El Colegio de Luis, Un chico se Baja estatura 2 «Por partida doble»
Quién diría que un chico como yo, sería capaz de comerse algo grande y por partida doble..
Desde la última vez que había tenido ese momento con Diego las cosas no fueron <fáciles> de manejar, básicamente porque me sentía avergonzado.
Recuerdo muy bien el día siguiente después de que por azares del destino terminé con su pene en mi boca, la forma en la que me había usado, como terminó en mi boca y de un susto tragué todo su semen, que hasta ese día, desconocía.
No era un pendejo obviamente, tenía 14 años, un niño no era, pero digamos que mi cuerpo no me ayudó lo suficiente.
Como les conté, soy bajito, 1.53, blanquito, nerd, míope, pero aún con eso sabía muy bien lo que había hecho.
Podríamos decir que lo difícil para mí fue asimilarlo.
Recuerdo muy bien el día siguiente después de la primera vez que sin querer queriendo o queriendo con querer, se la chupé.
Como les conté, yo estudié en un colegio católico aunque nosotros, los alumnos, de católicos no tuviéramos nada jaja.
Recuerdo cuando entré al colegio muerto de la pena deseando no querer encontrarme con Diego, pero para mi mala suerte, al poco de haber entrado sentí un ligero golpe en mi espalda y un brazo me rodeó por el cuello y hombros, era él.
En ese momento me quería morir. Morir de la pena, la vergüenza o no sé que era, el tipo ahí estaba y parecía como si lo del día anterior para él hubiera sido muy normal.
“Sólo te cuerdo que tengo un examen más que pasar, mi papá no quedó muy contento con mi resultado… esta vez tengo que pasar” me dijo mientras su grupito de amigos reían entre sí.
Me sentí más extraño, no lo niego, más por la forma en la que sus amigos me miraban y se reían, me sentía desnudo, expuesto, no sabía como describirlo en aquel momento, pero por causas obvias y estando mi reputación en juego con las hermanas del colegio, tuve que ir.
Iba con la intención de aclarar todo, pero el papá de Diego me resultó intimidante.
Pero como era de esperarse… se fue.
Ni bien cruzó la puerta de la salida, Diego cerró sus libros y se fue directo a su habitación “Trae los libros” me dijo sin voltearme a ver.
“Soy tu sirviente claro” pensé agarrando todos los libros y llevándolos a su habitación.
Cuando entré fui directo a su escritorio que realmente no lo usaba para nada más que sostener libros, cuando volteo a verlo ya estaba sin pantalones, sin zapatos y sin camisa, nada más que Boxers y calcetines.
<aquí vamos otra vez> pensé y quise salir.
“¿A dónde vas?” me dijo mientras me cerró el paso y de paso cerró su puerta con seguro.
Para resumirles un poco, esa tarde terminé mamando nuevamente el pene de Diego. Sí, lo hice otra vez.
Nuevamente me pidió que no tirara su semen, nuevamente me pidió que masajeara su glande con mi lengua, nuevamente hizo que me tragara su pene hasta donde mi garganta lo permitiera,
Lo que me dio coraje en ese momento fue que Diego ni siquiera tenía que esforzarse en pedírmelo. No les niego que su altura me resultaba un poco humillante, como les dije la última vez, yo no le llegaba ni al cuello.
Pasaron dos veces más en las que las cosas se repitieron exactamente igual. Ir a su casa, estudiar un poco con su papá, él se iba y no pasaban diez minutos después que su papá se fuera para que yo estuviera con un pene largo y venudo en mi boca.
De hecho, la última vez que se la chupé a Diego, noté que ya estaban saliendo vello púbico en su zona genital.
La primera que se lo hice noté que no tenía ninguno, no sé por qué les estoy diciendo esto jaja o bueno, sí sé por qué.
Faltaban dos clases más de tutorías antes que Diego hiciera su examen para poder salvar su clase y conservar su matrícula.
Estábamos en su casa, me extrañó que Diego no me llevó a su habitación, de hecho su papá tampoco estaba… pero sí su mamá.
Ella era la típica señora de telenovelas, estilizada y con ademanes típicos de señora realizada. Se paseaba de extremo a extremo hablando con el teléfono de la casa, y de pronto alguien llegó.
La trabajadora de la casa abrió y a lo lejos pude distinguir la figura de un hombre que se iba haciendo más joven cada vez que se acercaba. Al inicio pensé que era algún hermano de Diego, pero para mi mala suerte lo reconocí cuando llegó a la puerta que daba a la sala, era Fernando, uno de los amigos de la pandilla de Diego, traía un cuaderno en la mano.
“mi papá me dijo que aquí había un tutor de matemáticas” dijo hablándole a la mamá de Diego.
La señora me miró y me congelé, a pesar de que ella se miraba tranquila y amable sus ojos eran filosos.
“Será después de mí” dijo Diego “Porque si no salvo la materia me mata”
La señora le hizo una mirada irónica a Diego e invitó a Fernando a sentarse con nosotros, durante ese rato la cosa no cambió mucho, ella seguía paseándose por la sala con el teléfono, Diego y Fernando se reían y yo de tonto esforzándome en tutoría doble, y sin paga.
Pasó media hora después de eso, la señora se fue advirtiendo que tenía cosas importantes
“Sí como no” Dijo Diego también irónico.
Ambos tiraron los cuadernos en un rincón de la mesa y subieron a la habitación de Diego, cuando estaban subiendo escuché de nuevo la voz de Diego que me dijo “Trae los libros”
Curiosamente agarré el cuaderno de Fernando y lo revisé, bueno me alegró un poco que al menos este tipo sí estuviera haciendo lo que le dije sobre matemáticas.
Cuando llegué a la habitación lo primero que vi fue a ambos tumbados sobre la cama, un gran tazón de golosinas y videojuegos para elegir.
“Bueno, yo me voy” Dije sabiendo que estos dos lo menos que harían sería estudiar.
“No” me dijo Diego sin siquiera voltearme a ver “Todavía falta que revises las notas para el examen, tienes que hacer una guía práctica para poder estudiarla, no creerás que leeré todo lo que escribí” dijo.
“Si claro, soy tu esclavo” pensé mientras los dos jugaban.
Bueno, les voy a presentar a Fernando, él es de la misma estatura de Diego, tal vez un centímetro más o quizá sea su cabello.
A diferencia de Diego, él si tenía músculos, él es el prototipo de hombre grande pero no gordo, definido más que Diego, eso sí.
Su piel era ligeramente más apagada que la de Diego pero más serio que él, como han notado, desde que llegó hasta este punto, no me había hablado, sólo se había limitado a escuchar lo que yo le decía sobre las matemáticas.
Durante los minutos pasaron noté algo ligeramente familiar, tanto Diego como Fernando se tocaban cada uno su entrepierna.
De hecho, ambos lo hacían de manera descarada, aunque si de descarados hablamos, como Diego no hay otro.
Noté como Diego se levantó y le puso seguro a su puerta, justo en ese momento temí, se los juro que temí.
“pásame la soda” me dijo Diego mientras tecleaba un botón “Trae dos” me dijo mientras se seguía tocando cada vez más y Fernando hacía lo mismo.
Con ambas sodas en la mano me acerqué mientras Diego tan quitado de la pena dijo “¿Quieres tocar?”
Me ruboricé, me sentí expuesto nuevamente y muy avergonzado con Fernando.
Mi intención fue salir pero la voz de Diego nuevamente me detuvo “Este calor me está matando, deberías abrir las ventanas»
No sé por qué lo hice pero fui a abrir las ventanas y una brisa fresca me alivió en mi rostro.
“¿Podrías ayudarme a quitar los zapatos?” me dijo mientras estiraba los pies “Si lo hago yo voy a perder el juego”
Que explicación tan absurda dije, pero como he dicho, no sé si sea por mi baja estatura pero me parecían intimidantes ambos.
Sintiéndome humillado y sin remedio fui hasta Diego y le quité los zapatos, Diego tenía los pies grandes.
“También quítaselos a él” me dijo mientras señaló los zapatos de Fernando
Esto ya era demasiado, pero algo sentí en ese momento, tal vez fue un impulso pero hice exactamente lo mismo, me arrodillé y le quité los zapatos a Fernando quién también tenía los pies grandes.
No había terminado de quitarles los zapatos a ambos cuando nuevamente Diego habló “También las camisas y los pantalones”
Nuevamente me sorprendió que Diego dijera eso estando Fernando presente, pero sabiendo que Diego era así de degenerado… lo hice.
Primero fui por Diego, subí su playera y la quité mientras él seguía tecleando los botones, luego lo hice con Fernando, él llevaba una camisa de botones.
Cuando era el momento de quitarle los pantalones a Diego soltó más palabras “No sé porqué te pones tan tenso, sabes muy bien que siempre me quito la ropa cuando estudiamos” dijo mientras yo abría la bragueta de su pantalón y comenzaba a bajarlo dejándolo únicamente en ropa interior.
Cuando estaba quitando el cinturón de Fernando mi mano tembló, Diego lo notó y nuevamente habló “No estés nervioso” me dijo mientras yo quitaba la bragueta del pantalón de Fernando y también comenzaba a bajarlo “No verás nada que no hayas visto ya”
Lo que pasó después me tomó por sorpresa, bueno no tanto.
“¿Podrías mamarnos?” Dijo Diego tan descarado que me hizo temblar ¿Porqué temblé? Porque estaba Fernando ahí además lo que dijo después me hizo confirmar lo que siempre temí, al parecer los amigos de Diego ya habían visto.
“No harás nada que no hayas hecho ya” Dijo diego mientras se quitó el Boxer dejando al descubierto su pene tan largo, recto y venudo que ya conocía muy bien.
“Además, Fernando quiere probar como lo haces y más vale que lo hagas bien porque le di buenas referencias… sólo quítale el Boxer y empieza, no nos hagas esperar”
Yo estaba temblando de los nervios, si ya se me hacía difícil mamar un pene ¿podría con dos?
Al ver que no me movía, Diego se paró me tomó de la mano y me la puso en el pene de Fernando que ya estaba semi erecto.
Con pena pero con el mismo impulso de siempre le bajé el boxer a Fernando, su pene empezó a endurecerse hasta que quedó totalmente erecto a mis ojos, también era de un tono ligeramente oscuro a su tono de piel y sus huevos también colgaban como los de Fernando.
Se formaba un pequeño camino de bello púbico en el cuerpo de Fernando que empezaba desde su ombligo y terminaba en su ingle. Él tenía vello púbico pero no era tanto, un poco más que Diego al que ya le había crecido un poco más desde la primera vez que lo hicimos en aquel cuarto baldío.
“Bueno no perdamos el tiempo” dijo Diego y de inmediato y sin avisarme metió su pene en mi boca y empezó, literal, a follarme por la boca, como siempre me lo hacía.
No sé porqué lo hice pero mientras Diego me metía su pene por la boca, una de mis manos agarró el pene de Fernando, estaba curvado hacia arriba, tenía más prepucio que Diego y estaba más grueso, parecía como si vibrara en mi mano.
Después de un tiempo Diego me la sacó y empujó mi cara hacia la zona genital de Fernando y me la restregó . también tenía un olor peculiar que no era molesto (tiempo después supe que el olor está ligado al ph de cada uno)
La mano de Fernando agarró su pene y lo metió en mi boca, sí, Fernando fue el dueño del segundo pene que invadió mi paladar, llenaba mi boca más que Diego, tampoco tenía sabor más que a piel tersa. No llegaba tan profundo como la polla de Diego pero baya que podía sentir la presión.
“Chúpale los huevos” Dijo Diego mientras se masturbaba al vernos “Le he dicho que es uno de tus puntos fuertes”
¿Desde cuando soy bueno chupando huevos?
Al paso de los minutos ambos estaban de pie frente a mí, desnudos y con los penes muy erectos, rojos y húmedos por mi saliva, mientras uno me follaba la boca el otro lo frotaba en mi cara para después cambiar de lugar.
Ya estaba acostumbrándome a sus ritmos cuando dijo “Hay que intentar hacer una doble”
¿Doble qué? Me pregunté con miedo, pero antes que mi cerebro lo procesara ya tenía a los dos uniendo sus penes y forzándome a meterlos en mi boca al mismo tiempo, no sé como pasó, no sé como fue posible, pero logré meter ambos penes en mi boca, al menos unos centímetros de cada pene.
Ambos se rieron “Te dije que era una cajita de sorpresas” Dijo Diego riéndose.
“Se ve que le gusta mucho” Dijo diego mientras me hacía tragar su pene nuevamente.
“¿Por qué no nos haces lo de siempre” Dijo Diego mientras ponía su pene en mi boca “Eso cuando agarras mi pene y me haces acabar”
En seguida supe a qué se refería Diego, así que tomé ambos penes, uno en cada lado y comencé a mamarlos por relevos, mamando y masturbando, noté como sus penes se ponían más duros y sus glandes rojos.
Las venas del pene de Diego ya estaban a punto de reventar y Fernando empezaba a retorcerse como pez fuera del agua. Noté que Fernando y Diego llegaban al orgasmo de manera diferente, Diego se contraía un poco mientras que Fernando se retorcía un poco.
Pude sentir un ligero sabor dulce en ambos penes, un líquido transparente emanaba de ellos, al inicio pensé que era semen, pero estaba equivocado.
Ambos siguieron follándome la boca y la garganta luego de eso sentí como Diego terminó dentro de mi boca, esta vez su semen no tenía sabor, estaba un poco líquido, sabía que a Diego no le gustaba que lo tirara, preferí tenerlo en mi boca esperando que él me dijera qué hacer.
“Métesela y termina” Diego le Dijo a Fernando y rápidamente metió su pene con el semen de Diego aún en mi boca.
Fernando me follaba tan salvaje que tragué todo el semen de Diego y de pronto nuevamente recibí otra carga de semen caliente, estaba espeso e igual de viscoso que el de Diego, el sabor era ligeramente dulce aunque muy ligero, mi lengua aún masajeaba el glande de Fernando y esta seguía retorciendo producto de la sensibilidad.
“Pufff” dijo Diego y se tiró en la cama seguido de Fernando, estaban sudando y sus penes volvían a estar flácidos poco a poco.
“Sólo límpiate como de costumbre y te puedes ir” Dijo Diego, básicamente era lo que hacía después de mamarlo “Sólo no digas nada y hablamos en el colegio” dijo mientras tomaba aire.
Salí de su casa sintiéndome como la primera vez, expuesto, desnudo y utilizado ahh y sin mencionar la doble ración de semen que ahora viajaba por mi garganta que seguramente llegaría a mi estómago.
Me pregunté ¿qué pasará cuando vuelva a encontrar a Diego en el colegio?
Serie: Luis, un chico de baja estatura.
como sigue