El chofer del colectivo
cuando el chofer de un colectivo me hace su putita.
Era una noche lluviosa recuerdo, yo estaba esperando el colectivo hacia mi casa y no venía mientras me seguía mojando las zapatillas y el jean debajo de las rodillas porque las gotas golpeaban en la calle con fuerza.
Y entonces viene a lo lejos por fin el condenado colectivo. Al subir noto que la luz está casi apagada, y el chofer me dice que ya se estaba por ir, que era su último viaje. A lo que dije gracias por haber parado. Y me respondió «no hay de qué pibe» con su voz ronca y varonil.
Él era un tipo robusto con una panza cervecera como dicen, muy sexy a mi mirada. Como no había nadie excepto yo, me senté en los primeros asientos, mientras mis ojos se iban a ese ejemplar de hombre y que veía apetecible. Tanto así que tuve una reacción ahí abajo, y hasta mojé un poco mis boxers con pre-seminal.
Creo que él se dio cuenta y empezó a contarme cosas, como que había sido una jornada larga y que sólo quería llegar a casa y sacarse los zapatos y la ropa.
Yo imaginé la escena y pensaba que suerte debe tener la mujer de él woofff de poder tenerlo cerca..
En un momento de la charla, me preguntó que hacía ahí a estas horas, a lo que le respondí que fui de visita a la casa de unos amigos y se me hizo tarde para volver. ( y me agarró la lluvia! )
La charla va transcurriendo y no sé como sale el tema, que estaba divorciado, y que por suerte vivía solo y nadie lo molestaría.
– Sabes que? Me agarró hambre! me dijo: No te molesta si paro en esa pancheria y me pido algo?
– No, para nada, nadie me espera tampoco. Le dije mientras me miraba a los ojos por primera vez me pareció, esa mirada tan masculina hizo que se me parara de nuevo ja.
– Querés un pancho?
– Bueno dale.
Estacionó y bajó, y me quedé sentado mirándolo desde la ventana extasiado de tanto que me gustaba ese hombre. Entonces me di cuenta que no me había pedido la plata. Rápidamente busqué en mis bolsillos, y noté que mucho no tenía. Me puse nervioso.
Cuando subió le dije:
– No te dí la plata para el pancho me di cuenta.
– Ah todo bien, por hacerte esperar «invita la casa». Dijo con una sonrisa preciosa la verdad.
Comimos ahí, él en su asiento, y yo en el mio, mirándolo de re ojo de vez en cuando.
– No sé si esta rico pero tenía hambre jaja .. Me dijo riendo casi.
– Sabes que yo también.
Y ambos reímos.
Se lo terminó a los minutos, y abrió una lata de cerveza y tomo un sorbo. Me preguntó si quería. Y le dije que no, que gracias.
Me miró serio, y dijo:
– No seas tímido, acompañame.
Y a esto, arrancó y seguimos de viaje, mientras conversaba, y cuando di varios sorbos a la cerveza. Me dice:
– Alcanzamela, ahí pedí una pajita para poder tomarla manejando, por favor fijate que creo que se me cayó por ahí. Dijo señalando el piso debajo de sus pies casi.
Yo me agaché y busqué la bolsita y ahí estaba. En ese momento breve, mi nariz sintió un olorcito a patas, que sentí que me hizo mojar de nuevo mis boxers. Al ver que estaba manejando acerqué con toda la confianza del mundo ya la lata de cerveza con la pajita hasta su boca. Me miró extrañado distraído manejando pero tomo así un buen trago de cerveza. Y otro más. Mientras miraba esos pelos que se asomaban desde la camisa que usaba que tenía los 3 primeros botones sin abrochar.
Miré con un deseo de tocarlo y sentirlo ( wooofff! )
Él tomó otro sorbo más largo y me dijo que la terminara yo.
– Carlos mi nombre, a propósito, y vos?.
Me dijo irrumpiendo el ruido del último sorbo que yo daba.
Me sorprendió, y quedé callado unos segundos hasta que le dije mi nombre. y agregó:
– No seas tímido conmigo, ya estamos en confianza hombre ja!
Seguimos charlando, y se me pasó volando el viaje, y ya estaba cerca de casa. Cuando estaba a punto de dirigirme a la puerta para bajar. Me dijo:
– No querés desayunar conmigo?
Enmudecí sorprendido, y siguió.. Yo vivo cerca a unas cuadras, podemos desayunar en algún lugar por allá si está abierto alguno.
– Bueno. Le dije con voz apagada casi.
– Querés? Que decís? . agregó mirándome profundamente tanto que me derretí.
– Si, dale, estaría bueno. Dije más fuerte.
Y el viaje siguió en silencio unos munutos hasta que llegamos a la zona más céntrica de ahí digamos.
– Parece que no está abierto todavía… Disculpa que te hice venir al pedo.
– No, todo bien..
– Vení a casa, si querés ahí tengo mate o café lo que más gustes.
Me puse colorado, y le dije que si.. Y pensaba que por mi quisiera desayunarlo a él.
Paramos en una casa, estacionó ahí mismo, a un costado. Parecía no había ni un alma en la calle a esa hora, debería ser casi las 6 de un día de primavera. Algo nublado, ya había parado de llover hace rato casi sin darme cuenta de lo distraído mirando a aquel hombrezote hermoso.
Bajamos sin palabras. Yo algo nervioso de ir a la casa de un desconocido y a la vez algo caliente de solo mirarlo y sentir su aroma a macho chivado.
Se dirigió hacia una puerta que daba a un pasillo, yo lo seguí. Era un pasillo largo mientras caminaba dijo:
– Yo vivo al fondo.
Abrió la puerta, y lo primero que hizo fue desabotonarse la camisa entera. Se sentó en una silla. Y mientras su olorcito a chivo y patas embriagaba mi ser, se sacó los zapatos.
Los olió y dijo:
– Apestan jaja. (Riendo fuerte). Espero no te moleste pero necesitaba sacármelos.
– Todo bien, me imagino.
Por fin hablé después de varios minutos en que lo miraba tratando de ser disimulado. Pero se dio cuenta.
– No mirés tanto que me inhibo jaja
Me puse colorado, y agregó:
– Bebé acercate dale.
Me agarró de la cintura, tocando mi cola casi, y agarró una nalga bien fuerte a esto.
– Que lindo culo! dijo con voz libidinosa. y dijo:
– Puede desayunarte esa cola bebé?
Yo dije si, bajando con la cabeza ya rojo y caliente al sentir a ese hombre hablar.
Entonces me dio un beso, y respondí casi suspirando, metió lengua y saliva y yo degustaba esa boca, mientras su barba de unos días rozaba mis labios enrojeciéndolos de tan apasionado que lo hacia.
( wow que hombre! pensé )
Yo abracé ese cuerpo, aspiré ese aroma a macho chivado que tanto me gustaba y disfrutaba acariciando su pecho y panza peluda.
En un momento bajaron sus besos a mi cuello, y fue woooff una sensación hermosa que salió un gemido. Carlos lo notó y siguió con más afán. Mientras mi pija largaba sus jugos previos.
Agarró mi mano y la puso en su bulto bastante prominente y dijo:
– Mirá bebé como tenés a papito.
Sin dejar de mirarlo lo besé. Y bajé mi cabeza a su pecho besándolo, y lamí sus tetillas, él gemía. Y con su mano enorme y pesada me iba bajando la cabeza con fuerza hacia su panza, y luego hasta casi la pelvis bien peluda. Yo casi absorbía ese olorcito a macho. Creo que lo notó porque dijo:
– Te gusta mi olor a macho? Desabrochó el botón del pantalón y bajó el cierre a esto.
Ahí abajo debe oler fiero a bolas y chota sucia. Querés sentir?
– Si papi. Le dije suspirando.
Aspiré fuerte, y puse mi nariz sobre la tela de su slip blanco, y mientras sentí su humedad también, pude disfrutar su olorcito a pija y bolas de macho riquísimo. ( como me gustaba! )
Bajé sus calzoncillos y salió disparada casi su verga bastante gruesa por cierto, con su cabeza rosada asomando debajo de su pielcita mojada. La tomé y bajé esa pielcita, estaba algo sucia, con olor a meo y pija fuerte después de un día chivando en el laburo. Pero me encantaba así. Noté que estaba largando muchísimo más líquido pre-seminal que yo wow.. Con un deseo enrome la metí en mi boca, y jugué con mi lengua degustando su juguito de macho. Era riquísimo, estaba en la gloria del placer.
Chupé mientras Carlos gemía con voz gruesa diciendo.
– Seguí bebé, que rico chupas! …Seguí que a papi le gusta… Ya casi tengo el desayuno listo para vos uf…
Mientras chupaba mi boca se inundaba de aquel jugo que no paraba de salir, entre algo salado y dulce me resultó. Y tragaba gota por gota.
Hasta que en un momento gimió bien fuerte y dijo:
– Ahí va bebé, toma la lechita de papi, tragala toda!
Y empezó a largar el primer chorro de leche que fue a mi lengua y sentí su gusto, fue el único que sentí con todo su gusto, ya que después agarró mi cabeza bien fuerte metiéndola hasta casi mi garganta mientras salía otro chorro y otro más. Bastante leche noté. y yo sin pudor la tragué toda.
Seguí chupando hasta que largo la última gota.
– Wow bebé! me encanta como la chupas! me hiciste acabar rapidísimo.
– Todo bien, a mi me encantó tomar tu desayuno recién hecho.
Y reímos.
A todo esto pensé que me diría que me vaya, y cuando estaba como preparado a irme, me dice:
– Quedate a dormir si querés, me dejaste de cama con esa chupada de pija que me hiciste! Después te llevo.
Se terminó de sacar la ropa. Y ya desnudo me dijo que lo acompañara a la habitación. Ahí me dijo:
– No seas tímido conmigo y sacate todo. Vení!
Me saqué rápidamente mientras él se acostaba, y se tapaba con una sábana. Ya en la cama me abraza haciéndome cucharita, apoyándome su pija en la raja de mi culo algo morcillona todavía.
– Woooff tenés el culito peludito, parece una conchita bebé! Creo que vas a despertar a la bestía en cualquier momento. Dijo mientras tenía los ojos cerrado haciendo un movimiento que me calentó de nuevo de apoye en mi orto. En un momento noté que casi respiraba con un ronquido suave y pensé «se durmió».
En un momento, ya dormido, siento algo atrás que quiere entrar, me despierto, mientras siento que me besa el cuello y dá mordiscos suaves. Me calenté enseguida que mi culo se movió e hice un movimiento como para abrir mi agujerito. Respondió con un gemido y escupió su mano. La paso por la raja de mi culo y el orto, metió un dedo. Y mandó más saliva y otra tanta a su pija noté.
Y así la fue metiendo de a poco con ritmo constante y sin parar de entrarla. Largué un gemido bien profundo. Él uffó un poco con placer y la metío de golpe. Gemí fuerte mientras sentía que destrozaba mi culo bien adentro. De lo gruesa que era sentía que me desgarraba el orto, pero no quería que sacara, y no lo hizo. La dejó ahí un rato quieta, mientras sentía sus movimientos casi involuntarios de su pija dura como fierro.
Entonces así de costado, cuchareando fue haciendo el movimiento de mete-saca sin sacarla del todo. Primero despacio, y en un momento me abraza hacia su cuerpo y apretándome fuerte acelera el ritmo. Mientras siento su transpiración mojando mi espalda y mezclándose con la mía.
Entonces gruñe fuerte y siento sus espasmos y como va largando más chorros de leche esta vez en mi orto, dentro mi otra vez.
– Que rico culo tenés bebé! te lo llené de leche para hacerlo mio. Me dijo.
– Soy tuyo papu. Sólo pude decir gimiendo y acabando casi al mismo tiempo.
Bufff que cogida tan rica que te dieron, que cosa tan buena es encontrarse a sementales como ese que te lleven a su cama y te hagan su putita, además que suerte ahora cada vez que tiene ese turno, te preña ese culito y te deja bien satisfecho. Que envidia me das.