El niño que conocí en un pueblo. (Real)
La historia de un niño de 9 años que conocí, y terminó siendo mío en un juego de retos. La historia es real así que las escenas serán más detalladas que yendo al grano. Claro que barnizaré mucho el relato para que tenga más morbo. Incluso agregaré cosas ficticias, pero en general es real. .
Antes de comenzar he de decir que este relato es real. Claro que lo «barnizaré» para excitar las fantasías, pero es real. Sucedió en México y al ser una historia real, iré contándola poco a poco.
Todo comenzó cuando a mis 17 me llamaron a vivir a un pueblo para apoyar a la familia durante vacaciones. Es decir, querían construir en la casa familiar del pueblo, y para no perder tiempo durante vacaciones me dijeron que fuera a ayudar a mis tíos con la construcción. No era demasiado así que fue rápido.
Allá no hay agua potable de grifo, debes comprarla a los camiones con garrafones de agua. Cuando llegó el garrafón del agua nos informó que también necesitaríamos comprar tanques de gas (los cual vende aparte, pero es la misma «empresa»).
Compramos el agua y logré ver un niño alado del conductor. El chico que me atendía para darme los garrafones era un chico mayor que yo, tal vez unos 28 años. Era un chico grande, no diría que gordo, pero se le marcaba un paquete enorme en el short que llevaba. No pude evitar apartar la mirada y en eso, cuando volteé a ver dentro de la camioneta, vi cómo el niño observó que yo estaba viendo al otro chico. Solamente les pagué y se fueron.
Días después compramos el tanque de gas. Solo que esta vez era una pipa de gas. Misma historia, llegaron y tomaron los tanques y los llevaron a su pipa para llenarlos. Me dijo mi tío que fuera a revisar que los llenaran correctamente porque luego te llenaban el tanque con menos. Solo que esta vez, el niño se bajó del asiento.
Aquí comienza el cortejo con este niño.
Yo llevaba puesto un pants color azul oscuro bastante desgastado por el trabajo, además de que ya era un pants viejito. Por tanto, la tela ya estaba bastante desgastada y delgada. En ese pants se me marcaba bastante el paquete. Mi pene mide 17,5 cm y admito que mis testículos son enormes, además de que no usaba ropa interior. El caso es que se me veía el pene colgando en ese pants.
Cuando el niño se bajó, se dirigió a la parte de atrás de la camioneta (que es donde llenaban el tanque). El chico de 28 años llenaba el tanque mientras yo estaba posicionado atrás de él. En eso llega el niño y se posiciona alado de su hermano (más tarde me enteré de que es su hermano), por tanto, ahora los tengo a los dos enfrente de mí.
El chico de 28 al ser grande tenía un trasero exquisito. Pero el niño simplemente era otro nivel de delicia. Llevaba puesto un short deportivo color azul, y sus nalgas estaban perfectamente marcadas en la tela. Su camisa le llegaba poco más arriba de la cintura (el niño no era gordo, pero tampoco delgado, era robustito al igual que su hermano), debido a que la camisa le llegaba exactamente a la cintura y un poco más arriba, gracias a eso pude ver con detenimiento todo su culo. Se podía ver la línea de la tanga que usaba, no usaba bóxer. Incluso en la línea del calzón se le podía ver como la nalga sobresalía aún más. Dando a entender que era bastante nalgón. Ni hablar de las piernas, eran demasiado gordas y tenía unas pantorrillas enormes.
El hermano mayor seguía con la vista en el medidor de tanque, pero el niño volteó a verme, y cuando volteó a verme además de analizarme la cara, su mirada se fijó en mi entrepierna. Yo al estar aburrido, estaba cambiando mi peso de un pie a otro, por lo que estaba haciendo un «baile» como cuando ya estás cansado de estar de pie. Eso hacía que mi pene también bailara de un lado a otro en mi pants. El niño no quitó ni un segundo la mirada de mi verga.
Comencé a excitarme y mi glande comenzó a marcarse todavía más en el pants, lo sé porque yo mismo me lo miré. Sabía que debía hacer algo al respecto o el hermano mayor se voltearía. Así que me agarré la verga y la subí para apretarla con el elástico del pants. El niño entonces me vio a los ojos y se quedó serio.
Para no hacer la historia aburrida, resultó que este niño era el hijo de una señora que vivía ahí y era amiga de la familia. Cuando mi abuelo llegó a supervisar que el tanque estuviera bien, los saludó y fue cuando me dijo que ya los conocía y blablá. Lo sorprendente fue que el abuelo (con todo y su imprudencia) los invitó a comer. No ese día obviamente, sino después para que vinieran con su mamá.
El día de la reunión llegó y no llegaron a comer, solo platicar. El niño llegó con un pantalón de mezclilla y seguía sorprendiéndome el tamaño de su culo aún en mezclilla. Diario me masturbaba pensando en sus nalgas. Después mi abuela (nuevamente con la imprudencia de antes) me dijo durante la reunión: ¿Por qué no le muestras tus videojuegos al niño? Se ve aburrido, ve a enseñarle.
No me quedó más remedio. Cabe aclarar que en ese pueblo los cuartos son separados, es decir, están alrededor de toda la casa esparcidos, por lo que debías caminar por el patio y llegar a tu respectiva habitación.
Lo llevé y tenía las venas al mil por ciento. El niño se puso a analizar cada parte de mi cuarto que estaba desordenado. Mis bóxeres estaban a la vista y el niño soltó una risita cuando los vio.
- De qué te ríes wey? (Le dije en tono de burla)
- ¿Apoco tus calzones son así de grandes?
- Sí, se ven grandes pero una vez puestos se ajustan a tu piel. ¿Cuántos años tienes?
- adivina (comenzó con su típico juego de niños).
- ¿10?
- Casi atinas, tengo nueve.
Estuvimos hablando de videojuegos y demás cosas. Jugamos un rato y él se recostó en la cama boca abajo, pero viendo hacia la pantalla, por lo que su cara daba en la parte de los pies de la cama y sus pies estaban en dirección a mí, yo que estaba en la cabecera de la cama.
Jugó Fortnite y se quedó entretenido ahí. Sus nalgas eran un espectáculo, cuando él perdía o ganaba, se agitaba y podías ver casi en cámara lenta cómo rebotaban ese par de glúteos. No pude más y me saqué la verga con mi celular. Grabé a mi pene y de fondo a él. Me comencé a masturbar, pero con cuidado y vigilando que nadie viniera. Cuando alguien se acercaba a mi cuarto, se podía ver por la ventana, así que no había problema.
De repente el niño volteaba para decirme «¿Viste cómo lo maté?» y cosas así, y en esos casos me guardaba el pene rápidamente, pero él claramente notó que me estaba tocando la verga.
Solo volteaba a ver mi mano y después seguía en su juego. Entonces después de unos 20 minutos abrió sus piernas separando sus nalgas y aún mejor, su pantalón estaba un poco roto de abajo y se veía su calzón color rojo. Su trasero se dibujó en la mezclilla casi como si fuera licra.
No pude más, eyaculé como nunca en la vida. Mi pene no está circuncidado así que generalmente mi semen sale escurriéndose, pero esta vez fue tan deliciosa la paja que mi semen saltó casi un metro hacia arriba, y me cayó en la playera y en las cobijas, pero también cayó en el tenis del niño, que, por cierto, se llamaba Iván.
Yo estaba totalmente satisfecho. Entonces comencé a quitar mi semen de las cobijas y mi playera con mis manos. Estaba tan excitado que intenté poner mis manos en sus nalgas y lo hice, sin llegar a tocarlo. Se sentía delicioso el calor que emanaban. No me resistí y me acerqué a olerlo. Sorprendentemente no olía a nada y di un paso más allá, traté de meterle la nariz lentamente y el niño seguía sin darse cuenta.
En eso se movió bruscamente y me aparté. No se dio cuenta, pero sí notó cuando me levanté de golpe.
En eso decidí hacer algo, había un dulce de esos que son paletas con una bolsa y chile en polvo.
- ¿Te gustan estas paletas? Se me hacen demasiado picosas.
- Saben ricas.
- ¿Quieres probar?
- Va
- Pero tienes que aguantar no seas puto, y tienes que echarte todo el polvo a la boca.
- ¿Qué me das si me lo acabo?
- Te doy 100 pesos.
- Va va va.
- Pero yo te lo doy, esa es la condición, para que no lo vayas a escupir, te lo doy con los dedos.
- Bueno
Yo tenía las manos aún con mi semen que era bastante. Escurrí todo el semen posible dentro de la bolsa y comencé a revolverlo con el chile en polvo. Una vez que incluso parecía eso una pasta, fue cuando le dije «ABRE LA BOCA».
Mis manos estaban pegajosas de chile en polvo con semen. Le metí todo de una. Y comenzó a saborearlo. Dijo que sabía normal. Eso me prendió aún más. Pero lamentablemente lo llamaron a comer.
SEGUNDA PARTE
Hubo otro día cuando volvió a ir a la casa. Solo que esta vez él fue solo. Me explico: En esos pueblos no hay delincuencia, al ser un lugar tan pequeño, todos se conocen con todos. Y la abuelita de este niño vivía enfrente de nosotros (precisamente por eso mi familia conocía a su familia). Entonces el niño un día fue a visitar a su abuelita, unas semanas después.
Para ese entonces mis tíos se habían ido y yo me quedé el último mes para disfrutar de la soledad. Claro mis abuelos se quedaron igual junto con mis tíos que viven ahí.
Escuché mi nombre y salí a asomarme. Era Iván.
- ¿Puedo subir?
- Claro campeón, aquí te espero.
Se trepó la barda que dividía nuestros terrenos. En la casa no había nadie, solo mi tía, pero ella siempre estaba haciendo cosas y nunca me iba a buscar. Ventajas de tener cuartos separados.
El niño entró a mi cuarto y nuevamente comenzó a curiosear todo. Me preguntaba todo el tiempo ¿Qué es esto? mientras agarraba cualquier cosa, como mi navaja.
Después llegó a mis bóxeres otra vez.
- ¿No los has recogido? (me preguntó mientras se reía)
- Nop.
En eso su mirada se desvió, porque vio mis calzoncillos (o tangas como las que usaba él). Pero en eso le vi intenciones de irse a jugar y no iba premitirlo.
- Son como los que usas tú, ¿cierto? (le pregunté)
- Si son así, mira. (Se bajó el short rápidamente, y pude ver su paquete muy rápido en su tanga azul con un estampado de Superman).
- Ya veo. ¿Y no quieres esos calzones para ti? A mi no me quedan.
Eso era verdad. Compré unos calzones por internet de dos marcas distintas. Y unos de los calzones no me quedaban, la parte donde va tu pene era bastante pequeña y literalmente se te veían los huevos por alado.
- No me quedan a mí, están muy grandes.
- Sí te quedan (ESTE ES MI MOMENTO, pensé).
- No de verdad no me quedan.
- Es que a mí tampoco me quedan, mira.
Y en eso agarré mi verga semi erecta por encima de mi short, dándole a entender que mi pene era muy grande. Lo cual era un riesgo porque no supe cómo iba a reaccionar. Pero reaccionó de manera bastante normal y tranquila. Solamente miró mi pene dibujado en mi short blanco y comenzó a reírse. Así que me contestó: «Pero mira el mío», y también se agarró el pequeño paquete.
- A ver bájate el short, yo digo que sí te queda.
Y sin decir nada más, se bajó el short, y tomé el calzoncillo para «ir a medirlo». Así que fui y me arrodillé delante de él.
Le puse el calzón por encima, el cual obviamente le quedó grande, y en eso le dije: A ver voltéate para ver cómo te queda por atrás.
Se volteó y mi pene se puso al cien al ver que, por la parte de atrás, sorprendentemente rellenaba el calzón muy bien. Después se le dije que se lo quitara para que no se hiciera el momento muy raro, además de sobrepasar la línea. Por lo que todo lo seguí haciendo en tono de burla para que él no se sintiera amenazado.
Pero lo que viene después ya es otro nivel.
Yo ya estaba erecto al cien y me valió madres que él lo notara. Mi verga se veía como carpa de circo, pero me dio igual. Le quité el calzón que le había puesto, pero esta vez le toqué las nalgas y piernas mientras le quitaba el calzón. Él seguía de espaldas a mí. Me levanté y como mi pene ya estaba totalmente erecto, intenté que cuando el se volteara se golpeara la cara con mi verga.
Y sucedió tal cual. Se volteó y su mejilla fue a parar exactamente a mi verga. No dijo nada, solo se le quedó viendo un rato y yo le cambié la conversación nuevamente, para evitar algo que tal vez él no quiere.
Todo siguió normal. Se fue a curiosear más en mis cosas. Y encontró mi caja donde guardo cosas personales, y después de hacerme mil preguntas sobre qué era cada cosa, encontró un condón.
- ¿Y esto qué es?
- Eso es… algo para adultos. (Yo obviamente intenté hacerme el misterioso para que a él le diera curiosidad saber)
- ¿Pero para qué sirve? Dime
- No te puedo decir porque vas a ir a decirle a tus papás y te van a regañar y también a mí. (Traté de jugar con su mente para que él mismo sienta que eso es algo prohibido y, por tanto, más interesante descubrirlo).
- No, te juro que no iré a decirle a nadie, porque mis papás me han pegado cuando me porto mal.
- Prométeme que no le dirás a nadie, es una promesa de hombres y los hombres no rompemos promesas.
- Te lo prometo por la virgen. (Me hizo sentir raro su promesa y me hizo reírme por dentro).
- Es un condón, lo usamos los hombres para no embarazar mujeres.
- ¿pero qué es?
- ábrelo.
Abrió el condón y mi verga seguía erecta. Ya llevaba más de 10 minutos con esa erección. Gracias a que el short era blanco no se veía el líquido preseminal que salía. Pero el niño de vez en cuando volteaba a verme el tremendo vergón que le esperaba.
- Está resbaloso, ¿y luego qué se hace con él?
En este punto yo ya estaba al mil. Además, no mencioné que me encontraba bajo los efectos del alcohol porque había bebido unas 4 cervezas. Estaba consciente obviamente, pero aun así bajo el efecto del alcohol, por tanto, me valió madres contarle todo con tal de que él me viera el pene.
- Luego te lo pones en el pene. Eso hace que cuando tengas sexo con una mujer, no la puedas embarazar, ¿o acaso no conoces el semen?
- Sí lo conozco, mis amigos siempre hacen bromas con eso.
- Pero si tus amigos ni siquiera sueltan semen wey.
- Pero pues no sé.
- En fin, ¿quieres que me ponga el condón para que veas?
Fue una pregunta arriesgada porque ahí determinaría todo. Y una vez más, se llevó una mano a la boca y soltó una risita.
- ¿Pero dónde te lo vas a poner? ¿Ahí? (Me preguntó mientras señalaba mi pene aún erecto)
- Pues si wey, ni modo que dónde.
- Ay no que asco, no te quiero ver. (Esto bajó mis posibilidades)
- ¿Qué tiene wey? tú también tienes uno. ¿Apoco cuando vayas a jugar a las ligas profesionales de fútbol te vas a esconder? Somos hombres y no tiene nada de malo ver otros hombres porque todos tenemos lo mismo.
Meditó demasiado lo que le dije.
- Bueno a ver póntelo.
- Va, pero cierra la puerta.
Cerró la puerta y se quedó mirándome fijamente, y finalmente me bajé el short. El no dijo nada. Solo se quedó viendo mi pene erecto y grueso (Sobre todo grueso). Afortunadamente me había rasurado dos días antes.
- Lo tienes bien grande.
- Mira y aprende.
Me coloqué el condón y el solo se quedó mirando.
- Tú también bájate la ropa para que estemos igual.
- Ay, ¿pero yo por qué?
- No seas puto.
No le quedó de otra que bajarse todo, y al fin pude ver su pene lampiño. Era negro como el mío, de hecho, ambos somos de piel morena.
- Tú también lo tienes parado. De grande vas a lanzar demasiado semen.
- ¿Apoco tu ya puedes sacar semen? (Su inocencia me encantaba)
- Pues claro wey, yo ya he estado con varias mujeres. (Traté de parecerme al típico comportamiento machista del pueblo para que él se sintiera en confianza, cosa irónica).
Se quedó callado por un rato, hasta que decidí todavía ir más allá.
- ¿Quieres ver mi semen?
- Sí. (Solo respondió eso y se quedó mirando).
- ¿Ya te has masturbado?
- No, ¿qué es eso?
Le mostré cómo se masturba alguien. Aunque presiento que él ya se hacía mil chaquetas diarias. Me siguió el ritmo. Su pene era tamaño normal para un niño. Pero no me importaba su pene, sino su culo. Y no tenía oportunidad de vérselo porque él estaba sentado.
No sabía de qué manera comerme esas nalgas. Tenía que pensar rápido.
En eso se me vino una idea. Tengo en mi celular una aplicación para escribir texto y que aparezca en grande en toda la pantalla del celular. Usaba la aplicación para una bisabuela que era sorda y le escribía en el celular lo que le quería decir.
Usé la app para escribir rápidamente algo que me serviría. Puedes escribir varias frases y se quedan guardadas.
- Vamos a jugar a los retos, si me ganas te enseño mi semen. Si pierdes, entonces ya veremos qué hacer.
No me importaba quién ganara o perdiera, sino hacer los retos. Aceptó el juego como si nada.
- Pero el juego es de adultos, a menos que seas niña y no quieras jugar.
- Yo no me rajo, si le entro.
- ¿Seguro? Hay retos complicados. Porque como dije es juego de adultos.
- Que si, ya échale.
El juego era reto papel o tijera. Y después quien ganara la ronda, iba a sacar un reto de mi «supuesta aplicación».
La primera ronda la gané. Y el supuesto reto era que él me tocara el pene por 10 segundos.
Lo hizo, y mientras lo hacía, le apreté bien su manita en todo mi falo. «Agárralo bien, marica» le dije entre risas.
Terminó. La siguiente ronda igual la gané. Y el reto era poner mi pene en su cara. Claro que los retos ya los tenía escritos y planeados para ir de poco a poco.
Le puse mi pene en su cara, mis huevos fueron a chocar a su boquita y la punta de mi pene hasta su frente. Le restregué todo cuanto pude.
Si yo notaba por alguna razón algo de descontento, en ese momento dejaría de jugar con él. Pero él seguía normal, como si de eso se tratara: un juego. Además, todo el rato hacíamos chistes entre nosotros.
La siguiente ronda él la ganó. Era mi oportunidad. Ya sabía qué reto le iba tocar. Y le tocó «tocar las nalgas del ganador».
Cuando leí el reto, hice cara de asco para que él sintiera que ganó.
- No, no voy a tocarte las nalgas, qué asco. (Le dije para que él creyera que de verdad no me gustaba).
- Pero tienes que cumplir, yo cumplí los dos retos anteriores.
Y lo hice. Finalmente me degusté apretando esos bizcochos entre mis manos. Pude ver lo que las nalgas de un niño son. Bien balanceadas, equilibradas y en el lugar que deben estar. Su trasero era muy firme, debido a todo el fútbol que hacía, además de que siempre se ha quejado su mamá de que es un niño hiperactivo, por lo que se la pasa corriendo el 90% de su día. Todo eso reflejado en ese par de bombones que tenía enfrente de mí.
- Ya estuvo, ya pasaron 10 segundos. (Me interrumpió)
- Vale, sigamos jugando.
Esta vez gané, y cambié el reto rápidamente porque yo ya estaba que me explotaban los huevos de lo rico que acababa de suceder. Escribí en el reto «Chuparle el pene al ganador por un minuto».
- Vas, yo no me acobardé cuando te toqué las nalgas.
Lo vi un poco receloso de querer hacerlo, incluso pensé que se había echado para atrás. Pero no. Se acercó y me quitó el condón. Le dije que no usara los dientes. Iván no sabía lo que era mamar verga, por lo que comenzó a darle lengüetazos. Es decir, no se metió mi pene, solo lo chupó por los lados.
- Así no debes hacerlo, estás haciendo trampa.
- ¿Entonces cómo? (Me preguntó con su inocente voz, casi como si le sorprendieran)
- Abre tu boca y no toques mi pene con los dientes.
Se lo metí. Apenas le entró mi glande en esa boquita de puta. Sus labios eran rositas y pude ver su lengua esperando recibirme, igual rojita y rosa. Le dije que aguantara la respiración, porque ya sabía yo que el sabor del preseminal le daría asco. Se quedó ahí, inmóvil. Yo le metí la verga por 2 minutos, el ni siquiera se acordó que tenía que pasar 1 minuto solamente. Se sentía rico cómo mi glande rosaba su paladar. Estuve a punto de venirme cuando se apartó y con los ojos llorosos me preguntó
- ¿Ya pasó un minuto?
- Te faltaron 10 segundos, pero está bien
Le inventé eso para que sienta que quedó en deuda conmigo, además de que me dio miedo que estuviera con los ojos llorosos. No estaba llorando, eso me tranquilizó. Supongo que en algún momento quiso vomitar, pero se aguantó.
La siguiente ronda se vio interrumpida lamentablemente. Mi tía me gritó desde fuera. Le dije a Iván que se vistiera rápidamente y que se pusiera a jugar xbox. «Ya sabes eh, no debes decir nada» le dije antes de salirme. «Ya te dije que no diré nada, no soy niña». Me salí y le dije a mi tía que estaba con Iván. Entonces ella entró a saludarlo y me dijo que iba ir a comprar cosas a la tienda, pero que le avisemos a la madre de Iván que él se encontraba conmigo, a lo que el niño dijo que ya había pedido permiso. Sin más embrollo, mi tía se fue.
- ¿Seguimos o ya te acobardaste? (Le pregunté con malicia para ver qué tal)
- Yo no me rajo.
Esta vez vi en su mirada y su forma de hablar una excitación peculiar. Como si ya se hubiera dado cuenta del placer que puede sentir. Esa curiosidad de niño de querer saber y sentir más.
La siguiente ronda quise que él la ganara así que cuando él soltaba su mano, yo intentaba ver qué iba sacar, si piedra, papel o tijera, para que yo perdiera, y no se le hiciera aburrido el juego. Así que le puse el mismo reto, que yo le chupara el pene a él. Nunca ha sido mi objetivo el pene de nadie. Siempre he sido un hombre de culos. Así que me lancé contra su pene.
Al inicio se puso a reír, y después comenzó a mover su pelvis hacia enfrente y atrás. Comenzó a decirme cosas que entre hombres sería humillante. «Chúpalo, eso puta, chúpalo». Se escuchaba ridículo de un niño, pero admito que me prendió un poco. «Qué rico lo mamas perra». Después noté que eran frases que él había visto en el porno o en su escuela, o hasta en la misma música, porque antes lo había visto escuchando reggaetón del que habla de sexo todo el rato.
Y tuvo su orgasmo. Pude ver cómo su cuerpo se retorcía de placer y cerraba los ojos. Mientras se la mamaba quería tocarle el culo, pero él estaba acostado en el borde de la cama por lo que no pude hacerlo.
- ¿Estás bien?
- Si estoy bien, qué rico me lo chupaste.
Comenzó a reírse, como si él sintiera que ganó. No contaba con eso pero favoreció a que el juego no se apagara.
Su erección se bajó y seguimos jugando. A mí ya me dolían los huevos de guardar tanto semen. Además de que la interrupción de mi tía hizo que se me bajara.
El siguiente reto ya lo quise hacer mío sí o sí. Esta vez nuevamente hice que él me ganara. Y el reto era tocarle el ano al ganador por dos minutos con los dedos.
Una vez más hice mi actuación de asco y el solito saltó en la cama y dijo: «Empiézale, ¿o eres niña?» mientras se reía sin parar.
Le dije: Pues va, voltéate.
Se volteó en la cama y finalmente sentí ese culo sabrosísimo. Eran unas nalgas tan grandes que llegar a su ano fue un camino largo. Estaban totalmente apretadas, y su ano era color rosa. Olía a mierda claramente, pero me centré en la sensación y no en el olor.
- Huélelo, ¿huele rico verdad? (Iván se burlaba de mí)
- Te pasas de verga wey (yo seguía fingiendo que estaba sufriendo, cuando que estaba a punto de violarlo ahí mismo de la excitación).
Seguí masajeando su ano y cada vez que me acercaba a su entrada, él apretaba las nalgas fuertemente. De hecho es increíble la fuerza que se tiene en los glúteos. Casi me arrancaba el dedo porque me lo apretaba con fuerza. Hasta que le abrí el par de nalgas y pude ver su ano más en persona. El olor no era fuerte, era un olor entre sudor y mierda, pero creo que me excitó más. Además, no tenía su anillo sucio, estaba liso. Y el color rosita me prendió demasiado.
Con los dedos de la mano izquierda separaba sus nalgas, lo cual fue difícil porque eran enormes y casi no me daba abasto en ese tremendo culo. Con la mano derecha comencé a tocarle el centro.
Su ano prácticamente era como unos labios mandándome besos, porque cada vez que lo tocaba se abría y cerraba. Quise que Iván se acostumbrara a sentir «ALGO» en su culo, que le perdiera el miedo y, sobre todo, las cosquillas que sentía. Porque no paraba de reírse.
Estuvimos así un buen rato, hasta que él mismo dijo que nos detuviéramos porque ya había pasado el tiempo.
El último reto
Después de un rato de meditar la excitación del momento. El latir de mi corazón a mil por hora, y que Iván no supiera ni siquiera lo que estaba por suceder, tomé la decisión.
Era arriesgado, pero lo haría.
Puse un reto donde por fin le chupara yo el culo.
Igual, él ganaba y yo le chupaba el culo.
Claro que no iba a chupárselo sucio. Así que cuando leímos el reto, le dije:
- Ese no lo haré.
- Yo si te chupé el pene, entonces ya perdiste
- Bueno lo hago con una condición, que te limpies ahí.
- ¿Pero cómo?
- Pues vamos rápido al baño y con agua y jabón te limpias.
- Mejor otro reto. (Le vi desanimado)
- No wey, ese fue el reto que salió y no podemos cambiarlos, además ya acepté que sí lo haré.
- Bueno, ¿dónde me limpio?
- Ven, sígueme.
El baño igual era un cuarto independiente, así que salimos al patio y fuimos. Era un cuarto grande (bastante grande de hecho). Le dije que se quitara la ropa rápido y ya comenzó a bañarse. Le dije que no se mojara la cabeza. Después de un rato aproveché y le dije «A ver, te ayudo porque te tardas».
Y con el jabón le comencé a lavar bien el culo, incluso le metí el dedo lubricado con jabón. Y gritó. Pero yo ya no podía más. Mi pene me rogaba por entrar en su hueco.
Cerramos la llave y se secó rápido. Ahora sí estaba listo.
Le dije cómo posicionarse en la cama para que sus nalgas se abrieran. Y finalmente besé sus glúteos. La piel de su trasero y en general de su cuerpo se erizó, lo cual hacía más excitante el momento pues podías ver sus microscópicos vellos de las nalgas erectándose.
Y después de deleitarme con sus nalgas fui al tesoro principal. Posé mi lengua sobre su ano, éste se contrajo. Iván seguía riéndose y de vez en cuando yo lanzaba maldiciones o le decía «Qué asco, no vuelvo a jugar esta cosa» y él solo se reía.
Finalmente metí mi lengua en él. Hizo una contracción tan fuerte que casi me la arranca. Mi cara estaba completamente perdida en ese par de montañas. después le intenté meter la nariz, pero solo pude hacerlo un poco. Seguí dilatándolo con la lengua. No sabía a nada, solo un poco salado. Hasta que su ano finalmente cedió y se abrió más. Trataba de llegar lo más lejos con mi lengua. Mi objetivo era sentir cada centímetro de sus entrañas. Incluso me prendí tanto que comencé a succionar. Era una delicia.
No noté que él había dejado de reír. Tampoco se puso serio, pero creo que se dio cuenta que la situación era bastante rara. Además, yo estaba completamente perdido. Me sentía como un adicto que se ha rendido ante su adicción. No vi el pasar del tiempo, solo sabía que sus nalgas eran mías.
No pude más, eyaculé tanta lechita que en el piso quedó un charco de semen.
Él no vio eso por supuesto. Descansé con mi cara recargada entre sus muslos, y mis últimas respiraciones del orgasmo las usé para intentar meter mi nariz en su culo otra vez. Esta vez lo conseguí, metí mi nariz en su ano pero no pude respirar así que en mis últimos momentos del orgasmo seguí tratando de entrar más en él. Jamás había eyaculado tanto en mi vida.
Ni siquiera una servilleta bastó para limpiar todo lo que solté. Casi me dieron ganas de quedarme dormido entre sus nalgas.
- ¿Qué pasó? (preguntó Iván, casi despertándome)
- Nada, ya me cansé.
- ¿Ya no vamos a jugar?
- ¿Tú quieres?
- No sé. (Ya tenía un rostro serio, la risa se había ido. Solo quedaba un momento incómodo)
- ¿Quieres ver mi semen? (llegados a este punto, mis huevos ya se habían recargado de leche otra vez y mi erección en lugar de bajarse, volvió a subir)
- Pues me dijiste que me enseñarías.
- Pero para hacerlo debemos buscar una mujer.
- ¿Qué hay que hacer?
- Verás, los hombres necesitamos una mujer para poder sacar semen. Pero lamentablemente no hay mujeres aquí.
- ¿Y para qué necesitamos una mujer?
- Porque las mujeres se hicieron para estar con el hombre sexualmente y estimularnos.
En eso busqué rápidamente un vídeo porno heterosexual, donde el hombre penetrara en la vagina. Lo puse en la pantalla para que él viera y le expliqué que eso debía suceder.
- Bueno pues, ¿ahora qué hacemos? Vamos a jugar videojuegos (dijo Iván)
Noté que se le estaba yendo la emoción. No podía dejar que eso sucediera.
- Hay otra alternativa, pero no sé si quieras.
- Dímela
- Pero si te la digo lo tendríamos que hacer, ¿aceptas ese último reto?
- ¿Pero qué es?
- No, primero debes decirme que vas a aceptar hacerlo, sino qué chiste wey. Además, si aceptas te doy 200 pesos. Pero obvio no debes decirle a nadie.
- Que no le diré a nadie burro.
- Bueno, como viste el hombre necesita una mujer para poner su pene dentro de su vagina. Pero si no tiene una vagina, puede usar el trasero. Y tú tienes un trasero.
- ¿Pero no me voy a embarazar? (Una vez más, me dio una risa interior la inocencia de Iván)
- No, no te vas a embarazar. Además, solo necesito estimular mi pene para que saque semen. Cuando vaya a hacerlo te lo quito y ya lo podrás ver.
- Bueno hagámoslo.
Le di instrucciones de qué hacer. Básicamente quise que hiciéramos la típica postura sexual de «La Doma».
Yo sentado y él encima de mí mirándonos de frente.
Comencé haciéndome una chaqueta con sus nalgas, hasta que mi preseminal lubricó toda la zona de su hoyito. Puse música para que no fuera raro el ambiente, y dejé el vídeo porno puesto para que él viera. Mientras tanto su pene también estaba erecto. Finalmente me coloqué en su entrada y traté de darle topes con la verga. Mi preseminal estaba ya tan avanzado que lubricó bastante bien cuando entró la mitad de mi glande. Entonces él gritó.
- Espera es que me duele.
- Pero solo te va a doler un poco, después se pasa. Pero si quieres dejamos de hacerlo, sabía que no podrías.
- Bueno a ver síguele.
Era tan fácil engañar a este puto mocoso. Y comencé a hablarle para que no se desanimara. Traté de investigar su vida mientras mi pene se abría paso lentamente. Conseguiría la victoria si mi glande entraba por completo.
- ¿Te acuerdas cuando viniste con tu papá a llenar el tanque del gas?
- Sí (me contestaba con los ojos cerrados aguantando el dolor)
- Ese día me estabas viendo la verga, ¿te acuerdas?
- No
- No te hagas putito, bien que te le quedaste viendo a mi pitote. Ahora te haces que no te acuerdas. No tiene nada de malo, ¿qué te gustó de mi pene? ¿Por qué lo viste?
- Se veía muy marcado, no sabía qué tenías ahí
- Pues ya sabes, tengo una vergota y la estás sintiendo (En ese momento yo ya había perdido cualquier clase de decencia por el efecto del alcohol, pero si hubiera estado más sobrio, no hubiera dicho todas esas cosas)
No me respondió eso último. Finalmente entró mi glande y una vez entró mi glande fue camino libre. Solo podía imaginar su paredes internas siendo desgarradas por mi verga. Me imaginaba su dolor y su carita con los ojos cerrados me prendía más.
Comencé a cargarlo y bajarlo para que él solito con su peso vaya introduciéndose más y más mi falo.
Lo abracé y con mi celular en la mano grabé cuando me lo cogía por atrás. Enfrente de nosotros había un espejo gigante. Pude ver su culo siendo lastimado por mí.
- ¿Cuántos años tienes Iván? (Le pregunté gimiendo)
- 9
- ¿Te gusta lo que sientes? (Yo seguía metiendo mi pene hasta la mitad cada vez más rápido)
- Creo
- Dime que te gusta bebé, dímelo.
- Me gusta wey pero ya apúrate
- ¿Te duele?
- Si me duele mucho
- ¿Cuánto te duele? Grita si quieres, nadie puede escucharnos por la música, grita todo lo que puedas.
Y entonces sentí cómo soltó una bocanada de aire y comenzó a gemir del dolor. Eran gemidos mezclados con quejidos. Todo su aliento caliente me llegaba a la boca y nuestras bocas quedaron juntas y rocé mis labios con los de él. Entonces me valió verga y lo besé, pero él se apartó.
- ¿Qué te pasa? no soy puto
- ¿Ya viste el vídeo? Los besos son estimulación
Y entonces él fue quien me besó. Lo hizo mal porque obviamente no no sabía besar. Entonces solo comencé a comerme su lengua deliciosamente mientras mi respiración se agitaba más y más. Sus nalgas estaban rojas de tanto que las había tocado la última hora y media. Yo quería entrar más profundo, pero aún con la ebriedad sabía que no debía pasar el límite.
Sus gritos se convirtieron casi en llano y escurrió una lágrima. Me excité tanto. Tomé su lágrima con mi lengua cuando bajaba por su mejilla. Entonces me puse a chupar sus pezones. Tenía unas tetas un poco grandes por su complexión de gordi-bueno.
Entonces después de los gritos de dolor comenzó a imitar los gemidos de la mujer. Su voz se hizo más y más femenina, intentando ocultar los gritos de dolor que le producía mi pene entrando y saliendo de su ano a velocidad media.
Ya no podía soportarlo. Iba a correrme.
- Iván, voy a venirme.
- ¿Qué es eso?
- Que voy a sacar mi semen, perra. ¿Quieres que lo eche adentro de ti?
- No, dijiste que afuera
- Pero se va a salir después, no importa eso.
No le dio tiempo a responder porque me vine dentro de él. Las últimas embestidas fueron más profundas y entonces comenzó a llorar ahora sí. Pero no me importó. Si el daño estaba hecho entonces que fuera con gusto.
El semen hizo que se resbalara mi verga más dentro de él y mi orgasmo duró casi 15 segundos. Aún recuerdo a mí abrazándolo con fuerza hacia mi pecho y pelvis. Finalmente saqué mi verga.
- Déjame ver. Voltéate.
Se volteó, con lágrimas en los ojos que no me preocuparon. Eran lágrimas del dolor momentáneo, pero en su rostro seguía esa complicidad de que no diría nada.
Su ano tardó unos tres minutos en comenzar a chorrear mi semen. No supe por qué tanto tiempo.
Pero me hizo tener la verga parada nuevamente. Todo lo iba grabando sin que él se diera cuenta. Le decía que estaba viendo la hora.
Cuando finalmente salió un hilo blanco de su culo no me resistí y comencé a chuparlo nuevamente. Finalmente salió todo el líquido blanco y espeso y se lo mostré. Le dije que lo probara y no quiso.
Entonces comencé a limpiar su culo de mi semen. Fue bastante el que le salió, así que seguí usando mi lengua mientras me masturbaba. Ya en ese punto él sabía que yo estaba gozando esos momentos.
Al final cuando iba a eyacular, me paré rápidamente y me puse enfrente de él.
- Mira Iván, Ivancito. Voy a sacar más semen del que quieres ver. Mira, mira, miraaa…
Mi descarga fue a dar a su cara y en un frenesí de excitación durante el orgasmo, tomé su cara y puse su boca en mi verga. No dijo nada, solo comenzó a chuparla.
- Si putito, bésala, dale besos Iván.
La apartó casi con un manotazo y dijo «YA, vamos a jugar videojuegos».
Después jugamos videojuegos y aún con el miedo de que fuera a contar algo, no sucedió nada. Esa misma semana regresó, pero esta vez lo llevé al monte y solamente lo manoseé mientras corríamos por ahí.
Tengo la teoría de que su hermano se lo folla, o su papá. Su hermano es bastante serio. Pero en cierta ocasión igual me miró el paquete.
No he vuelto a ver a Iván porque no he vuelto a ese lugar. Me masturbo cada cierto tiempo con los vídeos que grabé. No me canso de pensar en él.
me gusto mucho
Tremendamente excitante. Así me gustaría que me cogieran la primera vez, sentado sobre un pene caliente.
Buenismo relato, me calentó un chingo tu historia y me hubiera gustado que te hubieras cogido a su hermano o que le te hubiera cogido a ti.
Tienes algún video?