El comienzo con 412
Un reo de 17 años llamado Maikel, delgado y bajo pero muy fuerte. Un gendarme recién egresado. ¿Qué podría salir mal? PD: i’m back..
Con 22 años recién cumplidos y egresado como Gendarme, comencé a trabajar en un centro penitenciario destinado a recibir hombres desde los 16 años de edad. No era el trabajo de los sueños de nadie: jornadas largas, un sueldo regular y por sobre todo, un ambiente muy, muy hostil, como en cualquier cárcel del mundo. Sin embargo, me daba estabilidad y una posibilidad de poder subir de rango en menos de 5 años.
Pasaron aproximadamente unos 6 meses desde mi ingreso; me adapté rápidamente, comprendía las dinámicas de comportamiento, el lenguaje y forma con el que se expresan los reos y otras cosas.
Se acercaba la navidad. Contrario a lo que se cree, no suele ser una «noche de paz»: no en una cárcel. Los reos se comportaban más agresivos que de costumbre; muchos debido a la frustración de no poder estar con sus familias, a otros nadie los visitaba y a quienes si, solían ser delincuentes que intentaban pasar droga, teléfonos o armas hacia la cárcel. También estaban los que aprovechaban esas fechas y visitas un poco mas extensas que de costumbre para pasar un rato agradable con sus parejas… Ya saben.
Es en este contexto que llega el día 23 de diciembre.
Recuerdo cada minuto de aquel día que marcó el inicio de una seguidilla de acontecimientos que terminaron por ser la mejor época que pude tener en la cárcel. Maikel, un chico de 17 años (aunque por su estatura aparentaba menos), esperaba ansioso la visita de su familia. A eso de las 2 de la tarde, se enfrasca en una riña con otro reo. ¿El resultado? Ambos a aislamiento y sin posibilidad de recibir visitas por 1 mes. El escándalo fue descomunal; gritos, golpes de puño y, según uno de los reos, un arma. Pese a su tamaño era muy fuerte, así que lo tuvimos que reducir entre 3 personas. Posteriormente fueron traslados a cuartos de control separados para la inspección de rutina en caso de peleas que involucraban armas. Una vez dentro le pedí que se quitara toda la ropa (como parte del procedimiento), cosa que hizo sin mayor objeción, pues ya estaba habituado.
Apenas se quitó la camiseta pude ver un torso delgado y bastante marcado — propio de la edad — totalmente lampiño y con algo de pelo en las axilas. Brazos fuertes, con algunas marcas de peleas anteriores. Luego dejó caer el pantalón. Yo miraba atentamente de arriba a abajo. El estaba concentrado en lo que hacía. Dejó al descubierto unas piernas un poco más anchas en relación a su torso. Llevaba un bóxer blanco que le quedaba algo suelto, se veía bastante usado, pero se alcanzaba a marcar un bulto. Apenas comenzó a bajarlo, todo empezó a ir en cámara lenta; una mata de vellos lisos del mismo castaño oscuro que su cabello se asomó por sobre la cinta del bóxer; seguido, un miembro de un tono canela muy claro, apenas un poco más oscuro que el resto de su piel; totalmente liso, sin venas marcadas ni absolutamente ninguna imperfección, sin circundar. Alargado, de unos 10 centímetros, totalmente flácido. Sus testículos colgaban prominentes incluso por debajo de su miembro, uno ligeramente más abajo que el otro. Mientras se quitaba todo el bóxer por debajo de los pies, su hombría se balanceaba de un lado a otro. Tomó sus ropas del piso y las dejó sobre un mesón detrás de el y se incorporó con las brazos extendidos a los lados.
Sentía que habían pasado horas, pero todo eso había ocurrido en menos de un minuto. Su cuerpo era el de un chico delgado común y corriente de 17 años. Un miembro de buen tamaño, pero nada del otro mundo. Su rostro, en cambio, era una cosa distinta y me explico: no era un rostro perfecto; tenía un par de marcas en una de sus mejillas, pequeñas cicatrices de cortes; un poco de ojeras y sus labios eran rosados, pero se notaban secos. Tenía cejas muy pobladas aunque tenían una forma bonita. Sus ojos, que eran de color café claro, se veían cansados para su edad. Pestañas largas y también pobladas, atípicas en un varón. Su mandíbula no alcanzaba a ser una cosa prominente aunque se marcaba un poco; y de alguna forma, todo su rostro cerraba en una forma redonda y poco alargada que mezclaba la piel tersa y estirada propia de la adolescencia con una mirada un tanto cansada, incluso triste, y facciones que eran fuertes y suaves al mismo tiempo.
La imagen que tenía era para contemplar. Desgraciadamente, me arriesgaba a quedar expuesto, así que en un tono amable le pedí que se girara. El lo hizo, dejando a mi vista un trasero pequeño y redondo, muy firme. Sin que se lo pidiera pero como ya conocía el procedimiento, se agachó y separó sus nalgas con ambas manos. Por unos segundos puder ver su ano rosado, con algo de pelo (liso como su pubis) en la zona baja. Dios, se veía tan cerrado, tan…
– Listo 412 (Teníamos prohibido llamarlos por su nombre, aunque yo conocía el suyo y el el mío). Ya puede vestirse.
Un silencio un tanto incómodo se hizo mientras se vestía. Yo solo observaba cada uno de sus movimientos, deseando ver su cuerpo desnudo por más tiempo.
– Y ahora — dijo con cara de resignación.
– Calabozo tres días y sin visitas por un mes — respondí con algo de pena. Y era algo genuino. Más que mal era un chico joven, no nos llevábamos más de 5 años pero estábamos en circunstancias muy diferentes.
Lanzó algunos improperios al aire, reprochandose él mismo su conducta y las consecuencias; esta navidad no podría ver a su familia y por un mes no recibiría visitas. Así, lo escolté hasta el calabozo N°7. Eran un total de 10; todos eran celdas completamente cerradas, con una cama incómoda, sin colchón y un baño que solo funcionaba en 2 ocasiones durante el día. De la misma forma, solo recibían alimentación en dos ocasiones; desayuno y merienda. Para desgracia de 412, ambas ya habían sido repartidas. Entregado a su infortunio entró en la celda, cabeza gacha. No me dirigió más la palabra ni yo a él, aunque sentí lastima y quise dedicarle unas palabras de aliento, no lo hice. Cerré la puerta que era metálica pero delgada y me retiré. Mientras caminaba el pasillo de vuelta a la unidad, en mi cabeza solo daba vueltas una idea…
Como sigue?
Ya está publicada la segunda parte! Y está pendiente de aprobación la tercera:)