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Dominación Hombres, Fetichismo, Gays

Él es Lucas, el niño que me convirtió en un macho perverso.

El niñero del pequeño Lucas 01: Fernando, un joven de 20 años, inicia como cuidador de un pequeño de 7 años que poco a poco le hará descubrir los placeres que un culito infantil puede causar un un joven hetero..

*****

Hace tiempo comencé esta historia que nunca terminé. Honestamente no pensé que la fueran a leer tantos y que pidieran por más, por lo que no supe como continuar. Después de mucho pensar, decidí hacer un reescritura para corregir errores ya que era un adolescente en ese entonces. Esta ves la historia tendrá mas capítulos, más perversion, más morbosidad, mucho de lo cual varios de ustedes me pidieron con anterioridad.

Luego de leer, háganme saber si prefieren esta reescritura, o por el contrario prefieren que continúe con lo que ya había escrito. Lo pueden hacer en comentarios o al tele.

*****

Capítulo 1: Él es Lucas, el niño que me convirtió en un macho p3d0f1l0.

Nuestra perversa historia inicia con Fernando, un joven universitario de 20 años; de cabello castaño lacio, cejas pobladas, ojos marrones, nariz fileña, labios rosados y mandíbula marcada que le brinda un rostro muy masculino y armonioso. Su cuerpo blanco de 1’77m demuestra sensualidad; brazos trabajados con bíceps firmes, venas sobresalientes y axilas muy peludas; Todo su pecho y abdomen están marcados, aunque sin estar exagerados; Su cintura delgada da paso a sus gruesas y fuertes piernas que están llenas de bellos negros como su cabello. Todo esto le dota de un aura masculina adictiva, aunque sin duda lo más atractivo es aquello que lo convierte en hombre, su verga.

Fernando fue bendecido con un enorme miembro un poco más oscuro que su blanca piel. Su verga está cubierta por frondosos pelos negros largos que se extienden hacia un tallo grueso y carnoso de 19 centímetros el cual se adelgaza ligeramente en la punta, donde el glande rosado en forma de pico resalta por estar siempre brilloso y cubierto de abundante liquido preseminal.

Su verga tiene una ligera curvatura hacia arriba y varias venas que, no solo se ven a simple vista, sino que triplicaban su tamaño cuando entran en erección. Sus testículos cuelgan cual macho igual de gordos y con pelos como la base de su verga, y para finalizar, es poseedor de un culo carnoso y firme, igual de velludo que sus piernas.

Al inicio del receso de la universidad y por orden de su madre, el joven tuvo que ir a casa de su tía lejos de su ciudad, teniendo que dejar a su novia y amigos atrás; algo que francamente lo enojó, pero no tuvo más remedio que aceptar. En ese lugar no hacía más que perder el tiempo y si no estaba en su laptop jugando, estaba jalándosela mientras veía porno en el celular.

Por otro lado, tenemos a Juan, un padre soltero de 40 años dueño de la casa vecina y que trabajaba en la alcaldía del pueblo en protección al menor; un trabajo que le permitía vivir en la comodidad, pero que por desgracia le mantenía muy alejado de su pequeño. Por esa razón en la casa también vivía Manuel, su hermano menor de 27 años que trabajaba de enfermero en un hospital.

Lunes, día uno.

Una tarde mientras Juan recogía a su hijo de casa de uno de sus compañeritos, recibió una llamada imprevista del trabajo.

– S: Buenos días, señor Juan, le comunica Sonia, necesito de su asistencia de manera urgente. El jefe quiere que atienda el caso de los hermanitos Martínez en la capital, sabrá que es de urgencia.

La preocupación del hombre era notoria, y para colmo al llegar a casa surgió otro problema. Con Manuel trabajando casi todo el día y con su familia viviendo lejos, no tenía con quien dejar a su hijo.

– J: Manuel, me pusieron a cargo del caso que te conté, de nuevo me toca atender la denuncia. Solo espero que eso me sirva para el ascenso.

– M: Te servirá hermano, eres el mejor en lo que haces, ellos los saben.

– J: Gracias hermano… aunque hay un problema. Ese viaje durará un tiempo y contigo trabajando no sé quién va a cuidar al nene.

– M: Mmm podría hablar con Alejandra, pero no estoy seguro, de todas formas, le preguntaré.

Juan tomó rumbo a la empresa donde confirmaron sus sospechas. El viaje era ese mismo día y duraría las 2 semanas. Estaba a punto de negarse, pero la cifra monetaria y el posible ascenso que recibiría si todo salía bien le hicieron aceptar sin penar. Sin embargo, al regresar de la reunión se encontró con que Alejandra no podría cuidar de su hijo, lo que lo puso en graves aprietos.

– M: Mejor ve alistando la maleta, yo veo como cambio turno hoy y soluciono de alguna manera.

– J: No, no, ya sé, voy a hablar con Carla.

A pasos apurados el hombre cruzó la calle a casa de su vecina, con la esperanza que pudiera cuidar a su niño como lo había hecho tantas veces atrás.

– J: Buenas tardes Carla – dijo apenas la puerta se abrió – Lamento molestar, pero necesito un favor.

– C: Cuéntame cariño ¿Qué pasa?

– J: Se me presento un viaje en la empresa y no tengo con quien dejar a mi niño, ¿podría cuidarlo por esta noche? Mientras Manuel soluciona.

– C: Me encantaría cariño, pero voy de salida.

– J: Oh no…

– C: Pero Fernando puede hacerte el favor.

– J: ¿Fernando esta acá?

– C: Si, ya lo llamo ¡Fernando! – gritó – Dale unos minutos, le serviría para que haga algo.

– F: Dime tía ¿Qué sucede?

– J: Hola Fer ¿Qué tal va todo?

– F: Señor Juan, ¿Qué tal? Yo muy bien ¿y usted?

– C: Los dejo conversar, buen viaje cariño.

– F: ¿Vas de viaje?

– J: Si, venía a pedirle el favor a tu tía, pero como no puede tal vez tu podrías ayudarme. Necesito que cuides de mi niño por esta noche, mientras Manuel encuentra un cuidador.

– F: No lo sé… no se me da bien cuidar niños.

– J: Te pagaré si es necesario.

– F: Bueno… así cambian las cosas jajaja, como estoy de vacaciones me serviría algo de dinero.

– J: Muy bien, entonces está hecho – dijo al tiempo que apretaba su mano – ¿Te parece 20mil?

– F: Me parece perfecto señor Juan.

– J: Por favor solo dime Juan, llégate a las 4:30, Manuel te dará los detalles ¿vale?

– F: Esta bien Juan, ahí estaré.

De nuevo en casa el hombre terminó de alistar las maletas y una vez listo llamó a un taxi.

– J: Hijo, Fernando te cuidará mientras no estoy, pórtate bien ¿sí? – Le dijo mientras lo abrazaba.

– L: Pero papá, yo me puedo cuidar solito.

– J: Lo sé hijo, ya estás grande, pero no puedo dejarte solito mi amor, es muy peligroso – Le dijo dándole un beso en la mejilla.

– L: Esta bien papá.

– J: Manu, le das las instrucciones a Fernando.

Tío y sobrino se despidieron de Juan y después entraron a la casa. Al mismo tiempo, Fernando preparó lo necesario para esa noche, metió objetos de aseo y su laptop en una mochila. Él no quería cuidar a nadie, mucho menos a un mocoso, pero el dinero no le caía nada mal. Salió de casa, no sin antes apagar y cerrar todo pues su tía no volvería hasta la mañana siguiente.

– F: Buenas noches … ¿Está Manuel?

La puerta se abrió y de la parte de abajo se asomó una linda cabellera castaña ondulada. Era Lucas, el pequeño niño que venía a cuidar.

– L: Mi tío se está alistando, ya viene.

Lucas era un pequeño niño de 6 añitos de edad, cabello castaño ondulado, cejas pequeñas, ojos avellana, nariz redondita, labios pequeños pero muy rosaditos al igual que sus mejillas que casi siempre estaban teñidos de un ligero tono rosa.

Su delgado y blanco cuerpecito de apenas 1’25 de altura, reforzaba su inocencia, hecho importante sabiendo que debajo de su tierna pijama holgada sus glúteos redonditos, paraditos y grandecitos para su edad se veían a simple vista.

Cuando Manuel bajó le dio todas las instrucciones; calentar la comida para cenar, llevarlo a la cama a más tardar las 9pm, y que recordara encender el aire acondicionado de los cuartos. Luego se salió, dejándolos solos en la casa. El pequeño le miraba sentado en el sofá con curiosidad y con 2 juguetes en la mano, un caballero y un dragón.

– F: ¿Qué quieres hacer primero? – Le preguntó desde la cocina tratando de romper el silencio.

Lucas encogió los hombros ante su pregunta y en cambio llevó su atención a sus juguetes. Fernando dejó su mochila en la cocina y luego caminó hacia la sala mientras se quitaba la camisa. El clima tan infernal de esos días llegaba a los 40° y no era opción estar tapado. Sin embargo, al sentarse al lado de Lucas, el pequeño se le quedó mirando de manera fija, casi embobado por lo que veía, y no era de memos pues el niñero gozaba de un rico cuerpo que poco a poco se ponía más en forma.

– F: ¿Te molesta que esté sin ropa pequeño? Mejor deja me pongo el suéter otra vez.

– L: ¡No Fer! – gritó – Amm no me molesta…  oye, ¿Por qué tienes cuadros en tu barriga?

– F: ¿Estos? – preguntó rosando su abdomen con la mano – Son músculos por hacer ejercicio.

– L: ¿Y porque tus tetas parece que son duras? Las de mi tío Manuel no son así.

– F: Jajaja no son tetas Lucas, son tetillas y creo que las de tu tío no se ven así porque esta gordito.

– L: ¿Y porque son grandes?

– F: ¿Crees que son grandes?

– L: Si, están grandototas.

– F: No para nada, apenas me están creciendo, en unos meses si van a estar bien grandotas.

La conversación empezaba a incomodarlo, así que rápidamente se levantó a encender la televisión, apareciendo de lleno una caricatura.

– L: ¡Peppa! ¡Es mi programa favorito! – Gritó el niño mientras saltaba en el sillón.

Fernando se sentó al lado y comenzaron a hablar, los episodios se sucedieron uno tras otro, y entre risas la noche llegó. Lucas, cada vez más cansado, comenzó a recostarse en el sofá. Poco a poco, el ruido de la televisión se volvió un susurro lejano, y los parpadeos de Lucas se hicieron pesados. Antes que se diera cuenta, el niño cayó en un profundo sueño por lo que se levantó y lo llevó en brazos a su cama, cubriéndolo con una manta y activando el aire/clima de la habitación.

– F: Pensé que nunca se dormiría – suspiró.

Fernando se dirigió a pasos apresurados al cuarto que Manuel asignó a y se comenzó a desnudar. Estaba ansioso por jalársela, pero al intentar entrar a su página porno favorita cayó en cuenta que no pidió la clave del wifi. Ofuscado intentó conectarse a su propia red, pero recordó que lo apagó.

Para Fernando, la masturbación era como un ritual sagrado. Cada día sin falta se la jalaba hasta tres veces, entre ellas una antes de dormir, pero tal parecía que ese día no lo lograría. Sin más, salió del cuarto vistiendo solo un calzón y se dispuso a recoger el desorden que lucas dejó, pero, mientras guardaba los juguetes donde Manuel le indicó, vio algo que quizás lograría salvarlo.

– F: Una computadora, ¡bingo!

Allí, sobre un escritorio yacía el aparato esperando por él. Rápidamente lo encendió, rogando que no tuviera seguridad y para su fortuna así sucedió. En minutos navegó entre los archivos hasta obtener la clave del wifi, pero entonces notó algo intrigante.

– F: ¿Mangas porno japoneses? A ver…

Curioso entró a la carpeta esperando ver algunas caricaturas obscenas, pero lo que vio lo dejo más intrigado que antes. Dentro no había comics, eran 4 carpetas las cuales estaban tituladas de formas muy inquietantes.

0101 Mi pequeño putito maricon.

0102 Mi pequeño chupa vergas.

0103 Un buen macho empotrador.

0104 Mi pequeño niño ninfómano.

Atrapado por la curiosidad y la paranoia, Fernando dio click a la primera carpeta quedando aterrado con lo que vio. Dentro había cientos de fotos de niños desnudos, de diferentes edades, contexturas y tonos de piel. Empezó a bajar dándose cuenta la gravedad de la situación, ya que mientras bajaba se encontraba con niños con menos edad, llegando incluso a ver bebés.

Poco a poco las fotos se tornaban en índole sexual, mostrando a los pequeños en cuatro sobre camas o muebles, otros abriendo sus piernecitas y otros abriendo directamente sus nalguitas. Pero no solo eso, si no que era una especie de transición entre anos cerrados que iban aumentando su tamaño hasta convertirse en anitos claramente abusados.

Culitos que en algunas fotos estaban llenos de una sustancia brillante que parecía semen… o saliva. Mientras más bajaba, más fotos aparecían, hasta que los cuerpos de hombres se hicieron presente. Era un collage de niños y adultos interactuando desnudos, algunos en pareja, otros en grupo, pero siempre los adultos eran más que los niños.

Fernando siguió bajando cada vez más atónito y asqueado por lo que veía, pero no se detenía. Los niños ya no se agarraban sus culitos en las fotos, sino que sostenían con sus manitas, las enormes, peludas y venosas vergas de sus abusadores. De todos y cada uno de esos hombres colgaban trozos grandes y gordos, algunos cabezones, otros algo curvos y otros repletos de pelos, pero todos eran exageradamente macizos. Parecía una minuciosa selección, o quizás era el impacto de ver como niños intentaban albergar en sus boquitas tales vergas carnosas, dotadas y repletas de pre-semen.

Entonces, finalmente paso, la parte que más temía encontrar, violaciones. El último grupo de fotos eran niños siendo sometidos por esos aberrantes adultos. Niños de todas las edades, sufriendo y llorando por el inmenso dolor que les causaba que esos hombres intentaran meter sus vergas en tan diminutos anitos… era simplemente inhumano.

Era ilógico pensar que una verga de 17 o 18cm podría entrar en el culito de un pequeño de solo siete o menos edad, pero al bajar, la realidad le escupió en la cara, pues más de un culito estaba empalado por una gruesa verga hasta las pelotas. No importaba como se la metieran, si de perrito, de cucharita o de misionero, solo se podía ver sufrimiento en esos pobres niños.

Aunque sin duda lo que más le impactó fue ver a un nene de no más de cuatro años en posición de perrito en un sofá, mientas un hombre negro abría su pequeño culito blanco de par en par mostrando con orgullo a la cámara el tremendo hueco que le había provocado al menor. Una violación tan feroz e inhumana que se podían ver las tripitas del niño cubiertas de abundante semen y que, al ver las fotos siguientes, entendió que ese pequeño había sido tanqueado por varios adultos.

A ese punto, sus ojos estaban empapados, muy profundamente afectado, pero al mismo tiempo, su verga se alzaba más dura que nunca, desesperada por ser liberada. Tan fuerte era la presión en su pantalón que parecía que la tela se rompería.

Fernando bajó la mirada y se quedó de piedra al observar su verga junto una gran mancha de pre líquido seminal. Se levantó paniqueado de la silla sin entender que pasaba. ¿Cómo era posible que se hubiera excitado viendo aquello? ¿Cómo es que su verga palpitaba casi con vida propia, si sus ojos estaban casi inundados en lágrimas?

Aquello fue demasiado para Fernando quien cerró la carpeta y desconectó la computadora al tirón. Luego salió a su habitación desplomándose en la cama al llegar. No fue hasta una hora después que el sueño le atrapó, pero lejos de olvidar, las fotos siguieron reproduciéndose sin parar.

¿Qué había en las otras carpetas? La pregunta lo perseguía mientras corría intentando escapar de esa pesadilla. Se levantó de golpe, exaltado por su mente. El sudor era tanto que la noche parecía un día de verano. Todo su cuerpo estaba empapado, y como si eso no fuera suficiente, su pene seguía duro, formando una carpa coronada por una gran mancha de pre-semen… necesitaba masturbarse.

Sin más, se quitó la pantaloneta y apreció su verga sedienta. Su glande derramaba fluidos a chorros y las venas parecían estallar. El joven agarró su tallo con una mano y comenzó un lento movimiento de arriba a abajo, sintiendo el calor que emanaba su virilidad. En su cabeza se reproducían los videos de sus actrices porno favoritas, aquellos con los que se había masturbado sin fin de veces. Mujeres con grandes culos y tetas que cabalgaban como zorras sobre ricas vergas como la suya. Pero de repente, el cuerpo femenino que se follaba en su mente empezó a encogerse, hasta transformarse en un niño como los que había visto recientemente.

El repentino cambio paró la masturbación. Intentó por todas cuentas dejar de pensar en ello, pero cada que visualizaba a una chica sexy jugando con su verga, la silueta femenina cambiaba a la de un pequeño indefenso. Estaba perdiendo el control.

Intentó quedarse dormido, pero la insistencia era tanta que no pudo conciliar el sueño. Entonces se levantó aun con la verga dura, y cuando menos lo esperó, se encontró a si mismo sentado frente a la computadora viendo nuevamente las fotos. Estaba mal, él lo sabía. Lo correcto era llamar a la policía, pero cada que su verga palpitaba mientras gozaba del contenido, algo en su cerebro fallaba.

Sin entender bien porque, bajó su mano hacia su entrepierna y comenzó a frotarla. El tacto envió una potente descarga por su cuerpo haciéndolo liberar su viril trozo de carne amoratada de tanta sangre que yacía horas acumulada. Poco a poco fue aumentando los movimientos al tiempo que sus ojos se posaban en el material ilegal.

Se detuvo en la foto de un nene rubio que seguro no debía pasar de los 4 añitos, el cual miraba a cámara con lágrimas mientras 5 vergas de gran tamaño rosaban su inocente carita. En la siguiente foto el mismo nene yacía de perrito con el culito repleto de semen, mientras que los cinco hombres posaban orgullosos frente a su cuerpecito. Eso hizo que aumentara la paja y que los jadeos empezaron a salir por si solos. La débil voz se hizo sonora, tornándose en gruñidos.

En ese momento algo en él se quebró. Sus piernas se estiraron a mas no poder, los dedos de sus pies traquearon con brusquedad, los músculos de su culo iniciaron a contraerse de forma violenta y su zona pélvica empezó a convulsionar.

– F: Ahh, ahh, mierda ¡No! ahh, me vengo – Gimió el joven sintiendo como su verga eyaculaba semen con fuerza, manchando toda la pantalla.

Ocho chorros de leche salieron expulsados como fuente, acompañados de masculinos jadeos que se fueron quedando sin aire. Aquel orgasmo fue tan fuerte que incluso sintió su ano contraerse, y su verga volvió a su estado de flacidez al instante.

– F: No… no puede ser ¡Qué fue lo que hice!

Abrumado se dirigió al baño, abrió la ducha y comenzó a restregarse. El agua recorrió su cuerpo mientras que los pensamientos lo hicieron en su mente y así permaneció por lo que pareció una eternidad. Cuando salió se abalanzó a la cama, cansado y estresado, pero con la suerte de que la masturbación funcionó y en cuestión de minutos se quedó profundamente dormido.

Martes, día dos.

A la mañana siguiente la pesadilla continuó. Nada más despertar, su verga se alzaba erecta debajo de la sabana. Una vez más se vio tentado por su moralidad y denunciar, pero sabiendo lo que había hecho y el miedo de ser llevado a prisión hizo que solamente lo ignorara. Cuando Manuel llegó, le preguntó por la noche y el joven le respondió que estuvo genial, lo que hizo que el tío de Lucas le preguntara por el peor favor.

– M: Fernando ¿Te gustaría ser el niñero de Lucas?

– F: ¿Cómo? – respondió con sorpresa – ¿Niñero?

– M: Sí, eso mismo ¿serías el niñero de Lucas?

Pero Fernando no respondió…

– M: Piénsalo con calma y me dices… ya puedes irte.

¿Niñero? Tenía que ser una broma de mal gusto. Apenas entró a casa, se encerró en su habitación y se tiró de lleno a su cama. Estaba claro, no tenía nada que pensar, no quería volver a esa casa.

Sin embargo, mientras descansaba en la calidez de su cama fue entonces que cayó en cuenta… “¿De quién era esa computadora? ¿Era de Juan o de Manuel… y más importante… ¿Quién de los dos era el maldito p3dóf1lo?

*****

Hasta aquí el primer vistazo, espero lo hayan disfrutado, no se olviden de escribirme al tele @Kimox69 para saber que piensan, y si pueden, ojalá, enseñarme como reaccionó su verga 😈

45 Lecturas/8 julio, 2025/0 Comentarios/por Byron6969
Etiquetas: amigos, hermano, hijo, madre, padre, vacaciones, vecina, viaje
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