El hijo del guardián de la casa de campo I

Pedrito me confeso que yo le gustaba desde el día que me vio con mi amigo, al que llamaba vaquero.
El hijo del guardián de la casa de campo I

Soy diseñador gráfico, con unos compañeros de la universidad habíamos instalado un despacho de diseño, gracias a las estrategias implementadas habíamos logrado juntar un gran número de cuentas de grandes empresas que nos permitía recibir grandes dividendos por los trabajos que realizábamos con ellas. Ese verano, como todos los veranos y de acuerdo a los fundamentos de la empresa uno de los tres se hacía cango de la empresa, cuando los otros dos disfrutaban de sus vacaciones, durante ese tiempo y gracias a los beneficios, la empresa había adquirido una propiedad que se encuentra fuera del bullicio de la ciudad, lo suficientemente cerca para poder escaparse en cualquier momento, que por lo general yo aprovecho los fines de semana lejos de la tensión del trabajo.

Mis colegas tienen conocimiento de mis preferencias sexuales, todo debido a que desde la universidad tuve una fuerte relación en secreto con uno de ellos; los dos dicen ser heterosexuales, casados y con hijos, pero yo sé, que entre ellos dos hay algo más que una relación laboral de colegas y/o compañeros de escuela, ese secreto guardado de los tres me permite expresar mis sentimientos y preferencias sin juicio o discriminación, yo mantengo relaciones que puedo llamar sanas, que no afectan nuestra amistad laboral de años. Ese verano decidí tomarme el puente de cuatro días, por lo que me escapé a la casa de campo que posee todas las comodidades que se requieren para un placido descanso de varios días.

Tengo treinta y cinco años, siempre he cuidado de comer saludable, hacer ejercicio, por lo general en el gimnasio, combinado con visitas regulares a la alberca del club del que somos socios, he desarrollado unos buenos pectorales, brazos, fuertes y buenas piernas y firmes nalgas, por mis antepasados sajones tengo la piel muy blanca cabello chino castaño claro, algo de vello en las piernas y los brazos y una barba cerrada, que por períodos me la dejo crecer, con unos veinte centímetros de verga, la que siempre se le antojaba a mi colega hetero, según él. Yo me considero principalmente activo, más sin embargo nunca desprecio a un buen macho que me domine y me quiera coger.

El guardián de la casa de campo estaba casado, un matrimonio, Don Pedro y Doña Jacinta se ocupan de cuidarla, la señora hace el aseo y limpieza, Don pedro y su hijo Pedrito se encargaban del cuidado del jardín, la poda del pasto y de los árboles, cuando llegábamos de visita la casa de campo siempre está limpia y en perfectas condiciones, en muchas ocasiones la señora cocina para nosotros. Pedrito es un niño que conozco desde que tenía unos diez años, siempre muy tímido y reservado, pocas veces hablaba, pero poseía un atractivo especial, de tez morena clara, delgado y siempre me miraba de manera muy extraña, cuando cruzábamos miradas bajaba la cabeza como con pena, como queriendo ocultar algo que saltaba a la vista, siempre pensé que era un gay reprimido o lo hacía por respeto y vergüenza, nunca entendí su comportamiento, más sin embargo siempre trataba de hablar conmigo o me regala frutas frescas del campo, este trato era solo conmigo, cuando traía frutas o comida a mis colegas y familiares siempre decía que era un envío de Doña Jacinta, lo que siempre ha me provoca cierta extrañeza.

La tarde que llegué Pedrito corrió a mi encuentro

• ¿Quiere que le ayude señor?
• Sí Pedrito, por favor, le contesté
• Voy abrir la casa para que se ventile y le ayudo a bajar las cosas del coche
• Gracias Pedrito, por favor

Pedrito se había crecido y se había convertido en un apuesto adolescente de unos catorce o quince años, había dado un estirón, alto, de piernas largas, había desarrollado fuertes brazos, imagino por el trabajo del campo. Abrí la cajuela para bajar las cosas, tomé mi maleta y Pedrito se apresuró, con la intensión de ayudarme, Pedrito tomo la manija de la maleta y presionando mi mano y me miró a los ojos

• Yo la llevo señor

Solté la manija y pedrito seguía viéndome a los ojos

• Le ayudo, usted debe estar cansado del viaje

Pedrito llevo la maleta dentro de la casa de campo y yo tomé la caja con las provisiones para la comida, apenas había entrado y Pedrito se apresuró y tomo la caja tocando nuevamente mis manos con las suyas y volvió a mirarme a los ojos, yo inmóvil solté la caja, y salí para cerrar la cajuela

• Le voy avisar a mis padres que usted ya llegó
• Gracias Pedrito

No podía entender lo que estaba sucediendo, tenía tiempo que no visitaba la casa y Pedrito se comportaba con demasiada amabilidad, sobre todo el modo en qué clavaba sus en mí, el modo en como me miraba había despertado en mí cierta atracción, nuca antes había sentido alguna atracción por él, pensé que estaba imaginado cosas, a lo mejor por la calentura que traigo atrasada de días sin tener sexo, por estar clavado en el trabajo. Me di a la tarea de desempacar las cosas con la intensión de darme un baño, cenar y descansar, lo que era el motivo del viaje, me había desvestido, cuando tocaron a la puerta, me puse unos Jeans y me dirigí a ver quién era, imaginé que podía ser Don Pedro que venia a saludarme, para mi sorpresa, Pedrito estaba parado en la puerta, traía en sus manos unos duraznos que había recogido para mí, me miro a la cara luego bajo su mirada hacia el bulto de mi entre pierna y sin poder articular bien sus palabras

• ¿Dice mi mamá que si desea usted algo para cenar?
• Dile que no hace falta, traje algo para cenar
• Le traje estos duraznos que sé que tanto le gustan
• Gracias Pedrito no tenías que molestarte
• No es molestia, lo hago con gusto, ¿se le ofrece algo más?

Pedrito me da los duraznos, que al parecer no quería soltar mientras me miraba fijamente a la cara, ahí parado en la puerta, se toca el bulto de su entrepierna, lo que para mi fue claro que Pedrito quería algo más, por lo que fingiendo desinterés lo invité a pasar

• ¿Gustas un café, refresco, agua, una cerveza, Pedrito?
• Cerveza señor, hace mucho calor

Fuimos a la cocina y saque del refrigerador dos cervezas, Pedrito agarró con una mano la cerveza, mientras con la otra se agarraba el bulto de su entrepierna

• Pedrito veo que estas muy excitado, ¿te gusto?
• Si señor, no se vaya a enojar conmigo si no mi papá me va a regañar, desde hace mucho tiempo no dejo de pensar en usted, desde la última vez que vino con aquel amigo suyo, uno que parce vaquero de películas, una mañana salieron a caminar por el campo y yo los seguí a escondidas sin que ustedes me vieran, ya lejos de la casa vi cómo se reían, jugaban entre ustedes, luego empezaron a besarse, se desnudaron y seguían besándose, luego su amigo se hincó y empezó a mamarle la verga, yo estaba muy excitado al ver lo que hacían, la traía muy dura, luego él se levantó y le ordenó a usted que se la mamara, luego de un rato, usted se levantó y se la metió por el culo, yo me la empecé a jalar, luego él le dijo que se lo cogiera y usted se lo cogió, yo seguía excitado y no me aguanté más y me vine, luego se pararon uno frente al otro y se la empezaron a jalar mientras se besaban hasta que se vinieron, yo no entendí lo que pasó después, pero vi cómo se lamían sus manos y seguían besándose, recuerdo que se vistieron y regresaron a la casa, yo cada noche que los recuerdo me la jalo, pensando en usted, por favor no le diga a mi papá, porque dice que eso es de maricones, y que eso es malo, pero veo que usted no lo es, que siempre ha sido buena persona conmigo, yo con mis compañeros de la escuela nos juntamos y nos la jalamos, siempre hablando de las amigas del pueblo nunca nos besamos ni nada de eso, pero siempre estoy esperando que venga para jalármela con usted.

Mientras Pedrito me contaba su historia me daba cuenta que trae la verga bien parada, como queriendo escapar del pantalón que la aprisionaba, yo por igual la traigo dura y el joven muchacho se me hace más guapo y atractivo, me acerque a él para besar sus labios a lo que él no opuso resistencia, muy por el contrario dejo la cerveza a un lado al igual que yo, y nos besamos apasionadamente, Pedrito me besaba como todo un experto y agarra mi verga por encima de los Jeans, yo igual lo toco y para mi sorpresa el nene se carga una buena verga que pude intuir de buen tamaño y algo gruesa, le empiezo a desabotonar su camisa y sus pantalones, él por igual desbrocha el mío y mi verga salta de los Jeans, él la toma con sus manos y me la empieza a jalar

• ¿Te gusta Pedrito?
• Si ¿y a usted?
• Ya no me hables de usted me llamo Alberto, si gustas ¡llámame Beto!
• Entonces no me llama Pedrito, llámeme Pedro, como mi padre
• Bien Pedro así será

Parados en la cocina, ya completamente desnudos los dos, empujo a Pedro hacia una pared, levanto sus brazos le presiono sus manos contra la pared mientras lo beso y le jalo la verga, Pedro colgado de sus brazos gime de placer mientras le jalo la verga, suelta uno de sus brazos y me aprieta la fuerte mi verga, me la jala y la aprieta más fuerte y yo la de él mientras Pedro se retuerce, lo dejo de besar y me dice

• Te la quiero mamar Beto
• Pues híncate y mámamela, puto, ¿te molesta que te diga puto?
• Dime como quieras, pero déjame mamarte la verga

Pedro me agarra la verga y se la lleva a su boca, me la chupa como todo un experto yo lo agarro de la cabeza con mis dos manos para cogerme su boca, Beto se deja y luego se aparta pidiendo que lo deje respirar, pero me la vuelve a mamar, una y otra vez por un largo y delicioso rato, me separo y me la jalo de ordeno que se levante que quiero ver como se la jala, Pedro se levanta y se la sigue jalando mientras busca mi boca para besarme Pedro me besa y grita

• Me vengo, ¡me vengo!

Pedro se viene, viendo cómo me jalo enfrente de él que trae sus mecos en su mano y le digo

• Híncate que me quiero venir en tu cara

Pedro se hinca y continúo jalándome la verga frente a su boca, me vengo en su cara, cuando termino le meto la verga en la boca y le digo

• Chúpame la verga ¡puto!
• Pedro muy obediente me la mama de nuevo limpiando el semen que escurre y que traga, haciendo cara de desagrado
• Prueba los mecos, puto ya sabes a que saben

Lo levanto del piso y beso sus labios, Pedro me corresponde manifestando lo mucho que le gusto

• Beto quiero que me la metas por el culo y yo a ti, quiero saber que se siente
• Vente mañana y damos un paseo por el campo y te cojo y tú a mí, ¿Qué dices?
• Si, ¿a qué hora quieres que vengo?
• A la hora que gustes, después de desayunar
• Ahora vístete que te deben estar esperando tus papás
• No creo le dije que vería a unos cuates de la escuela, siempre llego tarde

Pedro se vistió me dio un beso

• Ya quiero que sea mañana
• Jálatela antes de dormir, te veo mañana

Yo aún desnudo, Pedro me dio otro beso más largo, abrió la puerta y salió corriendo