EL DIARIO DE PIRUCHA En la finca de Carmelo. De violaciones y otras aberraciones…peligrosas y zoofílicas.
Le dieron un poco de libertad y empezó a empujar hasta casi hundir toda esa penca en mi puto agujero. Yo seguía cagando para adentro y no supe cuántas veces eyaculé porque al final los orgasmos en cada empujón eran solo gotas de semen..
Le dieron un poco de libertad y empezó a empujar hasta casi hundir toda esa penca en mi puto agujero. Yo seguía cagando para adentro y no supe cuántas veces eyaculé porque al final los orgasmos en cada empujón eran solo gotas de semen.
Carmelo se reía de mis temores y me dijo que sería una fiesta en la que me haría sentir una reina. Eso me hizo pensar en que de verdad se trataría de reivindicar de la cruel jugarreta que me hizo temer por mi vida.
De verdad era imposible que me dominara el morbo o la lascivia que anidan en mí desde que fui seducida y desvirgada por el buen cura que aún recuerdo con cariño voluptuoso y agradecido por los placeres que me dieron sus enseñanzas de putita infanto-juvenil.
Sus besos negros y sus caricias me transportaban a paraísos que nadie es capaz de vislumbrar. Me sentía la conviviente en un harem donde era escogida por el varón… Sus dedos empezaban a deslizarse por mis nalgas, y pasar del pantalón al calzoncillo y con tela y todo se introducían en mi rajita que vibraba adelantándose al placer-dolor-placer que le harían desear más y más ser cogida en todas las formas y todas las vergas.
-¿En que pensái, patroncito? Lo vas a pasar bien ahora. Te haré ser la reina y como tal te voy a tratar.
-Eres un cabrón, Carmelo. Lo sé desde que me sumergiste debajo del poncho y me metiste la verga hasta la garganta y casi me ahogo con tu semen.
-Pero, la gozaste, Piruchita. Me trató así y me intrigó por saber cómo se había enterado de mi afición de trasvestirme.
Ah, ese boca suelta del Arturo Zorro que, con un vaso de vino o de enguindao, se va de lengua. Lo atrincaré cuando vuelva a casa y lo haré pagarme esa infidencia. Ya se me ocurrirá algo caliente y sucio para desquitarme.
Entre conversa y conversa divisamos las primeras luces de la casa patronal.
Nos salieron a recibir los sirvientes, desmontamos y rápidamente se llevaron las cabalgaduras al establo y nos llevaron sendas copas del más exquisito y embriagador brebaje que se producía en esta tierra bendita, en las palabras del viejo socarrón.
-Ya, vengan a atender al invitado. Golpeó las manos y aparecieron cuatro doncellas ataviadas con vestidos de tul transparente que dejaban ver sus piernas y sus partes íntimas como visillos en la ventana.
Una gran tina llena de agua a una grata temperatura, burbujas y suave aroma de incienso. Me sumergieron en ella y sus manos se deslizaron por todo mi cuerpo sin el más mínimo recato y casi al límite de la masturbación, culo y bolas y pene, fueron enjabonados y sobajeados a punto de orgasmo.
Me cubrieron con toallas y me llevaron a un lecho en que me secaron y esparcieron un aceite balsámico y continuaron con expertos masajes con manos, pies y luego emplearon las bocas para succionar dedos, pies y pubis. Unas manos suaves abrieron mis nalgas y unos dedos finos y gráciles se introdujeron sin aviso ni pudor en el ano.
Una vez abierto, las lenguas empezaron su trabajo deslizándose de arriba abajo, de derecha a izquierda. Alternándose unas a otras. Un sobresalto al sentir una boca que se tragaba mi pene y testículos, mientras las demás se solazaban en mi hoyito eficientemente dilatado.
Concluida la faena, me vistieron con la vista vendada. Sentí que era ropa femenina muy fina. -Lencería. Pensé cuando sentí deslizar el hilo dental de una tanga. Pulverizaron un líquido perfumado que tuvo efectos narcóticos y también eróticos.
La comitiva me llevó hasta el centro del salón en que se preparó la bienvenida. Cuando me quitaron la venda, vi los adornos y la ambientación de la habitación como si se tratara de una boda.
-Traigan al novio. Dijo el viejo Carmelo. La novia era yo, pensé. Con mucha ansiedad esperé ver quién era el personaje.
Garrote ingresó llevando de la rienda al pollino vestido de novio con frac…
Carmelo ofició de ministro de fe del curioso enlace con el asno.
Me hizo besar el pene del animal que había sido preparado por las doncellas mientras se lo sobaban. La herramienta fue alcanzando toda su magnífica envergadura cuando hube de mamarla.
El capataz que asumió ser padrino se acercó y me dijo:
-¿Puedo coger a la novia?
Carmelo asintió y el hombre se acercó a mi culo y me ensartó su miembro hasta los cojones. En un par de empujones se corrió y vació todo su semen en mi agujero.
Uno a uno los invitados fueron realizando el cogeculo de la novia. Cuando estuvo suficientemente agrandado y lubricado por las múltiples descargas, se procedió al momento esperado por todos y ansiado por mí.
Mientras afirmaban al asno, me deslizaron bajo su vientre y después de mamar como pude esa verga, ofrecí mi culo más hambriento aún a pesar de las culiadas recibidas.
Con una mano me abrí el agujero y con la otra dirigí la punta del pene lubricada de saliva y mecos y la froté en la entrada.
Un deseo espurio y angustiante me hizo introducirlo en la dilatada boca de la caverna de lujuria que era mi poto. Pujé como cuando me culió el potro de Arturo. Logré que un tercio se metiera y el esfínter inicial se abrió con poco dolor y mucha lujuria. Avanzó abriendo pliegues y ensanchando el canal hasta abrir el segundo esfínter. Sentí deseos de cagar.
Una vez en el pueblo le preguntaron a un conocido maricón qué se sentía cuando se lo culiaban.
-Es como cagar. Dijo. Cuando le pidieron explicación:
-Sí. Dijo. Es como cagar, pero para adentro. Y se rio. Todos se lo celebraron y me quedé pensando en eso y me dieron ganas de sentirlo.
Ahora le encontré razón a ese dicho. El burro me estaba haciendo cagar…para adentro.
Le dieron un poco de libertad y empezó a empujar hasta casi hundir toda esa penca en mi puto agujero. Yo seguía cagando para adentro y no supe cuantas veces eyaculé porque al final los orgasmos en cada empujón eran solo gotas de semen.
El resto de la noche fue ser cogido por el novio en presencia de todos los comensales e invitados a la orgía que se desató mientras me cogían ante la curiosidad y excitación de los mirones.
Soy Pirucha, Y ya sabrán lo puta salida que soy a través de mis relatos como este.
Pronto se sorprenderán con más historias: mis “fechorías” que estampé en mi diario.
Dejen sus comentarios en la web o envíenlos a mi mail. Siempre contesto. NO hay preguntas prohibidas.
[email protected]
Luego se vienen los relatos del diario desclasificado de Pirucha y todo su caudal de erotismo y lujuria. Singan leyendo estas historias, porque hay mucho paño que cortar.
Bravisimooo!!!! que manera mas rica de empezar este domingo.Saludos desde Chile querido Ruiz.De donde eres tu? 5 estrellas de evaluacion.
Hola disculpa por responderte tan tardíamente. Soy de Peñuelas, Coquimbo, Viví en Viña con mi tercera mujer e hicimos muchas bellaquerías: tríos con sus amigas y alumnas mías. Intercambio de parejas y orugas en que corría la yerba, las penas y el whisky. Vivíamos en una residencial en Dos Norte cerca Lubertad.
Orgias debe decir