DUQUE ME DA MI PRIMERA LECHE DE MACHO.-por Matias
Ésta es la segunda parte del relato «DUQUE EL PERRO QUE ME QUITÓ LA VIRGINIDAD». No puedo sacarme a Duque de la cabeza luego de haberle entregado mi virginidad y la calentura me lleva a experimentar nuevas experiencias sexuales. Espero les guste el relato, me esmeré bastante para que disfruten imagi.
Ésta es la segunda parte del relato «DUQUE EL PERRO QUE ME QUITÓ LA VIRGINIDAD». No puedo sacarme a Duque de la cabeza luego de haberle entregado mi virginidad y la calentura me lleva a experimentar nuevas experiencias sexuales. Espero les guste el relato, me esmeré bastante para que disfruten imaginando cada momento lo mas detallado posible.
ATENCIÓN ! Antes de leer, recuerda éste relato es una historia real con algunos detalles ligeramente adaptados para mayor comprensión. Ahora si, comencemos….
En el momento que volví a mi cuarto, cerré la puerta tras de mí y observé la escena mientras apoyaba mi espalda contra la puerta. Aún quedaban fluidos anales y de semen derramados por el piso, al igual que por mis piernas. El sexo con duque me había dejado muy caliente y mi pequeña vergita estaba muy dura y mojada, pues el liquido preseminal que cubría mi pequeño glande mojaba la parte delantera de mi ropa interior.
-Necesito pajearme y poder liberar toda ésta calentura.- pensé mientras me comenzaba a desnudar nuevamente.
Una vez desnudo, tomé la playera que estaba usando y me puse a limpiar los restos de fluidos que habían quedado derramados por el piso. Cuando terminé de limpiar el piso, con la parte aún seca de mi playera, limpié los fluidos que habían corrido por mis piernas. Aunque cuando me metí entre las tapas de mi cama, supe que no había sido suficiente, pues mis piernas se sentían pegajosas al contacto con las sabanas.
Metido entre las tapas de mi cama, me acosté mirando el techo, flecté y abrí las piernas para dejar expuesto mi ano. Acto seguido, con mi mano izquierda comencé a masajear mi vergita desde arriba hacia abajo mientras pasaba mi mano derecha por debajo de mis testículos, para así poder masajear con mis dedos el exterior hinchadito de mi ano recién preñado. Me toqué y tenía el huequito trasero muy mojado y viscoso, pues no me había querido limpiar ahí ya que me hacia sentir como una hembra embarazada.
La calentura del momento me llevó a meter suavemente un dedo en mi ano y mientras lo hacía, sentí mi interior muy apretadito por la hinchazón y aguoso por los restos de fluidos. Una vez que introduje complemente mi dedo índice dentro de mí, comencé a moverlo lentamente. Primero comencé con un leve movimiento de mete y saca, y repetí esta acción varias veces mientras iba aumentado la velocidad. Me sentía demasiado excitada, estaba desinhibida por la calentura , como una perra en celo, así que con mi dedo introducido en lo mas profundo de mí comencé a realizar movimientos circulares. Aquella masturbación anal que me estaba auto-realizando, me hacía gemir de placer, cada vez me excitaba más y más, fue por ello que me armé de valor e introduje un segundo dedo dentro de mi ano.
– Ufff que rico.- dije en voz alta mientras seguía masturbando mi vergita.
-Mmm que rico Duque, ayyy siii, ayyyy que rico mi perrito, dame más!, massss!.- Eran algunos de los otros gemidos que se escapaban de mi boca, mientras recordaba las penetraciones de Duque y hurgaba mi agujero con dos dedos, masajeándolo desde fuera hacia dentro rápidamente.
Toda esta situación me tenía en el cielo, estaba a más no poder de la calentura. El masturbarme y meterme deditos en el ano recordando a Duque me tenían vuelto loco, o loca, a esas alturas ya me sentía muy femenina. Entonces, mi cuerpo comenzó a reaccionar naturalmente ante una pronta eyaculación, comencé a sudar mas de la cuenta, mi respiración se aceleró y mis músculos corporales, se contrajeron casi involuntariamente liberando una gran explosión de placer cuando toda la leche que tenia acumulada en mis pequeños testículos salió disparada.
– Fuaaaaaa que ricooo, siiiiiiiii, que ricooo! .- Gemí en voz alta, mientras derramaba mi aguoso semen sin importarme que se manchasen las sabanas o mi cuerpo. La calentura era mas Grande.
En el mismo instante que derramé mis ultimas gotas de leche, puje con mi ano hacia afuera y retiré mis dos dedos. Cuando hice eso, escuché claramente un pequeño pedo aguoso, sentí como algunos fluidos corrieron por mi ano y cayeron directamente en la cama, y por otra parte sentí como mis dedos salieron mojados y viscosos de fluidos. Fue ahí cuando los llevé hacia la altura de mi cara para observarlos, ambos tenían una especie de liquido transparente con algunos grumos espesos y blanquecinos. Sin pensarlo dos veces, los olfateé como lo haría una perra, y diciendo la verdad, no me desagrado para nada su olor, sino todo lo contrario, es por ello que terminé por llevarlos a mi boca sin pudor.
– mmm que puta soy.- dije en voz alta con los dedos aún en mi boca, lo cual provoco que algo de saliva se escapara por las comisuras de mi boca. Su sabor era delicioso, era una mezcla dulce y salada que me volvía totalmente loca.
Cuando saboreé bien mis dedos, los saque de mi boca y me senté en la cama, apoyando mi espalada en su respaldo para así ver el desastre que había dejado con los fluidos sexuales derramados. Abrí las tapas de la cama, y a la altura donde estaba acostado mi culito, había un pequeño charco de liquido, el cual era igual al que había en mis dedos, pero con una pequeña diferencia, es que éste tenía algunas pintitas rojas de sangre.
No les negaré que a pesar de ser una perra en celo en ese momento, me asusté, pero rápidamente desistí de aquel susto y me autoconvencí de que debía ser algo normal del acto. Y así, despreocupada de los fluidos derramados por la cama y mi cuerpo…. me levante de la cama, apagué las luces de mi cuarto, y me volví a meter en la cama para poder dormir plácidamente luego de haberme transformado en una perra.
Entonces, me dormí con una sonrisa dibujada en mi rostro, como la de una hembra satisfecha, que a pesar de ser pequeña de edad, estaba dando sus primeros pasos en el camino de transformarse en una pasiva puta, golosa y adicta al sexo.
…..
A la mañana siguiente, desperté a eso de las nueve, y al estirarme dentro de las tapas de mi cama, sentí el dolor en mi cuerpo y ano, debido a que la acción realizada, provocó rápidamente un pálpito acompañado de una puntada interna y profunda, haciéndome recordar inmediatamente la apasionada noche que había vivido con Duque. Como consecuencia de aquel recuerdo, hubo una reacción instantánea en mi entrepierna, mi vergita se puso dura y la comencé a masajear lentamente hasta llegar al éxtasis. Así fue como nuevamente le dediqué una masturbación a Duque, el macho que me había quitado la virginidad.
-Se sentía delicioso masturbarme pensando en él, nunca me habría imaginado que sería posible sentir tal placer con un animal, pero así fue y desde ese momento se estaba transformando en mi recuerdo favorito.- Pensé al terminar de masturbarme y machar nuevamente las sabanas.
Luego de aquella rica forma de comenzar el día, me levanté de la cama; aun estaba desnudo desde la noche anterior, me observé en el espejo y tenia fluidos secos en la parte trasera en mis piernas, en mis nalgas, en mi panza, a la altura del ombligo, en mis brazos e incluso en la parte superior de mis manos.
– Parezco un condón usado jaja.- dije en voz baja y con la misma sonrisa dibujada, la de una futura pasiva, puta y golosa.
Luego de observarme, miré hacia la cama y la desarmé por completo, quité las sabanas de dibujos animados y las fuí a meter directamente en la lavadora con otro poco de ropa de cama encima para que así pasaran desapercibidas antes de que pusieran a andar la lavadora. Luego de eso, me dirigí hacia el mueble donde mi madre guardaba la ropa de cama, saque otras sabanas e hice mi cama lo mejor que pude antes de meterme a la ducha para quitarme todos los fluidos antes de que llegara mi madre después de su «putivuelta».
Mientras me duchaba y enjabonaba mi cuerpo, le prestaba mayor atención a mi culito, ya que cuando pasaba el jabón por ahí sentía un leve dolor, pero debía quedar completamente limpio. Cuando salí de la ducha, sequé mi cuerpo y volví a revisar mi cuerpo frente al espejo en busca de algún rastro de fluidos, pero nada, no había rastros de nada. De pronto me di la vuelta y abrí mis nalgas, entonces pude observar mi ano, su color rosado había cambiado a un tono rojo intenso y sus pliegues habían desaparecido debido a la hinchazón. Quedé marcando ocupado, pero así mismo me vestí y comencé un nuevo día haciéndome el «tonto», como si no llevase una perra traviesa dentro de mi.
Una vez lista, me fui a desayunar sintiendo aún el dolor en mi ano, cada vez que me sentaba o realizaba alguna tarea que requería fuerza volvía a mí una pequeña puntada de dolor que recorría mi interior y me hacía sentir un inexplicable placer. A pesar del dolor, el día transcurrió normal, aunque la tonta sonrisa aún no desaparecía de mi cara. La maravillosa experiencia que había vivido me llenaba de felicidad, me sentía satisfecha por haber podido quitarme la curiosidad de lo que era sentir un macho dentro de mi.
Cuando llegó la hora del almuerzo, mi madre ya estaba en casa, entonces me mandó al negocio para comprar un refresco y algunas otras cosas para la casa. Volví a mi cuarto para cambiarme ropa e ir donde me habían mandado, me puse una playera blanca, mis zapatillas blancas y un traje de baño color salmón (entre rosado y naranjo) el cual era bastante cortito y me quedaba sobre la rodilla. Este traje de baño me gustaba bastante, ya que siempre fui pretencioso y sentía que éste tipo de ropa hacia que mis piernas resaltaran, al igual que mi culito gordo.
…Eso lo había aprendido gracias al hecho de vivir solamente con mujeres, según yo. Me encantaba la ropa femenina, los juguetes, los dibujos animados de la tele y todo lo que se les relacionase. Hoy en día estoy segura de que el hecho de vivir con mujeres ayudó directamente a desarrollar un lado muy natural y femenino en mi, aunque siempre bajo la discreción entendiendo el hecho de que no toda la gente está de acuerdo con las relaciones homosexuales y mucho menos con algunos gustos extravagantes por así decirlo…
Cuando estuve lista, salí inmediatamente de mi casa en dirección al negocio. Una vez ahí observé desde la entrada que estaba lleno entro, habían algunos vecinos esperando a ser atendidos, así que decidí esperar afuera hasta que se fuese desocupando el lugar. Así estuve algunos minutos, sin que avanzara mucho la cosa, hasta que de pronto, durante la espera fuera del negocio, sentí como algo se hundía en mi trasero. En ese instante, miré hacia atrás percatándome de que era Duque, el cual estaba junto a mi vecino, su dueño, el cual lo atrajo enseguida hacia él con la correa mientras me pedía disculpas.
.-Disculpe vecino, a veces Duque anda juguetón por eso lo traje con correa, pero tranquilo, no le va a hacer nada.- dijo mi vecino mirándome con una sonrisa juguetona. Él era un hombre maduro, sobre los 45 años diría yo.
– Supiera lo que ya me hizo.- Pensé burlonamente en mi mente, mientras respondía su sonrisa con una de vuelta.
La indiscreción de Duque aceleró mi corazón a mil, por el susto y la situación en si. Sentí que la presión me subía hacia el rostro y solo atiné a decir.- No se preocupe vecino.
Mientras ambos esperábamos fuera del negocio, él comenzó a charlar conmigo de distintas cosas, mientras Duque permanecía sentado y apegado hacía él gracias a la correa. Aunque a ratos, Duque daba un tirón a su correa mientras movía su cola y lamía una de mis piernas, lo hizo unas dos veces a pesar de los regaños de su dueño, lo cual casi me hacía paralizar por la mezcla de sentimientos.
Una vez que me tocó entrar al negocio, mi vecino y Duque, mi macho, se quedaron fuera, pues don Carlos, el encargado del club deportivo del barrio se había puesto a hablar con mi vecino. Sentí un alivio, pues no sabía cómo reaccionar, claramente Duque no diría nada pero igual existía un poco de temor en mí. Compre lo que tenía que comprar y salí rápidamente del negocio, ahí me volví a encontrar con ambos, Duque estaba al lado de la puerta así que me despedí de él con una rápida caricia en la cabeza y me aleje en dirección a mi casa.
Estaba totalmente nerviosa, me había dejado asombrada la acción descarada de Duque, me había asustado y excitado al mismo tiempo así que decidí evitar todo contacto con él para no volver a exponerme a algo así, más aún a plena luz del día.
….
Así fueron pasando los días, en los cuales yo iba a clases y volvía a casa esperando no encontrarme con Duque y si lo hacia trataba de ignorarlo o simplemente le hacía cariño en su cabeza y me alejaba. Aunque siendo sincera, no era tan fácil desprenderse de Duque, pues por las noches igual pensaba en él cuando me ponía mi tanguita rosa y le dedicaba una que otra masturbación.
…
Cuando llegó el día viernes, mi madre como siempre ya había dejado todo preparado en la mañana, ya que después del trabajo se iría directamente donde su pareja al igual que mi hermana. Solamente me dejarían dinero para que yo comprara algo si es que lo necesitaba. Cuando llegue de clases por la tarde, ninguna de las dos estaba en casa, así que deje mis cosas en mi cuarto, me quite la ropa de colegio y me fui directo a la ducha para luego ponerme algo más cómodo y ver televisión para pasar el rato descansando luego de un largo día de clases.
Las horas pasaron, comenzaba a anochecer y algo comenzó a generarse en mí. Mi corazón se aceleró al recordar que se cumplía una semana de haber perdido la virginidad de mi ano debido al morboso encuentro con el perro de mi vecino. Deje de prestarle atención a la televisión y desde mi Notebook navegaba por internet buscando y leyendo alguna que otra experiencia caliente, por lo tanto me comencé a excitar y mis pensamientos racionales se disipaban, llevándome al punto de necesitar nuevamente de Duque.
Observé la hora y aún era temprano, eran recién alrededor de las 21:00hrs y por lo tanto aún se veía movimiento por mi barrio, así que decidí esperar. Al rededor de las 23:00 ya se veía muy poco movimiento, pero a las 00:00 y tanto, el barrio parecía un desierto, justo lo que que necesitaba y estaba esperando, así que salí de mi casa y me senté en el escalón a la entrada, esperando ver a Duque.
Pasaban los minutos y nada, hasta que de pronto lo vi corriendo junto a otro perro del barrio, el cual casi nunca salía puesto que mi vecina la mayoría del tiempo lo tenía amarrado, aunque éste a veces lograba arrancarse rompiendo la cadena por lo que escuche alguna vez. Corrían desde un lado a otro persiguiéndose entre ellos muy felices. Entonces no aguante más y comencé a llamar a Duque con un pequeño silbido.
Cuando escucharon el ruido, ambos quedaron paralizados esperando descubrir de donde provenía ese ruido, hasta que volví a silbar y lograron verme. Corrieron inmediatamente donde yo me encontraba moviendo la cola. Cuando estuvieron fuera del muro que divide mi casa con la calle, me quedaron observando queriendo entrar así que abrí el portón y dejé entrar a Duque y su amigo.
Y entonces ahí me encontraba yo, casi igual que la semana pasada, caliente, sentado en la entrada de mi casa, pero esta vez junto a dos perros que no eran míos; aunque uno de ellos ya me había marcado como su propiedad. Duque inmediatamente se acercó a mí mientras le daba uno que otro lengüetazo a mis piernas.
Luego de ese momento comencé a acariciarlo lentamente sobre su cabeza, mientras bajaba hasta su lomo y seguido, volvía a repetir lo mismo. El en todo momento tuvo su cola arriba y en movimiento, dando señales de que estaba cómodo y feliz. Por otra parte, su amigo se olvidó de nosotros, y se encontraba olfateando el patio delantero sin prestarle mucha atención a lo que estaba haciendo Duque.
Así seguí un par de minutos hasta que comencé a tocar su pene con delicadeza para no asustarlo, lo apretaba y lo soltaba suavemente hasta que comenzó a asomarse la maravillosa punta roja, babeante y jugosa de su verga, lo cual me hizo salivar al recordar el leve sabor de su leche animal.
Todo estaba saliendo bastante bien pero no era el lugar indicado, así que me paré y decidí entrar para buscar algo de comer , y así lograr nuevamente atraer a Duque hasta mi cuarto. En el momento que entre por comida y luego salí con algunos trocitos de carne, el amigo de Duque al parecer había saltado el portón y se había ido hacia otro lugar, pues no se veía por ninguna parte.
-Mejor! .- pensé en mi mente, porque me asustaba un poco ese perro, mi vecina había recibido más de una queja por parte de los vecinos porque Sam los había «atacado».
Luego de percatarme de la ausencia de Sam, dirigí toda mi atención hacia Duque, y comencé a llamarlo hacia dentro de mi casa dándole pequeños trozos de carne que habían quedado del almuerzo. Trozo a trozos fue adentrándose en mi casa hasta llegar a mi cuarto, cuando esto ocurrió, comencé a desvestirme rápidamente mientras duque me miraba y movía su cola.
Al estar completamente desnuda, me dirigí hasta mi cama, levante el colchón y saqué una tanguita rosada tipo colalés que tenía guardada. Acto seguido, le di la espalda al perro y me puse en cuatro patas sobre el suelo de mi habitación, me quedé quieto un momento para ver la reacción de Duque. Estando ahí a cuatro patas, ofreciéndome como una puta barata, Duque se acerco a mi para olfatearme desde arriba abajo y recibí más de un lengüetazo de su parte.
Lo que más me encantó, fue cuando se concentró directamente en mi culo, olfateó mi ano como lo hace un macho con su perra en celo y enseguida comenzó como a desesperarse, hundió su hocico para dar unas lamidas directamente en mi ano, y así estuvo un momento, hasta que sentí que sus dientes comenzaron a molestarme y lo saqué de su lugar, sino hubiera sido por eso, me hubiera quedado ahí otro buen momento, ya que sentía muy rico, era mas que un cosquilleo anal. Sentía como si fuese mi vagina siendo chupada o mamada por mi propio macho.
Acto seguido me senté en el suelo y lo atraje hasta mi, seguí con las caricias hacia mi macho, pero enfocándome especialmente en su verga, la cual reaccionaba muy bien. Su punta ya había comenzado a asomarse nuevamente, haciendo que chorrearan algunos hilos de preseminal, los cuales tome en mis dedos y los lleve a mi boca; sentí su sabor algo dulce/salado y me hizo salivar involuntariamente, lo cual era una respuesta clara a querer probar más de ese delicioso jugo de macho.
Seguí con mis suaves caricias por un par minutos, hasta que su verga salió por completo, estaba hinchada y muy jugosa. Cuando la ví tan deliciosa y tentadora ante mis ojos, me acomodé de espaldas a un costado de la cama apoyándome en ella, acerque a Duque, lo tomé desde sus patas delanteras y las posé sobre el colchón, dejando mi cara entre sus piernas traseras y su verga a la altura de mi boca. En ese momento tomé su verga con un poco más de fuerza y la dirigí sin asco directamente dentro de mi boca.
Comencé lamiendo la punta con mi lengua, el sabor seguía siendo el mismo y me gustaba, esa mezcla de dulce y salado en mi boca, me motivaba seguir metiendo centímetro a centímetro su verga en mi boca. No se los voy a negar, en algún momento me pareció muy fuerte lo que estaba haciendo pero mi calentura era mucho más fuerte. Debido a toda esta situación, mi vergita ya estaba completamente erecta y babeante, por lo tanto me comencé a tocar mientras tenía la verga de Duque en mi boca.
Cuando su verga estuvo toda dentro de mi boca, comencé a saborearla aún con mayor intensidad, jugaba muy rico con mi lengua, mientras su verga iba dejando un rastro viscoso en mi lengua y garganta. Por otra parte, Duque estaba bastante tranquilo, aunque también estaba muy caliente ya que su verga comenzaba a hacer movimientos de querer penetrar en lo más profundo de mi boca. Todo esto sin que su verga animal dejase de palpitar e hincharse a medida que mi mamada se intensificaba.
…Que rico se sentía mamar su verga, me hacía feliz, estaba cumpliendo otro de mis deseos gracias a Duque, mi primer macho…
A ratos yo abría la boca para poder respirar , era ahí cuando duque hacia algunos profundos movimientos de penetración, metiendo su verga hasta mi garganta, lo cual me hacía toser y salivar más de la cuenta, En un momento de calentura, solté la base de la verga de Duque para así poder tocarme mis tetitas y con la otra manos seguir masajeando mi pequeña vergita para quitarme la calentura que sentía por dentro.
A medida que seguía mamando la verga de mi macho Duque, sus movimientos se volvían más erráticos, sus penetraciones eran cada vez más largas y profundas, como si él disfrutase ahogarme con su hinchada verga. Al sentir que Duque estaba disfrutando aún más, comencé a intensificar mi propia masturbación, quería llegar nuevamente al éxtasis pero está vez, con una verga dentro de mi boca.
Y así pasaron algunos minutos, yo estando sentada en el piso con una tanguita rosada y con mi espalda apoyada en mi cama. En eso estaba yo, recibiendo una verga animal en mi boca sin descanso, hasta que de pronto, Duque dio unas tres estocadas rápidas y profundas en mi boca y comenzó a derramar su semen dulce/salado de macho en mi boca.
Su verga completamente hinchada, comenzó a derramar semen en grandes cantidades y directamente en mi boca. Sentía algo caliente, espeso y grumoso en mi boca, lo cual me hacía salivar aún más, dejándome sin alternativas más que solamente tragar. Cuando volví a abrir la boca para poder respirar, comenzó a caer mi saliva mezclada con el jugo preseminal y el semen grumoso de Duque directamente por mi barbilla hasta mi pecho.
Eso me puso a mil y comencé a masturbarme soltando uno que otro gemido femenino, hasta que derramé la última gota de semen por mi vergita, la cual salpicó por todos lados. Mi cuerpo y el piso estaban nuevamente manchados de fluidos tanto míos como de Duque, eran fluidos sexuales de mi macho y de su perra traviesa (yo).
Cuando quité de mi boca su verga pude verla colgando unos segundos mientras se deshinchaba, la había dejado bien babosa y brillante y eso me hizo muy feliz. Su bola, la cual había salido apenas solté la base de su verga para poder masturbarme, estaba pequeña esta vez, creo que por haber soltado todo su semen guardado por una semana, a no ser que se haya metido con alguna otra perra por ahí.
Uf que delicia, sentía mi garganta caliente hasta llegar a mi panza, sentía el sabor del semen por toda mi boca y a pesar de que su sabor era extraño, lo estaba degustando y me encantaba y excitaba. Sentado ahí en el piso de mi cuarto, saque a Duque de su posición y lo comencé a acariciar. Mientras yo le hacía cariño, Duque le dio varios langüetazos a los fluidos derramados por el piso y a su verga, dejando todo bastante limpio. Ahí fue cuando lo felicité por su buen trabajo como macho.
.- Eres muy macho Duque, eres mi perrito lindo.- le decía mientras lo acariciaba desde su cabeza hasta su cola.
Luego de unos minutos así, decidí levantarme del piso, vestirme con mi short de pijama y salir de mi cuarto para revisar que no hubiese nadie (uno nunca sabe como dicen por ahí). Cuando me aseguré que no había nadie en casa, fui por Duque, y lo guíe hasta la salida, no sin antes darle un premio, pues había guardado el trozo más grande de carne para el final, el cual tomo con su hocico y salió feliz de mi casa, nuevamente satisfecho.
Yo volví a mi cuarto, tomé la playera con la cual había limpiado el piso y mi cuerpo la semana pasada, y volví a realizar el mismo procedimiento. Seguidamente la guarde y me dirigí directamente hacia la ducha, me quité el resto de fluidos sexuales que habían corrido por mi barbilla y pecho, y cuando estuve completamente limpio, salí de la ducha. Sequé mi cuerpo y me vestí, primero me puse una playera y finalmente, mi tanguita rosada tipo colalés, la cual le había robado hace algún tiempo a mi hermana. Seguidamente, apagué todas las luces de la casa y volví a mi cuarto para acostarme a descansar completamente satisfecha, aún sintiendo el intenso sabor a semen en mi boca.
Y así, me fui quedando dormida, feliz de haber tragado leche de macho. Pero antes de que eso ocurriera, un pensamiento intrusivo entró en mi cabeza y sentí si como una vocecita me dijiera que si ya había probado las penetraciones y el semen de un perro, debía probar la de un hombre hecho y derecho.
Espero que le haya gustado el relato. Me esmeré bastante en escribirlo, espero haberlo hecho bien para ustedes. Si no es así, entiéndanme, es mi segundo relato. Siempre había querido contarlos pero a veces la calentura me ganaba y los dejaba en pausa jaja.
¿Quieren que siga escribiendo mas historias? tengo algunas personales y otras que creo que les podrían gustar. Pues tengo algunos vagos recuerdos antes de comenzar con estas aventuras a los ll con Duque.
Tengo tlgm solo para conversaciones ricas.
Mi tlgm @mat8t8 me encanta charlar con juego de roles 🤭
Cerrado temporalmente, estoy escribiendo…
Hermosooooo me encanto y que calienteee
Jeje muchas gracias
Buenísimo me encantó sigue escribiendo para seguirte leyendo. Felicidades.
Muchas gracias jeje Atento a mi perfil
gran relato con ganas de leer la siguiente parte
Ay muchas gracias. Atento a mí perfil
Hola. Me encantaron tus historias. Trato de contactarme a tu tl pero no me apareces. El mío es lfgdrs por si te gustaría contactarme y hablar de niños y de amigos peludos.
Super relato. Sigue. 😍🥵👍❤️😘. Telegram: Franjosep