El encargado de la recepción del hotel me preguntó, ¿Por qué mejor no pruebas una verga de verdad?
Un chico sueña despierto con usar ropa intima femenina, al tiempo que se imagina a un hombre que le rompe el culo y lo pone a mamar, la cosa es que su fantasía se hace realidad. .
Desde muy pequeño, fui desarrollando un secreto gusto por usar prendas femeninas, por lo que siempre me las ponía a escondidas.
Ya de adolescente, mi gusto se centró en usar prendas íntimas ya fueran de mis hermanas o en ocasiones hasta de mí misma madre, además las usaba ocasionalmente debajo de mi ropa, saliendo de casa, sin que ninguna persona llegase a sospecharlo.
Posteriormente, cuando me encontraba solo en casa, y apenas tenía una oportunidad, mientras observaba mi cuerpo usando lencería femenina, comencé a masturbarme.
De eso a estar acariciando mis propias nalgas, e ir toqueteando mi esfínter no pasó mucho tiempo, por lo que también comencé a ir usando uno que otro juguete de forma fálica, introduciéndomelo por completo, y disfrutando de abundantes eyaculaciones.
Pero al cumplir los 18 como que me pico el gusanito de la curiosidad, y durante un tiempo fui soñando despierto que salía a la calle, completamente vestidito de nena.
Hasta que aprovechando que mis padres, y hermanas habían salido de vacaciones a la hacienda de mis tíos, a la que yo decidí no ir con la excusa de mis exámenes de verano en la universidad.
La primera noche salí vestidito de varón, como estudiando las calles por las que eventualmente decidiría caminar vestidito de nena.
Ya estaba por regresarme a casa, cuando pasé frente a un pequeño hotel, aunque por fuera no era nada llamativo, por curiosidad dirigí mi vista a dentro, y pude observar varios letreros que anunciaban que rentaban habitaciones por hora, y a bajos precios.
Quizás fue la rara sensación de libertad que me asaltó, cuando pensé lo bien que lo pasaría en una de esas habitaciones, completamente vestidito de nena, usando mi juguete predilecto, lo que me llevó a incluirlo posiblemente en mi lista de cosas por hacer.
Apenas regresé a casa me cambié de ropa, pero no me atreví a salir, ya que a pesar de lo tardé que era había mucha gente en la calle.
Por lo que disfruté uno de mis acostumbrados solitarios juegos íntimos, pero con la diferencia mientras me encontraba tendido sobre mi cama, usando pantis y sostén, e introduciéndome por mi culo, mi largo y grueso juguete de goma negra, soñaba despierto que me encontraba en una de las habitaciones del hotel.
Hasta que, por quien sabe que, comencé a imaginarme que de repente aparecía un hombre grueso bastante velludo, y completamente desnudo, con una verga más grande y gruesa que la del juguete que yo usaba.
Él sin decirme nada me ha tomaba por las piernas, mientras que yo me había quedado extasiado viéndolo, y de inmediato, aunque sin decir una sola palabra, le hice una seña con mi dedo índice invitándolo a que se acostase conmigo.
En mi fantasía ese tipo me colocó boca abajo, y de un solo jalón me enterró toda su magnifica verga, la que yo en medio de mi fantasía disfrutaba enormemente a medida que yo mismo continuaba empujando mi juguete, dentro de mi culo.
A la mañana siguiente me desperté con todo mi juguete bien enterrado dentro de mi culo, agotado por el sin numero de veces que me masturbé, al tiempo que una y otra vez metía y sacaba de mi cuerpo aquella sabrosa cosa.
Después de eso me di un baño, y como realmente tenía que ir a la biblioteca de la universidad, me armé de valor y tras vestirme de nena, fui a la biblioteca.
Lo mejor de todo eso fue que todo el mundo me trató como si fuera una verdadera chica, ya que, por mi delgado cuerpo, baja estatura, abundante cabellera, y mi delicada o afeminada manera de hablar y de comportarme, nadie se dio cuenta de que yo era un chico.
Cuando regresé a casa, ya en la tarde, no faltó uno que otro tipo, que me dijera algo al pasar por su lado, lo que hizo que yo me sintiera muy feliz.
Ya estaba por irme a la cama, cuando me asaltó la loca idea de ir a pasar por lo menos una hora en una de las habitaciones, de aquel pequeño hotel.
Ya serían las 10 o las 11 de la noche cuando llegué al hotel, el encargado del hotel casi ni me puso atención, me registré usando una identificación de mi hermana, luego de pagar, de inmediato me dirigí a satisfacer en parte mi loca fantasía.
Apenas entré a la habitación que me habían asignado, cerré la puerta con llave, me quité los lentes, la blusa y la falda que estaba usando, al igual que los zapatos de mi mamá, luego me recosté sobre la cama.
De inmediato comencé a soñar despierto con uno de mis compañeros de clase, al tiempo que lenta y suavemente comencé a ir pasando mi grueso juguete, por entre mis nalgas.
Me encontraba de lo más excitado, y de inmediato agarré mi otro juguete y me lo llevé a la boca, así que mientras lo mamaba, comencé a ir empujando al negro dentro de mi cuerpo.
Yo estaba de lo más inspirado, con mis ojos cerrados, mamando y penetrándome divinamente, cuando de momento escuché una gruesa voz que me dijo. “Por qué mejor no pruebas uno de verdad.”
Al escuchar esa voz diciéndome esas palabras, de inmediato completamente asustado, abrí mis ojos, y que me encuentro al encargado de la recepción de pie frente a mí, con su enorme verga fuera del pantalón, sujetada por una de sus manos.
Contrario a mi fantasía, me quedé paralizado del susto, sin saber que decir, y mucho menos que hacer, hasta que el encargado se me acercó, bruscamente extrajo el juguete que tenía enterrado entre mis nalgas, y lo tiró al piso.
Él mismo me colocó bocabajo, y en menos de un parpadeo, comencé a sentir como su gruesa y larga herramienta penetraba mis paradas nalguitas.
Se me salieron las lágrimas, al tiempo que inútilmente le pedía que no me siguiera penetrando, realmente en mi vida nunca había llegado a tener sexo con otro hombre, y en ese momento me arrepentía de haber estado en esa habitación.
Pero a medida que el salvaje ese continuó penetrándome por el culo, y que el dolor iba ganando terreno, a la vez algo dentro de mi cambió, si me dolía, pero a la vez lo disfrutaba enormemente, por lo que sin saber ni cómo ni el porqué, comencé a menear mi culo.
Ya una vez que sentí todo su cuerpo sobre el mío, su boca comenzó a mordisquear mi nuca, al tiempo que lo escuchaba decirme que tenía un sabroso culito, y que yo era toda una putita mala, a lo que de manera inconsciente le respondía que sí.
Como creo que ya les dije, en mi vida nunca había llegado a tener sexo con un hombre de verdad, pero en esos instantes, me invadió una tremenda felicidad, como si mi cuerpo estuviera poseído por el espíritu de un maricón o de una puta, movía mis caderas, y no sé cómo me atreví a pedirle que me diera más y más duro.
La cama chirriaba, mientras que mi amante una y otra ves sacaba y volvía a meter toda su verga dentro de mí, después de un largo rato, y que yo sin tan siquiera tocar mi propio miembro, me vine.
Es más, pienso que sentí el preciso momento en que él se vino dentro de mí, ya que de inmediato me apretó con tal fuerza contra su cuerpo que pensé que me iba a partir en dos.
Yo quedé realmente molido, agotado, exhausto, pero sumamente satisfecho, creo que estaba por quedarme dormido cuando sentí que sacó su verga de mi culo, es más sonó como cuando alguien descorcha una botella de champan, mi amante supongo que fue al baño se terminó de quitar su ropa, y creo que lavó su verga, en el lavamanos.
Cuando de momento que me despierta con una ardiente nalgada, ordenándome que me fuera a lavar el culo, que él quería volver a metérmelo.
Dando tumbos fui al baño expulsé todo, me lavé con abundante agua y jabón y sumisamente regresé sin decir una sola palabra a la cama.
El encargado del hotel, se encontraba desnudo frente a mí, sentado en la cama con todo su velludo cuerpo, y las piernas abiertas, de inmediato solo me dijo. “Mama.”
Por lo que en la condición en que me encontraba me arrodillé frente a él, y estando entre sus piernas dirigí mi boca a su adormilada verga, que a pesar de lo agotado que me encontraba también me sentía sumamente feliz, y jovialmente me dediqué primero a ir lamiendo todo el tallo de su verga lentamente, mientras que él con un rostro de satisfacción me veía.
Al poco rato ya su instrumento comenzó a ponerse erecto, por lo que ya de manera consciente me dediqué a mamárselo, lo chupaba con ganas, es más hasta disfruté el sentir una de sus manos sobre mi cabeza.
Pensé que en cualquier momento se llegaría a venir, pero no fue así, me ordenó que me detuviera, que me pusiera de pie y luego que me acostase bocarriba en la cama.
Sumisamente obedecí todas sus órdenes, hasta que él mismo me tomó por los tobillos, levantó y separó mis piernas y dirigió su parada verga nuevamente al hueco de mi culo.
En ese instante vi, en directo y a todo color, como su enorme verga se abría paso dentro de mi apretado esfínter, y una vez que me volvió a enterrar todo su pedazo de carne, me sorprendió plantándome un enorme beso de lengua.
No lo podía creer, mi fantasía en gran parte se había hecho realidad, además de que me tenía bien clavado, él me besara de manera bastante fogosa.
Lo que me volvió loco de placer, ya que sentía sus grandes manos acariciando todo mi cuerpo, y tratándome como si realmente yo fuera una chica.
Luego que se vino por una segunda vez, me agarró por el pelo, y tal como se encontraba su verga me ordenó que se la volviera a mamar.
Lo que hice de inmediato, y por un largo rato, sin ponerme a pensar de donde la había sacado segundos antes, así estuve mama que mama, hasta que acabó dentro de mi boca y garganta, obligándome a que me tragase todo su semen.
Ilusoriamente pensé que todo había terminado ahí, pero no fue así, apenas se vistió, me ordenó que me lavase, y que esperase acostado en la cama.
Ya me había lavado y aseado íntimamente expulsando cualquier rastro de semen de mi cuerpo, regresé a la cama y me acosté, ya me encontraba a punto de dormirme, cuando sentí a dos tipos que estaban a mi lado, uno con aspecto de chino y el otro un negro.
Sin entrar en detalles les diré que ese par me obligó hacer de todo, o mejor dicho casi de todo, lo que me faltó fue el metérselo yo a ellos dos, pero entre ambos me pusieron a mamar, y para mi mayor sorpresa, a la misma vez, los dos me penetraron por el culo, mientras que yo les pedía casi a gritos que me dieran más y más fuerte.
Por lo que me quedé sin fuerza alguna, perdí el sentido o mejor dicho me quedé dormido, al siguiente día me levanté me aseé, y me puse mi ropita de nena.
Con mi culito adolorido, salí de la habitación, pero al pasar frente al área de registro, otro encargado me dio los buenos día, y me dijo que esperaba volver a verme por el hotel.
Creo que de milagro llegué a casa, me volví a bañar y nuevamente me acosté, no pensaba regresar más nunca por ese lugar.
Pero como a la semana, que regresaron mis padres, no pudiendo aguantarme más, vestidito de nena, una noche me escapé por el patio trasero de la casa.
Cuando el encargado del hotel me vio, le brillaron los ojos, y al poco rato ya me estaba sabrosamente bombeando el culo, y posteriormente me puso a mamar, mientras otro tipo, sin decirme nada comenzó a darme por el culo divinamente.
Desde esa fecha, cada vez que puedo, hago lo mismo, es decir ahora me escapo de casa, y ya en el hotel me visto de nena, para que el encargado de la recepción o alguno de sus amigos o conocido me hagan disfrutar de una placentera noche de sexo.
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