi expresión de sorpresa fue tal, que mi novia, me dice:
“Te sucede algo, amor”
“No, nada, creí que había perdido mi billetera”
“Ah, bueno, creía que te pasaba algo malo”
Salimos del cine, y traté de llevarla a su casa de inmediato, por el temor de ver a ese tipo.
Sabía que tarde o temprano me llegaría a ver, sabia donde vivía, a que colegio iba, no le sería muy dificultoso encontrarme, a lo que no sé, si deseaba que le encontrase.
Durante más de una semana, no lo volví a encontrar, creo que eso me llevó a relajarme y hasta no ser tan obsesivo en cruzarme con él, además le diría que tenía novia, que, si bien lo nuestro estuvo bien en su momento, ya era cosa del pasado.
Así intentaba darle un argumento y que me dejase tranquilo, cuando una tarde, lo vi caminando hacia mí, con una sonrisa, en sus labios, apenas me vio.
Me quedé inmóvil, sintiendo un sudor frio que invadía mi cuerpo, que al estar a mi lado, me abraza afectuosamente, diciendo:
“Mi querido amiguito, cuando te extrañe en la cárcel”
“Si sabía, que estabas preso”
“Pero no me fuiste a visitar”
“Si, no me anime”
“Está bien, no hay problema, pero cuando podemos vernos”
“Pasa, que tengo novia”
“Que problema hay, la puedes traer, si quieres”
“Bueno me voy, en cualquier momento nos encontramos”
Me fui rápidamente, en parte algo asustado, pensando que ya había pasado la tormenta, que suponía le había dado a entender que no quería saber más nada. Pasaron varios días, comenzando a olvidarme de este tipo, pero por desgracia no duró demasiado, cuando una noche al regresar a mi casa estaba esperándome. Apenas me vio, me intercepto, diciendo:
“Hola lindo, pasaba por acá y me acordé de vos”
“Oh, sí me esperan mis padres, no puedo quedarme”
Pero a pesar de mi inútil respuesta, me arrincono contra la pared, hablándome tratando de acariciar mi rostro, permaneciendo paralizado ante su reacción, cuando comienza a desabrochar mi camisa, acariciando mi pecho.
“La verdad que estas cada día mas apetitoso” Me dice, cuando intenta besarme, que lo rechazo, pero no para en su intento hasta desabrochar totalmente mi camisa, oprimiendo mis pezones, comenzando a desabrochar mi cinturón.
Sin desearlo demasiado, algo me produzco esas inesperadas caricias, hasta que su mano la introduce bajo mi pantalón, acariciando mis glúteos, mientras me dice:
“Te gusta, mi putita”
Sin responderle, me dejo llevar, sintiendo una excitación ante ese contacto, cuando de improviso, su dedo lo introduce en mi abertura, sintiendo que lo penetra bastante, donde mi verga comienza a erguirse.
“Acá no por favor, Garuffi”
“Es que me has puesto a mil, mi linda”
Sin saber bien que hacer, le manoteo su bulto, que estaba bastante crecido, bajando su cierre, arrodillándome para comenzar a mamársela, comenzando a chuparla, aunque no quiero admitirlo, me agradaba hacerlo, donde mis succiones se fueron incrementando, hasta que en escasos minutos eyaculo en mi boca, donde ese sabor tan especial, me transportó a los días que lo había conocido.
Oyendo como gemía, mientras evacuaba su leche en mi cavidad bucal. Hasta que después de unos minutos, regrese a mi casa, haciéndome prometer de vernos otro día, con más tiempo.
Llegué a mi casa, mientras mi madre me preguntaba de donde venía, diciéndole que me había encontrado con un amigo., yéndome a acostar.
Antes de dormirme, mi mente, se obsesiono por la verga de Garuffi, que, si bien no era un tipo demasiado agradable, tenía un poder de persuasión y hasta de dominio, como consecuencia de esa excitación que me embargaba, dormí desnudo, terminando colocándome el mango de un cepillo de dientes hasta sentir la cerda pinchar mi ano, finalizando con una desesperante masturbación.
A la mañana siguiente desperté, recordando lo sucedido, sin saber realmente que aptitud tomar, decidí llamarla a Flor, para salir, intentando olvidarme de Garuffi, aunque a pesar de querer a mi novia, cada tanto venía a mi mente la figura de él.
Por ultimo después de acompañarla a su casa, invitándome a cenar, le dije que tenía que hacer unas cosas, para dejarlo para otro día. Al llegar a una cuadra de mi casa me quedé en una esquina, esperando verlo, pero después de casi una hora, me fui a mi casa.
Pasaron varios días, sin poder localizarlo, creo que eso me ayudó a intentar recomponer mi mente, cuando una noche, detrás de un árbol, aparece su figura, tomándome del hombro, diciéndome:
“Como esta mi linda chica? ¨
“Bien, bien, gracias”
Como un autómata, me dejé llevar, me hablaba sin darle mucha contestación algún sí o no, hasta que me mete en un zaguán oscuro, comenzando a besarme, tratando de contenerlo, pero haciendo caso omiso, continua, emprendiendo a desabrochar la camisa.
“Acá no, por favor, no” digo, mientras baja mis pantalones y calzoncillo, percibiendo su verga, que vuelvo a suplicarle, cuando siento como su aparato se introduce en mi conducto anal, mientras me abraza fuertemente, empujando hasta sentirla íntegramente en mi recto. Que, a pesar de mi negación, me agrado sentirme nuevamente penetrado, donde como una ponzoñosa sanguijuela, me hizo suyo, con unos movimientos salvajes y hasta dominantes.
Hasta que sentí su cálida leche regar mi intimo interior, besando y mordisqueando mi cuello, entregándome plácidamente a su arrebatado coito anal.
Me giró, besándome apasionadamente, mientras agitaba mi verga hasta hacerme acabar, abrazándolo fuertemente, para decirle:
“Te extrañe” Palabras que brotaron de mi boca sin pensarlas.
No llegaba a comprender como podía gustarme ese tipo, que me llevaba casi 9 años, de aspecto no demasiado agradable, pero de un carisma especial, que, con solo su contacto, me llevaba a donde quería.
Era como una lucha interna, hasta que un día me invita a su casa, llegamos a su vivienda, entramos trabó la puerta, no era un lugar demasiado atractivo, pero había una cama doble, una mesa un par de sillas.
Apenas comenzó a tocarme, me fui entregando, comenzando a desvestirme hasta dejarme en calzoncillos, comentándome:
“Que rico que estas, hasta algo más gordito y con tu pelo largo me calientas mucho”
Cuando me vuelca boca arriba en la cama, acariciando mi cuerpo, chupando mis tetillas, comenzando a gemir por su habilidad en excitarme, cuando me quita mi última prenda, girándome para acariciar mis glúteos, hasta penetrarme con su grueso índice.
Me quedé quieto disfrutando de su acoso, hasta que se desnudó, viendo claramente su erguida verga, diciéndome:
“Te gusta, mi putita, esta noche las vas a disfrutar de nuevo” Hasta que se cayó sobre mí, buscando mi orificio que, sin demasiado preámbulo, lo penetró, ante mis gritos de excitación y molestia, comenzando a moverse de una manera lenta, empujando hasta meterla totalmente, hasta llegar a sacarla para volver a empotrarla con total avidez.
Ese traqueteo me excitaba al punto de llegar a decirle que me besase, no concebía como podía entregarme de esa manera con este tipo, pero algo en él me subyugaba.
Me cogió de una manera brutal, empujando mi cabeza contra la almohada mientras me bombeaba sin respiro, hasta que después de varios minutos acabó en mi interior, sacándola para que se la chupase, haciéndolo mientras me pajeaba.
En ese momento de relax, me dice:
“¿Dime la verdad, me extrañaste?”
“Si, ya te lo dije el otro día”
“Cierto es verdad”
Cuando comenzó nuevamente a tocarme, besándome en los labios dándonos unos excitantes besos de lengua, hasta que me alzó colocándome sobre la mesa, para volver a penetrarme.
Antes de irme volvimos a hacerlo, nuevamente, cerca de la cuatro de la mañana regresé a mi casa, por suerte mis padres no me oyeron.
A partir de esa noche comencé a concurrir a su casa dos o tres veces a la semana, aunque lamentablemente con mi novia, la relación comenzó a deteriorarse,
Unas de esas noches le digo, mañana es mi cumpleaños, diciéndome:
“Que bien, ¿cuánto cumplís?
“Quince”
“Qué bueno, tendremos que festejarlo”
“Sí, claro, pero no sé si podré venir, después”
“No te preocupes, el sábado tengo una fiesta de disfraz en casa de un amigo, ¿querrás venir?”
“Por supuesto”
“Quisieras disfrazarte de mujer? Lo miré sorprendido, contestándole:
“Quieres que lo haga?”
“Si, me encantaría”
“Está bien, lo haré”
“Bien, te espero en casa a las 8 el sábado”
El día previsto fui temprano a casa de Garuffi, había una mujer, que me depiló, me peino, maquilló, pintó mis uñas y hasta me colocó pestanas postizas.
El vestido era negro corto, armando algo de relleno en los pechos, y unas medias negras larga, creo que me sentí contento de verme así, parecía realmente una chica. Cuando Garuffi me dice:
“Estas preciosas” Que empezó a no molestarme al tratarme como una mujer.
Cerca de las 10 pm, fuimos en la moto de Garuffi, por suerte era una linda casa, pero su dueño era el tipo que lo vi con él la primera vez, me lo presentó se llamaba Bryan, unos cuarenta años, creo que era de Copacabana, muy agradable.
Garuffi me presentó como su novia, creo que me alegro, me dio un beso en los labios, diciendo:
“Eres preciosa”
“Gracias” Respondí, algo sorprendido, mirando a mi “novio”.
“Qué edad tienes?”
“Quince”
“Vaya, que cosa tiernita se está comiendo mi amigo” Tocándome el rostro.
En dos o tres oportunidades, me habló, tocando mi rostro, comprendiendo cuál era su interés, en una de ellas me invita a ir a un lugar de la casa más “privado”, que por supuesto no acepte.
Realmente lo estaba pasando muy bien, cerca de las dos de la mañana se fueron todos quedándome con Garuffi y Bryan, trataron de darme de beber, pero no quise, mi “amante” comenzó a besarme, traté de evitarlo delante de su amigo, pero insistió, su poder de seducción se hizo presente, comenzando a quitar mi ropa, que intentaba detener, hasta que iba cediendo, hasta quedar solo con mis bragas.
.Me sentí algo cohibido ante la mirada de alguien prácticamente desconocido, pero ante las caricias y besos de Garuffi, fui cediendo, envolviéndome en ese momento de enajenación, hasta que se sentó a nuestro lado, contemplando y tocando mi piel, suponiendo algo esquivo, a lo que podría suceder. Diciéndole a Garuffi:
“Creo que es tarde, deberíamos irnos” Me miró de manera sorprendida, contestándome:
“Te parece?” Mientras oprimía mis genitales dándome otro atrapante beso de lengua y Bryan no dejaba de manosearme.
Creo que ese nuevo contacto iba alterándome, poco a poco, Garuffi mordisqueaba mi oreja, mientras la mano de Bryan, iba tocándome más intensamente, hasta que entre los dos quitaron mi última prenda. Que, al ver mi verga erecta, dice Bryan:
“Vaya, parece que estas calentita” Besándome, mientras manotea mi verga, girándome para alabar mi culito blanco. Sabiendo que se avecinaba, mirando a Garuffi, que hace un ademan, como para que continúe. No sé si tenía ganas de ser follado por este tipo, pero al darme cuenta que mi “novio” me entregaba, fui cediendo.
“Tienes un hermoso culito” Repite Bryan, mientras me acostaron sobre ese sofá, y mi amante lamia mi sexo, su amigo comenzó a besarme, metiendo la totalidad de su lengua en mi boca.
Sus manos manoseaban mi cuerpo de una manera desordenada, obsesiva, pero con intensidad, hasta que sus cuerpos quedaron despojados de sus ropas, quedando impactado por la verga de su amigo, muy similar a la de mi Garuffi, aunque parecía algo más grande.
Hasta que mi cuerpo queda apresado entre ambos, donde era presa de sus acosos, que van llevándome a un estado de éxtasis, hasta que comienza a lamer mi ano, con tal intensidad, que comencé a gemir elevando mi culo para que lo penetrase, continuo incesantemente a lamerme, llevando mi excitación a un grado de intensidad.
Cuando embarduna mi culo y su verga, acercándose Garuffi a acariciarme, como para entregarme a una ceremonia carnal, como si se tratase de una ceremonia carnal, que en realidad lo era, besándome mientras Bryan cae sobre mi cuerpo apoyando la punta de su verga en mi esfínter, mientras mi amante no cesa en acariciarme.
Hasta que sentí que algo grueso, buscaba mi orificio, pegando un grito al introducirse un pedazo, donde con un segundo envión, su pelvis se pegó a mis glúteos, iniciando un bombeo suave y lento, amoldando mi interior a su gruesa verga. Cuando Garuffi mete su verga en mi poca, transformándome en el apetito sexual de ambos, que, ante mis gemidos de dolor y excitación, después de varios minutos, acaban ambos casi simultáneamente, tras ese apasionado bombeo.
Por supuesto, que a pesar de decirle a Garuffi de irnos, esto se prolongó, volviéndome Bryan a follarme, no sé si terminaba de agradarme, pero me producía un especial sometimiento hacia él, además sabía que mi “novio” disfrutaba al ver cómo me penetrada su amigo.
Cerca de las 5 am, nos fuimos, cuando Bryan le dice a Garuffi;
“Gracias por el obsequio” Acercándome a mí para decirme:
“Cuando quieras, venir, acá estaré”
Apenas salimos, le digo:
“Que es eso de gracias por el obsequio?”
“Nada, nada, es que yo te quiero, mi amor”
No dije nada, solo me conformé con esas palabras, atinando a abrazarme a su cuerpo, mientras salía rápido con su moto.
Permanecí bastante tiempo con él, hasta llegar a convertirme en su prostituto/a, que si bien más de una vez, traté de romper esa toxica relación, retornando al poco tiempo.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!