Él de cinco y yo de 33
Un peque y un degenerado, ¿qué podría salir mal?.
Hola a todos, hace mucho que no vengo aquí a contarles mis aventuras…
Me llamo Sebastián, soy un hombre de 33 años actualmente, y soy una persona común, simple, trabajo como informático pero lo que nadie conoce de mí es que detrás de la fachada de un hombre sencillo, se encuentra un inmundo degenerado que disfruta de fornicarse niños, que consume videos tiernitos de cómo padres se aparean con sus hijitos, de como tíos manosean a sus sobrinitos, es lo que más me excita en el universo.
Hace unos años pude tener mi primera relación sexual con dos chiquilines de 9 y 10 años, que lo conté aquí en el relato titulado: “Mi primera vez con dos prostitutos de 9 y 10”, seguí con mi hermoso viaje a Cuba donde tuve la fortuna de violar a un pequeñito de 7 años, le destrocé el ano y lo dejé inconsciente en el piso, fue maravilloso, entre otras historias.
Mis relaciones con los chiquilines, exceptuando una, todas fueron de pago y es un servicio muy costoso, es realmente un lujo.
Por el bien de mi salud mental y de mi billetera empecé a mermar con el consumo de esta carnecita tierna tan noble y rica.
En la vida real soy heterosexual pero mis experiencias tiernas fueron mayoritariamente con varoncitos porque ellos toleran más el dolor, las niñas en cambio son más delicadas y no me generan tanta confianza.
Empecé a buscar mujeres de 18 años, pagas obviamente porque es más fácil, y tuve encuentros pero no tan ricos… fue una decepción total.
Estaba con una abstinencia total, no podía más, así que me comuniqué con mi amigo el que me consigue a los niños y para sorpresa mía no tenía ninguno disponible.
Fue ahí cuando entré en desesperación, no sabía qué hacer, vivía a pajas y a prostitutas que no me hacían sentir lo mismo que la carnecita nueva…
Unas horas después recibo un mensaje de mi amigo que decía que tenía un pequeñito para mí, casi se me sale el corazón de la felicidad aunque cuando me contó lo que era, no me entusiasmó tanto…
Resulta que era un nene de… CINCO AÑOS. No era lo que quería la verdad. Y muchos se preguntarán pero cómo, ¿no te excitan de esa edad?
Y yo les cuento, hay edades que están bien para la fantasía pero en la práctica las mejores edades son de 9 a 12. A esa edad ya entienden lo que es el goce, son conscientes de lo que hacen y lo disfrutan. Los más chicos a veces se pueden hacer caca o les da ganas de hacer pipí antes de ser penetrados, les metes la verga en la boca y no saben qué hacer o se quejan mucho, y los peores son los que no tragan la lechita.
En Cuba, como ya les conté, le hice él amor muy fuerte a uno pero esas son cosas que únicamente pueden hacerse allá porque aquí tendría un montón de problemas…
Mi amigo me envía dos fotos del pequeñito, Misael se llama, tiene nombre de gatito, hermoso, una piel blanquita, una cara maravillosa redonda, una pancita hinchada y unas piernitas blancas sin ninguna mancha, carne más nueva… ¡imposible!
Algo que muchos no saben es que los peques que hacen encuentros generalmente trabajan los fines de semana y no suelen tener muchos clientes al día, no por falta de demanda sino porque sus potitos no aguantan tanto.
Terminé por aceptar el turno y esperé al viernes a la tardecita con muchas ansias para ir a verme con mi pequeño Misael.
Llegó el maravilloso día, tenía los huevos llenos de leche, la verga durísima, me tuve que calmar un poco porque sino me iba a terminar pajeando y no era la idea.
Fui a encontrarme a donde siempre con mi amigo y me recibió muy cálidamente.
–¡Hermano! ¿Cómo estás? – Me dijo al verme.
–¡Muy bien, ansioso! Jaja, ¿dónde está el peque? – Pregunté rápidamente.
–Se está aprontando pero también pidió que te higienices antes.
Me fui al baño con una toalla y un jabón de hotel que me dio mi amigo, me lave ella verga, los huevos y el culo para que Misael chupe todo sin chistar.
Después de finalizada mi higienización vuelvo al salón donde estaba mi amigo… cuando de reoriente aparece el hermoso Misael.
Cinco años, una belleza, su pelo, su sonrisa con dientes chuecos con grandes espacios entre ellos, emanaba sexo por sus poros y pensar que a estuve a punto de no aceptar.
–Bueno Sebas, acá está Misael… – Dijo mi amigo.
–Holaaaaa. – Me dijo Misa con su vocecilla de bebé
Era hermoso, perfecto, mucho más rico que por fotos.
–Hola, Misa, ¿cómo estás? – Lo saludé muy entusiasmado.
–Bueno, amigo. Ya pueden pasar al cuarto. – Me confirmaron.
Fuimos con Misa de la manito hasta el cuarto, estaba la cama bien preparada, con una toalla, condones y lubricante.
–Bueno… Misa, qué lindo nombre…
–Jiji, gracias. – Respondió tímidamente.
–Ahora vamos a jugar a los novios y a que le das besitos a mi amigo?
–Qué amigo?! – Preguntó Misael.
–A él… – Respondi señalando mi pija.
–Aaah, a tu verga, papi… Claro que sí. – Me dijo Misa.
No lo podía creer, que excitante que una palabra tan sucia salga de la boca de un bebecito como Misael, estaba anonadado.
–Sí, amor. Mi verga. Te gusta hacer qué con las vergas? – Pregunté curioso.
–Mamarlas, papi… jiji – Me respondió el bebecito.
–A ver cómo lo haces. – Le respondí y le ofrecí mi de dedo para que me muestre.
Misael mamó mi dedo índice derecho, sabía lo que hacía, chupaba como un angelito divino. Definitivamente la iba a pasar genial esa tarde.
Empecé a quitarme la ropa, ya tenía la verga hinchada, llena de precum, pegajosa y con las venas bien marcadas.
Misael en ese instante quiso quitarse la ropa pero lo detuve, quería quedarme desnudo yo primero frente a él.
No hay nada más rico que quedarse desnudo ante un niño aún vestido, es una forma de decirle que será penetrado y que no tiene escapatoria.
Misa me vio todo desnudo y sus ojitos se abrieron y con mucha felicidad nos fuimos a la cama.
De a poco fui desnudando a Misa, quite su camiseta, sus pantalones, y lo dejé únicamente con sus pequeños interiores azules y blancos con dibujos de Paw Patrol, hermosos.
Misael empezó a besar mis abdominales, pasaba su lenguita hermosa por mi cuerpo, me recorría todo. Miraba siempre a mi cara buscando mi aceptación, yo disfrutaba de sus labios hermosos.
La boquita del bebé se acercó a mis pezones, me mordió tímidamente el izquierdo y yo lo tomé de la nuca para preguntarle.
–Bebé, cuántos años tenés?
–Cinco papi, y tú? – Me excitó muchísimo la rectificación de su edad.
–Yo 33, bebé. Soy tu papi.
–Qué rico papi, de verdad??
–Sí amor, de verdad.
Misael empezó a chuparme la pija, de a poco se la iba metiendo en su mini boquita. Sabía cómo poner sus labios para no lastimar, sabía como mover su lenguita. Cada movimiento de su boquita me llevaba al paraíso.
–Glup, glup, glup…
Ese sonido fan característico de la mamada se mezclaba perfectamente con mis gemidos que me provocaba la boquita de mi nuevo bebecito.
La chupaba increíble, yo con mis dedos pulgares acariciaba mis pezones que los tenía durísimos.
Tenía miedo de venirme en la boquita de Misael sin antes penetrarlo así que se la quité de la boca,le pedí que se pusiera boca abajo y empecé a mamar su culito.
Cuando abrí y vi ese botoncito rosado, tan perfecto casi me desmayo, metí mi cabeza, saqué la lengua estando adentro y lamí ese hoyo como si no hubiese un mañana.
–AAaaahhh, aaaah!!! Aaaaaggghh…
Misael tenía un culo espectacular, parado, blandito, suave como la seda, el mejor culo que mamé en mi vida.
Chupé su cavidad anal por un tiempo, penetré ese año con mi lengua, mientras Misael movía su culito buscando se cogido por mi lengua.
Tenía la verga durísima pero me recosté nuevamente y el bebito entendió todo, empezó a chuparme la verga nuevamente. Obvio que no se la metía toda en la boca pero sí la gozaba.
En ese momento levanté mis piernas y ofrecí a Misael mi culo peludo de macho para que le pase su lenguita de bebé.
No lo dudó ni un instante, empezó a lamer, lamer y lamer. Su lenguita acariciaba mi ano de macho y me volvía loco.
–UUUUHHHH, BEBÉ QUE RICO QUE LO HACES… – Decía yo entre gemidos.
Mi verga me pedía entrar en el culo de Misael, estaba desesperada y prácticamente tenía vida propia.
–Bebé, vamos, en cuatro. – Le dije.
Terminé de quitar sus pequeños interiores, me puse el condón y le pedí a Misa que le diera un besito antes de enterrarsela.
En cuatro abrió sus nalguitas y empecé a culearlo como si fuésemos dos animales.
Empecé a montar al bebecito como un degenerado, un culo estrecho, hermoso, valía cada centavo.
–AHHH SIII MI BEBÉ. QUÉ CULO!!!!
–Sii papi, siii, así, que rico!!!
Misael tenía su pequeño pito erecto, parecía un dedo meñique.
–Qué rico que lo hacemos, papiii, siii…
El peque estaba extasiado, nos llevábamos impecable en la cama.
Estuvimos en cuatro unos largos minutos hasta que Misa me pidió si me podía cabalgar… y los deseos de un bebé así son ordenes para mí.
Me recosté en la mitad de la cama con la pija totalmente dura como roca y Misa vino, abrió sus nalguitas y empezó su cabalgata.
¡Cómo cabalgaba ese bebito! Años sin que me hiciesen algo parecido.
Yo estaba a punto de estallar, estaba todo sudado, excitado, mis pelos mojados de tanto sexo que el culito de Misa me estaba regalando.
A Lis cinco minutos de cabalgada.
–AYYY BEBÉ, AYYY MI ANGELITO, AYYY SÍ, MI PRINCIPITO, ASIIIII, ASEEEEEEEEEEEE
Acabé con lechazo fuertísimo dentro del culo de Misa con el condón puesto.
–AYYY PAPI, LA SENTÍ TODA… – Dijo Misael mientras me daba un besito en la boca.
–AH BEBÉ, Qué rico que cogimos… – Dije.
–Jiji, te gustó papi???
–Me encantó, príncipe. Eres el mejor de todos.
Nos dimos en un beso con todavía mi verga dura en su culito. Lentamente Misa se quitó mi pija de su ano, retiró el condon lleno de semen y se lo vació en la boca.
–Uuuummm, muy rica papi.
–Pfff, bebé. Hermoso.
Nos quedamos sudados en la cama un rato. Me contó cositas de cuando fue su primera vez, que va al kínder pero es muy maduro para tener cinco años.
Nos fuimos a higienizar juntos y después nos despedimos con un besito.
Fue una de las mejores experiencias hasta hoy, impecable. Ahora estoy en tratamientos para traerlo un fin de semana a casa y darle sin condón, aparte quiero que me cuente cómo fue su primera vez con lujo de detalles y como atiende a sus otros clientes.
Muchas gracias por leer y déjenme su comentario. Un abrazo enorme!
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