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Dominación Hombres, Gays, Incestos en Familia

Diario Nº I de los Rituales Homosexuales de los Berserkers Vikingos

Los diarios de Hákon, hijo de Olsen, el gran Berserker. En ellos no son revelados algunos de los rituales sexuales vikingos que tenían lugar antes de las batallas, la iniciación de los jóvenes guerreros o el cambio de un nuevo rey, entre otros..
Estos son los diarios enterrados en una Langhus (Casa larga) vikinga. Pertenecen. A Hákon, hijo de Olsen, el gran Berserker. En ellos no son revelados algunos de los rituales sexuales vikingos que tenían lugar antes de las batallas, la iniciación de los jóvenes guerreros o el cambio de un nuevo rey, entre otros.

El primer ritual vikingo se llamaba «rama de sangre» y marcaba la iniciación sexual de los jóvenes guerreros cuando cumplían 16 años.

Diario de Guerra – Año 930 del Lobo Sangriento

La Rama de Sangre

ᚺᚨᚲᛟᚾ ᚺᛁᛃᛟ ᛞᛖ ᛟᛚᛊᛖᚾ ᛖᛚ ᚷᚱᚨᚾ ᛒᛖᚱᛊᛖᚱᚲᛖᚱ (Hákon hijo de Olsen El gran Berserker)

Hoy cumplo 16 años. Hoy me he conviertido en hombre. Hoy he recibido la Rama de Sangre que me transformará de muchacho en guerrero vikingo.

He esperado este día durante años, entrenando mi cuerpo y mi mente para ser digno de la hermandad. Mi padre, Olsen “El Berserker” (Los berserkers eran una fuerza de élite en los ejércitos vikingos, y su origen está ligado a los rituales de guerra), me mira desde el círculo de guerreros con orgullo y expectación. Sus ojos brillan sabiendo que su hijo finalmente se unirá a las filas de los verdaderos hombres.

«Hákon, hijo de Olsen», rugió el Chamán Grimm mientras encendía las antorchas sagradas, «¿estás preparado para recibir la sabiduría de los ancestros a través de la carne de un hermano veterano?»

«Estoy preparado», respondí con voz firme, aunque mi corazón latía como un tambor de guerra.

Los cuarenta guerreros más respetados del clan formaron el círculo ceremonial. Entre ellos, Thorstein el Quebrantahuesos se adelantó. A sus 45 años, había sobrevivido más batallas que cualquier otro hombre vivo. Sus cicatrices contaban historias de valor, su mirada penetrante había visto la muerte cara a cara cientos de veces.

«Será un honor transferir mi experiencia a tu cuerpo joven», me gruñó con su voz ronca. Su polla, ya erecta bajo la túnica, prometía ser una lección brutal.

La preparación ritual

«¡Desnúdate, muchacho!», ordenó el Chamán. «¡Que todos vean el cuerpo que recibirá la bendición guerrera!»

Me quité la túnica con manos temblorosas. Mi cuerpo de 16 años, fibrado por años de entrenamiento pero aún sin cicatrices de batalla, contrastaba con los físicos curtidos que me rodeaban.

Los guerreros comenzaron a entonar los cánticos antiguos:

«¡Odín Padre de Todos!
¡Bendice a este joven con tu sabiduría!
¡Que la semilla del veterano
lo llene de furia guerrera!»

Sus voces profundas resonaron en el bosque sagrado mientras Thorstein se desnudaba lentamente. Su cuerpo era un mapa de guerra: músculos como piedras, vello gris cubriendo un pecho marcado por lanzas enemigas, y una polla monstruosa de al menos 23 centímetros que se alzaba orgullosa.

«Esta verga ha matado más enemigos que tu espada jamás matará», me gruñó acercándose. «Hoy te enseñará lo que significa ser un verdadero vikingo.»

La unción sagrada

El Chamán trajo los recipientes ceremoniales: grasa de oso mezclada con sangre fresca de lobo. La mezcla aún humeaba, impregnada con el poder de las bestias más feroces del bosque.

«El oso te dará fuerza para resistir», explicó el Chamán mientras untaba la sustancia en mi ojete virgen. «El lobo te dará astucia para sobrevivir.»

La mezcla caliente quemaba mi piel, pero sabía que no podía mostrar debilidad. Un futuro guerrero no grita por un poco de dolor.

Thorstein sumergió su polla en el mismo lubricante sagrado. Su verga quedó cubierta de la sustancia rojiza, pareciendo un arma de guerra lista para conquistar territorio virgen.

«¿Listo para recibir 29 años de experiencia en combate, muchacho?»

«Listo, mi señor», respondí con toda la dignidad que pude reunir.

La posición sagrada

Me dirigí a la Piedra de Odín, una roca ancestral donde generaciones de jóvenes habían recibido su iniciación. Apoyé mis manos en la superficie fría y rugosa, arqueando la espalda para ofrecer mi culo al veterano que me iniciaría.

Los cánticos se intensificaron mientras Thorstein se posicionaba detrás de mí. Podía sentir el calor de su cuerpo, el poder emanando de cada músculo curtido por la guerra.

«Que Odín sea testigo», rugió, «¡de la creación de un nuevo guerrero!»

La penetración iniciática

Su polla, gruesa como mi brazo y dura como el acero, presionó contra mi entrada virgen. La mezcla sagrada facilitó apenas la invasión, pero nada podría haber preparado mi cuerpo para semejante intrusión.

Cuando la cabeza de su verga rompió mi resistencia, un dolor indescriptible me atravesó como un rayo. Cada instinto gritaba para escapar, pero mantuve mi posición. Los ojos de mi padre me observaban, esperando que demostrara ser digno de su sangre.

«¡Recíbela toda, muchacho!», rugió Thorstein empujando más profundo. «¡Que mi experiencia llene tus tripas!»

Centímetro a centímetro, su polla se hundía en mi interior virgen. El dolor era abrumador, pero gradualmente algo cambió. Una extraña sensación de poder comenzó a llenar mi mente, como si realmente estuviera recibiendo la sabiduría del veterano a través de su verga.

La transferencia de poder

Thorstein estableció un ritmo brutal, cada embestida diseñada no para mi placer sino para implantar su experiencia en mi cuerpo. Sus 29 años de combate fluían a través de su polla directamente a mis entrañas.

«¡Siente la furia berserker!», gruñía mientras me follaba. «¡Aprende cómo matar sajones! ¡Absorbe la sed de sangre!»

Visiones de batalla llenaron mi mente: campos de cadáveres, el sonido del acero chocando, el olor de la sangre fresca. No sabía si eran recuerdos reales o efectos del ritual, pero podía sentir que me estaba transformando.

Los guerreros rugían su aprobación mientras yo recibía la iniciación sin quejarme. Mi padre Olsen gritaba más fuerte que ninguno, orgulloso de ver que su hijo resistía como un verdadero vikingo.

El momento de la verdad

Después de lo que parecieron horas pero probablemente fueron solo treinta minutos, Thorstein rugió como un oso en celo. Su semen hirviendo se derramó en mis tripas, llenándome con décadas de experiencia guerrera condensada.

«¡Recibe la semilla de la guerra!», aulló mientras se corría. «¡Que te haga invencible en combate!»

Su leche caliente llenó mis entrañas completamente. Podía sentirla, espesa y poderosa, impregnando cada fibra de mi ser con conocimiento ancestral.

Cuando se separó de mí, me sentí… diferente. Más fuerte. Más sabio. Como si hubiera vivido batallas que nunca había peleado.

La confirmación

«¡Hákon, hijo de Olsen!», rugió el Chamán, «¡has recibido la Rama de Sangre sin mostrar debilidad! ¡Eres oficialmente un guerrero del Clan del Cuervo Negro!»

Los cuarenta veteranos rugieron su aprobación. Mi padre se acercó con lágrimas de orgullo en los ojos.

«Hijo mío», me susurró abrazándome, «has demostrado ser digno de nuestra sangre. Esta noche celebraremos tu transformación.»

La celebración privada

Esa noche, después del banquete comunal, mi padre me llevó a nuestra cabaña familiar. Su mirada tenía algo diferente, una intensidad que nunca había visto antes.

«Hákon», me dijo cerrando la puerta, «el ritual de hoy te ha convertido en guerrero a los ojos de la tribu. Pero quiero asegurarme de que has recibido toda la experiencia necesaria.»

Se quitó la túnica lentamente, revelando su cuerpo de 46 años marcado por treinta años de guerra. Su polla, tan impresionante como la recordaba de mi infancia cuando lo había visto con mi madre, se alzó orgullosa.

«Tu iniciación oficial ha terminado», gruñó acercándose, «pero tu educación privada apenas comienza.»

Mi culo aún dolía por la penetración de Thorstein, pero cuando vi la verga erecta de mi padre, supe que la noche no había terminado.

«Sí, padre», susurré. «Enséñeme todo lo que necesito saber.»

Continuación – La celebración familiar

Esa noche en la cabaña, mi padre Olsen me miró con una mezcla de orgullo paternal y lujuria primitiva que jamás olvidaré.

«Hákon», gruñó quitándose completamente la túnica, «hoy has demostrado ser un guerrero ante la tribu. Pero yo soy tu primer maestro, y quiero asegurarme de que has aprendido bien.»

Su polla de 23 centímetros se alzaba orgullosa, más gruesa y venosa que la de Thorstein. Era la verga que me había creado, y ahora iba a completar mi educación.

«Arrodíllate ante tu padre», me ordenó con voz ronca de deseo.

El primer servicio paternal

Me arrodillé sin dudar. Mi culo aún ardía por la penetración ritual, pero mi deber como hijo era claro. La polla de mi padre se alzó frente a mis ojos, goteando preseminal.

«Chúpamela, hijo mío», gruñó. «Demuéstrame que sabes servir a un veterano como se debe.»

Abrí la boca y recibí la verga paternal. Su sabor era diferente al de Thorstein – más familiar, más íntimo. Era el sabor del hombre que me había engendrado, ahora reclamando su derecho sobre mi cuerpo iniciado.

«Así, muy bien», gemía mientras me follaba la boca. «Tu madre me chupaba así cuando te concebimos. Tienes su técnica natural.»

Sus palabras me excitaron de forma perturbada. Pensar que estaba repitiendo los mismos movimientos que mi madre había usado para concebirme me hizo chupar más intensamente.

La enseñanza íntima

Después de varios minutos lamiendo su polla como un perro hambriento, mi padre me levantó y me llevó a su cama matrimonial – la misma donde había sido concebido.

«Tu iniciación oficial te enseñó resistencia», murmuró mientras me posicionaba en cuatro patas. «Yo te enseñaré placer y obediencia filial.»

Su entrada fue más suave que la de Thorstein, pero también más íntima. Cada centímetro de verga paternal que se hundía en mis tripas llevaba décadas de autoridad familiar.

«¿Te gusta la polla de tu padre, hijo?»

«Sí, padre», gemí sintiéndome completamente dominado. «Su polla me enseña cosas que necesito saber.»

«Muy bien. Porque a partir de esta noche, además de ser mi hijo, también eres mi alumno personal.»

Me folló con embestidas lentas y profundas, diseñadas para educar más que para liberar. Cada penetración venía acompañada de lecciones susurradas sobre técnicas de combate, estrategias de batalla, secretos de supervivencia que solo un padre puede transmitir a su hijo.

La llegada del abuelo

Estábamos en plena lección paternal cuando la puerta se abrió sin ceremonia. Gunnar el Anciano, mi abuelo de 68 años, entró cojeando con su bastón pero con los ojos brillando de lujuria senil.

«¿Así que están celebrando sin el patriarca?», gruñó con voz cascada pero aún autoritaria. «Olsen, quita tu polla del muchacho. Es mi turno de bendecir al nuevo guerrero.»

Mi padre se detuvo, su verga aún hundiéndose en mi culo, y miró a su propio padre con respeto mezclado con irritación.

«Padre, estaba completando su educación…»

«¡Y yo voy a completar la mía!», rugió el anciano quitándose su túnica. Su cuerpo de 68 años era un esqueleto cubierto de piel curtida y músculos fibrosos, pero su polla, sorprendentemente, se alzaba dura como piedra.

«Este ritual debe incluir tres generaciones de sabiduría«, declaró acercándose a nosotros. «El abuelo, el padre, y el hijo. Como debe ser en una familia vikinga de honor.»

La lección ancestral

Mi padre se retiró de mi culo con reluctancia, dejando espacio para que el patriarca reclamara su turno. El abuelo Gunnar, a pesar de su edad avanzada, tenía una verga impresionante de 21 centímetros que había estado follando durante más de medio siglo.

«Muchacho», me gruñó colocándose detrás de mí, «voy a llenarte con 70 años de experiencia guerrera. Tu padre te ha dado fuerza, pero yo te daré sabiduría ancestral.»

Cuando su polla senil se hundió en mi ojete ya dilatado, sentí algo completamente diferente. Era como si estuviera recibiendo no solo su experiencia, sino la de todos nuestros antepasados a través de su verga antigua.

«Siente la sabiduría de tus bisabuelos», gruñía mientras me embestía con sorprendente vigor. «Aprende los secretos que solo la vejez puede enseñar.»

Mi padre se colocó delante de mí, ofreciéndome su polla para que la chupara mientras el abuelo me follaba. Estaba siendo usado simultáneamente por dos generaciones de mi propia sangre.

El ciclo completo

Durante las siguientes horas, los tres rotamos posiciones múltiples veces. A veces mi padre me follaba mientras yo mamaba al abuelo. Otras veces el abuelo me penetraba mientras mi padre me alimentaba con su verga.

«Esto es lo que significa ser parte de una línea guerrera, hijo», me explicaba mi padre entre embestidas. «Cada generación transmite su poder a la siguiente.»

«Y cada generación debe servir a la anterior«, añadía el abuelo mientras me llenaba de su semen ancestral. «Es el orden natural.»

La cama matrimonial donde había sido concebido ahora era el escenario de la educación sexual más completa de mi vida. Estaba siendo iniciado no solo como guerrero, sino como heredero de una tradición familiar.

Las lecciones finales

Al amanecer, después de horas de rotación continua, tanto mi padre como mi abuelo se corrieron por última vez llenándome completamente. Mi estómago estaba hinchado con el semen de dos generaciones, mi culo completamente dilatado por sus enseñanzas.

«Ahora sí», murmuró mi padre acariciándome el pelo sudoroso, «has recibido toda la educación que nuestra familia puede ofrecer.»

El abuelo Gunnar, exhausto pero satisfecho, se vistió lentamente. «Muchacho», me gruñó, «llevas en tus tripas la sabiduría de tres generaciones de guerreros. Úsala bien.»

El nuevo orden familiar

A partir de esa noche, mi relación con mi padre y mi abuelo cambió para siempre. No solo era su descendiente, sino también su alumno sexual continuo.

Varias noches por semana, uno de ellos o ambos me visitaban para «continuar mi educación». Aprendí que en nuestra familia, el poder se transmitía literalmente a través del semen, y como el más joven, era mi deber recibir esa sabiduría regularmente.

La Rama de Sangre me hizo guerrero ante la tribu. Pero esa noche con mi padre y abuelo me hizo heredero verdadero de nuestra línea ancestral.

61 Lecturas/24 septiembre, 2025/0 Comentarios/por HakonViking
Etiquetas: culo, follando, hermano, hijo, madre, padre, recuerdos, semen
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