DIALOGOS CALIENTES. SEXO CACHONDO ENTRE PARIENTES-2
Nunca he estado más caliente que cuando seduje a mi primito Carlos para gozar ese culito rosadito y apretado. entre sus nalguitas blancas. Y después cuando lo insté a que él a su vez probara mi culo y me culiara… Sentir esa cachondez de estar con los pantalones abajo, los cachetes abiertos por mis m.
EL SEXO ENTRE PARIENTES ES MAS CALIENTE.
Nunca he estado más caliente que cuando seduje a mi primito Carlos para gozar ese culito rosadito y apretado. entre sus nalguitas blancas. Y después cuando lo insté a que él a su vez probara mi culo y me culiara… Sentir esa cachondez de estar con los pantalones abajo, los cachetes abiertos por mis manos ansiosas y mi culo palpitando de deseo carnal…
Este es un apretado resumen de lo que pasará y dejará a todos los lectores con una erección que ya me empieza a levantar el pant.
Segunda estación: Lujuria
Si en la primera estación fui con calma y paso a paso avanzando en la piel y la mente de mi primito, en esta estación logro el primer paso en la relación cachonda de penetrar esa cuevita que me atormentaba y que debía dedicarle una y otra paja cada vez que avanzaba en esa dirección de conseguir introducir mi chuto en esa vaina y ensartarlo hasta saciar mi sed de sexo morboso.
Diálogos calientes.
Yo y C= Carlitos.
Yo: ¿Sientes algo en tu potito?
C: Sí, un cosquilleo cuando me pasas eso por mi potito.
Yo: Te gusta
C: Mucho, es un cariño, ¿verdad?
Y: Y ahora te va a gustar mucho más-Me agaché y le abrí las nalgas. Su estrecho ano se apareció rosado y húmedo del paso de mi verga por la entrada. Estiré mi lengua en punta y toqué esa flor que palpitó.
C:¿Qué es eso? Es distinto. Y es más rico, primo. Hazme más.
Y: Ahora verás que esto es más rico, pero no tanto como lo que vendrá después. Empecé a lamer su agujerito que palpitaba cada vez que mi lengua lo rozaba.
C: Ay, primo. Es algo que me hace cosquillas y me da un calorcito.
Y: Esto es solo el principio, Carlitos. Ya verás qué es lo más rico.
C: Sigue, sigue, me gusta mucho.
Y: Ahora seguiré y sentirás algo muy rico, pero tienes que aguantar porque al principio cuesta un poco.
C: Siempre que sea rico y que no me duela…
Y: Será muy rico, pero tienes que ser fuerte. ¿Quieres que pruebe?
C: Ya, pero no me dolerá mucho, cierto.
Y: Solo un poco, pero se pasará y después sentirás algo muy rico.
Mientras lamía su entrada aproveché de lubricarlo con jabón. Enjaboné mi pene y preparé la introducción.
Y: Ponte e cuatro. Afírmate en la bañera.
Ahì lo tenía apuntando su culito hacia mi pene. Me acerqué y punteé ese ano dilatado y lubricado.
Puse en la entrada la cabeza y entonces no me pude contener y abandoné toda prudencia. Mi deseo de culiarlo se estaba por cumplir y no medí las consecuencias.
Con el jabón mi pene se abrió paso casí hasta el fondo de esa morada ansiada.
Carlitos profirió un grito que ahpgué con mis manos. Fue un aullido que, si alguien hubiera estado cerca, habría escuchado.
Con una mano en la boca y la otra en su pecho, metí el pene hasta que mis huevos chocaron con sus nalguitas blancas.
El placer que estaba disfrutando me envolvió de tal manera que solo quería que no terminara nunca.
Así fue hasta que un violento orgasmo me hizo derramar mi jugo viril en esa preciada cavidad. Mi pene seguía duro y no pensaba sacarlo. Carlitos después del alarido, sollozaba y gemìa. Sin dejar de apretar su boca logré controlarlo. Dejó de llorar y de gemir y sufrió un cambio porque ahora respiraba profundo y puedo asegurar que sus suspiros eran de placer.
Saqué mi pichula del culito de mi primo y lo limpié del semen que empezaba a salir y deslizarse por sus piernas.
Y: Te voy a sacar la mano, pero no se te ocurra gritar porque lo pagarás muy caro.¿Entendiste?
Movió la cabeza en señal de afirmación. Le saqué la mano e intentó gritar, pero le apliqué u puletazo en pleno estómago que lo dejo sin aliento.
Y: Te dije que no gritaras. ¿Quieres que todos sepan lo que hicimos?
C: No, pero me mentiste. Dijiste que no me dolería…
Y: Te dije que dolería solo un poco. Pero tú te cerraste y por eso te dolió.
C: No, mentiroso, Tú me lo metiste fuerte y no despacito como me dijiste.
Efectivamente, me dejé llevar por la calentura que me produjo tenerlo listo para dar satisfacción a ese deseo que crecía mientras pasaba el tiempo.
Y: Pero después que dejaste de llorar y gemir, sentí que suspirabas… No me digas que no sentiste algo rico.
C: Sipo, pero me dolió mucho cuando me lo metiste. Al final empecé a sentir un calorcito cuando lo hacias suave.
Y: La próxima vez no te dolerá…
C: No, no te prestaré más el poto porque eres muy bruto y me hiciste doler mucho.
Y: Pero sentiste algo rico, distinto, porque sentí que te palpitaba el culito…
C: NOOO.
(CONTINUARÁ)
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La estación tercera está lista pero no ha sido actualizada.