Dulce o Truco XXX 2
La Venganza – Segundo Relato ambientado en un entorno de Halloween.
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
La Venganza
Gino odiaba con todas sus fuerzas a Frank, eran compañeros en la educación media por muy poco tiempo, pero desde que el chico llegó transferido desde otro estado, toda su vida se había vuelto un desastre, ya que era el chico callado, una prefecta victima para los abusos de parte del cretino, pues Georgino o como todos le decían Gino, de lejos era alguien popular, un muchacho de cabello castaño rubio, cuerpo delgado y actitud un tanto temerosa, no era feo, pero al actuar nervioso por el qué dirán, lleno de inseguridades, terminaba volviéndose víctima de acoso escolar por parte de varios bravucones, miembros de diferentes equipos escolares, sin contar que las chicas lejos de poder tener un acercamiento que invitara a la pasión, ellas hasta quedaban de acuerdo para burlarse, haciéndole bromas pesadas, en pocas palabras su vida era un completo desastre. Por desgracia todo empeoraría cuando Frank llegara a su colegio, pues en imagen no era tan diferente, estatura, complexión, también era un castaño rubio de cuerpo esbelto, pero a diferencia de Gino, este era muy seguro de sí mismo, malicioso, arrogante y en poco tiempo se hizo amigo de todos, si hasta le coqueteaba a las chicas con una facilidad que hasta no faltó que le viera besuqueándose con muchas compañeras detrás de los salones, de hecho lo vería como metía sus manos bajo la falda acariciando los muslos blancos para alcanzar el culo que sobaba de manera casi viciosa, un verdadero deleite visual, así notaria como con solo los besos y aquel masaje que llegaría a ser anal, la chica se corría de forma inesperada, si sus gemidos serían ahogado por la boca del chico, quien sabía lo que hacía. De cierta forma a Gino poco le afectaría esto, sino fuera porque se daría cuenta de algo terrible, y es que una vez al volver de la escuela a su casa tuvo la mala suerte de toparse con unos bravucones de otra escuela, quienes al verle, no perderían tiempo en golpearle, y no le dejarían en paz hasta que en el colmo de los males al sacarle la billetera para tomar su dinero, notarían que:
Oigan esperen, este no es Frank, se parece, nos equivocamos, larguémonos – dijeron los tipos antes de salir corriendo a toda prisa.
Un accidente que sería visto por el mismo Frank quien estaría cerca para presenciar aquello y se aprovecharía para tomar ventaja, más Gino sería ignorante al detalle de su confusión por todos los golpes que recibió, y apenas llegaría a casa para indicar que fue atacado por unos malvivientes, por lo que llamarían a la policía, y solo dirían que estos eran de una escuela vecina. Después de eso las cosas empeorarían, pues los ataques en contra de su persona se incrementarían, siendo agredido hasta por dueños de tiendas, quienes al verlo pasar salían a reclamarle el dinero que les debía, una serie de problemas que se irían acumulando sin que el pobre muchacho supiera lo que estaba ocurriendo hasta que súbitamente, una vez que un maestro le llamó la atención por algo que no había hecho, estaría saliendo tarde de la clase para oír a Frank decirle a alguien por celular:
Si, no te apures, mira que suerte tuve, acabé en este lugar y puedo hacer lo que quiera, que al cabo aquí tengo una copia mal hecha, si en verdad todos están estúpidos que me confunden con ese zoquete, sólo tengo que ir a ciertos locales con los lentes ocultando un poco mi cara, y como soy el nuevo nadie se da cuenta, piensan que soy el otro, así que cuando me escapo después de molestar o robarme algo, van por ese idiota y no por mí, es tan gracioso – dijo Frank burlón.
Y justo en ese momento Gino se dio cuenta de porque le iba tan mal últimamente, y es que era cierto, ambos tenían rasgos muy parecidos, no eran tan atléticos, bueno más Frank que él, y sus peinados se parecían, aparte que si usaba lentes oscuros, también gorra, era fácil confundirlos, así que por ello ahora le golpeaban o le cobraban cosas que ni compró, era el colmo de todo, y por ello decidió vengarse.
Se estaba acercando la fiesta de Halloween, y como era costumbre en el colegio se haría una fiesta, de hecho la localidad era muy amistosa en esas fechas, así que festejaban al punto que todos se preparaban, aunque los múltiples delitos hechos por Frank en esa ocasión provocarían un pequeño problema, pues las autoridades querían que las escuelas tuvieran un registro de los estudiantes, como se organizaba un convivio en el que todos llegaban disfrazados, querían tener dato de quien era quien para evitar que abusones de otras escuelas llegaran, ahí se le ocurrió a Gino la idea, iba a jugársela de la misma forma que Frank lo hacía, por lo que se puso pendiente del traje de su enemigo, quien diría:
Mierda, me toca venir de botarga del monstruo come-galletas, es que después del convivio tengo que llevar a mis hermanas a pedir dulces, de ser posible iría de algo cool – dijo con fastidio Frank.
Casi se burlaban todos de él, pero esa escusa le ayudo un poco, así fue escuchando todo tipo de disfraces, zombis, demonios, monstruos, y cosas parecidas, lo que le dio tiempo a Gino de pensar, pues era el último en la lista, así que dijo:
Vengo del fantasma, el de la película thriller que sacara reinicio este año – dijo el muchacho sorprendiendo a todos, y llamando la atención de Frank.
Claro está que muchos se burlaron diciendo que no le quedaba ese traje, pero otros pensaron que era mejor a verle la cara de tonto, aunque así se dio cuenta que podría desquitarse de todas las que le había hecho el maldito de su compañero, quien parecía estar tramando algo, igual que él. Tal como lo imaginó Gino, el indeseable de Frank estaba pensando algo, y pudo oírle tras las escaleras decir que le robarían el disfraz para llevarlo a la fiesta de Melanie a la que irían después de clases, pues no quería llevar a sus hermanas a pedir dulces, tradición de niños tontos, eso le serviría, pues ya pensaba que hacer, y pronto armó su venganza. No le tomó mucho tiempo hacer sus preparativos, aunque también tuvo que cumplir algunos encargos, pues un tío abuelo, “que suerte” cumplía años en Halloween y siempre le mandaban algo, por lo general un par de botellas de licor y muchos dulces, para que se entretuviera con los niños que visitaban su casa, eso estaba de más (o eso creyó), porque en su lugar consiguió su disfraz luego buscó a los matones que le golpearon la otra vez, estos casi lo vuelven a confundir, pero cuando este les explicó la situación y que podrían vengarse de todas las que le hizo Frank estos aceptaron seguirle el juego, si hasta pareció que les cayó bien a ese grupito de salvajes.
Pasados unos días todo se dio tal como esperaba, arreglaron el colegio para la fiesta que sería durante el horario escolar, aunque recibirían las 3 primeras clases del día antes de la suspensión, todos llevarían puestos los uniformes, pero se cambiarían ahí mismo, cosa que esperaba, si hasta tuvo la precaución de vigilar a Frank, aunque así mismo pudo conocer a las hermanitas de ese idiota, una era una niña de pelo negro con ojos azules, de unos 9 años tal vez, una verdadera hermosura, mientras que la otra de algunos 7 era rubia de cabello cortito, también preciosa, en verdad sintió lastima por ambas ya que adoraban a semejante imbécil, y pudo oírlas decir que esperaban con ansia el salir a pedir dulces, pobre de ambas. Llegado el día, todo empezó como era de esperarse, pero imaginó que su trampa sería después de la 3er hora, pues les tocaba educación física antes del receso, perfecto realmente, y como imaginó cuando se fue a cambiar de uniforme, vio que le habían robado el traje mientras estaba en las duchas, incluso encontró el traje de botarga del monstruo come-galletas en la basura, mismo que dijo que iba a usar, y no le quedó de otra que ponérselo, también le habían quitado su uniforme y este si se hallaba manchado en la basura con una plasta de comida, así que tuvo que ir a quejarse con la prefecta que casi lo confunde también, y quizás por ello si le hizo caso, pero cuando vieron que este había señalado su disfraz como otro y recabando toda la evidencia, por primera vez tendría que darle algo de razón a Gino, aunque eso poco importaría, Frank se había largado de la fiesta hace rato con un par de amigos, cosa que estaba esperando y con eso en mente le marcó a sus “nuevos amigos” para que se pusieran alertas.
Esperaba que con esto todo fuera a acabar, y por desgracia tendría que irse a casa de su tío abuelo con las cosas que le dejaron sus padres para su cumpleaños, aparte tendría que hacerlo con la botarga puesta, siendo su único consuelo que nadie lo reconocería. Por el reporte que hizo tuvo que esperarse un poco, pues la mayoría de los trabajadores apenas quisieron hacer algo por el chico, preferían festejar, por ello terminaría saliendo después de la hora de la comida (4:00 de la tarde) un último fastidio para Gino quien tenía prisa por llegar dejar las cosas y volver a casa para ver películas de horror aunque el mismo Frank le tendería una última mala jugada, y es que al salir al estacionamiento llegaría un chofer, quien parecía estar consciente de todas las cosas que hacia el joven y lo apoyaba, pues este agarraría a Gino y lo metería al carro para ordenarle cumplir con el compromiso de Frank de ir con sus hermanas, apenas dejándole oportunidad de llamar a su tío quien le diría de forma jocosa:
Mijo, no venga, si le dije a sus padres que me fui de viaje con unos amigos a la montaña, estoy arto de estar dando dulces a los mocosos los cuales siempre me llenan la casa de huevos, mejor que hagan lo de siempre, no les doy nada, así que ahórrese la vuelta, feliz halloween – diría el viejo tío antes de colgar.
Bonito, Gino tendría que cargar las cosas y sólo porque sus padres como de costumbre no hacían caso de nada, y peor tendría que acompañar a un par de mocosas fingiendo ser su hermano, pues el chofer estaba amenazándole de acatar indicaciones o la pasaría muy mal, aunque al final reiría el chico, pues cuando llegó y lo pusieron a cargo de las niñas para que fueran a visitar las casas, en un suburbio de la ciudad, este le diría: está bien idiota, cuido a las mocosas, pero ojala que después tengas patrón para seguirle los caprichos, no creo que pase de esta noche el imbécil de Frank; obviamente esas palabras no le gustaron así que casi le hubiera golpeado para decirle dónde estaba si no fuera porque tenía que mantener la actuación o se darían cuenta de la farsa y este la pasaría terriblemente mal. Así que una vez fuera el chofer saldría a toda velocidad en busca de su amo, aunque Gino aprovecharía para avisarle a los matones que podrían encontrarse con el chofer dentro de poco, cosa que les alegró bastante, y se daría cuenta que Frank había hecho demasiados enemigos, cosa que no le importaba siempre que le hicieran pagar, aunque antes bien se fue a acompañar a las nenas, dándose un gusto enorme, pues la mayorcita, Laila era una criatura de 1.50m de cabello oscuro quien vestía de reina malvada, mientras que su hermanita una dulzura de 1.20m de cabellera rubia usaba un traje parecido a un hada pero en negro, su nombre era Joana, e iban de un lado a otro jugando y pidiendo dulces, portándose mucho mejor que el cretino de su hermano, aunque por otra parte no dejaba de fijarse, ambas eran demasiado lindas, femeninas, nunca lo pensó pero se sintió muy atraído a estas, pese a que fueran sólo un par de niñas, pero sentía como su verga se paraba con verle las regordetas piernitas a la menor, o los labios de la mayorcita que invitaban a besarlo, pues era como ver una señorita en miniatura, que al hablar le invitaba a pensar en cosas sucias imaginándose penetrándola con todo y disfraz, haciéndola gozar de lo lindo, idea que cada vez tenía mayor fuerza, planeando seriamente en como cumplir esa fantasía, pues podría quedar como un engaño y dejarle esa maldad a Frank, sólo que no sabía dónde podría hacerlo, aparte que las calles estaban demasiado llenas, niños por todas partes, no habría lugar donde hacerlo sin ser visto, o eso pensó hasta que reconoció una parte, una pequeña calle algo vacía, oscura sin casi adornos, donde diría:
Esperen un poco, tengo que hacer un encargo, un favor para un amigo – dijo Gino imitando a Frank, viendo que la casa de su tío abuelo estaba justo ahí.
Siendo una vía de aspecto lúgubre donde pocos niños hacían presencia, y no para cosas buenas, ahí notó a un par lanzando huevos, cuando un guardia del fraccionamiento llegó a detenerles, y casi se le hubieran escapado si Gino en un arranque de molestia le daría una patada en la espinilla a uno haciendo que se tropezara, por lo que el encargado pudiera alcanzarles, después de eso las niñas seguirían a su “hermano” esperando no quedarse solas en el sitio, así que entraron con él a la casa del tío abuelo, una casona de buen ver, algo desordenada, pero donde pudieron notar muchas cosas interesantes, así las niñas se distrajeron hasta que vieron las enormes bolsas de dulces que dejaba Gino aún disfrazado y ambas niñas le suplicarían por unos pocos, cosa que no les pudo negar, y empezó a servirles a ambas en sus bolsitas, pues pese a todo eran buenas niñas, aparte que si se los dejaba, iban a desperdiciarse ahí, sólo el licor se quedaría, aunque en ese momento la más chiquita diría:
Oh, eso se ve rico, me das un poco hermano – dijo Joana viendo la botella con licor, la cual lucia de un color curioso my llamativo.
Yo también, yo también – suplicó Laila viendo la botella con gran interés.
Por un momento se lo iba a negar, pero pensó que esa sería su oportunidad, ambas preciosuras estaban en sus manos, nadie sabía que estaban ahí, los vecinos ni le vieron llegar, podría cogérselas a gusto, pues sabía que la bebida era un licor recién destilado, por lo que era más dulce, pero bastante fuerte, así con solo una copita podría emborracharlas a ambas, su abuelo contaba historias de lo que pasó con sólo un vasito, así que no lo dudo cuando les sirvió a otras personas, así que aprovechó dándoselos con un poco de soda, pensando ambas nenas que era alguna clase de bebida dulce, pero pronto cayeron al dar unos pasos en una fuerte borrachera.
Una vez que las vio ebrias, quedó sorprendido porque las historias de su abuelo eran ciertas, este no dudó en llevarlas a la sala de su tío abuelo, ahí las disfrutaría como deseaba, se acercó un tanto nervioso, jamás había estado con una chica, pero eso poco le importaba, podría estrenarse con unas linduras como pocas, pues realmente ambas niñas eran demasiado hermosas, así que procedió a sacarse la botarga quedando solo en shorts y playera para comenzar a besar a Laila, quien había dejado en el sillón mas grande, mientras que a Joana la depositó en uno de solo un asiento, pero una vez con la pequeña princesa, empezaría a besarla en los labios de forma desesperada, metiéndole la lengua mientras su mano rozaba aquel pequeño cuerpo, deseoso por sentir su calorcito y suavidad, mientras la niña decía:
Hermano ¿Qué haces? – decía completamente desorientada.
Shh, tranquila, vamos a jugar un poco – dijo Gino sin fingir la voz.
¿Quién eres? Tú no eres – decía Laila pero el chico no le dejó decir nada porque la besó.
Estaba sediento de sexo, esa boquita le sabía a gloria, y aunque temblaban sus manos fueron retirando el traje, primero subió la falda sintiendo unas medias que le llegaban arriba de las rodillas, alcanzando los suaves muslos que le revelaban unos carnosos muslos, así mismo unas grandes nalgas, un placer para sus dedos los cuales se hallaban ansiosos de seguir, y empezó a jugar con la prenda que se humedecía por los primeros jugos de la niña quien gracias a la bebida se entregaba fácilmente, así fue luego con su otra mano tratando de quitar la parte de arriba para sobar las pequeñas tetas, lamia, chupaba, mordía levemente, y con ello la princesa no dejaba de gemir, convertida en puta por el contacto de un hombre, quien la manejaba a su gusto, al grado que antes de darse cuenta Gino le estaba sacando la ropa dejándole completamente desnuda de no ser por sus medias moradas y zapatillas, pues al irle quitando el vestido, sus calzoncitos también saldrían, dejando a su vista una vulvita lampiña jugosa, que pronto comenzaría a comerse de manera golosa, jugando tan desesperado como lo hizo con las pequeñas tetillas, alzando ambas piernas para meterle la lengua tanto como podía, logrando que la niña gimiera aun más, hasta que carente de todo control se fue a correr justo en su boca, y si no fuera por los videos que como todo adolecente había visto no se habría animado a tomar parte de ellos. Luego de eso vio a Laila, que nena tan hermosa yacía en el sillón completamente ebria con las piernas abiertas, se veía como una putilla, su rostro enrojecido, víctima del placer, que no terminaba aún.
Ahora sí, vas a ser mi mujer – acertó a decir Gino pero no se la fue a meter de inmediato.
Antes se iría al baño de su tío abuelo donde pudo encontrar un lubricante, que cosas guardaba el viejo, no le importó pero eso le serviría, se unto tanto como pudo en la verga para ir con Laila y una vez ahí se acomodó para penetrarla, y por suerte podría ir con facilidad, aunque la conchita era demasiado pequeña comparada con su miembro, poco a poco se la iba metiendo hasta que pudo sentir su himen, sabía que iba a dolerle, podría gritar, así que lo pensó un poco, pero era Halloween y la fue a penetrar de un empujó, ocasionando que se escucharan un lamento con lloriqueo seguido, mientras el chico empezaba su vaivén, disfrutando del cálido interior de la niña, quien no dejaba de gemir por las embestidas que recibía, pues Gino estaba muy concentrado metiendo y sacando, en un ritmo natural que harían que Laila gozara igual que él entre cada movimiento, le alzaba las piernitas para poder penetrarla mejor, restregando su verga dentro del interior de la niña, logrando que está gozara, pues iba tranquilo, aunque fue incrementando el ritmo mientras sentía como su clímax llegaba, así empezaría a acelerar con cierta sutileza, así en poco tiempo se termino corriendo mientras la niña conseguía el primer orgasmo de su corta vida.
No se quedó a revisar, si acaso le tomó un par de fotos con su cel, sobre su sillón acostada con su conchita desvirgada, sabía que el tiempo no estaba de su lado, así que se arrimó a la pequeña Joana, quien se estaba sobando la parte de su trajecito de hada, y sin que pudiera decir nada se lo fue quitando, la nena también estaba ebria así que con un par de cosquillas logró que esta perdiera el miedo, empezando a chuparle primero los pechitos, luego la conchita lampiña, para comenzar a darle unas cosquillas muy ricas que harían a la pequeña reírse, aunque pronto jadearía al sentirse invadida por aquella lengua que se movía como serpiente en el interior de su vagina infantil, así Gino conseguía lentamente que la chiquilla se relajara hasta el punto que logró el llamado orgasmo seco, hasta las piernitas le flaquearían y esto era lo que deseaba, pues el instinto lo dominaba, como un macho con la hembra, cargó a la niña, se sentó en el sillón y trató de penetrarla, pero no lo lograba, la cuevita de la nena era demasiado pequeña, no podría cogérsela sin lastimarla, si hasta se quejaba diciendo:
Hermanito no, me duele – diría Joana lamentándose.
Shh, tu tranquila quiero gozarte – dijo Gino, pero pensándolo un poco, se pasó al redondo culito e hizo masaje con sus dedos.
En un juego constante le fue metiendo primero 1 luego 2 y finalmente 3 dedos logrando que se quejara, pero también que jadeara, la muy putilla era de esas nenas hechas para el sexo, e iba disfrutar el ser empalada, así cuando le fue metiendo la verga, que por suerte no era un enorme pedazo de carne, la nena lo fue recibiendo mejor que los dedos juntos, comenzando a penetrarla con cierta lentitud más placentera, llegando a gozar de lo lindo de aquel carnoso culito que estuvo vigilando toda la noche porque de verdad la nena estaba en ese aspecto de lujo, y ahora estaba disfrutando de esas redondas formas que masajeaban su verga, mientras la chiquilla solo se quejaba un poco y llegaba a decir:
Hermanito ¿Qué me haces? detente – suplicaba la chiquilla sin fuerza, entre gemidos.
Eres una putita de lujo y te estoy violando – llegó a responderle Gino.
Pero antes que se diera cuenta acabo corriéndose de manera abundante, llenándole las tripas con su leche, en un gozo pues gemirían ambos al correrse juntos, y la nena se quedaría adormilada, por no decir inconsciente. Después de eso Gino pensaba en que quería hacer, no podría estrenar el frente de la nena, pero veía a Laila, su culito seguía virgen, también era lindo, lo deseaba, aunque por el momento descansó y le tomó unas fotos así como estaba a Joana, su blanca piel le hacía encenderse, deseando probar sus nalguitas una vez más, pero si le comería la conchita logrando sacarle otro orgasmo, pues la nena sabía demasiado bien, si hasta su carita de excitación quedaría guardada en una foto, luego como hacia un poco de frio le volvió a poner el disfraz, quería recuperar un poco de aire, pero el tiempo no estaba de su lado, así que se sentó y jaló a Laila para acomodarla, metiéndole la verga en su rosado culito, empezando a cogérselo mientras la chica parecía tratar de agarrar aire, ahora más relajada se entregaba a tal grado que decía:
No sé quién eres pero sigue – rogaba Laila entre gemidos ardientes.
Soy tu dueño, y te estoy violando – decía poseído por la lujuria el chico.
Así en un arranque de placer le abrió más las piernas exhibiendo la pequeña vulva de la niña frente a un espejo que tenía cerca, dejando que esta viera como un decente pene se le metía por el recto, entraba y salía, dándole tanto placer como nunca había experimentado en su corta vida, y la chiquilla solo veía como era usada, desnuda con su peluca medias y zapatillas, quedando su conchita, su parte más preciada, la que su madre le dijo que jamás nadie le tocara, pero ahora se veía enrojecida, tras tanto placer, y movido por sus hormonas Gino diría:
Mirate, eres ahora mi hembra, te estoy marcando, y lo gozas pequeña puta – dijo el chico antes de correrse llenándole el culo con su leche.
No lo imaginó antes, esa sensación de dominio era excelente, jamás la había experimentado, pero le hizo sentir tan bien, o eso mientras se la iba metiendo hasta el fondo, hasta suspiraría contento mientras se la iba sacando a la nena.
Después de eso regresó a las nenas a su casa, tan arregladas como pudo, llevó a Joana cargando, bien dormida tras ponerle pomada en la cola, Laila iba mareada, y cuando los padres de Frank le preguntaron, este le diría que le dieron unos chocolates envinados muy fuertes y se mareo, para escaparse diría algo de una fiesta, así se podría marchar, ya había cumplido con su “familia”, un crimen perfecto. En cuanto a Frank y el chofer, no pensó que los bravucones fueran tan malvados, entre 20 le dieron una paliza a ambos, primero al cretino, casi lo matan, terminó en urgencias, un mes inconsciente, el chofer no aguanto, al querer salvar a su amo, le rompieron el cráneo con una llave de mecánico, tampoco se libraron de la golpiza los bravucones que le seguían, aunque la paliza sería menor, después de eso Gino no volvería a ver a ninguno de esos idiotas, aunque no sabría como, pero una serie de mensajes llegarían a su celular, era Laila, quien en fotos provocativas desnuda o con el uniforme decía: cuando vas a volver a tomarme, soy tuya ¿no?
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