Dulce o Truco XXX 4
Mala Nota – cuarta entrega de esta mini saga de relatos ambientada en Halloween.
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
Mala Nota
No lo podía creer, pero así era, Paco era uno de esos maestros fáciles de tratar, aunque no le gustaba que le vieran como “barco”, ósea que pasaba a todos, pero siempre había un par de graciosos que pagaban las consecuencias de creer eso, reprobando para sorpresa de todos, quienes se volvían la burla, pues era la clase de literatura, sin embargo para el tutor eso era lo de menos, si los alumnos se sentían demasiado buenos para su clase y no estudiaban ese era solo su problema. Quizás por ello terminaría con un dilema, tras los exámenes un trió de estudiantes no habían logrado sacar la nota mínima, eso poco le agradaba porque no quería tenerlas entre sus reprobadas, era el grupito de habladoras, las 3 niñas más problemáticas de la escuela, pero no por ser rebeldes y pleitistas, sino porque hacían el menor caso posible a todo, hasta se quedaban en el fondo para hablar de sus cosas ignorando completamente lo que cada maestros decía, y lo peor es que si así estaban apenas en secundaria, siendo poco más que unas mocosas, ¿Qué sería de ellas cuando fueran mayores? Pero eso estaba de sobra para Paco al verlas reprobadas en su materia, y necesitaban pasar con urgencia, no sabía cómo es que habían adquirido una beca, sin embargo con sus calificaciones al menos necesitaban un 8 o 9 en su clase para mantenerla, o de lo contrario estarían en grabes problemas.
Aunque casi todo esto era ajeno para Paco, quien seguían en sus asuntos muy tranquilo, era de esos profesores con los que la mayoría podía trabar amistad, aunque no era un santo, tenía una serie de fetiches bien puestos, trabajar en una escuela era parte de su gusto, pues adoraba ver a las colegialas vistiendo sus minúsculas faldas dejando ver sus piernitas con calcetas, le gustaban cuando llegaban a la rodilla, pero amaba cuando estaban encima de estas dejando una parte entre la falda a la vista, también amaba ver como a veces las camisas dejaban ver una curva propia de los pechos que iban naciendo de forma sugestiva, si hasta soñaba con abrir de un movimiento esas prendas para revelar unas curvas seductoras, a las cuales le urgía en deseo lujurioso lamer o chupar, aunque no todas sus fantasías estaban en las alumnas, también con algunas maestras y secretarias, pues también amaba las medias o ligueros, una de sus grandes debilidades.
Tenía en la mira a Nelly la secretaria de la directora, quien era una mujer voluptuosa a quien deseaba tener en la cama, si muchas veces se hacía pajas pensando en ella, pues se trataba de una mujer algo bajita pero de gesto bonito, quería llevarla a su casa para quitarle de un movimiento la camisa revelando sus enormes pechos, esos que hacían que más de un imbécil adolecente ganara un castigo para tener sólo 3 minutos con ella, deseando poder chupar de manera desesperada mientras su cuerpo se afianzaba al resto de sus carnes, subir a sus muslos, bajar su falda, toparse con sus medias, y no quitárselas, pues adoraba la sensación que tenía el nylon, le era delirante, hacer un hoyo en su pubis alcanzando su vulva directamente, pudiendo penetrarla hasta el fondo, pues esa era su fantasía, cogérsela con las medias puestas, cogerle hasta el fondo la verga de su estrecha concha mientras la hacía chillar de placer, haciéndola adicta a su sexo, sentir con sus manos su culo para afianzar las penetraciones, mientras sus pechos se bamboleaban de tal forma que quisieran hipnotizarlo, escuchar sus gemidos de placer en su oreja rogando:
Si dame mas, es muy rico, no te detengas – diciéndolo con una voz entrecortada por los gemidos.
Por la excitación aumentar el ritmo mientras la mujer se perdía en el placer, convertir a la secretaria en su perra sexual después de una noche de pasión, donde pudiera disfrutar de cada centímetro de su sensual cuerpo, después de correrse dentro de ella, cambiar un besuqueo donde sus lenguas jugaran entre sí, mientras le llena su concha con sus jugos, sentir su cuerpo erótico aferrado al suyo al tiempo que suspiraba convertida en un pedazo de carne sudoroso entregado al placer, rogando por más.
Una experiencia que se sabía muy fácil de conseguir, pues el hombre aunque no fuera muy dotado, si de eso se daba cuenta, al menos era muy fiero en la cama, bastante intenso, logrando sacar la excitación de las mujeres con las que se acostaba, detalle del que se sentía orgulloso, si podía recordar como hace un año tuvo una estudiante de nombre Eunice, que chiquilla más preciosa, pues a sus 12 años parecía una mujer en miniatura, con un culaso de campeonato y tetas demasiado grandes para su edad, varios maestros la miraban embobados, listos para clavar su miembro en aquel tierno coñito, contándolo a él, aunque nunca se atrevió a hacerle nada, pero su madre, Eleonor fue otra historia, pues no podía creerlo, tremendo pedazo de marica resultó el papá como para irse al otro lado, de mojado, y aunque les mandaba algo de dinero, no se supo mucho de él, pero su “esposa” era un monumento a la vista, con unos pechos como toronjas, un vientre plano y un culo que exigía ser atendido, aparte resultó su deleite, siendo una secretaria que trabajaba en un despacho jurídico cercano a la escuela, así que una vez llegó la señora porque su niña tenía problemas, y no es que fuera rebelde sino más bien de lento aprendizaje, por eso le tenía paciencia a diferencia de otras, pero Eleonor creyendo lo peor, actuaria de forma imprudente, pues parecía que le estaba tratando de seducir, y Paco siendo tan torpe como caliente, malinterpretaría las cosas, para calmar sus ansias de sexo con tan irresistible hembra.
Recordaba cómo llegó por su espalda para sobarle las nalgas, y la mujer algo sorprendida no sabría como responder, luego de eso empezaría a besarle el cuello, mientras ella ponía una débil defensa, diciendo cosas como: espere, eso no, no toque ahí; palabras vencidas por los gemidos que emitiría ante las audaces manos del maestro que no perdió tiempo al tocar todas las partes sensibles con una habilidad que le sacaba tremendos gemidos a la pobre señora, mientras sus muslos eran revelados con el liguero, dejando a la vista un sensual coño cubierto por una prenda color blanco que se iba transparentando por los flujos de la mujer, igual mente sus pechos eran conquistados al quedar expuestos, mientras el hombre le decía:
Hay señora Eleonor, usted es una belleza, no entiendo cómo es que su marido le abandono – le decía con lujuria Paco tratando de sujetar los enormes pechos que quedaron al desnudo.
La mujer apenas gemía mientras este no perdió el tiempo, moviendo la prenda mojada que cubría su coño, el cual estaba depilado, así fue metiéndosela hasta el fondo, consiguiendo un sobresalto de la hembra frente a él, quien no podía ni hablar, sólo gemía atrapada en el deseo, mientras era sometida por Paco, aquel maestro cachondo que se la iba metiendo lentamente, pero sólo para acostumbrarse, amoldar aquel coño a su miembro, logrando en ese pequeño juego sensual un dominio sobre Eleonor quien se entregaba al deseo, comenzando a mover una mano en el coño masturbándose, e incrementar su excitación, mientras con la otra mano sobaba su pechos logrando que sus tetillas se pusieran firmes para ser sujetadas también por el instructor que no se daba abasto con ese cuerpo tan seductor. Le estaba dando con todas sus fuerzas, metiéndosela hasta el fondo, intentando llegar en cada embestida hasta lo más profundo de la mujer, aunque por momento imaginaba que era a Eunice a quien penetrada, una leve fantasía, pero en verdad es que eran tan parecidas que se entendía. La estaría cogiendo por varios minutos, logrando verle gemir de forma desesperada, luego cuando se corrió en su interior, no perdió el tiempo para clavársela por el culo, otro disfrute total que debía darse, pues esas nalgas eran tan suaves y carnosas, que no podría evitarlo, el deseo que le profesaba el joven tutor llegaba a tal extremo que no pudo contenerse, y como todo estaba dado, este se fue apoderando de ese otro agujero, logrando que la pobre mujer emitiera fuertes gemidos, rogando por que se detuviera, pero ninguna suplica sería escuchada, pues el hombre la estaba gozando, igual que ella, sólo que su culpa por ser infiel no le dejaba disfrutar plenamente hasta que súbitamente el orgasmo de Paco revolvería sus entrañas, un masaje interno que desataría el propio, logrando que esta mujer, debido al abandono, terminara con una corrida increíblemente intensa, con la cual parecería que se habría orinado, pero que la misma Eleonor agradecería completamente.
Puro placer, realmente el maestro y la señora lo gozaron, deseando un poco más de aquello, por desgracia uno de los maestros habría hecho algo estúpido, en su momento trataría de propasarse con Eunice, detalle que fue descubierto por otros, causando un escándalo cuando encontraron a la nena solo en calzones dejando a la vista sus enormes pechos en un salón a manos del maestro, por lo que Paco no tendría la oportunidad de volver a follar con la madre de la cría, quien se habría de mudar lejos, arruinando ese gusto de todos, y ganándose un lugar en la prisión cercana.
Dejando todo eso de lado, seguía su problema con el trió de parlanchinas, deseaba evitarlas, sólo les dio una guía para el examen de recuperación, luego se marchó sin prestarles mayor atención, pues pretendía evitarlas, porque sabía demasiado bien que no conseguiría nada, por ello estaría tan metido en sus asuntos como podía, ignorándolas, aunque estas tratarían de hablarle, pues era un hecho que reprobar con él era de tontos, aparte que las 3 habían conseguido becas, y ahora necesitaban mantenerlas o se meterían en un enorme problema en sus casas. Era un grupito muy animado: Janet, una morenita de rasgos finos, con un cuerpito esbelto, que si el profe se llegó a fijar en ella era porque solía usar medias blancas con sus lindas piernitas, luego estaba Edith, una chamaca de las mas aventajadas, si a esta era de las que quería abrirle la camisa a la fuerza para verle las naranjas que tenía por pechos y finalmente Azalea, una cría preciosa que llamaba la atención de todos al caminar, tanto por su lindura como por tener un cuerpo inadecuado para su edad, casi a la par de Eunice quien ya no estaba; un trió por demás llamativo, pero que no lograba mantener a los maestros a gusto.
Halloween había llegado, la fiesta favorita de muchos, y Paco se hallaba en su casa muy tranquilo, de una forma u otra logró escabullirse sin ser visto, llegando a su hogar aún de día, tenía un perfecto plan, pasarse aquella noche lejos de las miradas ajenas viendo películas de terror, quizás hubiera buscado compañía pero no tenía novia, y después de la ultima loca que tuvo cerca, prefería estar solo, si acaso atendería a alguno niños mientras tuviera caramelos, pero no era como si quisiera verlos toda la noche, a fin de cuentas, era un hecho que en la mañana siguiente su casa tendría huevos encima, sabia de varios chamacos que solo salían a hacer esas travesuras, si hasta a uno se lo llegó a descontar de una pedrada el año pasado, y quizás se hubiera metido en problemas si no tuviera cámaras de seguridad, pues la casita donde vive era herencia de su abuelo, como fuera el caso, todo estaba planeado y a gusto. Llegada la hora se sentó, tenía una lista de películas muy buenas, cementerio de mascotas, el resplandor, la cosa; a Paco le gustaban los filmes clásicos, aparte evitaba el exceso de efectos especiales, en todo caso estaba muy tranquilo cuando un grupito de niños llegó, y muy para su desgracia se fue a topar con 10 o más escuincles que estaban chillando Dulce o Truco, mientras hacían un desastre, mientras un quinteto de adolecentes les vigilaban sin mucho cuidado, lo peor sería que entre estos se hallaban las 3 chicas problemas quienes le reconocerían de inmediato. Casi se maldijo cuando vio a ese trió ahí, pues sabía que estas le querían rogar para que les diera una buena calificación, además él tenía que entregar reporte de notas el lunes a la mañana porque la secretaria se resfrió, detalle por el cual le buscaron desesperadas, aunque el pase no se lo habían ganado, pero aún así insistían, tanto desespero tuvo que entregó los dulces que tenía y cerró sin decirles ni pio a nadie, regresando a sus maratón, mientras notaba como afuera se marchaban. El tiempo siguió su curso, y Paco pensó que todo se había quedado en un mal momento, al final las chicas tendrían que hacer de nuevo el examen, quizás perderían sus becas, pero eso se lo ganaron por irresponsables, como fuera, estaba viendo tranquilamente la película, escuchando cerca algunas fiestas, vecinos escandalosos que molestaban con su música ruidosa, seguro que al menos había unas 5 o 6 reventones cerca, por eso veía tanto niño aún jugando al Halloween, pero no importaba, el estaba tranquilo cuando escuchó el timbre, pero no más voces de dulce o truco, si hasta el apagó las luces para señalar que se habían acabado las golosinas, sin embargo, muy para su desgracia cuando fue a abrir la puerta vería era aquel trió de muchachitas parlanchinas, quienes aún con disfraz puesto fueron a buscar al maestro para suplicar por una nota buena.
¿Profe podemos hablar con usted? – diría Azalea mientras entraba, y casi pudo haberla agarrado, si no fuera porque por segundos creyó que le agarraría los pechos.
Con permiso – dijo Janet entrando.
Voy pasando – dijo Edith abriéndose paso.
En segundos tenía a las 3 habladoras dentro de su casa, y al ver que estaba disfrutando de una película de terror, de esas clásicas, no perdieron tiempo sentándose para verla, cosa que molestó al hombre, quien iba a correrlas, cuando se fijó un poco en ellas, quería sacarlas, pero al tratar de calmarse para pensarlo bien, las miró con cuidado, maldita fuera su suerte, a pesar de su edad estaban muy lindas, Janet usaba un leotardo rojo el cual era como una segunda piel, si por ello llevaba una capa encima, pero se la quitó al entrar, aparte con una falda semi transparente, con medias arriba de la rodilla del mismo color que remarcaban sus sexy piernitas con unas sandalias a juego una colita y cuernitos, iba de diablita sexy. Mientras Edith usaba un traje de brujita con una faldita tan corta que se le veían perfectamente el nacimiento de sus nalgas, un culito grande y carnoso, aparte su escote lucia demasiado bien, pues en una niña normal no sería nada del otro mundo, pero ella tenía unas tetitas precoces que apuntaban hacia adelante. Finalmente Azalea vestía de vampira, quizás el traje más normal, pero también se le notaba por un costado lo largo de su falda una abertura que parecía haberse alargado dejando ver no sólo su pierna, dejando a la vista su calzoncito, e igual que con su amiga, el escote enaltecía sus también precoces pechos, un par de bolitas de carne que ponían inquieto al maestro, quien dijo finalmente:
Y bien ¿Qué quieres? Porque no es tan temprano y yo no pienso acabar e ir a la cama – dijo el hombre mientras ponía pausa a la película.
Vamos profe, no sea así, esa no nos dejan verla – dijo Edith.
Vamos, profe, deje verla y lo quiero más que ayer – dijo Janet.
Tranquilo profe, mire veamos la película, y hablemos, ya sabe a que venimos – dijo Azalea.
Por una buena nota que no se ganaron, eso es obvio, y no hay nada que puedan hacer para cambiarlo, les di todas las oportunidades y las desperdiciaron – dijo molesto Paco.
Ah, pero aún podemos hacer algo – dijo Azalea como un lamento.
No, ya les di todas las oportunidades que podía, y si no he pasado calificaciones es porque no se hallaba la secretaria, pero este lunes le dejo su nota final – dijo Paco seguro.
Vamos profe, aun podemos hacer algo para que nos de buena nota – dijo Edith de inmediato.
No, pudieron hacer trabajos, exposiciones, o ¿qué? Van a hacer algo de eso aquí mismo, no gracias, ya las conozco, no quiero cosas a medias – advertía Paco molesto.
Pero profe, si hay algo que podemos hacer bien, y no será a medias – dijo Janet de inmediato.
Si, profe, denos una oportunidad y vera que queda satisfecho – dijo con picardía Azalea.
Les digo que no, aparte que deben estar esperándoles en casa, así que váyanse, que recuerdo bien, esta película no es para menores – dijo Paco molesto.
Profe, espere un momento, que le parece si hacemos un trato, déjenos convencerlo de darnos una buena nota, la ultima “ultima” oportunidad, sino repruébenos, pero le aseguro, haremos lo que usted quiera, todo, sin excepción, puede pedirnos cualquier cosa esta noche, sólo díganos – dijo Azalea un poco nerviosa.
Además, no se preocupe, mis papás y los de Azalea están en la misma fiesta y seguro se están cayendo de borrachos – dijo Janet confiada.
Yo vivo con mi tía, y esta con su nuevo novio, seguro no la veo hasta el lunes – agregó Edith.
El profesor no estaba contento, pero antes que pudiera reaccionar, tanto Edith como Azalea se sentaron a su lado, mientras que Janet se ubicó al frente de él, una de ellas prendió la película, mientras la diablita se empezaba a tocar por encima del disfraz, aunque no tenía un gran cuerpo, se notaba que podía crecer más, aunque se le marcaban ciertas formas, en especial cuando sus dedos tocaban sus partes, lo cual encendió el libido de Paco, quien no es que nunca hubiera deseado a sus alumnas, ciertamente tenía un gusto por colegialas, pero más grandecitas, no obstante ese maldito momento veía el desarrollo de la chica, mientras bajaba ella sola el trajecito dejando ver 2 botoncitos que por el frio ya se había puesto en punta, al tiempo hacia un ligero movimiento de cadera como si estuviera perreando, y también Edith se acercaba a su compañera para abrirle la falda dejándola sólo en leotardo y medias, mientras jugaba erótica la niña dijo:
Hay profe, no crea que siempre hago esto, es sólo que estoy desesperada, sé que me porté mal, por eso estoy aquí, al menos con usted se que lo pasaré bien – decía con una torpe voz sensual la picara de Janet.
Si, muchas lo dicen, que usted es increíble – dijo Edith picara.
Toda una fiera en la cama, o es mentira – dijo Azalea coqueta.
No esperaba ese comentario, pero no sabía que decirles a las niñas, pues apenas y podía quitar la vista de la pequeña cintura de la cría enfrente, quien se manejaba como una hembra en celo, lista a entregarse, una visión que levantaba el ánimo y en especial la virilidad del profe, quien no perdía de vista a su pequeña diablita, mientras la brujita junto a la vampira, al notar la erección, traviesas como ellas sabían se dijeron:
Mira como la tiene – se decía Edith mientras empezaba a sobarla.
Espero que nos entre toda – respondió la vampira tratando de abrir el pantalón.
Lograrían con pequeños esfuerzos abrir el cierre y sacar un miembro considerable, no era tan bien dotado Paco, pero no se quedaba mal parado frente a otros, por eso mismo sabía jugar a la perfección con los cuerpos de sus parejas, le gustaba tenerlas tan excitadas que perdiera hasta la hora, era un poco ausente de todo el hombre, mientras veía a la nena seguir con su estrepteas, pero realmente se le veía preciosa a la nena, quien diría que se escondía ese cuerpecito tan sexy bajo el uniforme, pensaba el maestro mientras Janet comenzaba detenerse para terminar de quitarse el leotardo, pues antes quiso bajarse las medias, pero sería interrumpida.
Espera, eso no, déjatelas puestas, se te ve mejor – dijo Paco mientras comenzaba acariciarla.
Entonces, le gusta ¿profe? Me ganaré un 10 – dijo la chica moviendo las caderas.
Espera, deja te quito eso – agregó el tutor comenzando a bajarle la prenda.
No sabía qué hacía, pero estaba poseso por la lujuria, no le importaba que apenas tuviera 12 años la cría frente a él, en esos momentos era una hembra y la iba a tomar para sí mismo, hasta agradecía que hubieran prendido la tele y película, porque le haría gemir como loca, confundiendo sus gritos con los de la pelicula, por eso al principio, mientras le sacaba el rojo leotardo fue lento, quería jugar con su cuerpo, aparte disfrutaba con cada centímetro que se iba revelando de su pequeña figura, en especial desde el ombligo hasta encontrarse con su pequeña conchita, que apenas se le notaba el nacimiento de algunos bellitos, pero su olor, una mezcla de orines con aceite de bebe, le daba ánimos para lo que seguía. Estaba en esos momentos sacándole la prenda, siendo masajeado en su miembro por unos dedos traviesos, pero debía mantener el control, no podía perder ese gusto, por lo que se levantó de golpe para sacarse playera y pantalones, quedando desnudo frente a sus estudiantes, quienes no esperaban esa reacción.
Bien, aquí yo mando, ven acá Janet, te voy a enseñar cómo se debe hacer esto – y tras decir eso volvería a sentarse jalando a la niñas para besarla en los labios apasionadamente mientras terminaba de sacarle el leotardo, luego con su verga de pie, les atraería a las otras 2 para que lo tocaran mientras se besuqueaba con su amiga.
El maestro era un verdadero pervertido, con cierta conciencia, pero que no se asustaba por estar con 3 nenas tan jóvenes, esa era una de sus fantasías, así que mientras Edith y Azalea le chupaban o masajeaban el miembro este comenzó a besar al tiempo que manoseaba la entrepierna de Janet, a quien sometían entre juegos tomando sus manos detrás de su espalda para no poder hacer nada, dándole una sensación de sometimiento a la niña que le estaba encantando, si eso se notaria al ir soltando sus primeros jugos sexuales junto a unos suspiros de gusto. En pocos minutos el maestro ya la tenía bien clavada, mientras sus piernitas estaban sobre sus brazos, esta lo abrazaba de tal manera que no se cayera, controlando mejor las embestidas, al tiempo jugaban con sus lenguas, en un vaivén constante que les estaba haciendo gozar, pues Paco no recordaba nunca una conchita que le apretara tan rico, una sensación demasiado buena, ya que este controlaba todo, y sabiendo como enviciar a la mujer, no tenía problemas con su juego, si hasta se veía concentrado en hacer gemir a la niña como una pequeña puta, lo que se estaba convirtiendo en cada movimiento de cadera, que hacía, pues la niña sólo tenía cabeza para sentir como su cuerpo se entregaba al de su maestro, quien entre juegos le soltaba un poco su entrepierna para lamer o jugar con sus nacientes tetillas, hasta que finalmente se corrió la nena, a quien dejaría desfallecida en el sofá.
Después de eso vio a Edith, quien se hallaba nerviosa, era la siguiente, pero no estaba del todo segura, se notaba al verla, respiraba de manera ansiosa, logrando que sus pechos se vieran mas grandes, tan tentadores, lamiéndose los labios de deseo, por lo que le jaló para verla de frente, y empezó a manosear su cuerpo el cual era más precoz, con pequeñas tetas poco más grandes que limones, tenía un poco de barriga, pero su culito era tan redondo y carnoso, se le notaba con ganas de huir pero este no se lo permitió, estaba algo asustada, pero en ese momento Paco estaba demasiado caliente, le fue desvistiendo, sacándole el sencillo traje de brujita, que era de una sola pieza, un tanto flexible, contrastando con su piel clara, mientras acariciaba ese cuerpecito tan seductor, haciendo que pujara un poco, pues se resistía a ese tacto, se notaba que era virgen, pero en cuestión de segundo fue logrando que por sus caricias comenzara a soltar los primeros suspiros, así la fue besando con una intensidad que no conocía, metiendo su lengua en su boquita, sobresaltándola, estaba por huir pero una mano en el culito le detuvo por completo, estaba sobándole haciendo a un lado la ropa, incluso el calzón de algodón para tocar directamente esa suave piel, la cual parecía derretirse por los hábiles dedos que en segundos sobaban ya fuera su culo o su conchita en un masaje simultaneo que sorprendía a Edith, quien dejaba ver un gesto que dejaba ver su derrota ante el maestro.
Hay profe ¿Qué me está haciendo? AH – decía la niña mientras se sonrojaba.
Tu calladita, te voy a hacer gozar pequeña puta – dijo más caliente Paco antes de besarla.
No le daba oportunidad de pensar en nada, la estaba sometiendo a su gusto ahogándola en el sexo, dejándola casi desnuda ha no sé por unos calcetines a raya naranja con negro y sus zapatillas, pero en vez de cogérsela directamente, le diría con cierta malicia:
Ahora quiero que me digas como te sientes, porque tu calificación depende de eso – dijo antes de darle la vuelta a la niña quien no entendía, o eso sería hasta que con su lengua comenzó a metérsela por el culo mientras su dedo jugaba con su conchita.
Hay profe, se siente demasiado bien, no puedo pensar con claridad, me voy a volver loca – dijo Edith mientras sus huecos eran estimulados como nunca antes lo habían hecho, siendo hurgada hasta lo más profundo en un juego sin par donde estaba siendo totalmente controlada.
El profe sabía como excitar a sus hembras, aquellas con las que cogía, entendía como destrozar con sus toques la cordura de cualquier mujer, por eso es que ahora tenía tan controladas a esas nenas inexpertas, quienes ignoraban en lo que se estaban metiendo, pues si la pobre Janet en su momento se correría con un potente orgasmo que nubló hasta su vista, en ese instante a segundos de correrse este le soltaría para acomodarla y clavársela, aunque sería delicado, pues sólo tenía 12, era chiquita y eso le gustaba, aunque aún así por su velocidad mantuvo cierto control sobre ella, un dominio que la marcaria totalmente, enterrándole su miembro hasta que la desvirgó en una estocada suave que le haría decir:
Hay profe, me la metió toda, se siente enorme, pero no me la saque, quiero más – decía con sorpresa Edith antes de empezar a ser bombeada.
Así me gustas putita, sigue gozando – dijo el profe empezando a ser más brusco al cogerla.
Empezaba a estimularla, siendo cogida con firmeza, tratando de no ser brusco, porque era su vicio dejar a las mujeres con las que se metía con ganas de más, algo que le encantaba a Paco, que luego le buscaran, convertidas en sus esclavas sexuales, para sentirse importante, le encantaba esa sensación de poder cogerse a la que quisiera, cuando se le antojara, y eso estaba ocurriendo, ese pequeño cuerpo se derretían por sus movimientos la nena no dejaba de gemir gozando aquel intruso que le sometía:
Hay profe no se detenga – siga por favor – ah, soy toda suya – siga cogiéndome, más duro – quiero más – seré su putita por siempre – AAAHHHHH…
Finalmente se corría, pero las palabras de la nena le habían calentado tanto que estuvo a punto de correrse, sólo que necesitaba aguantarse, aún necesitaba hacer una última cosa, dejó a Edith en su lugar, mientras escurría sus jugos, no perdió tiempo, así como iba desnudo y con la verga tiesa apuntando arriba vio a la ultima, aunque le dolía bastante, necesitaba descargarse, se quedó mirando a Azalea, la nena más linda de las 3, la que dejó para terminar con broche de oro, esta lo miró y se dejó tomar, cargándola como entre sus brazos, no quería cogérsela ahí frente a la tele, la llevó hasta su cuarto donde le sacó su vestido con cierta impaciencia y luego la dejo en la cama, aventándole, para darle a entender que mandaba él. Luego le abrió las piernitas para comerle la conchita jugosa que estaba soltando todos sus jugos, pero al mismo tiempo hurgaba tan profundo como podía, llegando a parecer que la estaba penetrando, aunque solo era su lengua habilidosa, y la chiquilla se retorcía de placer alzando sus piernas, así mismo arqueaba la espalda haciendo ver sus tetillas más grandes, aunque apenas eran unos pequeños duraznos, que alcanzaba con sus dedos para masajearlos del tal forma que la nena se agitaba más. Pobre niña se estaba por volver loca de placer, no esperaba que ese hombre fuera tan diestro, sabia como excitarla de tal manera que no fuera posible que pensara en nada, su cuerpo estaba tan sensible que se estremecía por cada sensación, dejándole con ganas de mas, era demasiado intenso, y su vulva, sus tetillas, parecían palpitar, la tenían tan excitada en ese momento que hasta el viento la podía poder caliente, tanto era así que a segundo de correrse el hombre se detuvo súbitamente:
No profe, termine – rogó desesperada la niña.
Claro que sí, pero así te quería tener – dijo Paco apuntando su verga.
Por favor, hágalo – volvió a rogar la niña levantando sus piernas con unas medias negras puestas, mientras abría su coñito lampiño aún.
Que visión tan seductora, pensó el hombre, mientras apuntaba su verga a ese pequeño cuerpo, y tuvo problemas, Azalea era más estrecha, pero eso lo haría más placentero, así que apuntó con cierto cuidado antes de irse metiendo, logrando en breve sacar un quejido, aunque no pasó de más, pues estaba tan caliente que no le importó mucho el dolor, y cuando este se halló dentro, la nena suspiró profundamente. Luego de eso el hombre comenzaría a embestirla con cierta lentitud, disfrutando de ese pequeño cuerpo, el cual le gustaba, pues pese a su edad, se veía como el de una mujer en miniatura, ninguna de ellas media cerca del 1.5m de hecho eso le gustaba, este sobresalía tanto, les penetraba con un gusto dominante, no podía pensar en otra cosas, estaba haciendo gozar a la niña, en un asalto sexual muy controlado, Paco no podía pensar en otra cosa, quería sentirlo más dentro, pero el hombre se detenía en cierto límite, la hacía desear más, hacerla adicta de todo eso, mientras su cuerpo se movía, en veces la besaba, sintiendo un juego con su lengua que le mareaba, mientras cada centímetro de su piel exudaba pasión, incluso un dedo se metía en su culito para darle una sensación que la hizo estimularse más:
Hay profe, que me hace, estoy volviéndome loca – dijo a duras penas Azalea.
Pues ya sabrás, así trato a mis hembras, aunque sean nenas – dijo Paco mientras aceleraba el ritmo de sus movimientos.
La nena antes de que pudiera reaccionar o decir algo estaba siendo manejada como muñeca de trapo, sintiendo finalmente como el miembro que la hacía suya, entraba más profundo, llenado su cuerpo de una sensación que como descargas eléctricas le llenaba de placer, y antes que lograra algo, siquiera dejar escapar sus gemidos, se estaba corriendo, superada por la técnica del hombre, quien se adueñaba de todo en ello, con un potente orgasmo que parecía como si la chiquilla se comenzara a orinar ahí mismo.
La pobre Azalea respiraba profundamente, completamente perdida, viendo para el techo, no se habían dado cuenta, pero tanto Edith como Janet se acercaron, iban con sus coñitos choreando aún, incluso se estaban tocando un poco, más por el espectáculo, todavía no se había corrido el profe, estaba en su límite, pero al ver a las nenas juntas se sentó en la cama las puso a las 3 juntas frente a él, y las hizo recibir su corrida con sus lengüitas, mientras les dijo:
Bien con esto sacaron un 9 putitas, pero si quieren un 10, se lo van a ganar ahorita.
Después de eso jugaría con las niñas un poco más, al menos le sacaría un par de orgasmos a cada, una metiendo y sacándoles la verga en sus culitos, besuqueando sus tetillas, después las llevaría a sus casas, donde era como dijeron, sus padres ausentes, lo que le dio a saber que podría seguir disfrutando de aquel trió, quienes parecían rogar por una pasantías para mejorar sus calificaciones.
Excitante con morbo y lujuria espero la continuación