DIALOGOS CALIENTES. SEXO CACHONDO ENTRE PARIENTES- 4
Nunca he estado tan caliente como cuando seduje a mi primito Carlos para comerle el culito y después cuando lo insté a que me hiciera su perra y también me culiara. Pero no solo fue eso, sino mi compañero de andanzas pervertidas que acabó siendo la putita que hoy es..
EL SEXO ENTRE PARIENTES ES MAS CALIENTE.
Cuarta estación: Violación inesperada.
Estábamos debajo de la cama y se me ocurrió una forma de seguir. Una, porque Carlos había eyaculado por primera vez dentro de mi ano y otra, porque quería gozar de ese culito estrecho y apretador que ya había abierto con plena satisfacción mía aunque no de él .
-Carlitos. (susurré) Shhhhh. No hay que hablar.
-Ya.
-Sigue con lo que estabas haciendo. Méteme el pico. Estoy muy caliente y tú también. ¿O me equivoco?
-No, yo tambié quiero seguir culiándote, primo.
Le tomo el pene y aún lo tiene duro a pesar de la interrupción de la fámula. Lo guío a la entrada de mi culo, húmedo y dilatado, que hacía pucheros esperando el biberón y quería seguir siendo invadido.
Aunque había tenido su primera eyaculación, no había perdido un ápice su erección. Y tal como me había dicho, estaba caliente al igual que yo. Iba a culminar su primera cacha con el marica decidido que ya era en ese tiempo, después de haber probado la pichula de algunos curas después de Sernino, el cura que me hizo su putita.
Empecé, ya con el culo lleno, un movimiento lascivo apretando y soltando el miembro entre las paredes del ano.
-¿Te gusta, primo? ¿Sientes rico que te apriete el pico con mi culo?
-Sí. Hazme eso otra vez quiero acabar.
Ya sabía lo que era eyacular después de la sorpresiva primera vez que acababa y aún más caliente haberlo hecho culiando un culo de su primera vez.
El ritmo de sus penetraciones fue en ascenso y su respiración se hizo agitada junto con gemidos que debía acallar para no despertar sospechas de quien pasara cerca.
Me había levantado y había corrido el pestillo que cerraba la puerta y volví a esconderme debajo de la cama.
La empleada se fue y volvió de nuevo a golpear la puerta. Ante el silencio, giró la manilla y la puerta se abrió.
Silenciosamente, realizó los quehaceres acostumbrados y se fue, cerrando a puerta. Esta vez no le puse pestillo.
Cuando mi primo descargó su jugo dentro de mi culo, me di vuelta y le dije:
-Te daré tu premio.
Acto seguido me llevé su verga aún húmeda y con restos de su segunda acabada y me la introduje en la boca. Pero mi mamada llevaba otra intención, porque mientras lamía, uno de mis dedos se aventuraba a tocar el trasero de Carlitos. Un respingo y nada más. Eso me hizo insistir en esa caricia junto con mamarle la pichula, fui hundiendo poco a poco un dedo en su estrecho agujerito, pero que ya sabía qué esperar..
-¿Te gusta?
-MMMM. Sí, pero suave que me duele todavía.
-¿Quieres que siga?
– Sí
-¿Sientes rico?
-MMMMM
Como no hacia el menor intento por zafarse, fui metiendo un dedo y después de un buen rato de moverlo, metí el otro y así, con mucho tino, logré tener hasta tres dedos en su poto que ya se entregaba a la caricia y al deseo de más.
Cuando acabó, me di vuelta y lo recosté boca abajo mientras me subía encima.
No dijo nada cuando puse la punta de mi pico en su entrada. Tampoco cuando introduje la cabeza y la hice deslizarse lentamente hasta el fondo. Poco a poco fue cediendo y permitiendo el paso de mi verga dura y mojada de líquido precum
Su culito aunque estrecho, se había dilatado y ya no ofrecía resistencia. Pedía tácitamente más acción.
-¿Quieres que te llene el culito de mi leche?
-Siiiiii
Furiosamente, pero dosificando la fuerza fui arremetiendo en ese culito ya desvirgado que ahora gozaría siempre que quisiera. Y sí fue el comienzo.
Lo que ocurrió después es el inicio de una escalada de sexo cada vez más intenso.
-Mira si viene alguien mientras te como el poto. Le decía mientras abría sus nalgas para saborear el delicioso manjar de su ano. Mientras lo hacía a su vez mi propio agujero se dliataba.
-Ya, ahora méteme el pico y yo miro.
Carlitos me dirigía la punta de su pene endurecido por el deseo morboso de culiar un poto de marica.
Nos íbamos al último patio y nos solazábamos follando. Una vez Carlitos me culiaba y otras, lo culiaba yo. Era cosa de todos los días y a veces, dos o tres cogidas por jornada.
Hasta que una tarde, mientras Carlitos estaba metiéndome el pico fuimos sorprendidos por Arturo Zorro, el mozo de cuadras.
Apartó con violencia a mi primo y se dispuso a culiarme.
-Sale, cabro, a este le vale mi penca y no tu chuto pequeño.
Sentí que un ariete duro y grueso me abría el culo y con suprema violencia y dolor me sometió a su lujuriosa violación.
El dolor fue muy intenso y la dilatación forzada no me permitió relajarme y disfrutar. Pero en esa brusca culiada tambié había morbo, porque el dolor es lo que uno después de estar abierto el culo ya deja de doler. Así que una metida como esa me trajo las delicias de ls primera veces en que me hacían arder el hoyo.
Menos mal que acabó luego en una interminable sucesión de chorros de semen.
-Ahora te toca a ti, cabro chico.
Cuando iba a violar a Carlitos, me interpuse y le dije:
-A él, no. Lo vas a dañar. Si quieres, culéame a mi todas las veces que quiera, pero no a él.
-Ah, es tu mujercita. Pero tú serás mi perra y haré todo lo que se me ocurra contigo
Carlitos después me lo agradecería, porque su anito recién estrenado habría sufrido un daño tal vez irrecuperable.
En la noche, me desperté de una pesadilla en que Arturo Zorro me había amarrado de pies y manos y con el poto descubierto esperaba que uno tras otro se descargaran los gañanes y mozos secuaces del famoso Arturo Zorro. Carcajadas y brindis por la puta que cogían eran cada vez más seguidos…
Cuando desperté me invadió una mezcla rara de satisfacción y lujuria. No era más que un sueño, pero también despertaba en mì ese deseo de ser usado de esa manera brutal.
(CONTINUARÁ)
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