El alcohol me hizo violar a mi amigo
Un hombre abusa de su amigo hetero.
Esta es una puta historia real, así que agárrate, cabrón, porque va a ser intensa.
Había una vez dos colegas, Carlos y Javier, que salieron de fiesta un sábado por la noche. Ambos eran heterosexuales, o al menos eso decían, y tenían una reputación de ser unos putos machos alfa en el trabajo. Esa noche, decidieron ir a un bar local a tomar unas copas y divertirse un poco.
Carlos y Javier se tomaron unas cuantas cervezas y algunos chupitos de tequila. La noche avanzaba y la borrachera de ambos iba en aumento. Carlos, siendo el más resistente, se tomó unos cuantos tragos más y terminó completamente borracho, casi inconsciente. Javier, viendo que su amigo estaba en ese estado, decidió llevarlo a su casa para que durmiera la mona.
Al llegar a casa de Carlos, Javier lo tumbó en la cama y comenzó a desvestirlo. Mientras lo hacía, notó que Carlos estaba completamente inconsciente, pero su polla comenzaba a ponerse dura. Javier, excitado por la situación, decidió aprovecharse de su amigo.
«Vamos, Carlos, vamos a pasar un buen rato,» murmuró Javier, bajándose los pantalones y sacando su polla ya dura.
Se subió a la cama y se posicionó sobre Carlos, quien yacía inconsciente y vulnerable. Javier comenzó a frotar su polla contra el cuerpo de Carlos, excitándose aún más. Luego, con una sonrisa maliciosa, se inclinó y comenzó a besar a Carlos, metiéndole la lengua en la boca. Carlos, aún inconsciente, no ofreció resistencia.
Javier, cada vez más excitado, decidió llevar las cosas un paso más allá. Se levantó y se posicionó sobre la cara de Carlos, agarrando su polla con una mano y levantando la cabeza de Carlos con la otra. «Chupa, cabrón,» le ordenó, metiendo su polla en la boca de Carlos.
Carlos, aún inconsciente, comenzó a chupar la polla de Javier sin darse cuenta de lo que estaba pasando. Javier gemía de placer, moviendo sus caderas para follar la boca de Carlos con más fuerza. «Joder, qué bien chupas, cabrón,» murmuró, disfrutando de cada segundo.
Después de un rato, Javier decidió que era momento de pasar a la siguiente fase. Se bajó de la cara de Carlos y se posicionó detrás de él, levantando sus caderas para exponer su culo. Sacó un poco de saliva de su boca y la usó como lubricante, frotándola en el agujero de Carlos.
«Vamos a ver qué tal follas, maricón,» dijo Javier, posicionando su polla en la entrada del culo de Carlos y empujando lentamente.
Carlos, aún inconsciente, gimió de dolor, pero Javier no se detuvo. Comenzó a mover sus caderas, follando a Carlos con embestidas lentas y profundas al principio, y luego más rápidas y brutales. «Joder, qué apretado estás, cabrón,» gruñó, disfrutando de la sensación.
Finalmente, con un gruñido, Javier se corrió dentro de Carlos, llenándolo con su semen. Se retiró lentamente, dejando a Carlos jadeando y aún inconsciente.
Javier, satisfecho, se levantó y se vistió. Miró a Carlos, quien yacía en la cama, con semen goteando de su culo y su boca. «Buena puta noche, Carlos,» murmuró, sonriendo.
Y así, Javier dejó a Carlos en la cama, inconsciente y completamente usado. Al día siguiente, Carlos despertó con un dolor de cabeza monumental y sin recordar nada de lo que había pasado. Pero Javier, él sí recordaba, y sonreía cada vez que pensaba en esa noche inolvidable.
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