EL MENDIGO (PARTE 10)
Roberto seguía con los brazos estirados, pues, estaba esperando que William le entregará al bebé. .
En ese instante y ante este hecho ocurrido, William realmente no le quedo de otra que entregar a Carlitos e intentó conversar con aquel hombre ya conocido, el cual, muy pronto pasaría hacer parte de su familia.
William: “disculpa Roberto, pero no es lo que parece” (intranquilo y temeroso)
Roberto: “Shhhhh” ¡no digas tonterías, he visto como coges a este niño 2 veces y me dices que no es lo que parece! “jajaja”
William: “pero, pero” ¿en dónde me has visto?
Roberto: ¡fue hace unos días en tu casa!
William: ¿en mi casa?
Roberto: “si” ¿apoco no encontraste mi leche regada? “jajaja”
William: “no jodas” “entonces fuiste tu” (agarrándose el cabello)
Roberto: ¡sí, fui yo el que te vio cómo te lo cogías y la verdad es que si me calenté! ¡por eso me masturbe y lance mucha leche por el morbo de esa maravillosa situación!
William: ¡no puede ser, entonces ya la regué con mi hermano! (Maldiciendo) ¡mierda, mierda!
Roberto: ¿Por qué? ¿qué fue lo que hiciste? (asombrado)
William: ¡pues creí, que era él quien me había visto en mi casa y me puse en evidencia con él! “mierda”
Roberto: ¿qué hiciste?
William: ¡le enseñé frente a la cámara como cogía a este niño!
Roberto: “queee” ¡pues, realmente estas jodido mi querido tío William! “jajaja”
William: ¡no puede ser! ¿ahora que voy a hacer? (confundido)
Roberto: “mira, si ya te vio cogerlo y aún no ha dicho nada” ¡es porque realmente a él también le gustó! “yo te aconsejo que le des a probar a él también y de esta manera hacerlo tu cómplice para que no te delate”
William: ¿tú crees que funcione?
Roberto: ¡pues sí, mírame a mí! ¡yo nunca diré nada de lo que ha pasado y de lo que va a suceder!
Desde ese momento, las cosas cambiaron entre aquellos dos hombres y cómo Roberto, ya había visto a William cogerse a ese niño por segunda vez, él se olvidó de sus prejuicios y decidió que no desperdiciaría esa gran oportunidad que tenía frente a él.
William: ¿enserió te lo vas a coger? (sorprendido)
Roberto: ¡esa es la idea! (Mordiéndose los labios)
William: ¡pero tu verga es más gruesa que la Mía? (Inquieto)
Roberto: ¿y que tiene? ¡de seguro la mía también le encantará! (Guiñando el ojo)
William: ¿y tú crees que la aguante? (con duda)
Roberto: ¡averigüémoslo! (con risa malvada)
William: ¡ok, pero hazlo con mucho cuidado para no lastimarlo!
Roberto: ¡claro que sí, tú no te preocupes!
Sin perder más el tiempo, Roberto se sentó en uno de los camastros y entonces separó sus enormes piernas a cada lado, luego, acomodó al pequeño bebé entre medio de sus piernas para que Carlitos empezara a jugar con aquella enorme verga morcillona, así, como si se tratara de un hermoso juguete.
Carlitos palpaba con sus pequeñas manitas ese gran trozo de carne y, por lo tanto, también saltaba de alegría en el camastro y no era para más, ya que, veía como esa enorme verga fue despertando rápidamente y brincaba gustosamente para demostrar su verdadero tamaño estando completamente erecta.
Al estar completamente listo, Roberto inmediatamente sujeto su grueso palo con la mano izquierda, luego, con la mano derecha, guio la pequeña cabeza del bebé hacia su enorme miembro.
Una vez que lo tuvo donde quería, esté de inmediato introdujo completamente la punta de su verga en esa diminuta boquita y entonces, segundos después, al ver que todo estaba bien, Roberto continúo empujando la cabeza de Carlitos para introducir cada vez más de su palpitante fierro.
Roberto: “mmmmmm” ¡guey, que maravilloso se siente esto! (estremeciéndose)
William: ¡verdad que sí! ¡es lo máximo! (Ya en confianza)
Roberto: ¿y a ti, que tanto le das de comer por la boca?
William: ¡conmigo se la traga toda!
Roberto: ¡noooo! ¿Enserió? ¡me gustaría ver eso!
William: ¡deja que me recupere un poco y lo veras! “jejeje”
Roberto: ¡pues enséñame, ya que yo soy nuevo en esto!
William: ¡claro que sí, pronto lo disfrutaras ya verás!
En ese momento, Roberto continuó alimentando con su enorme verga a ese bebé y mientras esto sucedía, William empezó abrirse más en confianza con su futuro sobrino, así que, al ser ya cómplices, esté le empezó a contar las cosas intimas que realizaba con ese pequeño niño, el cual, ahora estaba siendo amamantado con esa gruesa verga.
En calma y ya más en confianza, los dos hombres conversaban abiertamente de lo que podía suceder a futuro con ese bebé, pero, lo que ellos no sabían, era que, mientras planteaban acciones, los dos no se percataron, de que a la casa estaba entrando Leonardo, el cual era el mejor amigo de Roberto y muy pronto el padrino de su boda.
Leo era como un hermano para Roberto, así que, tenía llave propia para entrar a la casa y no ser cuestionado por el propietario; Entonces, una vez que Leo estuvo dentro, él tranquilamente se dirigió a la cocina para tomar una cerveza, pero cuando esté dio el primer trago al envase, claramente escucho unas voces que provenían de la alberca, así que, intrigado por su curiosidad, Leo caminó cautelosamente para ver quienes estaban ahí.
Al llegar a la alberca, Leo quedo completamente atónito y no era para más, ya que, al asomar la cabeza, vio como Roberto escupía una buena cantidad de saliva en su mano e inmediatamente hundía profundamente dos de sus gruesos y largos dedos dentro del culito de aquel bebe, el cual seguía batallando con tragar aquel enorme pedazo de carne.
Roberto: ¡no jodas, pero que rico se siente este agujerito!
William: ¡verdad que sí! ¡y aún falta por disfrutar cuando le entierres la verga!
Roberto: ¡claro que sí, eso voy a hacer!
Leo no podía creer lo que estaba viendo y escuchando, así que, en lugar de irse de aquella casa o confrontarlos, este permaneció oculto para observar el desenlace de aquella maravillosa escena, en la cual eran participantes su gran amigo, un desconocido y un hermoso bebe.
Roberto estaba muy excitado, así que, sus dedos entraban y salían fácilmente del culito lubricado de Carlitos, el cual, para este momento no dejaba de succionar aquella enorme verga, la cual estaba degustando muy ricamente, pues, saboreaba aquel delicioso néctar preeyaculatorio.
William: ¿enserio te lo vas a coger?
Roberto: ¡claro que sí! ¡tu solo observa, que ya es hora de enterrarle mi verga!
William: ¡está bien, pero hazlo con cuidado!
Leonardo no podía creer lo que acaba de escuchar, así que, a toda prisa saco su celular de su bolsillo y se puso a grabar aquel maravilloso acontecimiento que estaba a punto de suceder; leo observaba aquella escena que iba quedando plasmado en su teléfono, así que, mientras Roberto continuaba amamantando al pequeño niño, esté llevó su mano derecha hacia su miembro y lo apretó fuertemente, pues cayo en cuenta que tenía una tremenda erección.
Por otra parte, Roberto estaba decidido coger a ese bebito, así que, sin demorar un segundo más, esté fue apartado al pequeño niño de su lubricada y palpitante verga, luego, lo acomodo a su disposición y coloco la punta de su verga entre aquellas dos redonditas nalguitas.
La fuerza de gravedad estaba haciendo muy bien su trabajo, así que, aquel lubricado culito se abrió y permitió que la punta de aquella gruesa verga entrará completamente; en ese momento, Roberto se estremeció, pues no era para más, ya que, sintió un rico calor que envolvía la punta de su enorme verga.
Roberto: “ooooohhh” ¡que rico!
William: ¡verdad que sí, a mí me encanta ese rico culito!
Aquel acto sexual ya había comenzado, pero Roberto estaba un poco incomodo, así que, busco una mejor posición para dicho acto sexual; en ese momento, Roberto se puso de pie y pego a Carlitos a su abdomen, luego, lo fue bajando muy lentamente para que su enorme verga empezará a deslizarse en el interior de esa apretada tripita, pero desafortunadamente ese hombre ya no pudo continuar.
Roberto instantáneamente se detuvo, pues se asustó al escuchar el timbre de un teléfono celular, el cual, no pertenecía a ninguno de los dos anfitriones que se encontraban ahí, así que, como acto de intuición, ambos voltearon a ver rápidamente al lugar de donde provenía aquel sonido del teléfono, pues necesitaban saber quién era esa persona que estaba ahí.
Leo: “en qué momento vienen a interrumpir” (viendo la pantalla del teléfono y sin tomar la llamada)
Roberto: ¡no puede ser, es mi compadre! (susurrándole a William)
Leo: ¡qué tal compadre! ¿Cómo estás? (caminando hacia ellos)
Roberto: ¡qué tal mi gran amigo, pues aquí estamos quitándonos un poco el estrés! (sin retirar su verga del culito del bebé)
Leo: ¡pues, me parece súper bien he! ¡mucho gusto, me llamo Leonardo! (estrechando la mano con William)
William: ¡mucho gusto, soy William, el futuro Tío de Roberto! “jejeje” (tratando de romper el hielo)
Leo: ¡qué bien! ¡por cierto compadre, eso de la paternidad ya te queda! (observando como tenía al bebé)
Roberto: ¡si verdad! ¡estoy practicando para cuando tenga los míos! (apretando al niño)
Leo: ¿oye compadre? ¡haz algo con esa madre que la tienes super dura, se te va a reventar los huevos! “jajajaja”
Roberto: ¡Cabron, ando súper caliente y la verdad, es que me urge desahogarme con lo que sea! ¡pero ya pronto se me va a pasar! (entrando a la alberca con el bebé)
Leo: ¿y que, no piensan invitarme o solo ustedes quieren disfrutar?
Roberto: ¡claro que sí, tu no necesitas invitación compadre!
William: “he, si, si” ¡lo que diga Roberto está bien para mí!
Leo no tuvo que escuchar dos veces aquella invitación que ya estaba abierta, así que, de inmediato empezó a quitarse toda la ropa y sin pena alguna este se quedó completamente desnudo; entonces, en ese momento, ambos hombres se sorprendieron al ver la desnudes de aquel hombre, pues no era para más, ya que, realmente estaba super dotado y su enorme verga estaba semi erecta e impaciente por querer despertar completamente.
Ante este momento tan incomodo, William trataba de ocultar su desnudes tapando sus genitales con ambas manos, ya que, ante la presencia de aquel hombre, se le hacía muy incómodo que lo viera en esas condiciones, pero para su mala fortuna, este ya nada podía hacer nada, pues, Leo había visto a ambos desnudos y con sus respectivas vergas completamente durísimas.
Al estar completamente desnudo, Leo se estiro fuertemente, luego, ante la vista de aquellos dos hombres, llevó su mano derecha hasta sus enormes bolas y se las rasco, después, como acto seguido, este sujeto su verga morcillona y se la estiro un par de veces mientras caminaba hacia dentro de la alberca.
Leo: ¡que rica está el agua! (rompiendo el silencio)
Roberto: ¡sí, muy buena! (con la verga aun dentro del culito del niño)
William: ¿disculpa Roberto? ¿podemos hablar un momento?
Roberto: ¡claro, ya voy hacia ti! (con ganas de seguir cogiendo al bebé)
Leo: ¿puedo cargarlo un momento?
Roberto: ¡sí, claro amigo! (retirando parte de su verga de aquel culito)
Leo: ¡gracias! ¡me traes otra cerveza por favor!
Roberto no podía ocultar su gran erección, así que, no le quedó de otra, que entregar al niño a su amigo y luego, salir así hasta donde estaba William, una vez que estuvo junto a él, esté lo llevo hacia dentro de la casa para conversar, pues se sentía muy incómodo ante la presencia de Leonardo.
Roberto: ¿qué paso? ¿de qué quieres hablar?
William: ¿cómo que de qué? ¿que no vez que tu amigo está aquí y tu como si nada?
Roberto: ¡tranquilo, tranquilo!
William: “me pides que este tranquilo” ¡ya nos vio desnudos y con la verga dura! ¿Qué crees que pensará?
Roberto: “ya te dije que te estes tranquilo” ¡mira él es de mente muy abierta y liberal! “conozco a mi amigo y sé que no va a pensar nada malo!
William: “pero no es muy lógico que los dos estemos desnudos con la verga dura y además con un niño”
Roberto: “ya, ya” “déjamelo a mí” ¡sí comenta algo respecto al tema, yo vere que le invento, pero tu quédate tranquilo y actúa normal!
William: “pero, pero”
Roberto: ¡pero nada, ya vámonos a la alberca y finjamos que no ha pasado nada!
Tiempo después, aquellos dos hombres regresaron a la alberca y le entregaron una cerveza a Leo, luego, los dos se lanzaron a la alberca para disfrutar del agua y fingir que no estaba pasado nada, pero tras haberse zambullido, ambos notaron que Carlitos estaba un poco inquieto y que además en su carita mostraba rasgos de molestia.
Leo: ¡ya bebe, ya! “shhhhh” “shhhhhh”
Roberto: ¿quizás tiene hambre?
Leo: ¿tú crees?
William: ¡voy por su biberón!
Leo: ¿biberón? ¿qué edad tiene?
William: ¡apenas un año y meses! ¡vuelvo en un momento!
Leo: “si, está bien”
Mientras William fue a la sala por el biberón de Carlitos, Leonardo aprovecho para reclamarle a su amigo Roberto, pues se le hizo muy egoísta de su parte, el que no lo hubiera invitado a pasar una maravillosa y fantástica mañana.
Leo: “guey” ¿porque no me dijiste nada?
Roberto: ¡te iba a decir, pero primero tenía que cerciorarme de que todo estuviera bien!
Leo: ¡lo se hermano, solo te estaba haciendo una broma! “jajajaja”
En ese momento llegó William y los interrumpió diciendo….
William: ¡ten, mi amor! ¿quieres que yo le dé el biberón?
Leo: ¡de ninguna manera, yo quiero alimentarlo!
En ese momento, William entrego el biberón a Leo, el cual, rápidamente lo llevo a la boquita del infante, después, esté nuevamente se metió al agua junto a Roberto y ahí, los dos empezaron a conversar acerca de los preparativos de la boda, en ese momento, Leo busco una posición más cómoda para el niño, así que, salió del agua y sentó en el primer escalón de la alberca.
Todo parecía una mañana normal, pero tras haber transcurrido algunos minutos, Leo fijo la mirada en la cara de aquellos dos hombres y entonces hizo el siguiente comentario. “Roberto, el niño dice que no le gusta este biberón”
Roberto y William voltearon a ver inmediatamente, así que, en ese instante, los dos quedaron completamente petrificados, pues no era para más, pues lo que vieron los dejó completamente helados.
Leonardo había hecho a un lado el biberón y, por lo tanto, ahora sus grandes manos sujetaban el frágil y tembloroso cuerpecito de Carlitos, el cual, tenía las piernitas completamente estiradas y dentro de su culito se encontraba una tercera parte de aquella enorme verga, la cual le pertenecía a ese enorme macho.
En ese instante, ante la mirada atónita de aquellos dos hombres, Leo empezó a mover el cuerpecito de Carlitos, el cual, al sentir como aquella enorme verga se deslizaba fuera de él, cerraba los ojitos y abría su boquita, pues, no era para más, ya que en su corta vida jamás había probado una verga tan grande y gruesa como esa.
William: “peeee” (totalmente mudo)
Roberto: “no chingues guey” ¡te dije que yo iba cogérmelo primero!
Leo: ¡te tardaste hermano y yo tuve que aprovechar!
Roberto: ¡eres un cabron!
Leo: “lo sé” ¡pero por el momento te toca darle de comer por la boquita, porque por el culito ya está comiendo de lo más rico!
Roberto: ¿no pudiste esperar más tiempo?
Leo: ¡noooo! ¡para esto me invitaste no!
William: “pero, pero” (tartamudeando)
Roberto caminó hacia fuera de la alberca y se paró frente a su amigo Leo, le dio un gran sorbo a su cerveza para acabarla y entonces ambos se miraron directamente a los ojos.
Leo: “cabron” ¡tú también tienes una buena verga!
Roberto: ¡claro que sí! ¿te gustaría probarla? (sacudiéndola con su mano)
Leo: “vete a la mierda” ¡solo te estaba alagando cabron! ¡ya, mejor dale por la boquita que quiere probar tu verga!
Roberto: “ya voy, ya voy”
Ambos hombres se acomodaron a la altura perfecta, así que, Roberto no perdió más el tiempo y empezó a clavar su gruesa verga en la diminuta boquita de Carlitos, el cual, para este momento, seguía sintiendo, como su estirado culito se seguía amoldando a esa gigantesca verga.
Roberto: “aaaahhhh” ¡Sí que tiene una rica boquita!
Leo: ¡obvio! ¡ahora imagínate lo apretado que esta su culito!
Roberto: ¡es fantástico, ahora entiendo porque William se lo sigue cogiendo!
Leo: ¿te gustaría abrirle el culito para mí? ¡es que está muy estrecho! “jejeje”
Roberto: ¡por su opuesto hermano, es un placer poder ayudarte!
William seguía paralizado sin poder pensar y actuar, así que, por lo tanto, este solo observaba como Roberto fue retirando su verga ya babosa de aquella pequeña boquita, segundos después, este abrió enormemente los ojos y la boca, pues ante su presencia, Leo fue retirando su gruesa verga de aquel culito infantil.
Aquella verga estaba durísima y en verdad que, si era enorme, pues no era para más, ya que media 24 centímetros y eso si iba a ser un verdadero reto para el pequeño niño de más de 1 año de edad; riéndose un poco, Leo acomodo al pequeño niño boca arriba y con una mano le recogió las piernitas hacia su pecho para dejar su culito totalmente expuesto y listo para su gran amigo.
Roberto: “cabron” ¡mira que gran hueco le has dejado!
Leo: “jajajaja” ¡por eso quiero que tú le des primero, ya que, a mí me está costando mucho!
Roberto: “ok bebé” ¡vamos a ver si en verdad aguantas la verga como dice tu Tío William!
Roberto escupió una gran bola de saliva en su mano y procedió a lubricar muy bien la longitud de su enorme verga, luego, acomodo la punta en la entrada de aquel agujerito y de inmediato empezó a enterrarla; poco a poco.
Aquella enorme verga ensalivada se iba deslizando como cuchillo caliente en mantequilla, pero cuando este hombre había logrado meter una tercera parte de su gruesa verga, todos escucharon una voz que gritaba desde el interior de la casa.
Continuara….
reciban un afectuoso saludo de parte su amigo @Angelblacks (síganme en telegram)
Qué rico, ojalá y sea otro macho para el nene, que le dejen el culo abierto y guango jajajajajaja
Ufff la neta eso si seria rico saber que más machos se comen ese culito
Bienvenido,se le extrañaban sus increíbles relatos!
Que fantasía mía es esta, tener amigos con bbs para disfrutarlos desde el primer momento que abren sus ojitos
Espero pronto lo continúes, siempre me saco la leche con tus relatos
Busco amigos con bbs para disfrutar
Telegram @Jasmett
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