Desvirgando el culo de su hijo de 13 años
Un hombre decide que tiene que cogerse a su hijo de 13 años después de verlo en un entrenamiento de fútbol..
Javier miró su reloj. Eran casi las 6:30 y casi la hora de ir a recoger a su hijo Tyler a la práctica de fútbol. El lindo niño de trece años jugaba en un equipo de estudiantes de primer y segundo grado de secundaria, y Javier recientemente se había sentido extrañamente atraído por las prácticas y juegos de fútbol de su hijo. Se había dado cuenta de que el chico tenía un hermoso trasero, lo que resultaba bastante perturbador para un ciudadano normal y respetuoso de la ley.
Javier era un hombre de hombres. Le gustaba ir a pescar y cazar, y le encantaba relajarse los domingos y ver fútbol mientras bebía cerveza. Ciertamente no era ningún maricón. Siempre le habían gustado las chicas, pero aun así había comenzado a encontrar el firme y pequeño culo pubescente de su hijo increíblemente irresistible.
Javier pensó en el lindo trasero de Tyler mientras conducía hacia el campo de la escuela secundaria. Llegó unos minutos antes de que el equipo terminara sus ejercicios y pudo disfrutar de la vista de los niños corriendo con sus pequeños pantalones cortos azules ajustados y camisetas de fútbol. Sus ojos se centraron en el trasero de Tyler y sintió su pervertida verga moverse en sus pantalones. Mierda, el chico era atractivo, incluso si fuera su propio hijo.
El niño tenía el cabello dorado, como su madre, y un cuerpecito ágil que se movía perfectamente mientras perseguía la pequeña pelota de cuadros blancos y negros por el campo. Javier decidió en ese mismo momento coger a su hijo esa noche. Su esposa, convenientemente, estaba fuera de la ciudad por negocios, por lo que él y Tyler estarían solos esa noche. Un momento perfecto para violar el trasero del niño.
Los niños terminaron sus ejercicios y Tyler corrió hacia su padre.
–Hola pa –dijo con una gran sonrisa. La verga de Javier palpitaba en sus pantalones.
–Hola papi. ¿Cómo estuvo la práctica?
–Buena, el entrenador dice que nos vemos muy bien.
Javier sonrió ante el doble sentido involuntario.
–Sí, se ven muy bien. Me gustaron tus movimientos.
–Gracias pa –dijo Tyler mientras subía al lado del pasajero de la camioneta. Javier miró las suaves piernas de su hijo y sintió que su verga se movía de nuevo.
–¿Qué tal pizza para cenar? –sugirió Javier.
–¡SÏ! –Tyler respondió con entusiasmo.
Tomó su teléfono celular, llamó a la pizzería y pidió una grande con pepperoni. Era el favorito del chico.
Después de recoger la pizza, Javier y su hijo se dirigieron a casa, luego los dos se sentaron a comer, Tyler todavía con su uniforme. Javier se sirvió un doble vodka con tónica y tomó un gran trago. El hombre no estaba seguro de cómo iba a conseguir el culo de su chico, pero estaba decidido a conseguirlo.
–Realmente te veías muy sexy esta noche, Tyler –dijo mientras tomaba un gran trago de su bebida.
–Gracias –respondió Tyler, mordiendo su rebanada.
–Tus músculos realmente se están desarrollando –dijo Javier, luego, después de una pausa, agregó–: Incluso tu culito, que se ve bien rico.
Tyler dejó de masticar su bocado de pizza y comenzó a sonrojarse de un rojo tan intenso como la salsa de tomate en la porción que sostenía.
–Realmente tienes un lindo culito, Tyler.
El chico tragó.
–Um, gracias, papá.
–Lo digo en serio. Es realmente bonito, como el de una niña. ¿Por qué no me lo muestras, bebé?
–¿Eh? –miró a su padre con una expresión extraña en su rostro.
–Muéstrame tu culo, Tyler. Quiero verlo.
–¿Por qué? –preguntó.
–Porque quiero –Javier se sentía muy excitado ahora ante la perspectiva de ver el trasero desnudo de su hijo y estaba cada vez más impaciente–. Ahora levántate y enséñamelo, o te arrancaré los pantalones yo mismo –dijo con firmeza.
Tyler se quedó quieto por un momento y luego se levantó lentamente. Se giró para darle la espalda a Javier y luego el padre fuera de control le bajó los pantalones cortos de algodón a su hijo hasta los tobillos. Javier jadeó cuando vio los pequeños y suaves globos del joven trasero de su hijo enmarcados por el suspensorio que le había dado.
–Muy bien, Tyler, muy bien –miró lascivamente suavemente.
–¿Me vas a dar nalgadas, pa? –preguntó el niño en voz baja, con un notable elemento de miedo en su voz.
–No, sólo quería ver tu bonito culo –respondió Javier.
–¿Puedo subirme los pantalones ahora?
–No –respondió rotundamente, tomando un gran trago de su licor–. Inclínate sobre la mesa.
Javier sintió que se volvía loco de lujuria. Su pene ahora tenía el control de sus acciones.
Tyler obedeció pero tenía curiosidad.
–¿Qué estás haciendo, papá?
Javier tomó otro trago de su bebida y luego le habló a su hijo:
–Tyler, tu trasero es demasiado hermoso, voy a tener que cogermelo.
Tyler estaba demasiado sorprendido para decir algo. Aprovechando el asombrado silencio del chico, Javier abrió su bragueta y sacó su ahora rígida verga de sus pantalones. Terminó su vodka y, acercándose detrás de su hijo, cogió una botella de aceite de oliva que estaba sobre la mesa y vertió un poco en su turgente vara. Luego, sosteniendo su pene en su mano izquierda, abrió las mejillas del chico de Tyler con su mano derecha y colocó la cabeza de su pene contra el pequeño agujero rosado del niño.
–Papá, no…
–Cállate –le siseó Javier al chico, con una ferocidad que no sabía que poseía–. Papá necesita cogerte tu lindo trasero y tú lo dejarás hacerlo. No importa si eres maricón o no, solo necesito tenerlo, así que cierra tu linda boca o te convertiré en un chupavergas también –anunció Javier antes de presionar su verga contra el agujero virgen de Tyler.
Su agujero resistió, pero Javier estaba decidido y su cabeza finalmente apareció, causando que su otra cabeza se desmayara de placer cuando entró en su pequeño hijo. Nunca había sentido algo tan bueno. El tiempo se detuvo mientras su verga lo llevaba al paraíso, y Javier sólo era vagamente consciente de los angustiados gritos de dolor de su hijo.
Javier miró hacia abajo ante la vista de su venosa verga de 20 cm empujando lo que, hasta un momento antes, había sido el culo virgen de su hijo de trece años. El niño siguió gritando de dolor y miedo, pero Javier no le hizo caso. Estaba concentrado en la gloriosa sensación que emanaba de su pene y estaba hipnotizado por el lugar de la desfloración de Tyler. Empujó su verga hasta el fondo y la movió de un lado a otro. Se sentía tan bien que no pudo evitar gritar, y sus gemidos de éxtasis se fusionaron con los gemidos de su hijo para formar una sinfonía discordante de dolor y placer.
Después de deleitarse con la dicha de su pecaminosa unión incestuosa durante varios minutos, Javier lentamente comenzó a retirar su verga hasta que sólo la cabeza quedó alojada en el culo de su hijo. Mientras Javier disfrutaba de la vista y la sensación de su verga sobresaliendo del trasero de su hijo, Javier creyó escuchar a Tyler decir “¿por qué haces esto, papá, por qué?» En lugar de responder, Javier golpeó su verga profundamente contra Tyler, provocando otro grito de su devastado hijo.
Javier comenzó a bombear dentro y fuera a un ritmo constante y se concentró en lo que estaba haciendo. Estaba cogiendo. Pero no sólo estaba cogiendo; se estaba cogiendo a un chico. Un joven. ¡Y no un niño cualquiera, sino su propio hijo! ¡Y era el culo virgen de su hijo! Todos estos pensamientos se arremolinaban en la mente cachonda de Javier mientras entraba y salía del agujero de Tyler, y muy pronto Javier sintió el revelador hormigueo en sus bolas que precedió al orgasmo.
–Hmpfh. Tómalo, Tyler. Métete el puto pene de tu papá en tu maldito culo.
Javier aceleró y la mesa de la cocina comenzó a moverse por el suelo como resultado de las embestidas de Javier. El semen salió de las bolas de Javier y entró en el trasero de Tyler cuando el depravado padre dejó escapar otro fuerte grito. Luego, Javier se desplomó encima de su hijo y después de unos minutos retiró su verga desinflada de su ahora extrañamente silencioso hijo.
–Gracias niño, eso fue genial –le dijo a su hijo–. Realmente amo tu culito. Ahora limpia los platos, mientras voy a bañarme, y sabes que será mejor que no le menciones esto a nadie.
Javier subió las escaleras mientras el chico confundido se subía los pantalones cortos y comenzaba a poner los platos en su lugar. Nunca se lo contó a nadie y su padre continuó usando su trasero durante muchos años, aún en contra de su voluntad.
como sigue
Como sigue?
Excelente relato… como sigue?
Uuff… Gran relato, menudo calentón me provocaste. Espero que subas pronto otra parte.
Muy buen relato… como sigue?