El Colegio de Luis, un chico de baja estatura.
Quién diría que un chico tan pequeño como yo podría comerse algo grande.
Mi nombre es Luis, mi apellido no importa. Actualmente tengo 25 años y a mi edad he probado muchas pollas.
Mi ano ha sido follado, invadido, violado y mancillado en muchas ocasiones, definitivamente mi característica más evidente fue mi pase directo a mis más sucias aventuras, o bueno, eso creo.
Mido 1 53, sí, ya te has imaginado mi tamaño, verdad?
Mi piel siempre fue clara y suave. Definitivamente era un chico frágil. Mi cabello es negro y en aquellos días solía usar lentes.
A los 14 años, sí, ahí empezó todo. Estaba en un dilema, necesitaba una escuela para terminar mi secundaria. Tenía dos opciones, una escuela militar (Gustos de mi padre) o un colegio católico (gustos de mi madre) pero dadas las circunstancias, tuvimos que optar por la opción dos.
Desde que llegué me hice notar, no por mi tamaño, sí por mi inteligencia, digamos que era el típico nerd medio míope que sacaba buenas notas.
Había una pequeña pandilla de chicos en el colegio, todos ellos de otro curso, eran mayores que nosotros, posiblemente unos tres años mayor.
Todos eran diferentes pero a la vez muy iguales, jugaban fútbol y hacían deportes, no eran del todo malos, al parecer se llevaban muy bien con la mayoría del colegio.
Pero para este relato nos centraremos en uno solo, al menos por ahora. Recuerdo cuando me llamaron del consejo de maestros, una de las hermanas solicitó mi presencia en lo que aparentaba ser una llamada de atención, me preguntaba qué tenía yo que ver en eso.
Al parecer la pandilla estaba en problemas y sus matrículas peligraban, sus papás obviamente no podían permitirlo, pero ellos no eran tan inteligentes para compensarlo, o eso creía yo.
Mi presencia en dicha junta se trataba de algo simple, asistir a uno de ellos, ser su tutor, y de ese modo aumentar sus calificaciones.
Me asignaron a Diego, definitivamente sería el inicio de mi aventura, que no fue poca.
Recuerdo cuando su papá me llevó a su casa, quería que diera tutorías a Diego en su presencia, se la pasó todo el tiempo atacándolo “Cómo es posible que ese muchachito te esté explicando lo que ya deberías saber” le decía.
Pero al ser un señor muy ocupado nos dejó.
Recuerdo que nos fuimos a su habitación, no era tan grande pero vaya que era casi el triple que la mía.
Puso la televisión mientras yo resumía los cuestionarios para su examen, pero me molestó que durante todo el rato Diego no prestó atención a lo que le decía, siempre con la vista fija en la tv.
Sin embargo el momento tenso empezó poco después, los días de tutorías pasaban, su examen estaba próximo y Diego cada vez estaba más <a gusto> delante mi presencia.
Por cierto, Diego medía como 180, yo no le llegaba ni al cuello, su piel era blanca como la mía, salvo que él no era frágil, era atlético y sus músculos estaban definidos, no voluminosos pero sí definidos.
La última tarde de nuestras tutorías recuerdo que se acostó en la cama, quitó sus pantalones quedando sólo en ropa interior, sus pies eran enormes y su torso un lavadero, sus brazos eran al doble de cada uno y una cara de pervertido que solo su mamá podía creerlo.
Puso videos pornográficos, se tocaba cada vez más, en ocasiones salía de su habitación por agua, golosinas, dulces, cada vez que lo hacía rozaba su paquete duro contra mí.
Sentía su pene duro rozar mi trasero, en ese momento sentí cierta humillación, tener que soportar ese tipo de actitudes y concentrarme en los cuestionarios, todo eso mientras él se tocaba.
“Creo que deberías ver un poco” me dijo mientras en la tv una chica succionaba con mucha fe una polla.
Lo vi y no me pareció asqueroso, pero no me gustó del todo, giré mi cabeza y me concentré en realizar una pequeña nota de estudio para Diego, probablemente ese tipo de cosas hacían entre amigos, no lo sabía.
Pero hubo un momento en el que todo cambió para mí, me dijo nuevamente “debes ver esto” en ese momento la chica que antes chupaba una polla ahora era penetrada duramente por atrás, me impactó, no lo niego. Esa era la primera vez que mis ojos miraron el sexo anal, ¿Cómo es posible que un ano tan pequeño pueda soportar un pene? No tiene lógica.
Pero al parecer para Diego tenía mucha lógica. Tuve que limpiar mis lentes mientras Diego se reía de mí y al mismo tiempo se tocaba.
“Estoy muy duro” dijo Diego mientras se calmaba de su risa de hace un rato “¿Quieres tocar?”
En ese momento para mí todo se detuvo, ¿por qué Diego me ofrecía eso? Pero noté que su expresión e risa aún continuaba ahí tomé aire y volvía a la mesa que tenía en su habitación a terminar la nota.
“Me gusta el porno” Dijo mientras seguía viendo “Pero es mejor hacerlo que verlo”
El Día del examen de diego había llegado, el día anterior le había dado sus notas para que estudiara, con una mirada fulminante me dijo «Si no llego a pasar…»
lastimosamente para mí, Diego tenía boca de profeta, a duras penas pasó, de hecho lo hizo con la calificación más baja.
“Esto no es suficiente para salvar el año” dijo mientras me enseñaba su examen “Ahora tendré que hacer uno más”
Me sentí culpable, era como si mi reputación estuviera en juego y hubiera sido un fallo. Diego estaba enojado y molesto.
“No fue mi culpa” le dije mientras me acomodaba los lentes “Si hubieras estudiado en vez de ver tanto porn…”
Me agarró por el cuello y estuvo a punto de golpearme pero se detuvo “Hoy a las cuatro en los terrenos al lado del parque” me dijo agitado “esto lo tengo que solucionar y hay donde no llegues” me dijo mientras se iba a paso agitado.
No les negaré que esa tarde temí, pensé en las mil maneras en las que Diego me haría pagar mi supuesto error que fue de él.
Pero me armé de valor y fui al lugar, realmente estaba ,medio asustado, Diego se llevaba bien con la mayoría, no creo que me haga daño, pensé.
Eran las cuatro de la tarde cuando llegué, mi sorpresa fue ver a Diego con los demás miembros de su grupito, no me dejó llegar con ellos, en su lugar me hizo una mueca con las manos, quería que nos adentráramos más hacia los terrenos solos.
Lo seguí hasta una especie de casa media abandonada, al parecer ese lugar era usado como escondite para sabrá dios qué barbaridades.
“No sé porqué me pides que estemos aquí, sólo quería decirte que el error fue tuyo y solo tuyo, yo no tuve nada que ver con tus malas notas” le dije serio.
Pero él no me prestaba atención, al contrario, se adentraba más en la casa que viéndolo bien, no era una casa, sino un pequeño cuarto sin techo mas que sólo las paredes.
“Es aquí” dijo cuando había llegado auno de los extremos del cuarto “Ahora sí me tienes que pagar”
“tal vez no querías que ellos vieran que te daba dinero “ le dije mientras sacaba mi billetera.
“No” Me dijo serio mientras me puso ambas manos en los hombros y de un solo movimiento hizo que me arrodillara quedando mi cabeza a la altura de su entrepierna.
“Mas te vale que lo hagas bien o de lo contrario sí te irá mal” me dijo mientras quitó su cinturón y abrió la bragueta de sus pantalones “Me dijiste que debí poner atención a tus apuntes… ahora yo te digo que debiste poner atención a los videos”
En ese momento, yo sabía que lo que tenía que hacer tenía algo que ver con los videos sexuales que miraba, pero yo no era mujer y tampoco quería ser una.
“Porqué conmigo” Le dije mientras bajé la mirada.
Con su manota me levantó la mirada me dio un par de palmadas leves en la mejilla y me dijo “porque tu trasero es suave y eres un tonto” bajó su ropa interior y emergió de él un pene recto y venudo “Chupa”
Lo miré a los ojos y por la expresión que me hizo sabía que era mejor no protestarle.
“date prisa que me están esperando” me dijo mientras con su mano movía su pene para arriba y para abajo “¿O quieres que ellos vengan también?»
Bajó sus pantalones y el bóxer hasta sus tobillos y subió su camisa a la altura del pecho. Agarró mi cabeza y la restregó contra su pene, pude oler toda la zona de su entrepierna, el olor que emanaba no era incómodo pero sí que era muy peculiar, su pene era un todo más oscuro que el resto de su piel, los huevos también eran de un color ligeramente oscuro, ningún vello púbico en el área.
Tenía un prepucio que cubría la mitad de su glande y una venas enormes que abrazaban toda su zona genital.
Lo tomé con mis manos sin saber que hacer o como empezar, él lo notó y me dijo “abre la boca” con miedo abrí mi boca y metió su pene.
Lo empujó hasta mi garganta, sentía que me ahogaba, lo sacó sólo para meterlo nuevamente, no sabía a nada, más que sólo piel suave y tersa que entraba y salía de mi boca.
“Donde uses los dientes te puedes ir despidiendo uno por uno de ellos” me dijo mientras sacaba y metía su pene en mi boca, mis lágrimas ya estaban presentes.
“¿Quieres jugar algo divertido?” me dijo mientras sacó su pene de mi boca, este escurría toda mi saliva “Ahora imagina que es una paleta helada” hizo que sacara mi lengua y lamiera cada parte de su pene “no te irás hasta que hayas lamido muy bien” me dijo.
Mi cabeza estaba funada, no tenía nada que pensar salvo que no podía creer que estuviera lamiendo un pene, era intimidante hasta cierto punto. Su pene recto había lastimado mi garganta y ahora como premio por eso debía lamerlo.
“No te olvides de los huevos” me dijo mientras me tomó por el cabello y restregó mi cara en sus huevos, pude olerlos, estaban colgando como dos pelotas atrapadas en una bolsa de pelea.
“tienes que lamerlos bien” me dijo mientras hacía que con mi lengua recorriera cada uno de sus huevos.
En ese momento puso una mano en mi barbilla y otra sobre mi cabeza “abre la boca y no uses los dientes, respira profundo que de esto depende que salgas bien de aquí” me dijo y volvió a meter su pene en mi boca y lo hizo llegar hasta el fondo, lo sacó sólo hasta mi lengua y volvió a meterlo, lo sacó y lo metió, lo volvió a sacar y lo volvió a meter, de pronto lo hizo muy rápido.
Sentía que me estaba violando por la boca, tenía intenciones de morderlo, pero no seamos tontos, si lo mordía seguramente sería el último día de mi vida, su gran tamaño me superaba.
Sólo podía pensar en la mujer del video ¿por qué ella lo disfrutaba tanto? O tal vez solo fingía complacerlo mientras todo terminaba, eso debía hacer, complacerlo hasta que todo terminara.
Agarré su pene con mi mano e hice exactamente lo mismo que la chica del video, tomé la iniciativa y sin querer queriendo o queriendo con querer terminé dando la primera mamada de mi vida.
«A esto me refería» Dijo Diego mientras empezaba a contraerse como pez fuera del agua “Sigue así pero hazlo en la cabecita… en la cabecita sí”
Hice lo que me pedía, todo con tal de terminar con esto lo antes posible, el ritmo aceleraba más y más, ya habían pasado doce minutos desde que su pene desvirgó mi boca.
Diego se contraía más y más, su glande ahora estaba rojo, un rojo muy intenso comparado al rosa del inicio.
“Quiero que continúes así y por nada del mundo lo saques de tu boca” me dijo y cada una de estas palabras parecía una súplica hacia mí, realmente no sabía porqué lo decía hasta que…
Un líquido caliente llenó mi boca, mi primera opción fue abrir mi boca y expulsarlo, tuve miedo estaba caliente y era abundante, pensé que era orina pero algo no cuadraba, estaba viscoso y muy espeso.
Abrí mi boca sólo un poco con la intención de ver, un pequeño chorro blanco cayó en mis manos, muy blanco y viscoso, se enfrió justo al momento de tocar mi mano, al parecer sólo se mantenía caliente en mi boca.
El olor de eso era fuerte, no quise olerlo más.
“Porqué abriste la boca” me dijo enojado.
No podía responderle, todavía tenía ese líquido en mi boca, no sabía si tirarlo o tragarlo.
“un error más” dijo Diego mientras sacaba su celular “Ahora tienes que pagar por eso también, abre la boca y no tires nada”
Abrí mi boca y acercó su pene que todavía estaba erecto y sin darme cuenta me tomó varias fotografías con su pene en mi boca y mi boca escurriendo, del susto terminé tragando todo.
“Sí justo eso” dijo mientras una pequeña risita salió de su boca.
Limpié mi boca lo más rápido que pude y él hizo lo propio, al salir del lugar traté de reclamarle porqué de las fotografías.
“En realidad son dos fotos y un video” me dijo tan campante “Esto es para que no lo digas con nadie y para asegurarme que habrá una segunda vez”
“¿Una segunda vez?” le dije asombrado
“Sí, no tenía intenciones de repetirlo pero me sacaste la leche de una manera que no esperé, así que quiero una segunda vez… y una tercera” dijo mientras llegábamos con los demás.
Al llegar todos me miraron y yo sentí que aún habían rastros de líquido en mí, no dijeron nada pero Diego al parecer con su mirada lo dijo todo.
Ni siquiera me despedí, caminé hasta mi casa sin saber que ese día empezó todo, a partir de ese día mi vida sería diferente y que mi boca tendría que prepararse para lo que venía y no solo mi boca debía hacerlo… sino que todo mi cuerpo.
como continua