El nn de la cancha.
Futbol y carne blanca..
Todo sucedió hace apenas el domingo. Mi nombre es Mijaíl, soy morocho de cabello rizado y corto, tengo 20 años y gracias al fútbol y a mis buenos hábitos en que tengo un cuerpo macizo que todo mundo voltea a ver.
Termino de jugar un partido nocturno de soccer/fútbol lo cual me ha dejado mojado en sudor. El uniforme se me pega a la piel con tanta humedad. Ya estoy despidiendo del equipo cuando lo veo, a la lejanía. Un nene de blanca tez, largas piernas y cuerpo delgado. Lo veo que se da media vuelta y se introduce en medio de la oscuridad. Con el corazón acelerado tomo mi saco dónde cargo mi ropa y me dirijo en la misma dirección que el nene.
Él va delante de mi, con las luces de las últimas farolas veo que se mete entre la maleza, lo sigo también. Poco a poco nos alejamos de toda mirada indiscreta. La única luz que nos acompañaba era la de la luna pero no era tan fuerte pues en el cielo había nubes delgadas y la oscurecen de vez en cuando.
Llegué hasta un grueso árbol, algunas de sus ramas tocan el suelo. El nene no se ve por ningún lado, así que decido fumarme un cigarrillo. Saco de mi bolsa un paquete de cigarros nuevos y me enciendo uno. Le dí una profunda calada, para luego soltar una bocanada gruesa y blanca de humo.
Escucho que una rama se rompe en el suelo, aguzo mi vista y veo que detrás de una rama sale el nene al que seguía. Viene hacia mi, pero aún con la poca luz veo que ya no trae su pequeño pantalón puesto. -ya es tarde!- -si, mi Agüela no se dormía- mete su mano fria dentro de mi pantaloncillo deportivo, sus dedos rodean mi verga que para ese punto ya está engrosando rápidamente, con su otra mano toma el elástico del pantaloncillo y lo jala hacia abajo liberando mi verga que salta de una mientras sus dedos rodean mi circunferencia.
-andale pues, o solo vas a ver otra vez? Me debes una por lo de antier que no veniste- al terminar mi recriminación hacia él siento como su boca engulle primero solo la cabeza de mi morena verga. Siento la frialdad de su saliva, su lengua como único obstáculo dentro de su boca comienza a jugar con mi glande.
Las mujeres con las que he estado me tienen por un hombre salvaje a la hora de coger. A mí lo que me gusta es escuchar a mis amantes chillar como cochinas hambrientas. Les doy tanta verga que primero me piden que la saqué para luego rogar que la vuelva a meter.
Pero con este nene es distinto disfruto hacerlo lento y en silencio. Escuchar sus gemidos ahogados me pone muy caliente.
Al volver a mi, siento como su boca se ha llenado, pero solo con la mitad de mi groso animalón. Su boca es pequeña para lo que yo portó . Me quito la ropa dejándola a un lado, luego le quitó la única prenda que aún lleva, una camiseta de tirantes, perdida y con algunos agujeros. Se la hubiera roto sin problema alguno pero lo que quería romper era otra cosa…
Con mis manos libres lo tomo de las cabezas y comienzo a hundir más a fondo mi animalón en su boca. El nene pone en practica lo que le he dicho, -abre la boca tan grande como puedas y saca le lengua- mi cadera se ha vuelto una máquina, meto y saco mi verga de la boca del nene. Mi nariz jala aire a mis pulmones fuertemente mientras mi nalgas se endurecen en cada embestida. La luna brilla radiante de nuevo y veo que los ojos del nene están en blanco, su boca formando una perfecta O y sus dedos clavados en mis piernas. Hundo de una mi verga y lo dejo ahí un buen rato. Puedo sentir como su garganta comienza a contraerse alrededor de mi glande, para luego sentir un liquido caliente que invade su boca por completo. Un grueso chorro de saliva y vomito moja mi verga la saco y dejo que vacíe su estómago.
Después de un minuto el nene levanta su rostro lloroso hacia mí. Le agarro del cabello con mi mano izquierda -abre la boca puto- le ordeno y sin chistar nada abre la boca grande. Puedo ver con claridad sus dientes y su garganta. Junto en mi boca un grueso de saliva y la escapó directo en su boca, seguido hundo de nuevo mi verga en su boca ya caliente. Se repite lo de hace rato, el nene vomita agua y saliva. Son su brazo limpia, no muy bien, los restos que quedaron en sus labios.
La oscuridad se hace presente de nuevo y a tientas levanto al nene lo apoyo contra la áspera madera del árbol y le abro las piernas. Una vez más escupo pero ahora en mi mano izquierda. Abro sus nalgas y encuentro su pequeño hoyuelo, embarró mi saliva y entierro un dedo, el de enmedio. -aaaagh- le escucho gimotear -tranquilo putito, me la debes de la otra vez y me la voy a cobrar- mi mano derecha está detrás de su cuello mientras mi cabeza está a un lado de la suya le digo todas las sartas de porquerías que le haré a su culo recién invadido. Mi dedo entra y sale una y otra vez. Sus manos están apoyadas en la corteza del árbol y su culo elevado, expuesto a mi dominio. Cuando ya noto que su hoyo está lo suficientemente húmedo me coloco detrás de él, apuntado con mi verga directo a su hoyo blanco. Con mi mano izquierda afianzo mi verga para ir la enterrando de a poco . Con mi mano derecha tapó por completo su boca y evito que un grito se escape de su boca.
Voy metiendo mi dura verga dentro del nene, el resopla mientras que sus brazos se mueven en todas direcciones, me golpea en las piernas con sus puños y de su boca trata de salir un grito, sin éxito alguno.
Mi verga se desliza dentro de esa cavidad caliente. Muchas mujeres han pasado por mi ardiente palo pero con muy pocas goce tanto como con el hoyo de este nene blanco de 8 años casi. Siento la presión alrededor de mi verga, su calor interior me rodea y en una siento como mi cadera se ha pegado a sus glúteos. Me detengo ahí, solo escucho mi respiración y la de mi nene amante, ni siquiera los insectos nocturnos se escuchan. Quito mi mano de su boca y el jala una enorme bocanada de aire para llenar sus pulmones. Sus mejillas están mojadas, mientras siento las palpitaciones de su corazón en la punta de mi verga. -me voy a mover lento, ok!? No vayas a gritar o te tapo la boca con mi sucio calzoncillo, ok?- le digo casi en un susurro a mi jovensisimo amante nocturno. Su cabeza se mueve de arriba a bajo, lento, pero repetidamente.
Abro mis piernas para encontrar mejor posición, mis manos morenas y grandes se aferran a una esquelética cintura y lentamente empiezo un mete y saca. El nene solo gimotea, casi imperceptible su gemido sino es por qué estoy detras de él apoyando mi frente en su espalda. Poco a poco voy tomando fuerza en mi cadera hasta que llegó a un punto en el que mi pubis está chocando contra las nalgas blancas de aquel nene creando un sonido que de encontrarse alguien cerca nos encontraría sin ningún problema aún en medio de la oscuridad.
Estoy empujando fuerte, mis huevos chocan contra las piernas delgadas del nene, mi piel morena brilla gracias al sudor y a la luz de la luna. Lo que me deja contemplar como el nene está abriendo su culo con sus delgadas manos. Sus pies apenas tocan el suelo, mientras su culo caliente y húmedo está recibiendo mi hombría igualmente caliente.
Mis manos se estiran hasta tomar sus hombros con lo cual hundo más fuerte mi verga, el nene deja de abrir sus culo. Su boca está ocupada chupando su dedo gordo mientras que con la otra trata de evitar que la corteza le raspe la piel. Mi piel se empieza a erizar, aumento la velocidad de mis embestidas y jalando con fuerza mi respiración, mis piernas comienzan a temblar. Mi concentración y energía se unen en el caliente interior del nene. Y sin decir más nada un potente chorro de mecos invade el culo del nene. Mi respiración entrecortada es fuerte, mientras mi abdomen está unido a la espalda del nene. Sin darme cuenta lo estoy abrazando mientras respiro como toro a un lado de su boca. El nene se aprovecha y me besa. No me gusta dar besos mientras cojo pero los labios del nene eras tan frescos que no puse objeción alguna. Ni siquiera me importo que fueran los labios de un hombre… Nene.
Mi verga perdió grosor y salió sin problema, seguido de un sonidero de pedos expulsados del culo de mi nene. Vuelvo a escupir en la boca del nene y dirigiendo mi blando pene a su boca lo obligó a limpiarla. El nene no pone objeción alguna, sino al contrario fue como si estuviese comiendo el mejor dulce del mundo. Pasado la excitación me pongo de nuevo la ropa. No fue difícil encontrarla, pero la ropa del nene quedó hecha un asco entre vomitó, saliva y semen. Lo acompaño hasta el jacal donde duerme con su único familiar, su abuela. -esta semana no te voy a necesitar- y sin decir más me doy media vuelta y retomo el camino a mi casa.
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