Dominado por mi nueva secretaria
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por chuchojuanito.
Ya se acercaba el verano, y el buen tiempo se asomaba cada dia, notandose poco a poco ese tiempo caluroso. Por eso aquel dia decidi desenterrar mi vestuario veraniego, y dirigirme a la oficina con camisa de manga corta, aunque sin abandonar mi corbata, y unos pantalones claros y de tejido ligero; de estos que son tan finitos que casi pareciese que ni los llevas. Y eso si, como siempre, llevando bajo ellos uno de mis boxer que tanto me gustan; que se me ciñen a mi cuerpo como si de una segunda piel se tratara, y tan bien me sujetan mi virilidad.
Salude rapidamente al personal de la recepcion porque estaba deseando llegar a mi despacho, y terminar de preparar una reunion que tenia a las diez con una señorita, que por cierto no estaba nada mal, de una empresa de publicidad, con el fin de presentarse y ofertarme el que nos llevaran toda nuestra publicidad, aunque no tenia nada que hacer porque mi idea era continuar con quienes nos la llevaban actualmente.
Recuerdo que pase delante de mi secretaria como una exhalacion sin tan si quiera saludarla. No lo hice a proposito, pero iba demasiado absorto pensando en esa reunion. Al fin ubicado en mi mesa, la llame por telefono:
– Traigame el informe que teniamos preparado para la reunion de hoy -. La dije sin mas preambulos. Pasaron unos minutos, y se abrio la puerta.
Fue entonces cuando repare en ella. Cerro la puerta tras de si, quedandose de pie junto a ella durante unos instantes. Tambien habia decidido ponerse mas fresca, y vestia una camiseta beige con mangas de esas que apenas marcan los hombros, y a juego una minifalda lisa,tan cortita y ceñida, que mas que colgarla de su cintura, se abrazaba perfectamente a sus sinuosas caderas y permitia disfrutar de unas larguisimas y bien perfiladas piernas, a las que habia despojado de cualquier rastro de medias, y todo su magnifico porte se alzaba sobre unos zapatos de altisimos tacones, haciendola todavia mas alta de lo que ya era.
Se dirigio caminando lentamente hacia mi mesa, con el informe en la mano. Pero me sorprendio cuando, en vez de situarse frente a ella, la rodeo para situarse a mi lado. Me miro fijamente y me dijo:
– Ten, lo que me habias pedido -. ¿De repente me tuteaba?.
Al alargar yo mi brazo para recogerlo, se la cayeron los papeles… o hizo que se la cayeron, quedando justo a sus pies. Dirigi, un poco sorprendido, mi mirada hacia la suya, y comenzo a hacer ademan de recogerlos, pero subitamente, interrumpio su movimiento y dijo:
– No, mejor no -. Y poniendo una mano en el respaldo de mi sillon, lo agarro y lo giro, obligandome a quedarme mirandola de frente. Sin retirar su mirada de la mia, estiro su brazo hacia el suelo y señalando hacia sus pies, pronuncio:
– Mejor aun… los vas a recoger tu y me los vas a dar ahora mismo -.
Como yo no reaccionaba, debido a lo repentino y sorprendente de la situacion, ella alzo su mano y me propino dos sonoras bofetadas, que me hicieron salir de mi ensimismamiento.
– ¿Pero tu de que vas con todo esto? -. Acerte a preguntarla con una expresion de enfado en mi cara. A lo que ella me respondio estrellandome otras dos bofetadas, mientras con gesto de ira, me grito:
– ¡¡Tu a mi, no me tutees, y sigue tratandome de usted, entendido!!
Y con una clara sensacion de satisfaccion en sus ojos, añadio:
– ¡Y ahora recoge esos papeles, imbecil! -. Bastante confundido por lo que estaba sucediendo, y reconozco que un poco asustado y apocado por su actitud, la obedeci. Sin levantarme del sillon, flexione mi torso para recogerlos. En ese momento en que tenia mi cabeza hacia abajo, vi como ella levantaba una de sus piernas, poniendo su pie sobre mi cabeza. Y con su zapato me empujo, obligandome a tener la cara rozando su otro pie. Manteniendome en esa postura tan molesta y forzada, comenzo a decirme:
– Te lo voy a decir una sola vez y espero que te enteres. Cada mañana cuando entres, me vas a dar los buenos dias besando mi mano. Y luego te vas a arrodillar y besaras mi pie. Eres muy maleducado y descortes, pero yo te voy a enseñar a tener buenos modales idiota. Ahora obedece… besa mi pie, recoge eso del suelo e incorporate -. Tras hacer docilmente lo que me mando, retiro su pie de mi cabeza y me cogio con una mano por los pelos para ayudarme a incorporar.
Tiro de ellos fuertemente hacia arriba y segun me iba enderezando, sacudio mis mejillas con varias bofetadas mas sin ningun motivo. Me queje de por que me pegaba ahora, si yo no habia hecho nada para justificarlo. Y en que momento me atreveria de haberla dicho nada, ya que esto me sirvio para que asi cogido por los pelos, me abofeteara repetidamente y aun con mas vigor consiguiendo con cada golpe de su mano que mis mejillas las sintiera cada vez mas calientes, mientras con voz tranquila, pero categorica, me decia…
– No me hace falta ningun motivo para escarmentarte, estupido. Simplemente lo hago porque me apetece, y para que sientas lo que te espera cuando me desobedezcas o me faltes al respeto que debes tenerme -.
Dicho esto, retiro su mano de mi pelo, y apoyo las manos sobre sus caderas, adoptando una postura soberbia, desafiante e intimidatoria. Su mirada, con un aire entre despectiva, burlona y triunfadora, me hacia mantenerme inmovil e indefenso, totalmente sometido a su voluntad. Manteniendose asi, con esa actitud tan arrogante, levanto muy lentamente su pierna derecha y puso su pie calzado con ese zapato de alto tacon sobre mi virilidad masculina. Me miro fijamente… y me la piso con firmeza, presionandola hasta que me hizo soltar un gemido. Se rio socarronamente:
– ¡JAJAJAJA! ¿Que te pasa, te duele? Que te crees ¿Que no conozco tu historia?¿Que no se que te gusta espiar a las chicas de la oficina, mientras tu mano se mueve sospechosamente dentro del bolsillo de tu pantalon? -. Aumento la presio de su pie.
– ¿Que por tu culpa, despidieron a mi antecesora?… ¡¡Contesta!! -. Al tiempo que hacia estallar su mano contra mi mejilla.
– sssi…ssi… esto… bueno, realmente… yoo… -.
– ¡¡Callate cerdo!! -. Al tiempo que me abofeteaba otra vez.
– Pero eso se va a acabar, idiota – continuo diciendo,- Yo te voy a enseñar a respetarme a mi, y a todas las mujeres. Me voy a encargar personalmente de tu adiestramiento, payaso, y te acabaras debiendo a todas las chicas de la oficina y a sus deseos, y ellas te veran como lo que eres, un ridiculo pelele -. En esto que sono el telefono… me sentia tan contrariado y apocado, que no reaccione. Pero ella, resueltamente, lo descolgo…
– Si… dime… ah, vale, puedes decirle a la señorita que vaya a la sala de reunion, que "este" se presenta ante ella en un instante -.
¡oh,no! ¡Ya habia llegado mi cita! Me puse muy nervioso, no me encontraba con el estado de animo de encontrarme con nadie. Estaba pensando incluso en cancelarla, pero rapidamente, ella disipo mis dudas. Retiro su pie de mis atributos, volvio a cogerme por el pelo y tiro fuerte hacia arriba, obligandome a levantarme.
– Vamos, inutil, tienes que presentarte ante ella y no has de hacerla esperar. Tengo que prepararte y el tiempo apremia -.
Pero… ¿Que queria decir con eso de que tenia que prepararme?
– ¡Desabrochate los pantalones, bajatelos, y los calzones tambien! ¡¡Inmediatamente!! -. Con esos altisimos tacones, era mucho mas alta que yo y la tenia que mirar hacia arriba, lo que todavia me intimidaba mas. Hice lo que me ordenaba. Ya con mi elemento al aire, ella saco de la cinturilla de su faldita, una cinta de raso que guardaba enrollada, la solto, y me la anudo con decision alrededor de mis testiculos, y luego la paso hacia la base de mi miembro anudandomelo tambien y dejando como 1 metro sobrante de cinta. Me subio los boxer, metiendome la cinta sobrante dentro de ellos y me hizo subir el pantalon y abrocharmelo.
– Huummm… ya estas listo. Ahora, vamos… ¡Tira palante! ¡Hacia la puerta, rapido! -, y me empujo delante de ella, haciendome caminar. Ya me acercaba tembloroso y dubitativo a la puerta del despacho, cuando un brusco tiron de pelo me detuvo en seco.
– ¡Detente! -, me increpo con voz estridente.
– Humm… he tenido otra idea aun mejor, imbecil -. Y note como pegaba su cuerpo al mio, por detras, y vi como asomaban sus brazos rodeandome por mi cintura, hasta alcanzar la hebilla de mi cinturon. Me lo desabrocho y lo mismo hizo con los pantalones, bajandomelos. Note como tiraba un poco de mis boxer, y de repente senti el contacto del frio metal contra mi piel, al tiempo que un ruido como de cortar tejido… ¡Me estaba cortando los boxer!
Me los rasgo por completo y me despojo de ellos tirandolos con desprecio al suelo. Tambien tiro las tijeras. Acerco su mano desde atras hasta mi elemento, lo aprisiono con su mano, y comenzo a moverla adelante y atras con rapidos y vigorosos movimientos, mientras mi lanza crecia y crecia rapidamente bajo el deseo de su mano. Alternadamente me la soltaba y con la misma mano la propinaba unas palmadas haciendo que se zarandease arriba y abajo. Y luego me la volvia a coger, confiriendo a su mano rapidos y firmes movimientos. Cuando ya la tenia a punto de reventar, paro. Entonces, me rodeo lentamente y se puso frente a mi, mirandome con burla y regocijo.
– Asi la quiero ver, tensa, dura y empinada. Y asi te quiero ver a ti, cerdo, que eres un cerdo. Todo empalmado. Y quiero que se te note bien tu asqueroso bulto. De ahora en adelante, iras SIEMPRE sin tus ridiculos calzones ¿Entendido? Quiero tenerlo siempre a mi disposicion, y que lo que se me antoje hacerte, puedan apreciarlo las demas -.
Se quedo mirandome con una expresion de sorna en su rostro y estallo en otra sonora carcajada…
– JAJAJAJAJA… pero… ¡Oh!… tu visita te tiene que ver bien atractivo… humm… creo que te hace falta un poco mas de colorete en las mejillas. Ha de verte bien… ¿No te parece? -.
Con una mano me cogio por la barbilla y me obligo a mirarla.
– ¡Mirame! -. Se froto un poco las manos, como recreandose en ello, y comenzo a darme bofetadas alternadamente con ambas manos, una y otra vez, y no paro hasta que mis mejillas estaban mas que sonrosadas. Comenzo a subirme los pantalones, paro antes de abrocharmelos me dio otros rapidos movimientos con la mano en mi ya dilatado miembro. Me subio la cremallera y asi, con esa imagen del enorme bulto bajo mis pantalones, dijo:
– Y ahora… ¡Sigueme! -.
Me cogio de la corbata como si de una correa se tratase, y tirando de ella me llevo tras de si, encaminandose hacia la puerta… puso la mano en el pomo, abrio la puerta, y toda resuelta tiro de mi para llevarme ante mi visita.
Continuara…
Por chuchojuanito
Autor: chuchojuanito
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!