El juguete del gym
Como fui usada como la puta que soy por los chicos del gym de papá .
Mi nombre es Camila, hoy tengo 28, pero en el momento en el que esto pasó, tenía solo 22. Mido 1,62, soy bastante delgada, pero atlética, mi padre tiene un gym y empece bastante joven a ejercitarme. Si bien tengo tetas mas bien chicas, mi cola es la envidia de muchas, firme, paradita, es la parte de mi cuerpo que mas me gusta. Tengo pelo negro, ojos verdes y labios carnosos.
En ese momento estaba en una etaba bastante rebelde, aunque no tenía tanta confianza en mi por varios motivos. El mas importante es que si bien no era virge, solo había estado con un chico, mi novio desde los 17. Nos queríamos, pero la verdad que estaba un poco aburrida, necesitaba probar otras cosas y más cuando mi grupo de amigas pasaban de un hombre a otro, contando experiencias, tamaños, cosas que yo no podía hacer con mi novio. Quería probar cosas, muchas y muy porno, cosas que mis amigas contaban que hacían (o que decían que hacían).
Yo solía ir de noche al gym, no era de levantarme temprano y además papá cubria ese turno. Un día por suerte conseguí trabajo en un restaurante de la zona, así que tuve que cambiarme al turno de la mañana en el gym. Al principio no estaba ocntenta con la idea, pero luego entendí que se me habrían algunas posibilidades. Sin dudas que sin papá ahí, algún chico iba a conocer y tener una aventura. Ese pensamiento estuvo en mi cabeza toda la semana hasta que empecé a trabajar y tuve mi primer día en el turno matutino.
Al llegar me recibio alguien que no conocía, se presentó, era el entrenador y encargado del gym en ese turno. No recuerdo su nombre, era demasiado sexy y me quede boba. Era un hombre maduro, de unos 45 años, musculoso y alto, de barba prolija y corta y ojos oscuros.
Al parecer no sabía que mi padre era el dueño. Decidí no decirlo para evitar que se cierre a algo conmigo.
Me mostro el gym, recorrimos todo. No habia ni la mitad de la gente que había de noche. Los conté, eran 8, todos hombres, todos super entrenados, cualquiera me gustaba y cualquiera servía para sacarme las ganas.
Empecé a ejercitarme, admito que un poco mal para captar la atención de alguno de los hombres. Creo que todos me miraban, no por momentos, sino fijamente, cada segundo.
Finalmente uno se acercó, el bombón del encargado. Sin preguntarme me dijo que me ayudaba. Yo estaba haciendo biceps con unas pesas pequeñas. Se puso atrás de mi, me tomo las manos para ayudarme con el movimiento y apoyo todo su bulto en mi cola. Era gigante, al menos comoarado con el de mi novio. Sin intención de hacerme la dificil le seguí el juego, paré un poco la cola y él se frotaba. Sus manos me tocaron partes que no requería el ejercicio.
Al terminar, sin que se moviera, me agaché para dejar las oesas, dejando la cola apoyada en su bulto. Cuando me incorporé me susurra al oído: «voy al vestuario, seguime y terminamos esto».
Sin dudar, lo seguí, arrastrando la mirada de todo el gym. Al llegar, sin mediar palabra me puso contra la oared, comiendome la boca y tocandome todo lo que podía, tetas, cola, hasta mi concha. Se sacó la camiseta y por poco hago un charco, me mordí los labios. Estaba muy excitada. Me pidió que me desvistiera mientras el terminó de desnudarse. Era mucho mas grande que mi novuo, una pina hermosa, grande y gorda, perfecta para mi fantasía.
Me agarró la cabeza y me hizo arrodillar. «Escupila y tragatela, zorrita» me dijo en tono agresivo. Obviamente hice lo que me pidió y empece a chuparsela. Al principio me incomodaba su tamaño, pero cuanto mas saliva y mas me acostumbraba, mas disfrutaba. Por momentos, él empujaba y me la metia hasta la garganta. Sin nada que hacer me sentia vulnerable, sin escape, pero eso me excitaba demasiado.
Pasados unos minutos en los aue no paré de chupar, senti que me tomaban la mano, la sacaban de su pija y me hacían agarrar otra, lo mismo con mi otra mano. En un segundo tenia una verga en la boca y una en cada mano. Me asusté un poco, nunca habia estado con dos hombres a la vez, menos con 3, pero ya estaba ahí, y tampoco era tan malo. Abrí los ojos para ver quiénes estaban aprovechando el momento.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, era entre terror e impotencia mezclado con excitación, mucha excitación. No eran 3 los que estaban conmigo, eran los 8 hombres que había visto antes, todos. 9 contando el encargado, que seguía usando mi boca.
Todos estaban desnudos, sus cuerpos eran perfectos, sus penes, de varios tamaños, todos superaban el de mi novio. Algunos ya duros, otros todavía alcanzando su máximo. Todos masturbandose, viendo como me usaban.
De a poco empezaron a acercarse. Me movieron de la pared para ponerse detras mio. Paré de chupar, y 9 vergas empezaron a golpear mi cara, muchas manos me tocaban. Por unos minutos fui presa de ellos mientras decidían en que orden iban a cojerme.
Obviamente el encargado empezaba. Pusieron un banco largo en medio del vestuario y él se acostó, mientras entre dos de ellos me levantaron y me subieron encima suyo. Sin piedan, sabiendo que estaba muy mojada y ya lubricada, empezó a metermela en mi conchita. Casi no me dio para gritar, porque enseguida tuve una verga en la boca y mis manos ocupadas de nuevo. Por turnos iban pasando, mi boca iba de pija en pija sin parar, hasta llegué a llorar un poco por la intensidad. No sabía si me gustaba o no, pero pedía a gritos ser esta puta que era ahora.
Varios ya habían tomado turnos para cojerme también, mi cincha estaba usada por mas de 5 de ellos hasta que senti aue alguien me agarra a la cola, me escupia el ano u emoezaba a lubricar con el dedo. Por suerte ya había experimentado sexo anal, pero no fueron muy delicados. Alguien forzó su pija para que entrara en mi cola y grité como nunca. Pedí que paren, pero recibí varias cachetadas y escupidas. Comenzaba a gustarme, ser usada por un monton de bestias, atrapada y cojida por todos lados.
Descubrí que era multiorgasmica, acabe varias veces. Ninguno de ellos había llegado aún, aunque ya todos hanian pasado por todo mi cuerpo, en un monton de posiciones distintas.
En un momento el encargado pide que se apuren, que en media hora llegaba el dueño.
Me soltaron, me arrodillaron em medio de todos y comenzaron a masturbarse, algunos todavia intentaban usar mi boca. Llegó el primero, en mi boca, obvio. Empujando mi cabeza hasta el fondo, casi atragantandome en el inento. Quedaban 8. De a poco fueron llenandome la cara, de leche, mis tetas, goloeando mi cara con sus palmas y sus pijas.
El último que quedó fue el encargado, que decidió hundirme la verga en la garganta, para llenarmela de lechita. Me agarró del pelo, me miró y me dijo: «te gustó putita? Cuando quieras hay más». Y me dejo en el piso.
Sola, habiendo sufrido un poco, pero disfrutado mucho más, me bañé.
Cuando salí del vestuario, ya limpia y vestida, todos me miraron y se miraban con complicidad. Me acerque al mostrador de la entrada, donde esperaba el encargado para saludar y avisarle que seguiría viniendo. Estaba por irme cuando de repente llega mi padre, el dueño.
«Jefe, como está?» le dice el encargado.
«Con ganas de arrancar a trabajar, la cuidaron a Cami? Ojo con la nena eh…».
«Si papi, mañana vuelvo».
Caminé hacia la salids, no sin antes darme vuelta y guiñarle el ojo al encargado, viendo la mirada sorprendida de todo el gimnasio. No importa, era su nuevo juguete.
Uff que delicia, yo de novio no me hubiese molestado <3
Si papi se entera me parece que vas a ser su juguete también.